martes, 27 de noviembre de 2012



El poeta hace lo mismo que el niño que juega: crea un mundo de fantasía, lo dota de grandes montos de afecto.
El adulto se avergüenza de sus fantasías y se esconde de los otros, las cría como sus intimidades mas personales, por lo común preferiría confesar sus faltas a comunicar sus fantasías.
El jugar del niño estaba dirigido por deseos: ser grande y adulto. Imita en el juego lo que le ha devenido familiar de la vida de los mayores.
El dichoso nunca fantasea, solo lo hace el insatisfecho. Deseos insatisfechos son las fuerzas pulsionales de las fantasías y cada fantasía singular es un cumplimiento de deseo, una rectificación de la insatisfactoria realidad.

Sigmund Freud
El creador literario y el fantaseo”. Obras Completas, Amorrortu. Tomo IX

No hay comentarios:

Publicar un comentario