martes, 27 de noviembre de 2012

La mujer Freudiana


La pregunta freudiana: ¿Que quiere la mujer? Presenta a la mujer como un enigma, que por definición insinúa una significación fálica.
 Freud se refiere a la mujer como al “continente negro”, acepta que ella represente el límite de su saber. Frente a esa otredad intenta decir algo, describirla, explicarla con el cuerpo epistémico del psicoanálisis, que se apoya en la función central del falo en lo que se refiere a la construcción del aparato psíquico. Freud tiene claro que esto es problemático y lo enuncia en no pocas ocasiones.
 En su artículo: “La feminidad” dice:
 “El psicoanálisis no pretende describir que es la mujer, esta es una tarea casi imposible para el”.
 Al final de su articulo “Sobre la sexualidad femenina” dice:
 “Tal vez todo esto suene confuso y contradictorio, pero apenas es posible una exposición universalmente valida”.
 Se podría decir que Freud se topa con la imposibilidad del saber frente al goce, y en especial frente al goce femenino. Pero Freud no retrocede frente a lo imposible.
 Al igual que Hans, hace del falo un instrumento epistémico y con el investiga e intenta contestar acerca de la conformación de la feminidad, estudia el influjo de la falta de pene en dicho sujeto: la mujer.
 Para poder decir “no hay”, en tanto en lo real del cuerpo de la niña no falta nada, es necesario el registro simbólico que funcione, que permite escribir una regla, una exigencia lógica que afirme la universalidad del falo. Solo así ese “no hay” tiene sentido. Cuando Freud intenta explicar mediante este descubrimiento que es una mujer, las mujeres indignadas reaccionaron en gran escándalo. ¡¿Como pretende explicar la esencia femenina hablando del falo que les falta?!
 Pero Freud no se apoyaba solo en la anatomía. Freud construyó siempre su teoría basándose en el discurso de sus pacientes. Tal vez no es agradable de aceptar, pero son las mismas mujeres que lo llevaron a describir así el desarrollo de la sexualidad femenina. Es cierto, eran neuróticas, histéricas en su mayoría, algunas obsesivas. Pero en sus decires la mujer freudiana se perfila como queriendo ser igual al varón, reivindicativa y envidiosa, o sometida y rebajada, pero no sin quejarse de ello, madre amante, esposa insatisfecha, hija enamorada de su padre y en catastrófica lucha contra su madre, con un súper yo flojo que la ubica mas bien como representando al ello, se interesa mas que nada en el amor, el deseo y el goce, mostrando menos interés social que el hombre y mucho menos proclive a la idealización.
 El camino hacia la feminidad lograda es tortuoso y complicado.
 Freud afirma, no sin sorpresa, en su articulo:”Sobre la sexualidad femenina” que no hay paralelismo uniforme entre el desarrollo sexual masculino y el femenino.
 Lo impacta descubrir la importancia y duración de la relación pre-edípica con la madre, hasta tal punto que esto lo lleva casi hasta cuestionar la validez del Complejo de Edipo para entender el desarrollo sexual en la niña. Pero aclarando que no son paralelos los desarrollos, logra usar el edificio teórico y nos dice, que a diferencia del varón, el Complejo de castración es lo que finalmente aleja a la niña de su madre y le da a esta relación el carácter hostil que lo suele caracterizar, marcando así la entrada de la niña en el Edipo. Le resulta más complicado explicar su salida del Complejo de Edipo.
 Ausente la angustia de castración, falta el motivo que empuja al varón a superar el Complejo de Edipo. La niña sigue por tiempo indefinido.”
 Al final de este increíble trayecto hecho de desencantos y sustituciones, en la cumbre de la feminidad Freud ubica a la madre, que acepto sustituir su envidia de pene por el deseo de un hijo. 
Conclusión que revela que Freud nos deja un camino para seguir abordando la cuestión de la feminidad. Así como nos demuestra la mujer por (LA ENVIDIA DEL PENE) como  la expresión imaginaria de la envidia que causa el otro (del mismo sexo o no) como un (Goce Otro), que no todo él está dentro la función fálica.  Así Freud marca la distinción de la función fálica y la envidia del pene como la expresión sintomática ante el hecho de este goce imposible de escribir.


Bibliografia

Freud, S., Sobre la sexualidad femenina" (1931), en: Obras Completas, Buenos Aires: Amorrortu, tomo XXI.

(1932), "33ª conferencia. La feminidad", en: Obras Completas, Buenos Aires: Amorrortu, tomo  
XXII. 

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