jueves, 12 de agosto de 2021

La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud. 1957

 


 

Resumen 1

- El sentido de la letra: es toda la estructura del lenguaje lo que la experiencia psicoanalítica descubre en el inconsciente. Llamamos letra el soporte material que el discurso concreto toma del lenguaje. Esto supone que el lenguaje no se confunde con las diversas funciones somáticas y psíquicas que le estorban en el sujeto hablante. Por la razón primera de que el lenguaje con su estructura pre-existe a la entrada que hace en él cada sujeto en un momento de su desarrollo mental.

El lenguaje conquistó allí efectivamente en la experiencia su estatuto de objeto científico.

Este es el hecho por el cual la lingüística se presenta encabezando una nueva clasificación de las ciencias que marca una revolución del conocimiento: las necesidades de la comunicación.

Para nosotros la lingüística es el estudio de las lenguas existentes en su estructura y en las leyes que en ella se revelan, esto deja afuera la teoría de los códigos abstractos impropiamente colocada bajo la rúbrica de la teoría de la comunicación, la teoría de la información, incluso toda semiología más o menos generalizada. Para señalar la emergencia de la disciplina lingüística en el momento constituyente de un algoritmo que la funda: S/s.

Esto se lee así: significante sobre significado, el signo así descripto es atribuido a Saussure.

La temática de la lingüística queda suspendida desde ese momento de la posición primordial del significante y de la amplitud de su función en la génesis del significado. No hay ninguna significación que se sostenga si no es por la referencia a otra significación: llegando a tocar en caso extremo la observación de que no hay lengua existente para la cual se plantee la cuestión de su insuficiencia para cubrir el campo del significado ya que es un efecto de su existencia de lengua el que responda a todas las necesidades.

Con la superación del Edipo se da un corte con la primer etapa que nunca cierra totalmente, esta fase queda latente y reaparece en lo inconsciente. Esta es la relación entre el imaginario y lo simbólico. Debemos desprendernos de la ilusión de que el significante responde a la función de representar al significado, que el significante deba responder de su existencia a título de una significación cualquiera. Esta falacia conduce al lógico-positivismo en la búsqueda del sentido del sentido. Para captar la función del algoritmo presentado empezaré por producir la ilustración errónea con la cual se introduce su uso en forma clásica:

- Arbol (dibujo de un árbol). Acá se ve cómo se favorece la dirección errónea antes indicada.

La sustituiré por otra que se puede considerar como más correcta entendiéndola como una

exageración en la dimensión incongruente a la que el psicoanalista no ha renunciado todavía del todo:

- Caballeros/Damas (dibujo de una puerta dibujo de una puerta). Acá se ve sin extender demasiado el alcance del significante interesado en la experiencia o sea redoblando únicamente la especie nominal sólo por la yuxtaposición (juntar) de dos términos cuyo sentido complementario parece deber consolidarse por ella. Se produce la sorpresa de una precipitación del sentido inesperada: en la imagen de las dos puertas gemelas que simbolizan los baños. Este ejemplo desarma el modelo nominalista y muestra como el significante entra de hecho en el significado bajo una forma material que plantea la cuestión de su lugar en la realidad. Queda por definir que debe atravesar el significante que es aquí visible en los plurales. La estructura del significante es, como se dice del lenguaje, que sea articulado. Esto quiere decir que sus unidades están sometidas a la doble condición de reducirse a elementos diferenciales últimos y de componerlos según las leyes de un orden cerrado.

Con la segunda propiedad del significante de componerse según las leyes de un orden cerrado se afirma la necesidad del sustrato topológico del que da una aproximación el término de

cadena significante que yo utilizo ordinariamente: anillos cuyo collar se sella en el anillo de otro collar hecho también de anillos. Tales son las condiciones de estructura que determinan como gramática el orden de las imbricaciones constituyentes del significante hasta la unidad inmediatamente superior a la frase; como léxico, el orden de los englobamientos constituyentes del significante hasta la locución verbal.

Es fácil en los límites en que se detienen estas dos empresas de aprehensión del uso de una

lengua, darse cuenta de que sólo las correlaciones del significante al significante dan en ellas

el patrón de toda búsqueda de significación. El significante por su naturaleza anticipa siempre

el sentido desplegado en cierto modo ante él mismo su dimensión. Es en la cadena del

significante donde el sentido insiste pero ninguno de los elementos de la cadena consiste en la significación de la que es capaz el momento mismo. La noción de deslizamiento incesante del significado bajo el significante se impone.

Lo que descubre esta estructura de la cadena significante es la posibilidad que tengo, por la

característica de la lengua ser común a todos los sujetos, de usarla para significar otra cosa

que lo que ella dice. Esta función es más digna de subrayarse en la palabra que la de disfrazar el pensamiento del sujeto: es a saber la de indicar el lugar de ese sujeto en la búsqueda de lo verdadero. La función propiamente significante que se describe así en el lenguaje tiene un nombre que es metonimia. La parte tomada por el todo, la metonimia se apoya en la conexión palabra a palabra. Con ella designamos la primera vertiente del campo efectivo que

constituye el significante: para que el sentido tome allí su lugar. La segunda vertiente es la

metáfora: su chispa no brota por poner en presencia dos significantes igualmente actualizados sino que se produce entre dos significantes de los cuales uno se ha sustituido al otro tomando su lugar en la cadena significante mientras que el significante oculto sigue presente por su conexión metonímica con el resto de la cadena. Una palabra por otra es la fórmula de la metáfora.

- La letra en el inconsciente: Las dos vertientes de la incidencia del significante sobre el significado vuelven a encontrarse allí: la Verdichtung o condensación es la estructura de sobre-imposición de los significantes donde toma su campo la metáfora y cuyo nombre indica la connaturalidad del mecanismo a la poesía hasta el punto de que envuelve la función propiamente tradicional de esta. La Verschiebung o desplazamiento es ese viraje de la significación que la metonimia demuestra y que desde su aparición en Freud se presenta

como el medio del inconsciente más apropiado para burlar a la censura. Lo que distingue a estos dos mecanismos es una condición impuesta al material significante que puede llamarse

deferencia a los medios de la puesta en escena.

Metonimia : es la conexión del significante con el significante la que permite la elisión por la cual el significante instala la carencia de ser en la relación de objeto, utilizando el valor de remisión de la significación para llenarlo con el deseo vivo que apunta hacia esa carencia a la que sostiene. El signo – situado entre ( ) manifiesta aquí el mantenimiento de la barra – que en el primer algoritmo marca la irreductibilidad en que se constituye en las relaciones del significante con el significado, la resistencia de la significación.

Metáfora : la estructura metafórica, indicando que es en la sustitución del significante por el significante donde se produce un efecto de significación que es de poesía o de creación, dicho

de otra manera de advenimiento de la significación en cuestión. Podemos suponer ahora que

la inclinación del espejo plano está dirigida por la voz del otro. Esto no existe a nivel del estadio del espejo sino que se ha realizado posteriormente en nuestra relación con el otro en

su conjunto: la relación simbólica. Pueden comprender entonces que la regulación de lo imaginario depende de algo que está situado de modo trascendente en esta ocasión es el vínculo simbólico entre los seres humanos.

Vínculo simbólico : Socialmente nos definimos por intermedio de una ley. Situamos a través

del intercambio de símbolos, nuestros diferentes yos los unos respecto de los otros. Estamos

en determinada relación simbólica que es compleja según los diferentes planos en que nos

coloquemos. La relación simbólica define la posición del sujeto como vidente. La palabra, la función simbólica, define el mayor o menor grado de perfección, de completitud, de aproximación de lo imaginario. La distinción se efectúa en esta representación entre el ideal-ich y el ich-ideal, entre yo ideal e ideal del yo. El ideal del yo dirige el juego de relaciones de las que depende toda relación con el otro, y de esta relación con el otro depende el carácter más o menos satisfactorio de la estructuración imaginaria. Semejante esquema ilustra que lo imaginario y lo real actúan al mismo nivel.

¿Cuál es mi deseo? ¿Cuál es mi posición en la estructuración imaginaria? Esta posición sólo puede concebirse en la medida en que haya un guía que esté más allá de lo imaginario a nivel

del plano simbólico, del intercambio legal, que sólo puede encarnarse a través del

intercambio verbal entre los seres humanos. Ese guía que dirige al sujeto es el ideal del yo.

La distinción es absolutamente esencial y nos permite concebir lo que ocurre en el análisis en

el plano imaginario y que se llama transferencia. El amor es un fenómeno que ocurre a nivel

de lo imaginario y que provoca una verdadera subducción de lo simbólico, como una anulación, una perturbación de la función del ideal del yo. El ich-ideal, el ideal del yo, es el otro en tanto hablante, el otro en tanto tiene conmigo una relación simbólica, sublimada, que en nuestro manejo dinámico es a la vez semejante y diferente a la libido imaginaria. El intercambio simbólico es lo que vincula entre sí a los seres humanos, o sea la palabra, y en tanto tal permite identificar al sujeto. No hay aquí metáfora: el símbolo da lugar a seres inteligentes, como dice Hegel. El ich-ideal en tanto hablante puede llegar a situarse en el mundo de los objetos a nivel del ideal-ich o sea en el nivel donde puede producirse esa captación narcisística con que Freud nos machaca los oídos en su texto.

 

 

Resumen 2

La experiencia humana registra 3 momentos: lo imaginario, lo simbólico y lo real.

Lo imaginario: Es condición para el ingreso a la cultura. El bebe sin capacidad motriz. Se adelanta imaginariamente a representarse el cuerpo. El se piensa como completo. La mirada de la madre le devuelve la idea de cuerpo. Es uno con su madre. Donde está la imagen no está uno mismo. Solo a partir de la imagen de unidad es posible la castración, la separación.

Lo simbólico: materialidad significante. Es una estructura, no una totalidad cerrada. Tiene

una falta. Tiene carácter de ley porque organiza. Organiza las relaciones imaginarias. Tiene

fisuras. Nunca está acabado. La entrada en la cultura se da por la palabra. Se construye como

sujeto social acosta del Otro. El Padre permite la entrada en la cultura.

Lo real: puede emerger. Más allá de lo simbólico. Innombrable. Insimbolizable. No se puede

decir. Punto de fuga que nunca se puede decir cómo es. Es el lugar que no podemos dar cuenta. Queda por fuera.

No se sabe cómo el hombre empezó a hablar. Una estructura emergió. El origen no es científicos, las leyes sí. Se empezó con una estructura produciendo significaciones todas de una. La estructura organiza todo el mundo.

Las significaciones se crean en lo simbólico. Cada cultura agota todo el mundo de sentido. El

Lenguaje envuelve, no tiene fronteras. Estamos inversos. No se puede ver la frontera de la

significación. Un significante lleva a otro, de modo, que se forma una cadena.

El inconsciente está estructurado como un lenguaje del orden simbólico. Hay relaciones entre significantes. Hay desplazamientos y condensaciones. No hay significado/significante

(Saussure) El inconsciente es el discurso del Otro. Es el lugar donde se asientan las estructuras. Freud: El sueño lleva un mensaje. La interpretación del sentido se descifra a partir de la

relación entre significantes. Articulación con otras palabras. Asociación.

En el inconsciente hay leyes simbólicas.

Estadio del espejo:

El yo, instancia psíquica, no está daba desde el nacimiento sino que hay un acto en el cual,

uno se identifica con un semejante. Donde no había nada por una identificación se produce el yo.

Donde no había yo, porque veo una imagen semejante, se forma el yo.

La imagen tiene carácter performativo.

Althusser: la ideología interpela donde no había sujeto.

Yo soy lo que veo. Soy producto de una imagen. Viene de afuera. Alienación. Me veo donde no estoy. Soy cautivado por la imagen. Somos en función de una imagen que proviene de

afuera. Se unifica la imagen corporal en el yo. La imagen de afuera me organiza. El yo es una

identificación. Opuesto a la filosofía Cartesiana.

La relación con los semejantes está regulada por la instancia simbólica.

La familia organiza la instancia simbólica. El yo aparece como ideal. Imagen de sí mismo.

Cautivado por el yo ideal. Siempre hay una fisura.

La cura psicoanalítica implica donde hubo ello que advenga el yo. De la palabra del Otro pasar a la palabra propia.

La identidad relacional es precaria. Siempre hay una ilusión de unidad.

La relación imaginaria está organizada por la instancia simbólica. La ley simbólica estructura lo imaginario. Los escenarios anteriores a la castración son resignificados.

Saussure: relación entre significado / significante era biunívoca. Se corresponden.

Lacan: relación entre Significado / Significante no es biunívoca sino que el significante no significa nada. El significante solo significa cuando pertenece a una cadena de significantes.

Es la cadena de significantes la que produce un sentido. El significante por sí sólo no significa nada. En la relación entre significantes se produce el sentido.

El lenguaje no comunica nada. Cada enunciación deja un resto de sospecha.

El sentido se produce por la cadena de significantes (Lacan)

El inconsciente se manifiesta en el desplazamiento y en la condensación (Freud) Manifiestan el núcleo traumático. En el desplazamiento, hay un elemento central fuera de foco que ilumina lo que no importa. En la condensación hay un conjunto de elementos que forman un tercero.

Lacan transforma la condensación y el desplazamiento en la metáfora y la metonimia para estudiar la producción del sentido. (Pecheux: el sujeto y el sentido se producen en la misma instancia, en el inconsciente)

Condensación: metáfora: síntoma. Forma una nueva constitución social.

Desplazamiento: metonimia: deseo: Necesidad. Fisura. Manera simbólica de aquello que nunca se llega a conseguir.

Existen dos mecanismos de producción de sentido: la metáfora y la metonimia.

Metáfora: establece una comparación. Traslada un sentido a otro figurado en virtud de un nuevo sentido.

Lacan señala que la metáfora es una operación entre significantes, no significado/significante.

En la metáfora aparece un nuevo sentido porque se da la sustitución de un significante por

otro significante. La metáfora abrocha el sentido. En la metáfora se da el point de capitón. Metonimia: relación que se produce en la cadena de significantes. Designa una cosa con el nombre de otra. Tomando el efecto por la causa, una parte por el todo.

Lacan señala que la metonimia es la conexión de un significante con otro significante. El deslizamiento de sentido que abre un nuevo sentido. Deja ambigüedad. Hay un debilitamiento en el sentido.

En la lucha no gana quien tiene mejores argumentos sino quien maneja mejor las operaciones

significantes. Las significaciones se abrochan en determinados campos ideológicos. No por lo

que dice sino por la metáfora que construyen (relación entre significantes), por el efecto que

producen. La instancia del significante juega un papel determinante en la imaginación.

La sociedad queda atascada en una determinada metáfora. Se generarán nuevos sentidos a

través de nuevas metonimias.

La metáfora abrocha el sentido. El sentido se vuelve dominante. Sólo cuando esa cadena de

significantes se quiebra se abren nuevas metáforas y se puede disputar el sentido.

Lacan / Althusser: el sujeto esta descentrado. Pienso donde no soy. Soy donde no pienso. No

disponemos de los mecanismos de producción de sentido sino que ellos nos disponen. En la

vida social se producen metáforas y metonimia que organizan nuestras relaciones sociales.

La teoría del sujeto descentrado sirve para pensar la ideología.

La constitución del individuo y de la sociedad está descentrada. La constitución del sujeto funciona desde el desconocimiento (Pecheux Olvido 1) sino no existiría el deseo, la búsqueda

por la unidad. Ilusión de que en algún momento se encontrará la solución. Hay que reconocer este malestar que nunca será solucionado.

En la sociedad siempre hay una falla, un síntoma. No existe la totalidad suturada. El síntoma es intrínseco a las sociedades, no es externo (como el judío lo era para el nazismo) Con aquello que no funciona se puede llegar a hacer algo a partir de lo simbólico.

El descentramiento implica una inadecuación entre lo imaginario y lo real. Se desconoce el descentramiento.

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