jueves, 26 de agosto de 2021

APUNTES SEMINARIOS DE LACAN

 

Seminario 1: “Los 2 narcisismos”.

Esquema Óptico: “Tópica de lo imaginario”.

Vemos una imagen real y una imagen virtual, que no son lo mismo.

Espejo cóncavo: produce el fenómeno del remillete invertido. Florero está en la caja, en su

interior, y el ramillete encima de la caja.

Florero: reproducido por el juego de reflexión de los rayos que provienen de una imagen

real que el Ojo enfoca. Si el ojo se acomoda a nivel de las flores verá la imagen real del

florero rodeando el remillete, dándole estilo y unidad: reflejo de la unidad del cuerpo.

Para que la imagen tenga consistencia es necesario que sea una imagen. A cada punto del

objeto le corresponde un punto de la imagen, y todos los rayos que provienen de un punto

deben cruzarse en un punto único. Esto nos permite ver las diferentes posiciones del sujeto

en relación a la realidad, que depende de la posición del ojo. El sujeto no es un ojo pero

como estamos en el registro imaginario se aplica.

OJO: está ubicado entre el espejo cóncavo y el objeto. El espejo plano es necesario para

que el ojo tenga la ilusión del florero invertido para verlo en condiciones. En un punto

simétrico donde está la imagen real veré aparecer esta imagen real como imagen virtual.

Dos Narcisismos: Se trata de la relación entre la constitución de la realidad y la relación

entre la forma del cuerpo.

Dos Narcisismos (Mannoni): 1) Narcisismo primario en relación a la imagen corporal.

Esta imagen es idéntica para el conjunto de mecanismos del sujeto y confiere su forma a su

medio ambiente en tanto es hombre. Ella hace a la unidad del sujeto, la vemos proyectarse

hasta en la fuente imaginaria del simbolismo.

Este primer narcisismo se sitúa a nivel de la imagen real de mi esquema en tanto esta

imagen permite organizar el conjunto de la realidad. Este funcionamiento es diferente en el

hombre y en el animal, porque este último está adaptado a un medio ambiente uniforme,

además de ya tener un desarrollo corporal conformado y maduro. Vemos un Yo Ideal como

producto de este narcisismo.

2) Narcisismo Secundario : su modelo es la relación con el otro, como un semejante. El

otro tiene para el hombre un valor dada la anticipación que representa la imagen unitaria tal

como ella es percibida en el espejo o en la realidad toda del semejante.

La identificación narcisista, del segundo narcisismo, es la identificación al otro que, en el

caso normal, permite al hombre situar su relación imaginaria y libidinal con el mundo en

general. Esto le permite “ver” en su lugar y estructurar su ser en función de ese lugar y de su mundo. Su ser libidinal. El sujeto ver su ser en una reflexión en relación al otro, en

relación al Ideal del Yo.

Función del YO: cumple un papel en la estructuración de la realidad. También debe pasar

el hombre por esa Alienación fundamental que constituye la imagen reflejada de sí misma

que es el Yo originario (yo ideal), forma originaria tanto del Ideal del Yo como de la relación

con el otro.

Seminario 1: “Ideal del Yo y Yo ideal”

La imagen: ya sea en neurosis o perversión observamos una imagen fragmentada,

despedazada, inadaptada e inadecuada.

La imagen real sólo puede verse de manera consistente en determinado campo del espacio

real del aparato, campo constituido por el espejo esférico y el ramillete invertido.

El sujeto está en el borde del espejo cóncavo. Sabemos que la visión de una imagen en el

espejo plano es equivalente, para el sujeto, a lo que sería la imagen del objeto real para un

espectador que está más allá del espejo, en el mismo lugar en que el sujeto ve su imagen.

El sujeto virtual, reflejo del ojo mítico, el otro que somos, está allí donde primero vimos a

nuestro Yo: fuera de nosotros. Sólo vemos una forma realizada de nosotros fuera de

nosotros mismos. (un espejismo de sí mismo).

Lo que el sujeto, que sí existe, ve en el espejo es una imagen nítida o fragmentada,

inconsistente e incompleta. Esto dependerá de su posición en relación a la imagen real. De

la inclinación del espejo depende que veamos la imagen. La inclinación del espejo plano

está dirigida por la voz del Otro. Pero no existe esto a nivel del estadío del espejo sino que

se ha realizado en nuestra relación con el otro en su conjunto: la relación simbólica.

La regulación de lo imaginario depende del vínculo simbólico entre los humanos. ¿Qué es

este vínculo simbólico? Nosotros nos definimos por intermedio de la ley. Situamos a través

del intercambio de símbolos nuestros diferentes yo, los unos respecto de los otros, estamos

en una relación simbólica compleja.

La relación simbólica define la posición del sujeto como vidente. La palabra, la función

simbólica, define el grado de perfección, de completud, de aproximación a lo imaginario. La

diferencia está entre el Yo ideal e Ideal del yo.

Ideal del Yo: dirige el juego de relaciones de las que depende toda la relación con el otro. Y

de esta relación con el otro depende el carácter más o menos satisfactorio de la estructura

imaginaria.

Es el Otro en tanto hablante, en tanto tiene una relación simbólica conmigo, sublimada,

quien es a la vez semejante y diferente (si el otro no soy yo, yo soy yo) a la libido

imaginaria.

El intercambio simbólico es lo que nos vincula entre sí, es decir, la palabra, y en tanto tal

permite identificar al sujeto. No hay metáfora.

 

Seminario 3 (Psicosis): “Tú eres el que me seguirás”

El Otro (A) es el lugar donde se constituye el YO (je) que habla con el que escucha”. Vemos

el Registro simbólico.

El otro (a) es el tú------> el que puede responder, lugar de asimetría, completa

correspondencia. Es el hermano, el semejante. Es un semblante humano animada por un

yo (je) reflejo del mío. Vemos Registro Imaginario.

El dominio del Yo y del Tú no se adquiere de inmediato en el niño, adquisición que sucede

cuando puede decir yo(je) cuando le dijeron tú, cuando le dicen y llega a comprender “tú vas

a hacer esto” y entiende “yo voy a hacer esto”. Lo hacen en nombre de Otro que está

constituido defectuosamente.

Caso Schreber: Hay un Otro para él, un Otro absoluto, radical, no es un lugar ni un

esquema. Un Otro de quien afirma que es un ser viviente a su manera y que cuando se ve

amenazado es capaz de egoísmo como los demás seres vivos.

Para el Presidente Schreber hay un Otro (A) que es uno, lo indica cuando dice que él es un

paranoico. Para él un paranoico es alguien que relaciona todo consigo mismo, es alguien

cuyo egocentrismo es invasor, pero “yo soy diferente, es el Otro quien relaciona todo

conmigo”. Hay un Otro que es estructurativo.

El Otro debe ser considerado como un lugar donde se constituye la palabra. Las personas

salimos primero de modo significante, la palabra se constituye a partir de un Yo (je) y un tú.

Son dos semejantes. La palabra los transforma, le dan una relación justa pero una distancia

asimétrica y una relación no recíproca. El Yo nunca está donde aparece en forma de un

Significante particular. El Yo está siempre allí a título de presencia que sostiene un discurso

(directo o indirecto).

El Yo(je) es el yo del que pronuncia el discurso. Todo lo que se dice tiene bajo sí un Yo que

lo pronuncia. En el interior de esa enunciación aparece el Tú.

El tú ya está en el seno del discurso (es evidente). Nunca hay un tú en otra parte más que

donde se dice tú.

No siempre el tú es el tú al que tanta importancia le damos.

Tenemos 2 fórmulas para entender la función de la palabra:

1) Tú eres mi amo

2) Tú eres mi mujer

La segunda persona de ningún modo se emplea siempre con ese acento. “Uno puede

pasearse por ese lugar sin que lo aborden”. No se trata de ningún tú, de ningún lo. El “Lo”

(vous) es un reflexivo del Uno (on) es su correspondiente.

La función de la segunda persona (tú) es apuntar a lo que no es persona alguna, a lo que

despersonaliza. Ese tú (muerto) lo conocemos por la fenomenología de la Psicosis. Es el tú

que en nosotros dice tú, ese tú que se hace escuchar más o menos discretamente. Ese tú

que habla por sí solo y que nos dice “eres siempre el mismo”.

 

En Schreber ese tú no necesita decir tú para ser realmente el tú que nos habla.

“No ceder a la primera incitación”. No ceder al primer impulso, aquí se reconstruye la

tendencia homosexual del presidente Schreber. Se reconoce al Superyó como esa instancia

psíquica freudiana que es efecto de una ley sin dialéctica, donde lo reconocemos en el

imperativo categórico con lo cual se lo llama “saboteador interno”.

Seminario 4: “Las 3 formas de la Falta de Objeto”

El objeto está perdido y lo estamos buscando siempre según Freud.

Según Lacan el objeto imaginario (Falo) Fantasma tiene relación real. ¿El objeto está

perdido?

Relación de objeto en términos de acceso a lo real (acceso que debe conseguirse al

finalizar el Análisis).

Toda la dialéctica de un análisis gira alrededor de un objeto principal, que es el Falo. Falo

no es pene. Debemos distinguir el pene como órgano real con funciones definibles por

coordenadas reales del Falo como objeto en su función imaginaria .

Lacan retoma a Winnicott en torno al Objeto Transicional, para él todo objeto transicional

winnicottiano es un objeto imaginario. El fetiche sexual es también un objeto transicional.

Noción de la Falta DEL Objeto: La falta del Objeto no es algo negativo sino que es el

motor de la relación del sujeto con el mundo. (Necesitamos no tener el objeto para

buscarlo, desearlo).

Vemos que el análisis de la Neurosis comienza con la operación simbólica de la Castración.

Tenemos 3 conceptos que hacen referencia a la Falta del Objeto: Castración, Frustración y

Privación.

Castración: la castración y la ley primordial de prohibición del incesto es para Lacan una

deuda simbólica.

La castración es una operación simbólica (registro simbólico) cuyo objeto que falta es un

objeto imaginario (Falo).

La castración lo es siempre de un objeto imaginario. Es la falta imaginaria del objeto. El

objeto es un objeto imaginario.

Frustración : corresponde con una falta imaginaria. Es el dominio de la reivindicación.

Corresponde a algo que deseo y no puedo tener, pero que se desea sin referencia alguna a

la posibilidad de satisfacción.

Operación que le corresponde un daño imaginario, el objeto de la frustración es un objeto

real por más imaginaria que sea la frustración. Eso por lo que padecemos es siempre por un

objeto real.

Privación: corresponde a una falta real. La privación es una falta real: un agujero.

 

Operación que le corresponde una falta real, un agujero o una ausencia real. Su objeto es

siempre un objeto simbólico. Todo lo que es real está siempre obligatoriamente en su lugar

aunque lo desordenemos.

La ausencia de algo en lo real es simbólica. Si un objeto falta de su lugar es porque

mediante una ley (simbólica) definimos que debe estar ahí.

Tríada Imaginaria : Vemos la relación Madre- Niño-Falo. (Temática para relacionar con

Complejo de Edipo y Castración).

Falta de Objeto Objeto

Castración Imaginario

Frustración Real

Privación Simbólico

Seminario 4: “Del Complejo de Castración”

Agente Falta de Objeto Objeto

Padre Real Castración Imaginario

Madre Simbólica Frustración Real

Padre Imaginario Privación Simbólico

¿Qué es un padre? El Edipo está desde el origen de Freud.

En cuanto a la Castración Freud nunca precisó su sentido (según Lacan).

¿Qué es la Castración? Para que el sujeto alcance la madurez debe ser castrado.

Castración es el signo del drama de Edipo.

Privación: en Lacan está relacionado con la Castración (materna en el segundo tiempo

edípico). Es también la privación de la perdiz: la mujer no tiene pene, está privada de él.

La castración toma como base la aprehensión en lo real de la ausencia de pene en la mujer.

Esta es la experiencia del sujeto macho, la base en la que se apoya la privación.

Estamos castrados en nuestra subjetividad pero en lo real, en realidad, estamos privados.

La noción de privación implica la simbolización del objeto en lo real ya que en lo real nada

está privado de nada. Todo lo que es real se basta a sí mismo. Si introducimos en lo real la

noción de la privación es porque ya fue previamente simbolizada. Indicar que algo no está

es suponer su presencia, introducir en lo real, en el orden simbólico.

El objeto aquí es el pene. Al nivel en el que hablamos de privación, es un objeto en un

estado simbólico.

 

La castración, en la medida en que está presente en la génesis de una neurosis, se refiere a

un objeto imaginario. Ninguna castración presente en la neurosis es una castración real.

Sólo entre en juego operando en el sujeto bajo la forma de una acción referida al objeto

imaginario.

¿Por qué se introduce la castración en el desarrollo típico del sujeto?

Etapa preedípica: es importante para comenzar. Se empieza para captar la necesidad del

fenómeno de la castración, que se apodera de aquel objeto imaginario como de su

instrumento, simbolizando una deuda o castigo simbólico y se inscribe en la cadena

simbólica (carretera principal, significante Nombre del Padre).

Padre simbólico: es una necesidad de la construcción simbólica. Lacan reconoce que el

padre simbólico no está representado en ninguna parte. (Nadie es la ley, la ley es portada

por alguien pero nadie es la ley).

Padre imaginario: es el agente de la privación. A él se refiere toda la dialéctica de

agresividad, la de identificación, la de idealización por la que el sujeto accede a la

identificación con el padre. Este padre está integrado en la relación imaginaria que

constituye el soporte psicológico de las relaciones con el semejante. También es el padre

terrorífico que reconocemos en el fondo de las experiencias neuróticas y que no tiene

relación con el padre real (biológico o no) del niño.

Vemos en los fantasmas del niño a una figura del padre y también a una figura de la madre

que sólo tiene una relación lejana con lo que ha estado presente en el padre real del niño,

únicamente vinculada con la función que es desempeñada por el padre imaginario.

Padre Real: Agente de la castración. Es un padre que es muy difícil de captar debido a la

interposición de fantasmas y la necesidad de la relación simbólica.

La función normativa o típica que le damos al padre real en el drama del Edipo es la función

del Complejo de Castración.

Con la castración no se trata de fantasmatizarlo todo, como se hace con las escenas de

seducción primitivas. El padre real interviene en la operación de la castración. Esto indica

que también puede estar marcada y desequilibrada por la ausencia del padre real. Cuando

ocurre se exige la sustitución del padre real por alguna otra cosa, lo que es neurotizante.

El Caso Juanito sirve para entender la significación y la necesidad del Complejo de

Castración.

Vemos un caso de un niño de 4 años que tiene Fobia a los caballos. Es un neurótico.

El niño no está privado ni frustrado por nada.

Sólo se le prohibió la masturbación y se lo amenazó con que se lo iban a cortar si sigue

haciendo lo mismo (su madre se lo dijo).

La amenaza es material para construir el complejo de castración. ¿Pero por qué?.

Complejo de Edipo: en la relación preedípica de la madre y el niño, el objeto fálico, como

objeto imaginario tiene su lugar.

 

Madre: es objeto de amor y objeto deseado a la vez en cuanto a su presencia. La presencia

se articula en el par presencia-ausencia, el juego Fort-da.

Para el niño hay un objeto primordial que no podemos considerarlo como constituido en

nuestras ideas.

La madre existe como objeto simbólico y como objeto de amor. La madre es de entrada una

madre simbólica y sólo tras la crisis de la frustración empieza a realizarse debido a la

particularidad de la relación entre ella y su niño.

La madre objeto de amor puede ser en cualquier momento la madre real en la medida en

que frustra ese amor.

Relación madre-niño: es relación de amor que abre una relación indiferenciada primordial.

Se trata de que el niño se incluya a sí mismo en la relación como objeto de amor de la

madre. Se trata de que se entere de esto de que le proporciona placer a la madre.

Esta es una de las experiencias del niño, saber si su presencia gobierno la presencia que él

necesita. El ser amado es fundamental para el niño.

En esta relación el niño no está solo. En la relación con su madre el niño siente el Falo

como centro de su deseo, el de ella (el Deseo es el deseo del Otro, la madre como

representante del Otro).

Y él mismo se sitúa en distintas posiciones por las cuales se ve llevado a mantener ese

deseo de la madre.

El niño se presenta a la madre como si él mismo le ofreciera el falo, en posición y grados

diversos. El niño puede llegar a identificarse con la madre, identificarse al falo, identificarse

con la madre como portadora del falo o presentarse él mismo como portador del falo.

Vemos una relación imaginaria mediante la cual el niño le asegura a la madre que puede

colmarla, no sólo como niño, sino también colmarla en cuanto al deseo y también en cuanto

a lo que a ella le falta (que es el falo, es una madre que ya pasó por la castración).

Esta situación es estructurante, en ella se articula la relación del fetichista con su objeto.

Juanito tenía curiosidad sobre el Falo, fantasea con él, consulta a la madre y al padre por el

falo, tanto en humanos como en animales.

El Falo es el objeto imaginario central de la organización del mundo. En el niño ocurre que

su pene se convirtió en real, lo utiliza para masturbarse.

Angustia: surge en cada ocasión cuando el sujeto se encuentra despegado de su

existencia, cuando se ve así mismo a punto de quedar capturado de nuevo en algo que se

llama la imagen del Otro.

La angustia es correlativa del momento de suspensión del sujeto en un tiempo en el que ya

no sabe dónde está, hacia un tiempo en el que va a ser algo en lo que ya no podrá

reconocerse. (Todo depende de lo que el niño es para su madre)

El Complejo de castración trasladada al plano imaginario es todo lo que está en juego en

relación con el falo. Por este motivo conviene que el pene real quede al margen.

La intervención del padre introduce el orden simbólico con sus defensas, el reino de la

ley. El asunto está en manos del padre y no del niño y al mismo tiempo se resuelve en otra

parte. Con el padre no hay forma de ganar, salvo que se acepte el reparto de papeles

El orden simbólico interviene en el plano imaginario.

La Castración afecta al falo imaginario pero de alguna manera fuera de la pareja real. Se

restablece así el orden en el interior del cual el niño podrá esperar la evolución de los

acontecimientos.

Los objetos fóbicos tienen la función de suplir al significante (STE) del padre simbólico.

Si la fobia se cura es porque intervino el padre real, siendo que éste pudo intervenir porque

intervino el padre simbólico (Freud).

La solución a la fobia se vincula con la Triada de orgía imaginaria, intervención del padre

real y la castración simbólica.

La castración pone fin a la fobia y además demuestra qué es lo que suple.

Seminario 5: “La Forclusión del Nombre del Padre” (la lógica de la castración).

Vemos que Lacan retoma a Gregory Bateson con la teoría del doble vínculo para explicar la

génesis de la Psicosis.

También Lacan retoma a la Señora Pankow para hablar de una dialéctica del doble sentido

que tiene un tercer elemento. Hay dos mensajes simultáneos en la misma emisión de

significación lo que crea que el sujeto se encuentre en un callejón sin salida.

Para Lacan la cuestión gira en torno a que en cuanto a la psicosis hay que saber qué ocurre

con el proceso de comunicación cuando no llega a ser constituyente para el sujeto. Leyendo

a Bateson nos damos cuenta que todo está centrado en el doble mensaje, en el doble

mensaje como doble significación.

Pankow: Falta la palabra que fundaría la palabra en cuanto acto. De entre las palabras

debe haber una que funde la palabra en cuanto acto en el sujeto.

Doble significación genera un callejón sin salida. Falta algo que funda la significación y que

es un significante. Se trata de algo que se plantea como dando autoridad a la ley.

Llamamos ley a lo que se articula en el nivel del significante.

El Significante Nombre del Padre (N. del P) es el Padre simbólico. Autoriza el texto de la ley,

le da autoridad a la ley de la prohibición del incesto y para hacerlo debe estar a nivel del

significante.

Este significante es un término que subsiste en el nivel del significante, que en el Otro,

cuando es sede de la ley, representa al Otro.

N. del P: es el significante que apoya a la ley, que la promulga (y exige que se respete). Es

el Otro en el Otro (A en A).

Edipo: asesinato del Padre. Él nos sirve más muerto que vivo. Ocurre que para que la ley

esté fundada en el padre, es necesario asesinarlo. El padre que promulga la ley es el padre muerto, el símbolo del padre. El padre muerto es el significante N. del P que se constituye

como tal a partir del contenido.

En la cadena de significantes puede existir un significante que falte. El espacio de ese

significante, el espacio del inconsciente, es efecto de un espacio topográfico.

Es importante la falta del Ste N. del P porque funda el hecho mismo de que haya ley,

articulación en cierto orden del Ste (C. de Edipo, ley de Edipo o ley de prohibición de la

madre). Es el Ste que significa que dentro del Ste, el Ste existe.

El Ste N. del P está en el interior del Otro, un Ste esencial útil para entender la psicosis:

Aquí el sujeto trata de suplir la falta de este Ste que es el N. del P. Todo lo que llame la

reacción en cadena, producida por la psicosis, se ordena en torno a ésto.

El Ste llega al Otro. El deseo se expresa y pasa por el Ste. El paso del deseo a través de la

cadena del Ste introduce un cambio en la dialéctica del deseo. Lo propio del Ste es que es

discontinuo.

Tú----> es la palabra plena, la palabra como fundadora en la historia del sujeto, el tú de “tú

eres mi maestro”, “tú eres mi mujer”. Este tú es el Ste de la llamada al Otro. En estas dos

frases vemos una LLAMADA.

“tú eres quién me seguirás”----> Hay Invocación: te otorgo ser aquel que me seguía.

“tú eres quien me seguirá”-----> Anuncio algo objetivo y también rechazo porque ya me

cansé de que me sigas.

Invocación: ocurre que yo haga depender mi deseo de tu ser, porque te llamo a entrar en

la vía de este deseo de forma incondicional. Aquí apelo a la voz del Otro, al soporte de la

palabra. No a la palabra sino al sujeto en cuanto él la sostiene (actitud personalista, el Je es

quien sostiene el discurso).

El tú es aquel a quien invocamos. Mediante la invocación hay que pensar sobre qué es lo

que realmente está en juego. La invocación es lo que se produce mediante una ceremonia

que los antiguos practicaban antes del combate para poner de su parte a los Dioses

(Griegos generalmente).

La invocación guarda relación con la llamada que es necesaria para que el deseo y la

demanda estén satisfechos.

Se trata de darle la misma voz que nosotros deseamos que tenga, de evocar aquella voz

presente en la agudeza de su dimensión propia.

Es en el nivel de la palabra, en tanto se trata de que ella se articule con nuestro deseo,

donde la invocación tendrá lugar.

Schreber experimenta el fenómeno de voces por sustitución de ese defecto, de la falta del

Ste N. del P dentro de la cadena del Ste. Si el vacío de este Ste dentro de dicha cadena

aparece es porque fue evocado al menos una vez este Ste primordial (porque lo que fue

llamado en un momento dado en el nivel del Tú fue el Ste N. del P, en cuando sea capaz de

admitir el mensaje y por este motivo ser garante de la ley presentándola como autónoma).

Este es el punto que precipita al sujeto en la psicosis.

 

Todos los mensajes vienen del Otro porque está hecha de una lengua que es la lengua del

Otro, incluso cuando se origina en nosotros imitando a otros.

Otro: es el lugar de depósito, el tesoro de los Stes (sede del código del mensaje). Supone,

para que pueda ejercer su función como tal, que también tenga el Ste del Otro en cuanto

Otro (Ste N. del P). El otro tiene más allá de él a este Otro capaz de dar fundamento a la

ley.

Es una dimensión que pertenece al orden simbólico de los Stes y que se encarga en

personas que soportarán esa autoridad. Lo esencial es que el sujeto, por el procedimiento

que sea, haya adquirido la dimensión del Nombre del Padre.

Metáfora Paterna: Sus elementos son la madre- niño-padre. El Ste N. del P. hay que

tenerlo y saber también servirse de él. De esto depende el destino de todo.

Distinguir entre el padre real y el Nombre del Padre.

Se presenta el Esquema L: vemos 4 elementos S, a, a prima y A.

Todo lo que se realiza en S (sujeto) depende de los Stes que se colocan en A (Otro).

A , si es el tesoro de Stes, es el portador de algún reflejo de aquel Ste esencial.

S: no posee su Ste. Está fuera de los 3 vértices del Triángulo edípico y depende de lo que

ocurre en ese juego.

El S se representa en algo imaginario que se opone al Ste del Edipo.

Función del Falo : el sujeto se identifica imaginariamente con el Falo para reducirlo a la

noción de objeto parcial.

Seminario 5: “La Metáfora Paterna”

El padre tiene un rol y su función está en el corazón de edipo.

Freud lo introduce y revela que lo que revela el ICC es de entrada el C. de Edipo. Lo

importante de esta revelación es la amnesia infantil que afecta a los deseos infantiles

(incestuosos) por la madre y al hecho de que tales deseos están reprimidos. Nos olvidamos

de que estos deseos olvidos son deseos primordiales que están todavía presentes.

Triángulo Edípico: Metáfora Paterna

Vemos 3 polos históricos:

1) ¿Hay neurosis sin edipo?: Freud tomó el Edipo como universal que se encuentra

en el normal y en el neurótico.

Según Lacan: hay neurosis sin edipo. Esta noción tiene relación con la existencia de un

superyó materno (Freud dice que el Superyó es paterno y heredero del Complejo de Edipo).

Hay casos de excepción donde hay neurosis sin edipo y hay un superyó materno tan

opresivo, devastador e insistente.

2) Campo de la realidad: perversión (como una neurosis pervertida, lo que el neurótico

reprime, el perverso lo realiza) y psicosis. Ya sea perversión o psicosis se trata de la función

imaginaria. Perturbación producida en el campo de la realidad.

3) Edipo y genitalidad: la relación del Edipo con la genitalización. Edipo tiene función

normativa, no sólo en la estructura del sujeto, sino en la asunción de su sexo. El hombre

asume el tipo viril y la mujer el tipo femenino, es decir, que se reconozca como mujer y que

se identifique con las funciones femeninas.

Lo genital tiene que ver con la maduración sexual orgánica.

Virilidad y feminidad: traducen lo que es la función del Edipo. Aquí el edipo está vinculado

con la función del Ideal del Yo (que según Freud junto con el Superyó son herederos del

edipo, cuyo ideal son las voces y críticas de los padres primero y después de la sociedad).

3 Polos: Edipo en relación a:

1) Superyó: paterno en Freud y materno en Lacan

2) La realidad: relación de Edipo con patologías que tienen alterada la realidad

(psicosis y perversión).

3) Ideal del Yo: cuando se asume la genitalidad se convierte en elemento constituyente

del Ideal. Asumir la posición sexual.

Función del edipo: repercute en el asunción del sexo y también al complejo de castración.

¿Qué hace el padre?. ¿Puede constituirse de forma normal un edipo si no hay padre?. El

edipo puede constituirse bien también cuando el padre no estuvo presente.

El padre existe incluso sin estar presente. Ejemplo: cuando el niño se queda sólo con la

madre durante mucho tiempo el edipo se constituyó normalmente (en comparación con

respecto a casos donde el padre siempre estuvo presente).

La cuestión de la posición que ocupa el padre dentro de la familia: hablar de la carencia del

padre en la familia no es lo mismo a que él esté ausente en el Edipo. No es lo mismo

ausencia familiar a que no ocupe su función normativizante dentro del edipo.

Papel del padre: 1) padre terrible interviene prohibiendo a la madre, éste es el principio y el

fundamento del C. de Edipo, ahí el padre está vinculado con la ley primordial de la

prohibición del incesto. El padre representa esa prohibición. Es mediante su presencia, por

sus efectos en el ICC, como lleva a cabo la prohibición de la madre (bajo amenaza de

castración).

La castración tiene un papel importante: el vínculo de la castración con la ley. La relación

padre-niño está gobernada por el temor de la castración. ¿Cómo abordar ese temor? Se

aborda en la primer experiencia de Edipo, es abordado como una represalia dentro de una

relación agresiva.

Esta agresión parte del niño porque su objeto privilegiado le fue prohibido y se dirige al

padre por ser él el responsable de esto.

El temor al padre está centrado en el sujeto. Proyecto en el padre imaginariamente

intenciones agresivas que parten de sus tendencias agresivas.

La castración se manifesta en el plano imaginario. La forma en que la neurosis encarga la

amenaza de castración está vinculada con la agresión imaginaria. Es represalia: así como

Zeus castró a Cronos lo hizo por miedo a que el padre lo castre a él primero.

Edipo invertido: Nunca está ausente en la función del Edipo el componente del amor al

padre. Es el que proporciona el final del Edipo en una dialéctica del amor y de la identificación (términos que no son lo mismo porque uno puede identificarse con alguien sin

amarlo pero igual están vinculados y no pueden separarse).

“Títulos en el bolsillo”: llegado el momento, si todo va bien, en la pubertad el niño tendrá

el pene listo con su certificado (dado por el padre en el tercer tiempo edípico). El sujeto se

identifica con el padre en la medida en que lo ama.

Cuando vemos el caso de un edipo invertido vemos que frente a ese padre temible,

prohibido pero amable también, el sujeto se coloca en el lugar adecuado para hacerse amar

por el padre. Para eso debe pasar a la categoría de mujer (conservando su pequeño amor

viril). Esta posición supone el peligro de la castración, dejándolo en una situación conflictiva.

En el edipo invertido vemos la homosexualidad inconsciente según Freud.

¿Qué se prohíbe? ¿Por qué lo hace el padre? (vemos que la madre también prohíbe).

Se prohíbe hacer uso del pene para la masturbación. Se prohíbe la satisfacción de la

pulsión genital.

La castración es un acto simbólico cuyo agente es alguien real (padre y/o madre) y cuyo

objeto es un objeto imaginario (el niño se siente cortado porque así se lo imagina).

¿Qué prohíbe el padre?: Prohíbe a la madre. En cuanto objeto es suya y no del niño.

Aquí vemos que la agresividad del niño y la niña contra el padre es por el motivo de que el

padre les prohíbe a la madre. El padre frustra al niño de su madre.

Frustración: padre interviene como provisto de un derecho, no como un personaje real. Es

el padre en cuanto simbólico el que interviene en la frustración, acto imaginario que

concierne un objeto real, la madre, en tanto que el niño tiene necesidad de ella.

Privación: Aquí el padre se hace preferir (se hace ver) a la madre. Esto conduce a la

formación del Ideal del Yo. En la medida que el padre se convierte, de la forma que sea (por

su fuerza o debilidad), en un objeto preferible a la madre, puede establecerse la

identificación terminal. La cuestión del edipo invertido y de su función se establece en este

tercer nivel.

La cuestión de la diferencia del efecto del Edipo en el niño y en la niña también la vemos

aquí: la función de la castración es disimétrica en ambos sexos. Para ella la dificultad se

encuentra de entrada, mientras que al final la solución se ve facilitada porque el padre no

tiene dificultad para hacerse preferir a la madre como aquel portador del falo.

En el niño él asumirá su virilidad en la manera en que se identifique con el padre, al finalizar

el Edipo.

Cuando el padre se convierte en el Ideal del Yo (tercer tiempo del Edipo) se produce en la

niña algo positivo: el reconocimiento de que ella no tiene (ni tampoco es) el falo. Para el

niño es una salida desastrosa.

En el momento de la salida normativizante del Edipo, la niña reconoce no tener lo que no

tiene, mientras que el niño reconoce no tener lo que tiene. Lo que ocurre en el nivel de identificación ideal, cuando el padre se hace preferir a la madre

y el punto de salida del Edipo es la Privación.

Para la niña es admisible aunque nunca se alcanza por completo porque siempre queda un

regusto como prueba de que eso no funciona. Queda la envidia al pene (Ecuación simbólica

Falo=niño).

¿Qué es el Padre?: No es un objeto real (aunque interviene como tal para efectivizar la

castración) y tampoco es un objeto ideal. El padre es el padre simbólico.

Metáfora--------> Es un Significante que viene en lugar de otro Ste.

El padre es un Ste que sustituye a otro Ste. Este es el mecanismo de intervención del padre

en el Edipo.

Función del padre: el padre tiene la función de ser un Ste (N. del P.) que sustituye al

primer Ste introducido en la simbolización, el Ste materno llamado “Deseo de la madre”. El

padre ocupará el lugar de la madre, siendo que la madre está vinculada con algo que es la

X, el Significado en la relación con la madre.

La madre es quién va y viene. (Fort-da). El niño-bebé es un pequeño ser ya capturado en lo

simbólico y que aprendió a simbolizar.

El significado es X: Me encantaría ser lo que ella quiere pero a ella le interesa otra cosa,

quiere otra cosa. A lo que le da vueltas es a la X (falo, qué quiere el Otro, qué quiere mi

madre?, en el Grafo). El significado de sus idas y venidas es el falo.

El bebé es el objeto parcial: es el falo, cuando él se pregunta lo que significa que ella va y

viene.

El niño puede entrever pronto lo que es la X imaginaria y cuando lo comprende se hace falo.

¿Cuál es la vía simbólica?: Es la metáfora que se sitúa en el Icc. La metáfora se

produce en tanto el padre como Ste sustituye a la madre como Ste. Toda la cuestión del sin

salida del Edipo puede resolverse planteando la intervención del padre como la sustitución

de un Ste por otro Ste.

La metáfora paterna la podemos ver en el Tercer Tiempo del Edipo.

Como para hacer una diferencia entre Freud y Lacan sobre el Edipo, vemos que Freud pone

el acento en los deseos incestuosos, infantiles e inconscientes del niño por la madre. Lacan

pone el acento en el Deseo materno.

Seminario 5: “Los 3 tiempos del Edipo”(1).

El lugar donde está la posibilidad de articular el Complejo de Edipo y su mecanismo y el

Complejo de Castración es en la estructura de la metáfora paterna.

La estructura dice que hay un sujeto hablante y la cuestión de sus relaciones en tanto que

habla no puede reducida a un otro, siempre hay un tercero que es el Otro constituyente de

la posición del sujeto como hablante, también como analizante.

Metáfora paterna: simbolización primordial entre el niño y la madre, poner al padre en el

lugar de la madre. Lo central es en “ el lugar de”.

Debemos admitir el triángulo edípico como una relación simbólica.

Primera relación: madre-niño. El niño experimenta las primeras realidades de su contacto

con el medio viviente. Si se hace entrar al padre es porque dibujaremos objetivamente la

situación aunque para el niño todavía él no entró.

El padre es el real, sólo lo será en tanto que las instituciones le confieren su “Nombre del

Padre”.

La posición del N. del P., la calificación del padre como procreador, es un asunto situado en

un nivel simbólico. Puede realizarse de acuerdo con las diversas formas culturales pero en

sí no depende de la forma cultural, es una necesidad de la cadena del Ste. Lo importante es

que sancione en un Ste que aquel con quien se practicó el coito.

Triángulo Simbólico: Hay una relación entre este ternario (triángulo) simbólico y lo que se

planteó del ternario imaginario para presentar la relación del niño con la madre, el niño

depende del deseo de la madre, de la primera simbolización de la madre y de nada más.

Mediante esta simbolización, el niño desprende su dependencia respecto del deseo de la

madre de la pura vivencia de dicha dependencia. Y se instituye algo que se subjetiva en un

nivel primordial de la madre como aquel ser primordial que puede estar o no estar.

En el deseo del niño, el de él, este ser es esencial.

¿Qué desea el sujeto?: No se trata de sus cuidados ni contacto, tampoco de la presencia

de la madre sino de la apetición de su deseo.

De esta primera simbolización en la que el deseo del niño se afirma se esbozan todas las

complicaciones posteriores de la simbolización, porque su deseo es el deseo de la madre.

Se abre dimensión por la cual se inscribe lo que desea objetivamente la propia madre en

cuanto ser que vive en el mundo del símbolo, en un mundo parlante.

Esta simbolización le abre al niño la posibilidad de que la madre puede desear en el plano

imaginario. Así es como el deseo de otra cosa hace su entrada de forma confusa y virtual:

hay en ella el deseo de otra cosa distinta que satisfacer mi propio deseo.

Esto no se efectúa sin la intervención de algo más que la simbolización de aquella madre

que va y viene. Ese algo más que hace falta es la existencia detrás de ella de todo el orden

simbólico del cual depende y que permite acceso al objeto de su deseo, que es un objeto

especializado y marcado por la necesidad instaurada por el sistema simbólico que es

impensable de otra forma sin su prevalencia. Tal objeto es el falo y a su alrededor gira la

dialéctica de las relaciones de objeto (seminario 4).

¿Por qué es necesario este objeto fálico en ese lugar?: Porque es privilegiado y dirige el

orden simbólico.

Hay una relación de simetría entre el Falo que está en el vértice del Triángulo imaginario y

el padre que se encuentra en el vértice del Triángulo simbólico. Esta no es una simetría

simple, es un vínculo de orden metafórico. -----> Dialéctica del Edipo.

Génesis del Edipo: la posición simbólica del Ste N. del P. es fundadora de la posición del

falo imaginario.

Tiempos Lógicos--------> Constitución del Falo imaginario como objeto privilegiado.

Deseo del Otro (el deseo de la madre) tiene un más allá y para alcanzarlo se necesita una

mediación y tal mediación la da la posición del padre en el orden simbólico.

La relación del niño con el falo se establece porque el falo es el objeto de deseo de la

madre. Este elemento fálico desempeña un papel activo en las relaciones del niño con la

pareja parental.

El padre en tanto priva a la madre del objeto de su deseo (falo) desempeña un papel

principal en la neurosis y en todo el curso del Edipo. El padre priva a alguien de lo que no

tiene, es decir, priva de algo que sólo tiene existencia porque lo hace surgir en la existencia

en cuanto símbolo.

El padre no puede castrar a la madre de algo que ella no tiene. Pero igual es una privación

porque toda privación real requiere de la simbolización. Es en el plano de la privación de la

madre donde, en un momento dado de la evolución del Edipo, se plantea para el sujeto la

cuestión de aceptar de simbolizar él mismo, de convertir en Ste, esa privación de la que la

madre es objeto. Esta privación, el sujeto infantil a asume, la acepta o la rechaza.

Declive del Edipo: cuando el sujeto, el niño se identifica con el padre pero hay un momento

anterior cuando el padre entra en función como privador de la madre, se perfila detrás de la

relación de la madre con el objeto de su deseo como “el que castra”, lo que es castrado es

la madre, no el sujeto.

Si el niño NO acepta la privación del falo en la madre, operada por el padre, mantiene una

forma de identificación con el objeto de la madre, ese objeto presentado como objeto rival y

esto si se trata de fobia como neurosis o perversión.

¿Por qué el niño no acepta que la madre sea privada del falo? (por su padre). ¿Hasta

qué punto el niño mantiene su identificación con el falo? Hay grados y esta relación no

será la misma en la neurosis, psicosis y en la perversión. Es una configuración nodal en

todos los casos.

El niño se plantea lo siguiente: “ser o no ser el falo” (sujeto en posición de elegir). Esta

frase fue empezada por los padres. Dicha frase debe sostenerse mediante cierta posición

recíproca de los padres.

“Ser o no ser el falo”

“Tener o no tener el pene” Hay diferencias-----> C. de Castración: Función: que el niño

sea hombre, que la niña sea mujer.

Tener o no tener: se soluciona por medio de la castración, mediante intervención del padre,

vemos que el niño tiene derecho de tener pene y falo. Para tenerlo hubo un momento en

que no lo tuvo. La posibilidad de estar castrado es importante en la asunción de tener el

falo.

¿Acepta o no acepta la privación de la madre? Si no acepta, sea hombre o mujer, será

el falo.

En una primera instancia, no se necesita al padre. El sujeto se muestra completo y

omnipotente junto a la madre, se muestra a la madre y le hace ofrecimientos, es un

momento cercano a la identificación imaginaria con el falo.

El padre entra en el juego como portador de la ley, como prohibidor del objeto que es la

madre. La función del padre (N. del P.) está vinculada con la prohibición del incesto

(castración). El padre hace de obstáculo entre el niño y la madre, es el portador de la ley

pero de derecho mientras que de hecho interviene de otra forma y también de otra forma se

manifiesta su falta de intervención.

El padre en tanto que es culturalmente el portador de la ley, el padre en tanto que está

investido del Ste del padre interviene en el Edipo de forma concreta y escalonada.

Sólo después de haber atravesado el orden simbólico (ya constituido), la intención del

sujeto, su deseo (que pasó al estado de demanda) encuentra aquello a lo que se dirige, su

objeto primordial (madre). El deseo es algo que se articula. El mundo donde entra y

progresa es un mundo donde reina la palabra que somete el deseo de cada cual a la ley del

deseo del Otro.

La demanda del sujeto franquea la línea de la cadena del Ste que está latente y

estructurante.

La primera prueba que tiene de su relación con el Otro la tiene con el primer Otro (madre)

en tanto ya la simbolizó. Esta primera simbolización se da en el juego de presenciaausencia

(fort-da).

Si esta intención o esa demanda puede hacerse valer ante el objeto materno es porque

atravesó la cadena ste, el campo del Otro, el campo del Lenguaje.

Por eso el niño que constituyó a su madre como sujeto sobre la base de la primera

simbolización se encuentra sometido, por anticipación, a la ley. Es una metáfora.

La ley de la madre es el hecho de que la madre es un ser hablante y con eso basta para

legitimar la ley de la madre. Aunque esta ley es una ley incontrolada. Reside, para el sujeto,

en el hecho de que algo de su deseo es dependiente de otra cosa que se articula ya en

cuanto tal, que pertenece al orden de la ley pero esta ley está entera en el sujeto que la

soporta en el buen o mal querer de la madre.

¿Qué ocurre con el niño en el comienzo de su vida?: debemos ver al niño como un

sujeto, como aquel de quien emana la demanda, aquel donde se forma el deseo y en

análisis de la dialéctica del deseo.

El niño comienza como súbdito porque se experimenta y se siente de entrada sometido al

capricho de aquello de lo que depende (aunque el capricho esté articulado).

El niño para no ser un súbdito necesita que aparezca algo que le de miedo ( Juanito y el

caballo).

Padre y madre del niño: lo que cuenta es la función en la que ambos intervienen. En

primer lugar el Ste N. del P., único Ste del padre. En segundo lugar: la palabra articulada del

padre. En tercer lugar: la ley en tanto que el padre está en una relación íntima con ella. Lo

esencial es la madre quien fundamenta al padre como mediador de lo que está más allá de

su ley, la de ella y la de su capricho: la ley propiamente dicha.

Se trata del padre en cuanto Ste vinculado con la enunciación de la ley, como nos lo

anuncia y lo promueve todo el desarrollo de Freud. Es a este respecto como es aceptado o

no aceptado por el niño como aquel que priva o no priva a la madre del objeto de su deseo.

Tiempos del Edipo:

1) Célula narcisista madre-niño. Lo que el niño busca, en cuánto deseo de deseo, es

poder satisfacer el deseo de su madre, es decir, “ser o no ser” el objeto del deseo de

la madre. Así se introduce su demanda en A. Vemos la relación del niño con el

deseo de su madre (no con la madre). Aquí el sujeto se identifica en espejo con lo

que es el objeto de deseo de la madre (falo). Es la etapa fálica primitiva, cuando la

metáfora paterna actúa en sí, al estar la primacía del falo ya instaurada en el mundo

por la existencia del discurso y de la ley. El niño sólo capta el resultado. Para

gustarle a la madre basta con ser el falo (se identifica imaginariamente con él).

2) En el plano imaginario interviene el padre como privador de la madre y esto significa

que la demanda dirigida al Otro si obtiene un relevo es remitida a un tribunal

superior. Eso con lo que el sujeto interroga al Otro, al recorrerlo todo, encuentra

siempre en él al Otro del Otro, su propia ley. Aquí se produce lo que hace que al

niño le vuelva la ley del padre concebida imaginariamente por el sujeto como

privador para la madre. Este es el estadío nodal y negativo por lo cual lo que

desprende al sujeto de su identificación lo liga con la primera aparición de la ley en

la forma de este hecho (la madre es dependiente de un objeto que ya no es el objeto

de su deseo, sino que es un objeto que el Otro tiene o no tiene).

3) De la segunda y de esta etapa depende la salida del Edipo. El padre demuestra que

dará el falo sólo en la medida en que es portador de la ley. De él depende la

posesión o no por parte del sujeto materno de dicho Falo. Si la segunda etapa fue

atravesada, en el tercer tiempo necesitamos un padre que mantenga la promesa.

Puede dar o negar el falo porque él lo tiene pero debe dar una prueba. El padre

interviene como el que tiene el falo y no como el que es, y por eso se produce el giro

que instaura la instancia del falo como objeto deseado por la madre.

El padre todopoderoso es quien priva a alguien de algún objeto. Este es el padre en el

segundo tiempo. La castración ejercida era la privación de la madre y no del niño.

Tercer tiempo: el padre puede darle a la madre lo que ella viene deseando y se lo puede

dar porque él lo tiene. Aquí interviene el hecho de la potencia en el sentido genital de la

palabra (el padre es un padre potente). Por eso la relación de la madre con el padre vuelve

al plano real.

Primer tiempo: el padre interviene de una forma velada. Esto no impide que el padre exista

en la materialidad en el mundo, debido a que en este reina la ley del símbolo. Por eso la

cuestión del falo ya está planteada en algún lugar en la madre, donde el niño ha de

encontrarla.

Segundo tiempo: el padre se afirma en su presencia privadora, sólo si es quien soporta la

ley. Esto ya no lo hace de forma velada sino que proviene de una forma mediada por la

madre, que es quien lo establece como quien dicta la ley. Le da permiso de intervenir.

Tercer tiempo: el padre se revela en cuanto a lo que él tiene (y no es)---->el Falo. Es la

salida del Edipo. Dicha salida es favorable si la identificación con el padre se produce en

este tercer tiempo, en el que interviene como quien tiene el falo. Esta identificación se llama

Ideal del Yo. Se inscribe en el triángulo simbólico en el polo donde está el niño, en el polo

materno se constituye la realidad y en el polo paterno se constituye el Superyó.

Aquí el padre interviene como real y potente. Este tiempo viene después de la privación o

castración que afecta a la madre (la madre imaginada) por el sujeto, en su posición

imaginaria, la de ella, de dependencia.

Si el padre es interiorizado en el sujeto como Ideal del Yo y el Edipo declina es en la medida

en que el padre interviene como quien tiene el falo.

El niño tendrá en reserva todos los títulos en el bolsillo para usarlos en el futuro. El papel

que tiene la metáfora es de tener algo en reserva para usarlo después, su significación

viene después. El niño tiene el título para ser un hombre, el título de la virilidad.

Edipo-Castración en Niña: ésta tercera etapa según Freud es diferente al varón porque

ella ya sabe dónde está eso que desea, el falo, y sabe también quién lo tiene y dónde debe

buscarlo, en el padre, de modo que se dirige a él. Ella no se identifica con su padre ni tiene

que conservar ningún título de virilidad.

Seminario 5: “Los 3 tiempos del Edipo” (2).

Metáfora paterna------>C. de castración

Primer tiempo: relación del niño con el deseo de la madre. Es el deseo de deseo. No es lo

mismo desear algo que desear el deseo de un sujeto. Este deseo de deseo implica estar en

relación con el objeto primordial que es la madre y haberla constituido como tal que su

deseo pueda ser deseado por otro deseo particularmente el del niño.

Aquí el niño está aislado y desprovisto de todo lo que no sea el deseo de aquel Otro

(materno) que él ya constituyó como el Otro que puede estar presente o ausente.

El falo es el objeto que está en el centro de esta dialéctica subjetiva. Se trata del falo en

cuanto deseado por la madre. Este objeto desempeña un papel en la estructura subjetiva de

la madre. El Falo es un objeto Metonímico.

En el Ste debemos conformarnos de situarlo como un objeto metonímico. Debido a la

existencia de la cadena de Stes el falo circulará por todas partes en el significado (y es acá

donde resulta la existencia del Ste).

La experiencia enseña que este Ste adquiere, para el sujeto, un papel universal: es un

objeto universal.

Segundo tiempo: padre interviene en calidad de mensaje para la madre. Él tiene la palabra

y lo que enuncia es una prohibición, un NO que se transmite allí donde el niño recibe el

mensaje esperado de la madre.

Este mensaje no es únicamente el “no te acostarás con tu madre”, dirigido al niño, sino que

también es “no reintegraras tu producto”, dirigido a la madre.

Esta prohibición llega hasta el Otro donde el padre se manifiesta en cuanto Otro. El niño

resulta cuestionado en su posición de Súbdito.

Tercer tiempo: padre interviene en tanto él tiene el falo. Interviene para da lo que está en

juego en la privación fálica. Se manifiesta en el acto del DON. El mensaje del padre se

convierte en el mensaje de la madre en tanto que ahora permite y autoriza. Por mediación

del don o del permiso de la madre, el niño obtiene esto: se le permite tener un pene para

más adelante (en la pubertad). Aquí está la fase del declive del Edipo: el título en el bolsillo,

donar el Ste N. del P. tener una carretera principal. El ser alguien idéntico al padre.

El falo en la madre no es únicamente un objeto imaginario, es también un “inyecto” (cuando

a ella le introducen dentro de su cuerpo el falo). “Adyecto” (cuando se desea algo que le

falta, el falo. No porque ella lo tenga o no en el plano imaginario).

El falo interviene como falta, como el objeto del que está privada.

Intervención del Padre en la dialéctica del Edipo en la Psicosis:

En la psicosis, el Ste N. del P., el padre en cuanto función simbólica está forcluido. Aquí el

padre no interviene en cuanto portador de la ley. Está la intervención en bruto del mensaje

no sobre el mensaje de la madre al niño.

El presidente Schreber en un momento donde debe hacer responder este Ste N. del P., en

su lugar, allí donde no puede responder (porque nunca llegó a estar) ocurre que surge en su

lugar, la estructura psicótica.

Dicha estructura se realiza mediante la intervención masiva, real, del padre más allá de la

madre, al no apoyarse está en él como un promotor de la ley.

Seminario 8: La Transferencia: “La Metáfora del Amor”.

Posición de Erastés (amante) y Erómenos (amado), vemos la dialéctica de “El banquete” de

Platón que permite introducir la noción del problema del amor. Este problema nos interesa

para comprender qué es lo que ocurre en el fenómeno de la transferencia.

Metáfora del Banquete: vemos una imagen que representa un sátiro que en su interior

contenía otra cosa, una cosa preciosa que no sabemos y deseamos.

Alcibiades compara a Sócrates con esos pequeños objetos. El seminario apunta a saber

que hay de esos objetos preciosos en el análisis.

Hay que abordar el problema del amor entre el analizante y el analista, manifestado

mediante el fenómeno de la transferencia. Todo analista lo conoce y se intenta abstraer de

él, evitandolo. Lo mejor que podemos hacer es partir de una interrogación acerca de aquello

que el fenómeno de la transferencia imita al máximo hasta confundirse con el amor.

“Amor de Transferencia” de Freud, aquí se sitúa la transferencia respecto a eso con lo que

está relacionado. Siempre hay algo de suspenso en el tema del amor.

“Sujeto Supuesto Saber”: el paciente viene a vernos por el principio de que supone que

no sabe lo que tiene (aquí se ve la implicación del ICC, el “no saber”). Es así cómo se

establece el punto que puede vincular nuestra ciencia a la tradición del “conócete a tí

mismo” de Sócrates. Hay una diferencia y el acento está puesto en ese “no saber”.

Freud y la finalización del análisis: lo que se encuentra al final quien sigue el camino del

análisis es una falta. A esta falta la llamamos Castración, esto es un signo, una metáfora.

El desarrollo, entre el inicio y la finalización del análisis, es la revelación del Otro ICC. Todo

esto puede ser escuchado como un enigma (pero no lo es).

Erastés (amante) lo que le caracteriza es lo que le falta, aunque no sabe qué es lo que

le falta por la implicación del ICC y sus efectos.

Erómenos (amado): es el objeto amado. Él no sabe lo que tiene, lo que tiene

escondido y que es valioso. Lo que tiene es aquello que, en la relación del amo, es

llamado a Revelarse, a hacerse presente. El amado no sabe lo que tiene, mientras que al

amante le falta algo pero no sabe qué es lo que le falta, es un enigma.

Entre amado y amante no hay coincidencia. Lo que le falta al amante no está escondido en

el otro, el amado. Ahí está el problema del amor: no hay complementación de uno con el

otro.

Metáfora del amor: el amor como significante es una metáfora, es decir, habrá una

sustitución de un ste por otro ste.

La Significación del amor se produce cuando la función del amante como sujeto de la falta,

es sustituida por la función del amado, ocupando su lugar (Amante sustituido por el amado).

Seminario 8: La transferencia: “La Ágalma”.

Ágalma: se entiende como un adorno como algo brillante, precioso y atrayente. Algo

deseado por otros.

“Lo importante es lo que hay en el interior”. Ágalma puede significar una joya. La cosa

mágica y deseada, debe despertar en todo analista el registro de la temática del falo porque

su fantasma, encontrado en el objeto infantil, se encuentra en el horizonte.

Lo que se destaca es la función fetiche del objeto. No se enseña la función del fetiche pero

sí se mostrará la función que esto ocupa en su lugar.

Ágalma está relacionada con imágenes importantes: Caballo de Troya por ejemplo.

Ágalma es algo que se usa en los sacrificios para los dioses y a ellos eso les gusta. Es un

objeto que está en el centro, es un objeto parcial . ¿Cuál es su función?

El sujeto con quien tenemos el vínculo de amor es también el objeto de nuestro deseo:

¿Que deseamos de él? algo deseamos del objeto. Deseamos la Ágalma. Si este objeto

nos apasiona es porque dentro de él, oculto en él, se encuentra el objeto del deseo: la

agalmata.

La Ágalma está presente como objeto de deseo desde el principio de todo desarrollo de la

dialéctica del amor, ya presente como objeto de deseo.

Seminario 8: La transferencia: “Entre Sócrates y Alcibíades”.

En Sócrates encontramos Agalmata y ésto es lo que provoca el amor de Alcibíades. Este

último produce un discurso dirigido a Sócrates y él lo interpreta. Interviene interpretando, tal

como lo hace un Analista a Analizante.

Elogiar uno al otro tiene una función metafórica, simbólica. (Entre el que habla y aquel de

quien se habla hay una función de metáfora amorosa).

A Sócrates hay que abrirlo para ver en su interior la agalmata. Cuando habla él todos

quedamos poseídos, es el efecto que nos provoca las palabras del analista. Por este motivo

en él se encuentra, en su interior, aquel tesoro, aquel objeto indefinible y precioso que tras

desencadenar su deseo fija su determinación.

Basta con que Sócrates se declare a Alcibíades para que este último pudiera conseguir de

él lo que está en juego, lo que él mismo define como todo aquello que Sócrates sabe.

Alcibíades desarrolla su discurso como un arte, busca seducir a Sócrates, su amado.

El hecho de que Sócrates se niegue a entrar en el juego del amor con Alcibíades está ligado

a que él sabe, sabe qué es lo que está en juego en las cosas del amor, incluso es lo único

que sabe. Si Sócrates no ama es porque sabe.

Sócrates a Alcibíades : “Allí donde tú ves algo, yo no soy nada”. Analizante quiere ser

poseído por el analista pero éste último no tiene el poder para hacer eso. Sócrates rehúsa

mostrarse a Alcibíades la metáfora del amor. La metáfora del amor en tanto Sócrates

admite ser el amado inconscientemente. Pero Sócrates sabe, rechaza haber sido el amado,

el deseable. Él se niega porque considera que no hay nada en él que puede ser amado. Su

esencia es un vacío. “Él no sabe nada en cuestiones sobre el amor”.

Se plantea ante Alcibíades que no puede mostrarle los signos de su deseo porque rehúsa

haber sido él mismo un objeto del deseo de Alcibíades.

Sócrates se comporta como lo haría un analista. Alcibíades termina su discurso y espera

una devolución de parte de Sócrates. Alcibíades quiere, desea la Ágalma que está dentro

de Sócrates.

Alcibíades revela la función central en la articulación de la relación de amor. Por eso

Sócrates se niega a responderle y le dice “hablamos otro día” como lo hace un analista.

Lo que desea Alcibíades es aquel objeto único que vio en Sócrates y que éste le aparta

porque sabe que él no lo tiene. Aún así Alcibíades sigue deseando lo mismo. Busca la

agalmata. Sócrates sustituye lo que se llama el “señuelo” de los dioses por su propio

señuelo.

Ser amado significa entrar en la escala de lo deseable. Alcibíades muestra la presencia del

amor sólo en la medida que sabe que Sócrates puede equivocarse.

 

Seminario 11: “La presencia del Analista”

(El arte de escuchar)

Transferencia: representada como un afecto positivo o negativo (contratransferencia).

Positiva es amor. Transferencia negativa no es odio. Transferencia positiva es cuando nos

miran con buenos ojos, confianza, etc.

La transferencia estructura todas las relaciones con ese otro que es el analista. Concepto

determinado por la función que tiene en la praxis analítica.

Con ella regimos la manera de tratar a los pacientes. Es un producto de la situación

analítica pero no significa que sea exclusiva de la práctica analista ni tampoco del analista.

El concepto del Inconsciente, dice Lacan, no puede separarse de la presencia del analista.

Lo presencia del analista es una manifestación del inconsciente. Esto brinda un acceso

rápido a la formulación que se destaca: la del movimiento del sujeto que se abre para luego

cerrarse en pulsación temporal.

Es necesario ver el inconsciente como los efectos de la palabra sobre el sujeto. Aquí se le

devuelve su lugar al Icc freudiano.

El ICC es la suma de los efectos de la palabra sobre un sujeto, en el nivel en que el sujeto

se constituye por los efectos del Ste.

La presencia del analista debe incluirse en el concepto del ICC. Ella justifica el

mantenimiento dentro del análisis, de la posición conflictiva necesaria para la existencia

misma del análisis. Se descansa en un conflicto fundamental.

La causa del ICC debe concebirse como una causa perdida.

El concepto de repetición hace tropezar con el dilema entre asumir nuestra implicación

como analistas. “lo que no puede ser recordado se repite en la conducta”. Esta conducta se

ofrece a la reconstrucción del analista.

El Otro es el lugar de la palabra, el lugar de la verdad. El Otro está presente desde antes en

la revelación subjetiva. Está presente cuando comienza a asomarse algo del ICC.

La interpretación del analista recubre el hecho de que ya el ICC (sueños, lapsus, chistes o

síntomas) proceden mediante la interpretación. El Otro está presente cada vez que el ICC

se abre.

El analista debe esperar la transferencia para empezar a dar la interpretación. Ésta es

la línea divisoria entre la buena y mala manera de concebir la transferencia

Nudo gordiano: permite el cierre del ICC.

Cierre de la Transferencia: es causada por el Objeto a.