domingo, 14 de diciembre de 2014






La mujer es trasladada al lugar de Dios. Un cuerpo que goza haciendo gozar al otro. haciéndose a partir del que esta en soledad. nada mas valioso que aparentar lo que "no se es" EL MUNDO YA NO ES MÁGICO, TE HAN DEJADO !!! tal sentimiento al del hombre cuando le falta su objeto de amor... la producción de las palabras del hombre dejando ver su soledad, su afecto, su impotencia" Es así que la mujer no goza del otro, como en el hombre, sino que ella se posiciona "haciéndose amar" para encontrar su SER. Inalcanzable, misteriosa, ajena, escurridiza, siempre distinta al hombre, enemiga, peligrosa, incognoscible, impredecible pero siempre siendo ella misma... Tal situación de la mujer para borrar la soledad del hombre ocupando un lugar oscuro, loco, y peligroso... Usurpando un lugar como Dios, gozando de su cuerpo y haciendo uso de sus encantos, atrapando deseos, fantasmas... y al mismo tiempo se desvanece, es un ser que se posee y al mismo tiempo se rompe lo que ha dado lugar, para ser otra cosa...La Mujer nos ha de decir que no hay nada mas desprotegido que el hombre !!!

lunes, 27 de octubre de 2014






El lenguaje popular expresa que cuando se está enamorado se está loco, que el amor es una locura; se habla de locura del amor, es decir que hay lazos entre estos términos; se puede decir que todo lo que el amante piensa de su objeto de amor tiene, en cierto modo, la estructura de un delirio, o mejor, si quieren, la estructura del engaño; desde luego, no hay duda que de los posibles engaños el mejor es el amor que hace creer que el/la amado/a es lo que nos falta para estar colmados y así no hacerse cargo de esa falta.

miércoles, 27 de agosto de 2014



Es la mujer del hombre lo más bueno,
y locura decir que lo más malo,
su vida suele ser y su regalo,
su muerte suele ser y su veneno.

Cielo a los ojos cándido y sereno,
que muchas veces al infierno igualo,
por raro al mundo su valor señalo
por falso al hombre su rigor condeno.

Ella nos da su sangre, ella nos cría,
no ha hecho el cielo cosa más ingrata;
es un ángel, y a veces una arpía.

Quiere, aborrece, trata bien, maltrata,
y es la mujer, al fin, como sangría,
que a veces da salud y a veces mata.



Lope de Vega.


jueves, 17 de julio de 2014

Resumen de S. Freud "Tres ensayos de teoría sexual"




 Cap. I Las aberraciones sexuales

4) La pulsión sexual en los neuróticos:

El psicoanálisis: Una importante contribución al conocimiento de la pulsión sexual se obtiene por medio de la exploración psicoanalítica que se sirve del procedimiento terapéutico llamado “catártico”.

Las psiconeurosis descansan sobre fuerza pulsionales de carácter sexual, esto es que la energía de la pulsión sexual es la única fuente energética constante de las neurosis al punto de que se exterioriza de manera exclusiva  (total o parcial) en los síntomas, al punto de que los síntomas son la practica sexual de los enfermos.

El psicoanálisis elimina los síntomas de los histéricos, considera a los mismos como sustitutos de una serie de procesos anímicos investidos de afectos, deseos y aspiraciones, a los que en virtud de un proceso psíquico llamado represión se le ha negado el acceso a su tramitación en una actividad psíquica susceptible de conciencia., estas formaciones que han quedado relegadas a un estado  inconsciente aspiran a una descarga que se encuentra en el proceso de conversión en fenómenos somáticos: síntomas histéricos. Por medio del psicoanálisis es posible retransformar los síntomas en representaciones devenidas conscientes investidas de afecto y averiguar acerca de su naturaleza y linaje. La enfermedad se contrae ante la imposibilidad de tramitar normalmente los procesos anímicos.

Resultados logrados por el psicoanálisis: se averiguó que los síntomas son un sustituto de aspiraciones que toman fuerza de la fuente de pulsión sexual. El carácter histérico permite individualizar una cuota de represión sexual que rebasa la medida normal y un aumento de las resistencias a la pulsión sexual (vergüenza, asco, moral), una huida instintiva a todo examen intelectual del problema sexual aun alcanzada la madurez genésica. Otro rasgo esencial de la histeria es también un despliegue híper potente de la pulsión sexual. Se comprueba la existencia del par opuesto: una necesidad sexual hipertrófica y una alta desautorización de lo sexual. El intento de escapar de este conflicto convierte las aspiraciones libidinosas en síntomas.

Neurosis y Perversión: los síntomas constituyen la expresión convertida de pulsiones denominadas perversas si se pudiesen exteriorizar directamente sin difracción por parte de la conciencia en fantasías y adicciones, por lo tanto los síntomas se forman a expensas de una sexualidad anormal: la neurosis es el negativo de la perversión

a) Todos los neuróticos tiene mociones de inversión, de fijación de la libido en personas del mismo sexo. En el caso de ser inversión manifiesta se presenta la homosexualidad.

b)  En el inconsciente de los psiconeuroticos se encuentran todas inclinaciones de trasgresión anatómica, especialmente las que reclaman para las mucosas anal y bucal el papel de genitales.

c)      Se encuentran las pulsiones parciales como formadoras de síntomas;: la pulsión de ver y la de exhibición, la de crueldad activa y pasiva, amor y odio, ternura y hostilidad.

 Material fáctico:

a) toda perversión activa es acompañada por su contraparte pasiva (quien es exhibicionista también es Voyeur, el sádico también es masoquista.

b) Raramente se encuentra una sola de estas pulsiones, la más de las veces se halla un gran número.

 5) pulsiones parciales y zonas erógenas

Por pulsión se entiende al representante psíquico de una fuente de estímulos intrasomática en continuo fluir (a diferencia del estimulo que es producido por excitaciones singulares provenientes del afuera)-

Pulsión es un concepto de deslinde de lo anímico respecto de lo corporal y se debe considerar como una medida de exigencia de trabajo para la vida anímica.

La fuente de la pulsión es un proceso excitatorios en el interior de un órgano y su meta inmediata es la cancelación de ese estimulo de órgano

Los órganos del cuerpo brindan excitaciones de dos clases basadas en diferencias de naturaleza química, a una de estas excitaciones la designamos como específicamente sexual y al órgano afectado como la zona erógena de la pulsión parcial sexual que arranca de él.. En el caso de la histeria estos lugares del cuerpo y los tractos de mucosa asociados se convierten en la sede de nuevas sensaciones y alteraciones de inervación (Dora y la tos nerviosa, la picazón de garganta) subrogados de los genitales.

Sobre las perturbaciones psicogénicas de la visión: dualismo pulsional, pulsiones parciales, órganos de doble función.

Existen ciertas representaciones que permanecen inconscientes debido a que han entrado en oposición a otras mas intensas (el yo) y que por eso han sido reprimidas. Cada pulsión busca imponerse animando las representaciones adecuadas a su meta pero no siempre estas son conciliables entre si por lo que se presenta un conflicto entre las pulsiones sexuales y las de autoconservación del individuo (las yoicas).

La pulsión sexual infantil esta compuesta de pulsiones parciales que adhieren a las excitaciones de regiones del cuerpo, estas pulsiones parciales deben atravesar un proceso de desarrollo para subordinarse a las metas de la reproducción (3 ensayos de teoría sexual)  a fines de producir las construcciones anímicas culturales. Las neurosis son el fracaso de esos procesos emprendidos por las pulsiones sexuales parciales y los órganos y sistemas de órganos están al servicio tanto de las pulsiones sexuales como de las yoicas. El placer sexual no se anuda a la función de los genitales y la boca sirve tanto para comer como para besar: mientras mas intimo sea el vínculo entre un órgano de doble función y una de las grandes pulsiones, tanto más difícil le resultará alcanzar la meta de la otra pulsión. En el caso de que la pulsión sexual que se sirve del VER se llega a desarrollar una ceguera histérica donde el yo pierde su imperio sobre el órgano, que se pone por entero a disposición de la pulsión sexual reprimida. Solicitación somática de los órganos, caso Dora.

Cap. II La sexualidad infantil

El descuido de lo infantil: la pulsión sexual en la infancia posee el carecer de una ley y existe un saber sexual antes de la pubertad y una práctica sexual infantil temprana en niños pequeños.

Amnesia infantil: cubre los primeros años de vida hasta los 6 u 8 años. Convierte la infancia de cada individuo en un tiempo anterior y le oculta los comienzos de su propia vida sexual, esto propicia que no se le de valor a la infancia en el desarrollo de la vida sexual. Freud la compara con la amnesia histérica, dado que las impresiones olvidadas dejaron las huellas más profundas en la vida anímica, las que son determinantes para todo desarrollo posterior.

1) Periodo de latencia sexual de la infancia y sus rupturas: el neonato trae consigo gérmenes de mociones sexuales que siguen desarrollándose durante cierto lapso, recién hacia los 3 ò 4 años su sexualidad se expresa de manera observable.

Formación reactiva y sublimación: durante el periodo de latencia la energía de las pulsiones sexuales infantiles es desviada de sus metas hacia otros fines, nuevas metas. Mecanismo del proceso de sublimación: las mociones sexuales son inaplicables dado que las funciones de reproducción no están desarrolladas, de ser así solo provocarían sensaciones de displacer, por eso constituyen diques psíquicos (asco, vergüenza y moral) para la eficaz sofocación de ese displacer. Mediante la sublimación es que se adquieren los logros culturales.

Rupturas del periodo de latencia: en la pubertad se produce el estallido de la pulsión sexual

2) Las exteriorizaciones de la sexualidad infantil:

El chupeteo: contacto de succión de la boca repetido rítmicamente que no tiene por fin la nutrición., Una parte de los propios labios, la lengua, un lugar de la piel que este al alcance son tomados como objeto para ejecutar la acción de mamar junto a una pulsión de presión que lleva a un adormecimiento. Separa lo genital de lo sexual.

Autoerotismo: el carácter mas llamativo de las practicas sexuales infantiles se que se satisface en el cuerpo propio, es autoerótica, donde la acción del niño chupeteador se rige por la búsqueda de un placer ya vivenciado y ahora recordado (de mamar el pecho materno o de sus subrogados). La boca del niño se comporta como zona erógena, asociada originariamente a la satisfacción de alimentarse. Vemos que el quehacer sexual se apuntala en las funciones de conservación de la vida y mas tarde se independizan de ella.

Características de las exteriorizaciones sexuales infantiles: a) nacer apuntalándose en una de las funciones importantes para la vida, b) no reconocer objeto sexual, o sea ser autoerótica c) su meta sexual esta bajo el imperio de una zona erógena.

3) La meta sexual de la sexualidad infantil:

Características de las zonas erógenas: es un sector de la piel o de mucosa en el que estimulaciones de cierta clase provocan una sensación placentera de determinada cualidad. Cualquier sector del cuerpo puede ser dotado de la excitabilidad de los genitales y elevarse a la condición de zona erógena. En las neurosis la represión afecta sobre todo a las zonas genitales, las que prestan su estimulabilidad a las restantes zonas erógenas. Las zonas erógenas e histerógenas exhiben los mismos caracteres.

Meta sexual infantil: la meta sexual de la pulsión infantil consiste en producir la satisfacción mediante la estimulación apropiada de la zona erógena que se ha escogido producto de un vivenciar anterior. La necesidad de repetir la satisfacción se trasluce por a) un peculiar sentimiento de tensión que posee el carácter de displacer b) una sensación de estimulo o de picazón condicionada centralmente y proyectada a la zona erógena periférica. La meta sexual procuraría sustituir la sensación de estimulo proyectada sobre la zona erógena, por aquel estimulo externo que la cancela al provocar la sensación de satisfacción. Por lo que se observa que para cancelar un estimulo se requiere de un segundo estimulo aplicado al mismo lugar.

4) Las exteriorizaciones sexuales masturbatorias:

Activación de la zona anal: es apta para proporcionar apuntalamiento de la sexualidad en otras funciones corporales. Los niños sacan partido de la estimulación erógena de la zona anal reteniendo las heces hasta que ello les provoca fuertes contracciones musculares que al pasar por el ano producen estímulos sobre la mucosa. El contenido de los intestinos es tratado como parte de su propio cuerpo y representa el primer “regalo” mediante el cual expresan obediencia o desafío hacia el medio. Luego cobra el significado de “hijo” en el marco de la teoría de la cloaca en las teorías sexuales infantiles. En niños mayores se da una acción masturbatoria anal genuina por condicionamiento central o periférico.

Activación de las zonas genitales: la zona relacionada con la micción (glande y clítoris) tanto en niñas como varones están relacionadas con las partes sexuales reales y su activación dará comienzo a la posterior vida sexual normal. Debido a las estimulaciones producto del cuidado corporal estas zonas serán estimuladas placenteramente y se despertará en el lactante la necesidad de repetición. Es mediante el onanismo del lactante (todos los quehaceres autoeróticos al servicio de la satisfacción sexual) que se establece el primado de esta zona erógena para la actividad sexual.

Se distinguen 3 fases de la masturbación infantil: a) periodo de lactancia b) florecimiento de la práctica sexual (hacia los 4 años) c) onanismo de la pubertad, es el único que suele tenerse en cuenta.

Segunda fase de la masturbación infantil: el onanismo del lactante parece desaparecer tras un breve lapso. Alrededor de los 4 años la pulsión sexual suele despertar nuevamente en la zona genital y durar un lapso. Es durante esta segunda activación donde se producen las mas huellas mas profundas (inconscientes) en la memoria de la persona, donde se determina su carácter si permanece sana o se desarrolla la sintomatología de la neurosis si enferma luego de la pubertad olvidando este periodo sexual y desplazando los recuerdos conscientes vinculando esto con la amnesia infantil. Por medio del psicoanálisis se logra hacer consciente lo olvidado.

Retorno de la masturbación de la lactancia: el aparato sexual aun no desarrollado se hace presente por medio del aparato urinario, la enuresis nocturna corresponde a poluciones. No se requiere de la seducción para despertar la vida sexual del niño y ese despertar se puede producir tambien por causas internas (mis tesis… cae la VSP como factor relevante en la constitución del síntoma y prepondera la fantasía, invención de recuerdos)

Disposición perversa polimorfa: bajo la influencia de la seducción el niño puede convertirse en un perverso polimorfo y practicar todas las transgresiones posibles, las que no tropiezan con resistencias porque aun no se han erigido la formación de diques anímicos contra los excesos sexuales: vergüenza, asco y moral.

Pulsiones parciales: la vida sexual infantil muestra componentes que desde el comienzo envuelven a otras personas en calidad de objetos sexuales. De esta índole son las pulsiones de ver, de exhibir y la crueldad. Aparecen independizadas de las zonas erógenas y mas tarde entran en estrecha relación con lo genital. Al carecer de vergüenza el niño muestra su cuerpo desnudo (en especial los genitales) y tiene curiosidad por ver los genitales de otras personas. La capacidad de compadecerse y la inhibición en virtud de la cual la pulsión de apoderamiento se detiene ante el dolor del otro se desarrollan más adelante. La ausencia de compasión establece un enlace peligroso entre las pulsiones crueles y las erógenas y es por esto que debe evitarse el castigo corporal.

5) la Investigación sexual infantil

Trieb: La pulsión de saber: entre los 3 y 5 años se inicia la actividad que responde a la pulsión de saber o de investigar. Su acción corresponde a una manera sublimada de apoderamiento y trabaja con la energía de la pulsión de ver. Pulsión de saber ligada a la pulsión sexual infantil. Hay un punto de anudamiento entre la sexualidad y el saber y esto se plasma en el campo de las teorías sexuales infantiles

 Freud afirma que son teorías falsas pero que contienen un fragmento de verdad. Apunta a la pregunta por el origen de los niños se inventan teorías. Es una pregunta sobre su propia existencia “¿De dónde vienen los niños?” El enigma de la esfinge: lo que pone en marcha la actividad investigativa del niño son fines prácticos, quiere saber de donde vienen los niños y supone que todos los seres poseen un genital como el suyo.

 - Teoría de la cloaca: son concebidos por la boca y paridos por el ano. Anuda algo del orden de la satisfacción pulsional del comer con la satisfacción pulsional de la zona erógena anal. Esta teoría va de la mano de que no existe diferencia entre hombres y mujeres (es solidaria con la ausencia de los sexos) Teorías del nacimiento: ante la pregunta de donde vienen los niños el niño supone que los hijos se conciben por haber comido algo determinado y se los da a luz por el intestino, como la materia fecal (teoría de la cloaca)

- Teoría de la concepción sádica del coito: el niño inscribe la escena sexual que ve a partir de su propia constitución pulsional (función de apoderamiento: dominación muscular) en el sadismo el masculino es activo y el femenino es pasivo. Concepción sádica del comercio sexual: si los niños son espectadores del comercio sexual entre adultos concibe el acto sexual como una especie de maltrato o sojuzgamiento en el sentido sádico. Los niños se preguntan que es estar casados y buscan las respuestas en las funciones de micción y defecación (ir juntos al baño, verse la cola).

- Premisa universal del pene (PUP): el enigma por la diferencia de los sexos también involucra una pregunta por la propia existencia. La diferencia de los sexos desmentida en el punto en que hay algunos a los que les falta el pene. PUP: todos tenemos pene, a las mujeres ya les crecerá. La madre tiene pene, ella provee todo lo que el niño necesita. Al mismo tiempo que se quiere saber también esta el deseo de no saber que esta premisa no es universal (apego a la idea de castración) Entonces aparece otro modo de inscribir la idea del sexo entre los que tienen y los que no tienen: fálico (masculino) es opuesto a castrado (femenino). Esta diferencia de los sexos no es una cuestión biológica, sino que es un proceso psíquico.

 Complejo de castración y envidia del pene: El niño cree firmemente en la universalidad del pene pero debido al complejo de castración abandona esta creencia (al comprobar que la mujer no tiene pene supone que ha sido castrada). El efecto de esta «amenaza de castración» es, como corresponde a la alta valoración del órgano amenazado, extraordinariamente profundo y duradero. Todos estos hechos no contradicen, ciertamente, la teoría sexual infantil de que la mujer posee, como el hombre, un pene (el clítoris).  La niña muestra un vivo interés por los genitales masculinos y es presa de la envidia del pene al punto de desear ser un varón.

El típico fracaso de la investigación sexual: las teorías sexuales infantiles son producto de la constitución sexual del niño y dan prueba de la gran comprensión sobre los procesos sexuales. Ignora dos elementos: el papel del semen fecundante y la existencia de la abertura sexual femenina.

6) Fases de desarrollo de la organización sexual.

Características de la vida sexual infantil. A) Autoerótica: el objeto se encuentra en el propio cuerpo B) Las pulsiones parciales aspiran a conseguir placer cada una por su cuenta sin conexión entre si.

Al llegar a la vida sexual adulta la consecución del placer se ha puesto al servicio de la reproducción, y las pulsiones parciales - bajo el primado de una única zona erógena – han formado una organización sólida para el logro de la meta sexual en un objeto ajeno.

Organizaciones pregenitales: son aquellas organizaciones de la vida sexual en que las zonas genitales todavía no han alcanzado su papel hegemónico. A) Canibálica u oral: la actividad sexual no se ha independizado de la nutrición y la meta sexual consiste en la incorporación del objeto (mas adelante se corresponderá con la identificación). El chupeteo es la resignación del objeto ajeno a cambio de uno situado en el cuerpo propio. B) Sádico-anal: ya se desplegó la división en opuestos, no masculino y femenino sino activo y pasivo. La actividad es producida por la pulsión de apoderamiento a través de la musculatura y como órgano de la meta sexual pasiva se constituye la mucosa erógena del  intestino. En esta fase son pesquisables la polaridad sexual y el objeto ajeno. Aun falta la organización y subordinación a la función de reproducción.

Ambivalencia: esta forma de organización sexual puede conservarse a lo largo de toda la vida y atraer hacia si buena parte de la práctica sexual. Predomina el sadismo y la zona anal en papel de cloaca. Los pares de opuestos pulsionales están plasmados en un grado aprox. igual.

Para completar el cuadro de la vida sexual infantil Freud agrega que en la niñez ya se elige el objeto como la que se supone se realiza característicamente en la pubertad, siendo este el máximo acercamiento posible durante la infancia a la conformación definitiva de la vida sexual luego de la pubertad.

La unificación de las pulsiones parciales y su subordinación a los genitales al servicio de la reproducción es la última fase por la que atraviesa la organización sexual.
Freud agrega en 1924 una tercera fase genital donde muestra un objeto sexual y las aspiraciones que se tienen sobre ese objeto y se diferencia en un punto esencial de la organización definitiva de la madurez genésica: solo reconoce el órgano sexual masculino, es la fase fálica. (la vagina es genital y el falo es sexual, la mujer lesbiana va al ginecólogo)
Los dos tiempos de la elección de objeto: el primer tiempo se da en la infancia (entre los 2 y 5 años) para luego detenerse o retroceder y se caracteriza por la meta infantil de sus metas sexuales.  La segunda etapa sobreviene en la pubertad y determina la conformación definitiva de la vida sexual. Los resultados de la elección infantil del objeto son inaplicables para la pubertad. Las metas sexuales se han atemperado y solo pueden figurar en lo que se llama la corriente tierna de la vida sexual. La elección del objeto de la pubertad tiene que renunciar a los objetos infantiles y empezar de nuevo como corriente sensual La no confluencia de las dos corrientes hace que no se puedan unificar todos los anhelos en un objeto (siendo esta uno de los ideales de la vida sexual).

7) Fuentes de la sexualidad infantil:

a) como calco de una satisfacción vivenciada a raíz de otros procesos orgánicos. b) por una apropiada estimulación periférica de las zonas erógenas c) como expresión de pulsiones (pulsión de ver y pulsión a la crueldad)
Excitaciones mecánicas: excitación sexual mediante sacudidas mecánicas del cuerpo (juegos de movimiento pasivo, hamacados o arrojados al aire), paseos en tren y la sensación de movimiento)
Actividad muscular: la actividad muscular constituye para el niño una necesidad de cuya satisfacción extrae un placer extraordinario. El placer provocado por las sensaciones de movimiento pasivo es de naturaleza sexual o genera excitación sexual. La inclinación a trabarse en lucha con determinada persona mediante la musculatura (más adelante en disputas por la palabra) son buenos signos de que se ha elegido como objeto a esa persona. El enlace infantil entre juegos violentos y excitación sexual es codeterminante de la orientación preferencial que imprimirán más tarde a su pulsión sexual.

Procesos afectivos: los procesos afectivos más intensos, aun las excitaciones terroríficas, desbordan sobre la sexualidad. Muchos afectos displacenteros (el miedo, l angustia y el espanto) se vinculan a la sexualidad, así como las sensaciones de dolor provocan efecto erógeno constituyendo las raíces de la pulsión sadomasoquista.

Trabajo intelectual: la atención en una tarea intelectual, el esfuerzo mental, tienen por consecuencia una excitación sexual en personas jóvenes o maduras, de aquí derivan las perturbaciones nerviosas de “un exceso de trabajo” mental.

Rasgos generales: Varios son los reaseguros que ponen en marcha los procesos excitatorios sexuales, sobre todo las excitaciones de las superficies sensibles (piel y órganos de los sentidos) y las estimulaciones de las zonas erógenas. La cualidad y la intensidad del estimulo es decisivo. La excitación sexual se genera como efecto colateral de una serie de procesos internos, para lo cual basta que la intensidad rebase cierto limite.
Las pulsiones parciales de la sexualidad derivan de las fuentes internas de excitación sexual o se compone de aportes a esas fuentes y de las zonas erógenas.
Diversas constituciones sexuales: no en todos los individuos existe la misma intensidad de la fuente de excitación sexual.
Vías de influencia reciprocas: todas las vías de conexión que llegan hasta la sexualidad desde otras funciones tienen que poderse transitar tbm en la dirección inversa (los labios cumplen dos funciones: satisfacción sexual y nutrición. Se ve perturbada la nutrición cuando son perturbadas las funciones erógenas de la misma)

Cap. III Las metamorfosis de la pubertad

5) el hallazgo del objeto: durante la pubertad se afirma el primado de las zonas genitales (el miembro erecto remite a la nueva meta sexual: la penetración). Desde lo psíquico se consuma el hallazgo del objeto.

Cuando la satisfacción sexual estaba dada por la nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo propio: el pecho materno. Lo perdió mas tarde cuando el niño pudo formar la representación global de la persona a quien pertenecía ese órgano que le dispensaba satisfacción y la pulsión sexual pasa a ser autoerótica. El mamar del pecho materno se constituye en el paradigma de amor y el hallazgo del objeto de la pubertad es un reencuentro.  El psicoanálisis marca 2 caminos para el encuentro del objeto: a) por apuntalamiento de los modelos de la temprana infancia b) el narcisista, que busca el propio yo y lo encuentra en otros.
Objeto sexual del periodo de lactancia: el niño aprende a amar a los que satisfacen sus necesidades y le prodigan cuidados.  Estos primeros cuidados maternales son para el niño una continua fuente de excitación y de satisfacción sexual a partir de las zonas erogenas (lo acaricia, lo besa, lo mece y lo toma como un objeto sexual de pleno derecho)
Angustia infantil: la angustia en los niños es la expresión de su añoranza por la persona amada. Los niños con pulsión sexual hipertrofiada por mimos excesivos padecen angustia, tan pronto como no pueden satisfacer su libido la mudan en angustia.
La barrera del incesto: cuando la ternura de los padres sobre el niño evita la anticipación del despertar de la pulsión sexual y lo hace en la pubertad cuando ya están dadas las condiciones físicas, la pulsión logra el cometido de conducir a ese niño hacia la madurez y hasta la elección del objeto sexual. Lo mas inmediato seria que eligiese a aquellas personas a las que ama pero se ha erigido ante el la barrera del incesto. (Tótem y Tabú)

La elección de objeto se efectúa primariamente en la esfera de la representación, y la vida sexual del joven se despliega en el espacio de las fantasías no destinadas a ejecutarse, por lo que la moción sexual del niño es hacia sus progenitores diferenciada por la atracción hacia el sexo opuesto. Junto con esto se consuma uno de los logros más importantes pero mas dolorosos de la pubertad: el desasimiento respecto de la autoridad de los progenitores.
Efectos posteriores de la elección infantil de objeto: la elección del objeto tiene apuntalamiento en el modelo de los progenitores y todo lo que hace serie con ellos.

Prevención de la inversión: el gran poder que previene una inversión permanente del objeto sexual es sin duda la atracción reciproca de los caracteres sexuales opuestos a pesar de las apasionadas amistades de los adolescentes con los de su mismo sexo.

viernes, 4 de julio de 2014


COMO LEER A LACAN

Slavoj Zizek

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Sigmund Freud: “El malestar en la cultura”- Cap. II



Solo la religión puede responder al interrogante sobre la finalidad de la vida; la idea de adjudicar un objeto a la vida humana no puede existir sino en función de un sistema religioso.
¿Qué fines y que propósitos de vida expresan los hombres en su propia conducta; que esperan de la vida y que pretenden alcanzar con ella? Decididamente aspiran a la felicidad, quieren llegar a ser felices y no dejar de serlo. Esta aspiración tiene dos fases: un fin positivo y otro negativo; por un lado evitar el dolor y el displacer, y por el otro experimentar intensas sensaciones placenteras. De acuerdo con esta dualidad, la actividad humana se despliega en dos sentidos, según trate de alcanzar uno u otro de aquellos fines.
Quien fija el objetivo vital es el programa del principio de placer. Toda persistencia de una situación anhelada por el principio de placer solo proporciona una sensación de tibio bienestar, pues nuestra disposición no nos permite gozar intensamente, sino el contraste, pero solo en muy escasa medida lo estable. Así, nuestras facultades de felicidad están ya limitadas en principio por nuestra propia constitución. En cambio, nos es mas fácil experimentar la desgracia. El sufrimiento nos amenaza por tres lados: * desde el propio cuerpo, * desde el mundo exterior, y * desde las relaciones con otros seres humanos, y quizás sea este ultimo el mas doloroso.
Bajo la presión de tales posibilidades de sufrimiento, el hombre suele rebajar sus pretensiones de felicidad, y puede estimarse feliz por el solo hecho de haber escapado a la desgracia. La finalidad de evitar el sufrimiento relega a segundo plano a la de lograr el placer. Las tentativas destinadas a alcanzarlo pueden llevarnos por caminos muy distintos:  

I.              La satisfacción ilimitada de todas las necesidades se nos impone como norma de conducta más tentadora, pero significa preferir el placer a la prudencia, y al practicarla se hacen sentir las consecuencias.
Los otros métodos, que persiguen ante todo la evitacion del sufrimiento, se diferencian según la fuente de displacer a la que conceden máxima atención.

II.            El aislamiento voluntario, el alejamiento de los demás, es el método de protección mas inmediato contra el sufrimiento susceptible de originarse en las relaciones humanas; y es claro que la felicidad alcanzable por tal camino no puede ser sino la de la quietud.
Contra el temible mundo exterior solo puede uno defenderse mediante una forma cualquiera de alejamiento.

III.           Otro camino mejor es pasar al ataque contra la naturaleza y someterla a la voluntad del hombre, empleando la técnica dirigida por la ciencia; así se trabaja con todos por el bienestar de todos.
Pero los mas interesantes preventivos del sufrimiento son los que tratan de influir sobre nuestro propio organismo, ya que en ultima instancia todo sufrimiento no es mas que una sensación, solo existe en tanto lo sentimos, y únicamente lo sentimos en virtud de ciertas disposiciones de nuestro organismo.

IV.          El más crudo y también el más efectivo, es el químico: la intoxicación. Existen ciertas sustancias extrañas al organismo cuya presencia en la sangre o tejidos nos proporciona directamente sensaciones placenteras, modificando también las condiciones de nuestra sensibilidad, impidiéndonos percibir estímulos desagradables. Pero en nuestro propio quimismo deben existir sustancias que cumplen un fin análogo, ya que el estado patológico de la manía, por ejemplo, produce semejante conducta, similar a la embriaguez, sin incorporación de droga alguna.

V.           satisfacción de los instintos, precisamente porque implica tal felicidad, se convierte en causa de intenso sufrimiento cuando el mundo exterior nos priva de ella, negándonos la satisfacción de nuestras necesidades. Por consiguiente, influir sobre estos impulsos instintivos evitaría buena parte del sufrimiento; pero esta forma de evitar el dolor ya no actúa sobre el aparato sensitivo, sino que trata de dominar las mismas fuentes internas de nuestras necesidades.


VI.          Otra técnica para evitar el sufrimiento recurre a los desplazamientos de la libido previstos en nuestro aparato psíquico. El problema consiste en reorientar los fines instintivos, de manera tal que eluden la frustración el mundo exterior. La sublimación de los instintos contribuye a ello. El punto débil de este método reside en que su aplicabilidad no es general, pues presupone disposiciones y aptitudes peculiares.

VII.         La tendencia a independizarse del mundo exterior, buscando las satisfacciones en los procesos internos psíquicos se denota con mayor intensidad en este procedimiento: la satisfacción se obtiene en ilusiones que son reconocidas como tales, sin que su discrepancia con el mundo real impida gozarlas. Estas ilusiones proceden del terreno de la imaginación, y a la cabeza de estas satisfacciones imaginativas se encuentra el goce de la obra de arte.


VIII.       Más enérgica y radical es la acción de este procedimiento: el que ve en la realidad al único enemigo, fuente de todo sufrimiento, y con quien es preciso romper toda relación si se pretende ser feliz en algún sentido. Pero también se puede ir mas lejos, empeñándose en transformarlo, construyendo en su lugar un nuevo mundo en el cual queden eliminados los rasgos más intolerables.

IX.          Existe un método que también persigue la independencia del destino y con esta intención traslada la satisfacción a los procesos psíquicos internos, utilizando la desplazabilidad de la libido, pero sin apartarse del mundo exterior, sino aferrándose a sus objetos y hallando la felicidad en la vinculación afectiva con estos. Pero al hacerlo, no se conforma con eludir el sufrimiento, sino que se concentra en el anhelo primordial y apasionado del cumplimiento positivo de la felicidad → me refiero a aquella orientación de la vida que hace del amor el centro de todas las cosas, que deriva toda satisfacción del amar y ser amado. El punto débil de esta técnica es demasiado evidente: jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos; jamás somos tan desamparadamente infelices como cuando hemos perdido el objeto amado o su amor.

El designio de ser felices que nos impone el principio de placer es irrealizable, pero no por ello se debe, ni se puede, abandonar los esfuerzos por acercarse a su realización. Podemos adoptar muy distintos caminos, anteponiendo el aspecto positivo o el negativo de dicho fin, pero ninguno de estos recursos nos permitirá alcanzar cuanto anhelamos. Cada uno debe buscar por si mismo la manera en que pueda ser feliz, y su elección del camino a seguir será influida por diversos factores. Todo depende de la suma de satisfacción real que pueda esperar del mundo exterior y de la medida en que se incline a independizarse de este; también de la fuerza que se atribuya a si mismo para modificarlo según sus deseos.

X.           La ultima técnica de vida que le queda y que le ofrece por lo menos satisfacciones sustitutivas es la fuga a la neurosis.

Quien vea fracasar en edad madura sus esfuerzos por alcanzar la felicidad, aun hallara consuelo en el placer de la intoxicación crónica o bien emprenderá la desesperada tentativa de rebelión que es la psicosis.
La religión viene a perturbar este libre juego de elección al imponer a todos por igual su camino único para alcanzar la felicidad y evitar el sufrimiento. Su técnica consiste en reducir el valor de la vida y en deformar delirantemente la imagen del mundo real, medidas que tienen por condición previa la intimidación de la inteligencia.

Hay muchos caminos que pueden llevar a la felicidad, pero ninguno que permita alcanzarla con seguridad. Tampoco la religión puede cumplir sus promesas, pues el creyente, obligado a invocar en última instancia los designios de Dios, confiesa con ello que en el sufrimiento solo le queda la sumisión incondicional como ultimo consuelo y fuente de goce.

viernes, 9 de mayo de 2014

El Malestar en la cultura (1930)


Aparecido en 1930, en este artículo Sigmund Freud plantea que la insatisfacción del hombre por la cultura se debe a que esta controla sus impulsos eróticos y agresivos, especialmente estos últimos, ya que el hombre tiene una agresividad innata que puede desintegrar la sociedad. La cultura controlará esta agresividad internalizándola bajo la forma de Superyo y dirigiéndola contra el yo, el que entonces puede tornarse masoquista o autodestructivo.

1 - Freud había escuchado decir de cierta persona que en todo ser humano existe un sentimiento oceánico de eternidad, infinitud y unión con el universo, y por ese solo hecho es el hombre un ser religioso, más allá de si cree o no en tal o cual credo. Tal sentimiento está en la base de toda religión. Freud no admite ese sentimiento en sí mísmo pero intenta una explicación psicoanalítica -genética- del mismo.
Captamos nuestro yo como algo definido y demarcado, especialmente del exterior, porque su límite interno se continúa con el ello. El lactante no tiene tal demarcación. Empieza a demarcarse del exterior como yo-placiente, diferenciándose del objeto displacentero que quedará 'fuera' de él. Originalmente el yo lo incluía todo, pero cuando se separa o distingue del mundo exterior, el yo termina siendo un residuo atrofiado del sentimiento de ser uno con el universo antes indicado. Es lícito pensar que en la esfera de lo psíquico aquel sentimiento pretérito pueda conservarse en la adultez.
Sin embargo dicho sentimiento oceánico está más vinculado con el narcisismo ilimitado que con el sentimiento religioso. Este último deriva en realidad del desamparo infantil y la nostalgia por el padre que dicho desamparo suscitaba.

2 - El peso de la vida nos obliga a tres posibles soluciones: distraernos en alguna actividad, buscar satisfacciones sustitutivas (como el arte), o bien narcotizarnos.
La religión busca responder al sentido de la vida, y por otro lado el hombre busca el placer y la evitación del displacer, cosas irrealizables en su plenitud. Es así que el hombre rebaja sus pretensiones de felicidad, aunque busca otras posibilidades como el hedonismo, el estoicismo, etc. Otra técnica para evitar los sufrimientos es reorientar los fines instintivos de forma tal de poder eludir las frustraciones del mundo exterior. Esto se llama sublimación, es decir poder canalizar lo instintivo hacia satisfacciones artísticas o científicas que alejan al sujeto cada vez más del mundo exterior. En una palabra, son muchos los procedimientos para conquistar la felicidad o alejar el sufrimiento, pero ninguno 100% efectivo.
La religión impone un camino único para ser feliz y evitar el sufrimiento. Para ello reduce el valor de la vida y delira deformando el mundo real intimidando a la inteligencia, infantilizando al sujeto y produciendo delirios colectivos. No obstante, tampoco puede eliminar totalmente el sufrimiento.

3 - Tres son las fuentes del sufrimiento humano: el poder de la naturaleza, la caducidad de nuestro cuerpo, y nuestra insuficiencia para regular nuestras relaciones sociales. Las dos primeras son inevitables, pero no entendemos la tercera: no entendemos porqué la sociedad no nos procura satisfacción o bienestar, lo cual genera una hostilidad hacia lo cultural.
Cultura es la suma de producciones que nos diferencian de los animales, y que sirve a dos fines: proteger al hombre de la naturaleza, y regular sus mutuas relaciones sociales. Para esto último el hombre debió pasar del poderío de una sola voluntad tirana al poder de todos, al poder de la comunidad, es decir que todos debieron sacrificar algo de sus instintos: la cultura los restringió.
Freud advierte una analogía entre el proceso cultural y la normal evolución libidinal del individuo: en ambos casos los instintos pueden seguir tres caminos: se subliman (arte, etc), se consuman para procurar placer (por ejemplo el orden y la limpieza derivados del erotismo anal), o se frustran. De este último caso deriva la hostilidad hacia la cultura.

4 - Examina aquí Freud qué factores hacen al origen de la cultura, y cuáles determinaron su posterior derrotero. Desde el principio, el hombre primitivo comprendió que para sobrevivir debía organizarse con otros seres humanos. En 'Totem y Tabú' ya se había visto cómo de la familia primitiva se pasó a la alianza fraternal, donde las restricciones mutuas (tabú) permitieron la instauración del nuevo orden social, más poderoso que el individuo aislado. Esa restricción llevó a desviar el impulso sexual hacia otro fin (impulso coartado en su fin) generándose una especie de amor hacia toda la humanidad, pero que tampoco anuló totalmente la satisfacción sexual directa. Ambas variantes buscan unir a la comunidad con lazos más fuertes que los derivados de la necesidad de organizarse para sobrevivir.
Pero pronto surge un conflicto entre el amor y la cultura: el amor se opone a los intereses de la cultura, y ésta lo amenaza con restricciones. La familia defiende el amor, y la comunidad más amplia la cultura. La mujer entra en conflicto con el hombre: éste, por exigencias culturales, se aleja cada vez más de sus funciones de esposo y padre. La cultura restringe la sexualidad anulando su manifestación, ya que la cultura necesita energía para su propio consumo.

5 - La cultura busca sustraer la energía del amor entre dos, para derivarla a lazos libidinales que unan a los miembros de la sociedad entre sí para fortalecerla ('amarás a tu prójimo como a tí mísmo'). Pero sin embargo, también existen tendencias agresivas hacia los otros, y además no se entiende porqué amar a otros cuando quizá no lo merecen. Así, la cultura también restringirá la agresividad, y no sólo el amor sexual, lo cual permite entender porqué el hombre no encuentra su felicidad en las relaciones sociales.

6 - En 'Más allá del principio del placer' habían quedado postulados dos instintos: de vida (Eros), y de agresión o muerte. Ambos no se encuentran aislados y pueden complementarse, como por ejemplo cuando la agresión dirigida hacia afuera salva al sujeto de la autoagresión, o sea preserva su vida. La libido es la energía del Eros, pero más que esta, es la tendencia agresiva el mayor obstáculo que se opone a la cultura. Las agresiones mutuas entre los seres humanos hacen peligrar la misma sociedad, y ésta no se mantiene unida solamente por necesidades de sobrevivencia, de aquí la necesidad de generar lazos libidinales entre los miembros.

7 - Pero la sociedad también canaliza la agresividad dirigiéndola contra el propio sujeto y generando en él un superyo, una conciencia moral, que a su vez será la fuente del sentimiento de culpabilidad y la consiguiente necesidad de castigo. La autoridad es internalizada, y el superyo tortura al yo 'pecaminoso' generándole angustia. La conciencia moral actúa especialmente en forma severa cuando algo salió mal (y entonces hacemos un examen de conciencia).
Llegamos así a conocer dos orígenes del sentimiento de culpabilidad: uno es el miedo a la autoridad, y otro, más reciente, el miedo al superyo. Ambas instancias obligan a renunciar a los instintos, con la diferencia que al segundo no es posible eludirlo. Se crea así la conciencia moral, la cual a su vez exige nuevas renuncias instituales. Pero entonces, ¿de dónde viene el remordimiento por haber matado al protopadre de la horda primitiva, ya que por entonces no había conciencia moral como la hay hoy? Según Freud deriva de los sentimientos ambivalentes hacia el mismo.

8 - El precio pagado por el progreso de la cultura reside en la pérdida de felicidad por aumento del sentimiento de culpabilidad. Sentimiento de culpabilidad significa aquí severidad del superyo, percepción de esta severidad por parte del yo, y vigilancia. La necesidad de castigo es una vuelta del masoquismo sobre el yo bajo la influencia del superyo sádico.
Freud concluye que la génesis de los sentimientos de culpabilidad están en las tendencias agresivas. Al impedir la satisfacción erótica, volvemos la agresión hacia esa persona que prohíbe, y esta agresión es canalizada hacia el superyo, de donde emanan los sentimientos de culpabilidad. También hay un superyo cultural que establece rígidos ideales.

El destino de la especie humana depende de hasta qué punto la cultura podrá hacer frente a la agresividad humana, y aquí debería jugar un papel decisivo el Eros, la tendencia opuesta.

sábado, 3 de mayo de 2014

Resumen de S. Freud. El sepultamiento del complejo de Edipo (1924)



El complejo de Edipo revela cada vez más su significación como fenómeno central del período sexual de la primera infancia. Después cae sepultado, sucumbe a la represión, y es seguido por el período de latencia. Se va a pique a raíz de las dolorosas desilusiones acontecidas. La niñita, que quiere considerarse la amada predilecta del padre, forzosamente tendrá que vivenciar alguna seria reprimenda de parte de él, y se verá arrojada de los cielos. El varoncito, que considera a la madre como su propiedad, hace la experiencia de que ella le quita amor y cuidados para entregárselos a un recién nacido. Así, el complejo de Edipo se iría al fundamento a raíz de su fracaso, como resultado de su imposibilidad interna.
Otra concepción dirá que el complejo de Edipo tiene que caer porque ha llegado el tiempo de su disolución. Es verdad que el complejo de Edipo es vivenciado de manera enteramente individual por la mayoría de los humanos, pero es también un fenómeno determinado por la herencia, dispuesto por ella, que tiene que desvanecerse de acuerdo con el programa cuando se inicia la fase evolutiva siguiente, predeterminada.
Queda espacio para la ontogenética junto a la filogenética.
Últimamente se ha aguzado nuestra sensibilidad para la percepción de que el desarrollo sexual del niño progresa hasta una fase en que los genitales ya han tomado sobre sí el papel rector. Pero estos genitales son sólo los masculinos (más precisamente, el pene), pues los femeninos siguen sin ser descubiertos. Esta fase fálica, contemporánea a la del complejo de Edipo, no prosigue su desarrollo hasta la organización genital definitiva, sino que se hunde y es relevada por el período de latencia. Ahora bien, su desenlace se consuma de manera típica y apuntalándose en sucesos que retornan de manera regular.
Cuando el niño (varón) ha volcado su interés a los genitales, después tiene que hacer la experiencia de que los adultos no están de acuerdo con ese obrar. Sobreviene la amenaza de que se le arrebatará esta parte tan estimada por él. Las mujeres mismas proceden a una mitigación simbólica de la amenaza, pero con el corte de la mano. Acontece que al varoncito no se lo amenaza con la castración por jugar con la mano en el pene, sino por mojar todas las noches su cama.
Ahora bien, la tesis es que la organización genital fálica del niño se va al fundamento a raíz de esta amenaza de castración. En efecto, al principio el varoncito no presta creencia ni obediencia algunas a la amenaza. El niño ya ha perdido partes muy apreciadas de su cuerpo: el retiro del pecho materno, primero temporario y definitivo después, y la separación del contenido de los intestinos, diariamente exigido. Pero nada se advierte en cuanto a que estas experiencias tuvieran algún efecto con ocasión de la amenaza de castración. Sólo tras hacer una nueva experiencia empieza el niño a contar con la posibilidad de una castración.
La observación que por fin quiebra la incredulidad del niño es la de los genitales femeninos. Con ello se ha vuelto representable la pérdida del propio pene, y la amenaza de castración obtiene su efecto con posterioridad.
La vida sexual del niño en esa época en modo alguno se agota en la masturbación. La masturbación es sólo la descarga genital de la excitación sexual perteneciente al complejo. El complejo de Edipo ofrecía al niño dos posibilidades de satisfacción, una activa y una pasiva. Pudo situarse de manera masculina en el lugar del padre y, como él, mantener comercio con la madre, a raíz de lo cual el padre fue sentido pronto como un obstáculo; o quiso sustituir a la madre y hacerse amar por el padre, con lo cual la madre quedó sobrando. En cuanto a la naturaleza del comercio amoroso satisfactorio, el niño sólo debe de tener representaciones muy imprecisas; pero es cierto que el pene cumplió un papel, pues lo atestiguaban sus sentimientos de órgano. No tuvo aún ocasión alguna para dudar de que la mujer posee un pene. La intelección de que la mujer es castrada, puso fin a las dos posibilidades de satisfacción derivadas del complejo de Edipo. En efecto, ambas conllevaban la pérdida del pene; una, la masculina, en calidad de castigo, y la otra, la femenina, como premisa. Si la satisfacción amorosa en el terreno del complejo de Edipo debe costar el pene, entonces por fuerza estallará el conflicto entre el interés narcisista en esta parte del cuerpo y la investidura libidinosa de los objetos parentales. En este conflicto triunfa normalmente el primero de esos poderes: el yo del niño se extraña del complejo de Edipo.
Las investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por identificación. La autoridad del padre, o de ambos progenitores, introyectada en el yo, forma ahí el núcleo del superyó, que toma prestada del padre su severidad, perpetúa la prohibición del incesto y, así, asegura al yo contra el retorno de la investidura libidinosa de objeto. Las aspiraciones libidinosas pertenecientes al complejo de Edipo son en parte desexualizadas y sublimadas, lo cual probablemente acontezca con toda trasposición en identificación, y en parte son inhibidas en su meta y mudadas en mociones tiernas. El proceso en su conjunto salvó una vez más los genitales, alejó de ellos el peligro de la pérdida, y además los paralizó, canceló su función. Con ese proceso se inicia el período de latencia, que viene a interrumpir el desarrollo sexual del niño.
No veo razón alguna para denegar el nombre de «represión» al extrañamiento del yo respecto del complejo de Edipo. Pero el proceso descrito es más que una represión; equivale, cuando se consuma idealmente, a una destrucción y cancelación del complejo. Si el yo no ha logrado efectivamente mucho más que una represión del complejo, este subsistirá inconciente en el ello y más tarde exteriorizará su efecto patógeno.
Se justifica la tesis de que el complejo de Edipo se va al fundamento a raíz de la amenaza de castración. ¿Cómo se consuma el correspondiente desarrollo en la niña pequeña?
También el sexo femenino desarrolla un complejo de Edipo, un superyó y un período de latencia.
El clítoris de la niñita se comporta al comienzo en un todo como un pene, pero ella, por la comparación con un compañerito de juegos, percibe que es «demasiado corto», y siente este hecho como un perjuicio y una moción de inferioridad. Durante un tiempo se consuela con la expectativa de que después, cuando crezca, ella tendrá un apéndice tan grande como el de un muchacho. Es en este punto donde se bifurca el complejo de masculinidad de la mujer. Pero la niña no comprende su falta actual como un carácter sexual, sino que lo explica mediante el supuesto de que una vez poseyó un miembro igualmente grande, y después lo perdió por castración. Así se produce esta diferencia esencial: la niñita acepta la castración como un hecho consumado, mientras que el varoncito tiene miedo a la posibilidad de su consumación.

Excluida la angustia de castración, está ausente también un poderoso motivo para instituir el superyó e interrumpir la organización genital infantil. El complejo de Edipo de la niñita es mucho más unívoco que el del pequeño portador del pene; según mi experiencia, es raro que vaya más allá de la sustitución de la madre y de la actitud femenina hacia el padre. La renuncia al pene no se soportará sin un intento de resarcimiento. La muchacha se desliza -a lo largo de una ecuación simbólica, diríamos- del pene al hijo; su complejo de Edipo culmina en el deseo, alimentado por mucho tiempo, de recibir como regalo un hijo del padre, parirle un hijo. Se tiene la impresión de que el complejo de Edipo es abandonado después poco a poco porque este deseo no se cumple nunca. Ambos deseos, el de poseer un pene y el de recibir un hijo, permanecen en lo inconciente.

Resumen de S. Freud. La fijación al trauma, lo inconciente (1916).



Freud saca de los dos casos anteriores (Conferencia 17), dos de las conclusiones más importantes que presenta como paradigmas.

1) Las dos pacientes parecen estar fijadas a un momento de su pasado, dentro de su enfermedad; enajenadas del presente y del futuro.
Hace como analogía de esta clase de neuróticos, a las neurosis traumáticas, en donde tienen en su base una fijación al momento del accidente traumático, como puede ser una guerra o accidentes *, donde después suelen soñar con esta vivencias traumáticas a las que parecen quedar fijados.
En el caso de la joven que no pudo consolidar el matrimonio y eso puede asimilarse como un trauma, en cambio la segunda, el amor hacia el padre de la niñez, no podría decirse como traumático.
Entonces toda neurosis tiene como base una fijación de un hecho del pasado, pero no toda fijación tiene como consecuencia la neurosis.

2) El nexo entre la escena de la noche de bodas y la acción obsesiva permanecía oculto para ella y fue destrabado bajo la influencia del trabajo de la cura, el cual costó mucho esfuerzo al igual que el caso de la muchacha que separaba la almohada del respaldo.
Ese nexo es el que proporciona lo que hemos llamado el «sentido» de la acción obsesiva, el cual generalmente es desconocido para el quien los tiene, por tanto se pude decir que son procesos que quizás algún momento fueron conscientes, pero la necesidad de un trabajo analítico para interpretarlos para hacerlos concientes, hacen suponer que sean inconscientes
Por tanto reconoce la importancia de Breuer, del descubrimiento de que los síntomas desparecen al llegar a hacer concientes las pre-condiciones inconscientes, o sea, mudar al conciente lo inconsciente, aunque contra esto se encuentra la amnesia que hace olvidar el nexo entre ambos, tal como en estos casos.
Para ello es importante el desde donde y el para que de los síntomas.

El desde donde, se resuelve en impresiones provenientes del exterior, que fueron concientes alguna vez y que pueden haber pasado a ser inconscientes y el para que de un síntoma es un proceso endopsicológico, que pudo nunca haber sido conciente y haber permanecido inconsciente.