La clínica…
La clínica es de origen
médico, no psicológico. A fines del siglo XVI, se empiezan a construir ciertos
saberes acerca de la experiencia que tenían los médicos con los pacientes. Se
decía que para curar, 1º era necesario saber en que consistía la enfermedad, y
para saber en que consistía la enfermedad, se creo el método clínico. Dicho
método consistía en ciertos pasos:
1-Observación de los
pacientes
2-Descripción de los
síntomas
3-Correlación de síntomas
que aparecían, dando lugar a:
4-Clasificación de esos
síntomas en agrupamiento de enfermedades.
A partir de esto surgía el
diagnostico, la dimensión de saber que manejaba el médico, el diagnostico le
permite al médico hacer un pronostico, saber cual iba a ser el desarrollo que
iba a tener esa enfermedad y establecer un tratamiento.
Estos pasos (observación,
descripción, correlación, clasificación), les abría a los médicos dos puertas:
Dimensión del saber: saber
en cuanto a diagnostico y pronostico de la enfermedad
Dimensión del poder: poder
en tanto la posibilidad de intervenir y hacer algo sobre esa enfermedad vía la
terapéutica.
Estos son los comienzos de
la medicina, de la ciencia donde el discurso de la razón toma el padecer del
sujeto y construye un saber respecto del padecimiento subjetivo.
Pero la ciencia tiene una
pasión, que es la objetividad, la pasión de hacer de su objeto de estudio, un
objeto. La ciencia en su ambición de aislar el padecimiento, va dejando cada
vez mas afuera al sujeto, al sujeto padeciente, y se ocupa cada vez mas de la enfermedad,
del órgano enfermo, de la sustancia que está en déficit o en exceso y deja de
interesarle el sujeto. El ideal de la medicina es que el paciente no hable, que
el paciente se introduzca en esa maquinaria de análisis, radiografías,
resonancias, etc. al final se le dice: “padece de x”, así la subjetividad queda
totalmente dejada de lado.
Si toda la vía de la
medicina o de la psiquiatría estudia la enfermedad o las funciones y deja de
lado al sujeto, es necesario pensar una clínica distinta, que en lugar de
objetivar su material de estudio, hacer de eso su objeto, lo que haga es
atenerse a ese sujeto.
La clínica psicoanalítica se
va a preguntar por lo que el sujeto dice de lo que tiene.
La clínica psicoanalítica
En la clínica psicoanalítica
opera la hipótesis del inconciente, dicha hipótesis dice que ese sufrimiento
que tiene el paciente está sostenido por algún enunciado, por alguna
representación o por algún significante reprimido, para llegar a este significante
reprimido es necesario que el paciente diga sin controlar, sin cuidarse en
relación a su decir, que produzca un discurso singular, que es el discurso de
la Asociación Libre.
En la Asociación Libre, no
se trata de hablar de cualquier cosa, Freud decía que es un relato que tiene
que diferenciarse de la conversación ordinaria: “Usted observará que en el
curso de su relato le acudirán pensamientos diversos que preferiría rechazar
con ciertas objeciones criticas. Tendrá la tentación de decirse: “Esto o aquello
no viene al caso, o no tiene ninguna importancia, o es disparatado, y por ende
no hace falta decirlo”. Nunca ceda a esa critica, dígalo a pesar de ella y aún
justamente por haber registrado una repugnancia”. Lo desagradable, lo que uno
no querría decirle a otro, lo que muchas veces uno piensa, pero en la relación
con el otro resulta inconfesable, lo que no se puede decir. En un psicoanálisis
uno tendría que decir lo que habitualmente no querría decirle al otro.
En dicha clínica, el saber
esta del lado del paciente, este no sabe que el saber está de su lado ya que es
un saber inconciente.
La clínica, tiene una base:
es lo que se dice. En relación a esto habrá una serie de reflexiones en
relación a que se escucha en lo que el paciente dice, además de esto esta base
(lo que se dice), sirve para discernir cosas que importan.
Para ese discernimiento de
cosas que importan hay que dejar un registro. En psicoanálisis, lo que
conocemos como los registros son los historiales, que Freud los caracterizaba
como lagunares y fragmentarios.
El objeto de estudio es un
sujeto dividido, esto implica saber que hay una parte del saber que está
excluida de la conciencia, que hay un saber no sabido, de aquí las lagunas
mnesicas, los actos fallidos, sueños, lapsus.. Por eso los sujetos no
funcionamos como un mecanismo, no podemos cumplir las normas, hacemos todo al
revés, siempre tropezamos con la misma piedra, hacemos lo que no nos conviene…
el sujeto funciona de una manera impredictible.
En la clínica
psicoanalítica, se piensa que funciona una estructura, en esa estructura hay
una parte que es un mecanismo y otra parte que es el sujeto. La parte de
mecanismo es la estructura del lenguaje, que funciona como un mecanismo S1 S2,
entre esos stes. Hay un intervalo donde se va a ubicar ese sujeto dividido. Ese
mecanismo tiene un elemento que es ese sujeto barrado, que hace que el
mecanismo funcione de manera impredecible.
En esta clínica el Otro
tiene un lugar preponderante, por eso se llama que es una clínica bajo
transferencia. Lo que el paciente dice, es un decir dirigido al Otro.
Cuando aparece el Otro,
aparece también el enigma de qué quiere ese Otro y frente a ese enigma aparece
que quiero yo de ese Otro. El padecimiento es un mensaje dirigido al Otro.
En “discurso de apertura a
la sección clínica”, Lacan da tres definiciones de clínica psicoanalítica:
La clínica tiene una base,
es lo que se dice en un psicoanálisis.
La clínica, consiste en el
discernimiento de cosas que importan.
La clínica es lo real, en
tanto lo imposible de soportar.
Entonces, la clínica tiene
una base y es lo que se dice, en relación a eso habrá una serie de
elucubraciones (reflexiones) en relación a qué se escucha en lo que se dice,
además esta base sirve para discernir cosas que importan. En cuanto a que la
clínica es lo real, como lo imposible de soportar, la clínica trata de tomar lo
real del padecimiento del sujeto, de un sujeto que padece. EL INC. ES A LA VEZ
LA HUELLA Y EL CAMINO POR EL SABER QUE CONSTITUYE, HACIENDOSE UN DEBER REPUDIAR
TODO LO QUE IMPLICA LA IDEA DE CONOCIMIENTO.
Hacer un psicoanálisis
requiere de un esfuerzo, se requiere de un esfuerzo de parte del paciente de
asociar libremente, como dice Lacan, a esa persona que viene a pedir algo hay
que decirle que tiene que sudar un poquito, que tiene que hacer el esfuerzo de
asociar libremente y con cierta regularidad, para que esa persona pueda llegar
a hablar de su síntoma en su particularidad.
¿De qué clínica hablamos?
Situar la clínica como interrogación implica diferenciarla de la terapéutica
sin análisis ni reflexión critica y de las respuestas precarias y exteriores
que puede dar una mera nosografía. El caso clínico es tomado en su
particularidad, es el tipo clínico que forma parte de las coordenadas de su
síntoma. Reconocer al paciente como sujeto, es la responsabilidad que toma el
psicoa. Clínico. El marco de la cátedra es psicoa. Pero toma en consideración e
intenta diferenciar de la suya otras perspectivas clínicas prevalentes en el
mundo actual: psiquiatrícas, psicofarmacologicas, psicoterapéuticas. Que su marco
sea psicoa. Quiere decir que privilegia como vía de estudio y de tratamiento
del síntoma lo que sobre él dice el sujeto que lo padece y también lo que sobre
ese sujeto dice el síntoma a quien sabe escucharlo.
El programa de la materia
tomará como eje la reflexión sobre las
elecciones del ser hablante. El termino “elección” esta presente desde el
comienzo de la obra de Freud y es esencial a toda clínica del psicoa. Esta se
basa en los resultados de elecciones ya realizadas y de las que el sujeto debe
hacerse cargo (elección de objeto, de sexo, de síntoma y de tipo clínico), y en
las consecuencias sintomáticas de elecciones demoradas (que producen conflicto,
irresolución, duda, división subjetiva, culpa e inhibición en cuanto a la
acción). Se enfocarán aquellos momentos e instancias electivas en la
constitución del ser hablante que tienen consecuencias decisivas desde la
perspectiva de la clínica psicoa. Y que permite hacer valer una causalidad del
síntoma que en algún punto preciso se aparta de todo determinismo automático
(genético, neurofisiológico, incluso simbólico). La concepción psicoa. De la
cura permite resaltar algunos momentos decisivos en el tratamiento, en los que
la causalidad electiva y el consentimiento advertido son la clave de la
operatoria psicoa. El comienzo del tratamiento, la percepción del síntoma por
parte del paciente (eso que solo él conoce de sí, pero sin reconocerse en
ello), la exploración de las posiciones subjetivas del sujeto respecto de los
actos que podrían satisfacerlo (si admitiera pagar el precio de la perdida que
requiere toda elección). Los momentos cruciales de la experiencia clínica son
aquellos que el clínico y también el paciente deben tomar decisiones.
Introducción a lo real: sem
11
Lo real se presentó en el
psicoanálisis bajo la forma del trauma y se presentó en la experiencia
analítica. El trauma muestra (en la exp. Analítica), algo inasimilable, siempre
ligado a un carácter accidental, de encuentro fallido. Se arriva a algo de lo
real por la vía del encuentro. ESE TRAUMA HA DE SER TAPONADO POR LA HOMEOSTASIS
SUBJETIVANTE, ES LA FUNCIÓN DEL FANTASMA QUE ORIENTA TODO EL FUNCIONAMIENTO
DEFINIDO POR EL PRINCIPIO DE PLACER.
Hablar del fantasma, ya es
hablar de lo que tapona, de la pantalla por el trabajo del ppio. De placer
(proceso primario).
El fantasma va a ser siempre
algo que vela, algo que tapa, algo que disimula. La conciencia también funciona
como pantalla, la conciencia tiene idéntica función al fantasma.
En los sueños se sitúan 2
polos:
El sueño de comodidad: se
articula a un deseo, el deseo de dormir.
El sueño de angustia: el
sueño llega lo más posible cerca de un real deseado.
El deseo de dormir, es la
homeostasis del fantasma, pero pareciera que ese deseo quisiera querer ir más
allá.
Si hay realización de deseo
en un sueño de angustia, es porque el objeto que va contorneando ese sueño es
un objeto que se sitúa más allá del ppio. De placer.
Esta es la base de la teoría
de Lacan de la angustia en relación al deseo, por un lado un deseo de dormir y
por el otro lado un deseo de lo real.
Realidad vs real:
Realidad: Es siempre una
realidad sospechosa, decimos que es lo que está afuera de nosotros. La
realidad, es la realidad del fantasma, es el campo donde todo es posible, en el
fantasma.
Para Lacan, lo que engaña es
la representación, el campo del ste. El campo de lo simbólico es el registro
que engaña.
Real: Se opone al sentido,
no tiene ste. No tiene imagen, por eso la relación del sujeto y lo real, es una
relación no mediada por el ste. En relación al trauma, ese real se anuda, en la
medida en que es ese encuentro que no puede ser mediado por el ppio. De placer,
por el proceso primario.
Lo real es imposible, es un
encuentro fallido que inmediatamente se hace evanescente.
El sueño es una cadena, que
si lo tomo en dirección del sentido, no deja de fabricar fantasmas, pero
también se puede llegar a un ste. Que no tiene compañero, que queda reducido a
su estupida literalidad, no quiere decir nada, y eso es lo que busca Lacan, el
encuentro con lo real es el instante que despierta, pero apenas, pero apenas
despertamos agregamos nuevos fantasmas, nuevas significaciones a eso que
soñamos.
Encuentro con lo real en la
Psicosis:
La alucinación es un ste. En
lo real, es una voz, una frase, una sensación, un síntoma en el cuerpo, que no
se encadena con otro ste.
En lo real, también
encontramos al ste. Fuera de la cadena
No solo los psicoticos
presentan un ste. En lo real, también los neuróticos tenemos estos fenómenos,
de repente a uno le viene una frase. Si se pone a asociar, podría significarse
esa frase, pero hay ciertos automatismos metales que no se pueden pensar más
que como los stes. En lo real. Una cosa
es estar pensando en esa idea, fabricándola y otra cosa es cuando esa frase nos
sorprende, nos interrumpe, cuando no estamos a su escucha, cuando esta fuera de
nuestro campo y adquiere todo su valor sorprendidos como estamos por esa
formulación que nos llega como un murmullo del exterior.
Lacan da tres definiciones
de lo real:
El síntoma es lo que viene
de lo real
Lo real es lo que retorna
siempre al mismo lugar.
Lo real como imposible.
El síntoma es lo que viene
de lo real, como mensaje dirigido al Otro. El síntoma es lo que retorna de lo
real, se articula con lo que vuelve siempre al mismo lugar como repetición, el
síntoma se mantiene siempre en el mismo lugar en la dimensión de suplir una
satisfacción imposible.
Dos formulaciones de Lacan:
Lo real es estructurado por
lo simbólico, cuando queda atrapado por este. Porque la simbolización
mortifica, vacía la plenitud de lo real del cuerpo. Hay algo del goce que es
evacuado, el cuerpo es entonces, un cuerpo vaciado de goce. No hay referencia
del cuerpo, lo único que queda como operación de lo simbólico, son ciertos
lugares como reservas naturales de goce, que son las zonas erógenas. De allí
que los retornos de goce en el cuerpo aparecen como modos de sintomatización.
El cuerpo implica una falla de lo simbólico, el retorno del goce en el cuerpo.
(Ej.: histeria, psicosis).
Lo real es producto de lo
simbólico. Luego de la operación de lo simbólico sobre lo real, quedan ciertos
restos, objetos a, llamados PLUS DE GOCE. Son objetos que recuperan ese goce
perdido. PRIMERO EL NUCLEO DE LO REAL ES EL GOCE, EL GOCE ES LA BASE SOBRE LA
QUE ACTÚA LA SIMBOLIZACIÓN, PERO LUEGO ES EL RESTO, SON ESOS OBJETOS QUE
INTENTAN RECUPERAR EL GOCE PERDIDO.
El encuentro con lo real
implica una plenitud, nada puede faltar en lo real. Cuando hay falta, es
introducida por lo simbólico. Lo simbólico introduce la falta, en lo real no
falta nada.
Pero también lo real es un
agujero, una falta en torno a la cual lo simbólico se estructura. En la vía de
lo traumático, lo real aparece como un choque, el tropiezo contra algo, con que
se encuentra lo simbólico.
Solo con posterioridad puede
lo traumático ser significado.
¿Quién habla? El sujeto no
es el yo
¿A quién? (posición del
analista)
El sujeto: En clínica
psicoa. Se opera con un sujeto dividido, esto implica saber que hay un saber
que esta excluido de la cc, hay un saber no sabido. La estructura del lenguaje
funciona como un mecanismo, es un par ste S1 S2, en ese entre stes hay un
intervalo donde se ubica el $ (esto hace que el mecanismo sea impredictible),
El inc. Puntualizado por
Lacan, es el inc. Aislado mediante la función de lo simbólico, caracterizado
por la noción de ste.
Se apunta a una falta, no al
yo del sujeto, la clínica psicoa. Se va a preguntar por lo que el sujeto dice
que tiene, con “tiene” nos referimos a la falta porque en gral. Los pacientes
van a venir a hablar de lo que les falta, de lo que quisieran tener y no
tienen, igualmente lo importante es lo que el paciente dice. Lo que tiene o no
tiene, es un modo de objetivar su posición. El psicoanálisis se dirige al plano
subjetivo, no al yo. Esto implica producir una inversión de lo imaginario sobre
lo simbólico. Lo imaginario es el discurso común, la dimensión del plano del
yo, la relación a a’.
Regla fundamental:
Asociación libre
Dos leyes:
No omisión: Decir todo lo
que a uno le pasa por la cabeza. Lacan confronta la atención entre decir lo
importante, lo relevante vs... Decir lo cotidiano, lo ordinario.
No sistematización: Acompaña
la regla de abstinencia, atención flotante… Uno debe liberar todas las cadenas
del relato, hablar de lo cotidiano, de lo ordinario, también eso tiene una
significación según el orden que ocupe en esa sucesión.
Del lado del ANALISTA:
La atención flotante:
Apartamiento del juicio cc, quiebre de la dimensión imaginaria. El yo del
analista queda por fuera del dispositivo analítico, no hay una dimensión
intersubjetiva. Hay ruptura de la comprensión porque el sentido es imaginario,
se evitará el abrochamiento de sentido.
La atención flotante
habilita el discurso, no es una conversación, va en contra y ruptura de la
comprensión, todo lo que se escucha se podría significar a posteriori.
Lo que dice un paciente,
alguien que asocia libremente, puede no tener ningún sentido, pero lo que le
dice encubre un sentido. La Asociación libre como tal determina la situación de
la transferencia, un decir vinculado a la Transf... Vinculado al otro.
Lacan dice: el oyente la
experimenta en el momento de responder, al suspender su respuesta, comprende el
sentido del discurso. Al no responder el que sería el oyente, se comprende el
sentido de ese decirle, al caer el valor de pura significación que podría tener
ese decir y darle lugar al decirle , esta intención empieza a revelar una
cuestión transferencial, que aparece en relación a ciertas demandas, deseos,
reclamos, ciertas agresividades dirigidas al otro.
El analista paga con su
persona, todo lo que constituye su lazo con los otros, debe ser cancelado. La
posición del analista es hacer un semblante de objeto.
PACIENTE –
Asociación libre.
Ruptura dimensión
imaginaria.
Uso del diván (no
excluyente)
ANALISTA –
Atención flotante.
Apartamiento del juicio cc.
Quiebre de la dimensión
imaginaria, (al no escuchar bajo el modo de selección).
Tipo de escucha analítica es
artificial.
Neutralidad: alude a la
función de analista, el que da las interpretaciones y soporta la Transf...
deberá ser neutral, no intervenir como individualidad psicosocial.
El analista debe abstenerse
de todo consejo, ser neutral con respecto a las manifestaciones Transf.
En psicoanálisis opera la
hipótesis del inc. Desde aquí la temporalidad es pensada como un fuera de
tiempo, un tiempo desligado, el inc. Es atemporal y esto tiene consecuencias en
la posición del analista, que guiará la cura con una lógica de fuera de tiempo,
de discontinuidad. El analista no constata el discurso desde la cc. Y esto hace
que surjan efectos en el analizante. El analista debe comportarse de manera tan atemporal como
el inc.
El analista ofrece a quien
consulta la posibilidad de hablar de su sufrimiento. Su acto está en juego
desde el momento en que da al sujeto la palabra y coloca el saber de su
lado.
Entrevistas preliminares:
Es de suma importancia
ubicar las condiciones de una entrada en análisis, para pensar desde allí los efectos y las posibilidades del trabajo
analítico. Si hay en el lugar del oyente un practicante del análisis, un
analizado, podrá situarse de tal manera que se produzcan efectos de carácter
analítico, aun en el marco de dichas entrevistas y aun cuando no se hayan
producido todavía las condiciones de una entrada en análisis. En esta
perspectiva, el encuentro con un analista puede constituirse en el
acontecimiento que abra el camino a posibles modificaciones subjetivas y que
ponga en juego, aun en la brevedad del encuentro, lo real en juego para cada
sujeto. Freud propone un tratamiento de ensayo destinado a tomar conocimiento
del caso y decidir si es apto para el psicoanálisis. “Este ensayo previo es ya
el comienzo del análisis y debe obedecer a sus reglas”. Las entrevistas
preliminares son análisis en tanto ponen en juego una doble articulación:
El valor dado a la palabra
del sujeto, a la suposición de una verdad en juego en ella, a la suposición de
un saber que le otorga a esa palabra un valor que no se encuentra ni en la
psiquiatría ni en otras vertientes terapéuticas. El analista sostiene allí lo
que Lacan llamó “sumisión absoluta a las posiciones subjetivas del enfermo”.
2- Son también análisis, en
tanto hay un oyente que no es cualquiera. Es un analizado, alguien que ha
pasado por la experiencia del inc. Y de la castración, es alguien entrenado
para escuchar en los dichos, el decir, para localizar al sujeto de la
enunciación y no quedar atrapado en los enunciados, en el yo. Es alguien que ha
sido entrenado para interrogar la demanda y con sus intervenciones producir una
modificación en la posición del sujeto respecto de sus dichos, respecto de su
síntoma, respecto de su realidad, alguien que puede orientar sus intervenciones
al encuentro con lo real. Un oyente que puede convertir esa palabra en algo
diferente al discurso del yo, dando lugar a la producción del sujeto y haciendo
posible, por vía de la interpretación, una transmutación subjetiva, algo que
puede marcar para el sujeto un antes y un después. Es la presencia del
analista, del analizado lo que permitirá hacer de las entrevistas preliminares
o no, algo diferente a una simple recopilación de datos o a un mero trabajo de
sugestión.
No se trata de estar todo el
tiempo esperando provocar la rectificación subjetiva, sino de aprovechar la
oportunidad para ello cuando algo de la localización del sujeto en dirección al
inc. Pueda aparecer.
Tal vez lo esencial de la
posición del analista es su versatilidad para situarse como objeto en la
transferencia. El analista debe saber tomar para cualquier sujeto, el lugar
desde el cual poder actuar. Su lugar de oyente le permite estar atento al
momento en que una intervención pueda abrir la posibilidad de un movimiento
subjetivo.
Lo que ocurre durante la
experiencia analítica depende tanto de las coordenadas subjetivas del paciente
y de su posición como de la posición del oyente. No es lo mismo un oyente
atento que otro para quien jamás será posible salir del plano de la comprensión
o de la sugestión. La posibilidad de estar atento a la oportunidad de escuchar
en el enunciado, la enunciación, de interrogar el deseo, de situar un impasse,
sólo es posible si hay un analista allí, que ocupe ese lugar.
El analista no se va a
situar en nombre del bien general, de la salud, o de lo que debe ser.
Conociendo las condiciones de la estructura podrá apuntar en cada momento, en
sus intervenciones, a lo real, haciendo caer los embrollos en que lo imaginario
sumerge al sujeto. Sólo un analista podrá dar lugar a una entrada en análisis o
a la rectificación subjetiva o a la sorpresa de un lapsus que dé lugar a la
emergencia del inc.
En el marco de las
entrevistas preliminares es posible efectuar un diagnostico diferencial,
conservan la dimensión diagnostica del tratamiento de prueba Freudiano, este
“tratamiento de ensayo”, esta fundamentado en la necesidad de establecer un
período de prueba, decidir si un paciente es apto o no para el psicoanálisis.
“En primer lugar tenemos el problema diagnostico, cuando se somete a un
paciente que sufre de lo que se describe como perturbaciones nerviosas, es
deseable, previamente, tener la certeza, (hasta donde pueda alcanzarse esa
certeza), que él se presta a ese tipo de tratamiento, y de que se lo puede
ayudar empleando ese método. Esto se da, sólo en el caso de que él tenga una
neurosis”.
Para Freud los objetivos del
ensayo previo son: conocer el caso y decidir si le es aplicable o no el
psicoanálisis. Es un medio de prueba, un período de prueba de algunas semanas
que tiene una motivación diagnostica. Freud dice que tampoco puede afirmarse que
tal ensayo facilite siempre un diagnostico seguro, pero que es una precaución
más. Quedan excluidas del método analítico patologías como: histerias como
anorexias, melancolías, psicosis. Para Freud el ensayo previo se diferencia del
análisis en que se deja hablar al paciente y no se le suministra mas
explicaciones que las indispensables para la continuación de su relato, pero
este ensayo previo es ya el comienzo del análisis y debe obedecer a sus reglas
( Asociación Libre – Atención flotante – apartamiento del juicio cc.
Quiebre de la dimensión
imaginaria neutralidad). Lacan retoma lo
que freud llamó ensayo previo, diciendo que para actuar en un psicoanálisis se
debe proceder con numerosas entrevistas preliminares, dichas entrevistas pueden
durar poco o mucho tiempo y con ellos se posibilita un diagnostico preliminar
que se dirige al sujeto y fundamentalmente la entrada en análisis. El tiempo de
las entrevistas preliminares, no es otro que el tiempo de la transferencia,
tiempo imposible de predecir a priori, ni de estandarizar, ya que será del
orden del uno por uno y se tratará de un tiempo lógico no cronológico.
No hay entrada posible
en análisis sin entrevistas
preliminares. Las entrevistas intentan provocar un cambio en la posición de
quien consulta a través de lo que dice. Es responsabilidad del analista
introducirlo en el saber inc. Iniciando así una rectificación subjetiva.
No hay entrada posible en
análisis sin entrevistas preliminares, decía Lacan en 1971. Las entrevistas
preliminares constituyen la modalidad técnica que responde a: “en el comienzo
del psicoanálisis está la transferencia”. Un psicoanálisis es el trabajo de la
transferencia y en las entrevistas preliminares lo que está en juego es poner a
trabajar la transferencia.
Lacan decía, “se trata de
hacerlos entrar por la puerta, que el análisis sea un umbral, que haya para
ellos una verdadera demanda”. En esa demanda algo debe forzarlos a hacer un
esfuerzo, “es preciso que algo empuje”. Sólo el sujeto supuesto al saber, como
pivote de la transferencia, permite situar aquello que hace del síntoma una
“demanda verdadera”. El síntoma se vuelve analizable, solo a condición de
incluirse en la transferencia.
Es un hecho de experiencia,
que el síntoma no conduce al análisis sino cuando cuestiona, cuando el
analizante capta ese incomprensible cuerpo extraño como propio y portador de un
sentido oscuro que lo representa como sujeto desconocido para si mismo. En este
sentido, el síntoma es cuestionamiento del sujeto o más bien representante del
sujeto barrado. Por la transferencia, el síntoma es puesto en forma de
pregunta, pregunta del sujeto. La transferencia asi planteada es previa al
análisis. Esta ahí desde que el síntoma es sólo pensado como analizable. El
momento de la demanda de análisis es aquel donde un particular, analista
cualquiera, se substituye al psicoanálisis en general.
Es preciso que ese analista
venga a sostener para el analizante la función de sujeto supuesto al saber.
La transferencia fijada al
analista es una transferencia primariamente demandante: demanda al Otro que
responda. El análisis supone aún que de esa transferencia demandante, se haga
una transferencia productora por el sesgo de la llamada asociación libre. El
analizante está en el análisis, en el lugar de aquel que trabaja, para que se
elabore el saber que responda a la pregunta del sujeto, mientras que la
operación del analista consiste en causar ese trabajo.
El acto analítico está en
juego desde esas entrevistas, se ubica ahí en el lugar de la causa y su efecto
es el empuje-al-trabajo de la transferencia. La justa inserción del paciente en
la transferencia no es del orden de la aptitud. Depende de la posición del
sujeto en su relación con el Otro.
En la iniciación del
tratamiento, Freud evoca una técnica que le es nueva, “el tratamiento de
ensayo”, acentúa la idea de las condiciones previas. Hay dos precisiones que
realiza:
Concierne a lo que debe
esperarse del paciente: que se apegue a su analista.
Apunta a la posición del
analista mismo, Freud dijo que durante el tratamiento de ensayo no comentará
los decires del paciente “mas que lo indispensable para la continuación del
relato”.
En primer lugar, Freud ubica
las condiciones de entrada en la cura en relación a la cuestión de la
transferencia. En segundo lugar, podemos reconocer distinguidas, la necesidad
de la fijación de la transferencia (apego al analista), y la puesta a prueba
del trabajo de transferencia (aplicación de la regla). A lo que se agrega una
indicación técnica notable: Freud da su lugar a cierto silencio del analista.
Si la regla implica el saber analizante, el hecho de suspender las revelaciones
del analista ubica el saber de éste en una posición particular. Es un saber que
ni se expone ni se manifiesta, que permanece sólo en reserva, supuesto…
Para Lacan una dirección de
la cura se ordena según un proceso que va de la rectificación de las relaciones
del sujeto con lo real, hasta el desarrollo de la transferencia y luego a la
interpretación. Ósea que recomienda seguir este orden:
Rectificación subjetiva
Transferencia
Interpretación
Lacan apunta a la
transferencia simbólica y pone de relieve que la Transf. Es un efecto del acto
analítico.
Entonces, la dirección de la
cura consiste en 1º lugar en aplicar la regla analítica “la asociación libre”,
el sujeto es invitado a hablar, esto es lo que ofrece el analista. La 1º meta,
en relación al síntoma, es la de transformar la relación del sujeto con su
síntoma, y esto sólo es posible si hay una verdadera demanda de análisis, esta
se gesta en las entrevistas preliminares al análisis. Las entrevistas intentan
provocar un cambio en la posición de quien consulta a través de lo que dice. Es
responsabilidad del analista introducirlo en el saber inc. Iniciando así una
rectificación subjetiva.
Rectificación subjetiva: Es
una intervención 1º que se dirige a producir la división del sujeto, (que
aparezca un sujeto barrado va a permitir un deslizamiento ste). Es la 1º
ubicación del sujeto que apunta a confrontarlo con su decir, es un acto en
dirección del analista. Es poner a punto al sujeto para entrar en análisis, es
cambiar algo. La R.S produce ruptura de sentido, produce un efecto que es una
incógnita, es la suspensión del sentido, también tiene que ver con redituarse
respecto de la realidad (lo imaginario). En la medida en que el analista no le
responde con un objeto, lo que esta en juego es el deseo, hay una circulación
de la nada. La implicación del sujeto depende del acto del analista, ya que
dirige al paciente al cuestionamiento de su deseo. La rectificación no es algo
que el analista vaya a buscar, sino que es un efecto de una intervención, puede
aparecer de diferentes maneras, puede ser efecto de una interrogación de las
verdades fantasmaticas de una persona. La posición del analista produce
efectos, el encuentro con algo de la verdad del sujeto es por efecto del
encuentro entre analista y paciente.
El síntoma está articulado
al fantasma y el fantasma es el mundo de ese sujeto. La rectificación apunta al
cambio de posición del paciente en cuanto a lo que dice, como pasa a
posicionarse ese paciente en relación a sus propios dichos.
La R.S será la que va a
enlazar al síntoma, a la transferencia y a la demanda. La R.S consiste en
hacerle percibir al paciente su responsabilidad, hacerle percibir que ocupa el
lugar de agente en su propia vida. Supone la implicación del sujeto con su
síntoma, la formalización de la demanda de análisis. La implicación del sujeto
depende del acto del analista, ya que conduce a que el paciente se cuestione
sobre su deseo.
El síntoma pasa a ser
síntoma de análisis, si se articula en una verdadera demanda de análisis, en el
momento en que se conecta con el saber, en el momento en que se expresa en una
demanda, pero se trata de la demanda “de verdad” de buscar la verdad. Un
paciente puede acudir a la consulta, traer su sufrimiento y eso no significa
una demanda de análisis, el paciente puede ir a la consulta con una demanda de
saber, pero lo que hay en esa demanda es ¿Qué hago?, lo que aparece de entrada
responde a la inmediatez, de “dame la respuesta”, “dame la solución”, es una
demanda en el plano de la necesidad.
La demanda se desdobla en
dos:
demanda en el plano de la
necesidad.
Demanda de amor, demanda de
ser alguien para alguien.
El deseo se encuentra entre
los dos niveles de la demanda, lo que no alcanza a ser significantizado es lo
que va a producir el deseo.
El síntoma solo puede
volverse analizable, a condición de incluirse en la transferencia. Alguien
demanda confiar su sufrimiento al analista, “confiar a otro un padecimiento”.
La formalización de una demanda de análisis, será con la respuesta del
analista, el analista intenta implicar al sujeto con sus dichos.
Transferencia: La
transferencia es la que permite poner en marcha la regla fundamental, y que el
paciente pueda asociar libremente. La Transf. Se manifiesta en el inicio del
tratamiento y no hemos de ocuparnos de ella, hasta que aparezca como
resistencia que no permita continuar el análisis. La Transf. Es situada como
error, error en la persona, error en el sentido negativo, de que hay una falsa
conexión y además esto induce positivamente a la idea de que hay una
sustitución. Cuando lo que no puede decirse, se traslada a la persona del
analista, esa persona del analista se ha puesto al servicio de hacer actuales
los impulsos eróticos y olvidados del paciente. Algo se actualiza en la persona
del analista. La Transf. Convoca al analista, no sólo como ste. Sino también
como objeto.
Freud decía: “El paciente
repite en vez de recordar”, en la repetición se recuerda sin saber que se
recuerda, vía el acto transferencial. El analista tiene que poder saber hacer,
desviar esas pulsiones que se intentan descargar hacia lo motor y darle un
nuevo uso en el trabajo analítico. El recurso para doblegar la compulsión a la
repetición es el manejo de la Transf. Se trata de admitirla, tolerarla en el
ámbito del tratamiento.
Lacan se pregunta si el
analista aceptará aprovecharse de ese error en la persona, si se aprovechará de
ese lugar en que lo ubica la Transf.
Es desde la Transf. Que el
analista responde, el analista debe maniobrar para salirse del lugar donde fue
ubicado por el paciente o incluir ese lugar eventualmente. Lacan plantea que
las interpretaciones serán recibidas por el sujeto desde el lugar que está
ubicado el analista en Transf. La maniobra del analista consistirá en correrse
de esos lugares donde lo ha ubicado el paciente en transferencia.
La Transf. no es una relación
dual, Lacan ubica una disparidad analítica, donde el analista se ofrece para
representar a todos los stes. Del paciente. El analista es al menos dos, el
lugar del analista deberá ser un lugar de falta en ser, para poder alojar a los
Otros del sujeto. El analista debe reconocer ese lugar que ocupa para el
paciente y evitar intervenir, responder desde ese lugar. (Caso Little). El amor
en Transf.. se produce automáticamente (automaton), se produce el amor que
tiene que devenir en amor al saber, siempre el saber despierta el amor, se ama
el saber, no hay manera de que un análisis transcurra sin que esté el amor al
saber. No hay que pensar a la Transf. siempre como repetición, porque también
hay un rasgo particular y nuevo, hay algo nuevo que se añade que puede emerger
por ejemplo, a nivel del rasgo, que ha llevado al paciente a elegir ese analista, hay algo de lo
particular, lo novedoso.
En el seminario 11 (del
sujeto al que se supone saber…) Lacan dice:
El psicoanalista, no puede
pretender representar un saber absoluto, su formación exige que sepa en el
proceso donde conduce a su paciente, en torno de que gira el movimiento. Tiene
que conocer en torno a que gira el asunto. Este punto Lacan lo designa con el
nombre de deseo del analista.
La transferencia es un
fenómeno que incluye juntos al sujeto y al analista. Es un fenómeno esencial,
ligado al deseo como nodal del ser humano. En cuanto hay, en algún lugar, el
sujeto que se supone saber: hay transferencia.
¿En que lugar se ubica cada
sujeto, para dirigirse al sujeto al que se supone saber? Para el paciente esta
función ya está encarnada por alguien determinado (en una figura asequible a
el), para quien se encargue de su análisis, surgirá una dificultad para hacer
obrar la Transf. el analista se da cuenta de esto, lo reconoce y dirige al
analizado hacia lo que sigue siendo para él el sujeto al que se supone
saber. El analista ocupa ese lugar en la
medida en que es objeto de la Transf. El psicoanálisis muestra que sobre todo
en la fase inicial, lo que mas coarta la confidencia del paciente, el que se
entregue a la regla analítica, es el peligro de que el psicoa. Se deje engañar
por él.
Transferencia como amor al
saber, es posibilitado por la posición del analista, se le supone un saber al
analista, este saber hay que ubicarlo del lado inc. Hay algo en la escucha que
no sanciona, que produce un quiebre porque habilita otra dimensión, quiebra el
sentido. Esa dimensión que queda habilitada hace que se signifique de otra
manera o que no se encuentre significación. La manera de escuchar del analista
rompe con la dimensión imaginaria. Lacan apunta a la transferencia simbólica.
Dentro de los 3 niveles de
la acción analítica, Lacan ubica la estrategia de la transferencia, diciendo
que “en cuanto al manejo de la Transf. mi libertad se encuentra enajenada por
el desdoblamiento que sufre allí mi persona”. El secreto del análisis está en
la Transf. Lacan realiza una critica a los pos-freudianos en cuanto a que la
Transf. no es una relación entre dos, sino que siempre implica una disparidad,
ubica una disparidad analítica donde nunca hay dos elementos, nunca está el yo
del analizante y el yo del analista, sino que hay 3 elementos, el analista es,
al menos dos, en tanto se ofrece para representar a los stes. Del paciente.
El analista ocupa el lugar
del muerto en cuanto a sus prejuicios, Lacan va a proponer que el analista es
el que interpreta aprovechando la Transf. El analista paga con su persona, hay
algo que tiene que ver con el yo, todo lo que constituye su lazo con los otros
que debe ser cancelado. Hay un semblante, no es que el analista es un objeto,
la posición del analista es hacer un semblante de objeto. Poner en acto este
apartamiento de su persona.
El dispositivo analítico
está sostenido en el desplazamiento del eje imaginario al simbólico, da la
posibilidad que algo del sin sentido aparezca, es en el efecto del sin sentido
donde aparece el sujeto del inc. Lacan introduce la terceridad (eje simbólico),
en el seminario 1 hace una critica a Balint “psicología de los 2 cuerpos” y
dice que en el psicoanálisis no hay, hay 3, introduce el 3º elemento que es la
palabra (simbólico), ese 3º es el Otro del sujeto, aquello que en el discurso
preexiste al sujeto, que lo determina incluso antes de su nacimiento, (todo lo
que tiene que ver con las representaciones, las inscripciones, en relación a lo
simbólico, las formaciones del inc. Se pueden pensar como esa terceridad). La
dimensión imaginaria (la significación, el sentido), es necesaria para sostener
la palabra.
En ¿qué se espera del
psicoanálisis y del psicoanalista?, Colette Soler, dice que la transferencia
introduce al paciente en una cierta ilusión, en una cierta espera, no se trata
de la eficacia de la transferencia, sino de la Transf.. en tanto que ella
introduce al paciente, generalmente al principio, a la idea de ser cuidado, de
ser tomado en cuenta, dice que quizá la mejor manera de cuidar a un sujeto sea
tomarlo en cuenta, al principio solo basta escuchar a alguien, escuchar y no
dialogar. Basta esto para que el sujeto se perciba cuidado.
Freud decía que hay una
razón estructural que nos permite entender el enamoramiento de la entrada en
análisis. Hay un enamoramiento de entrada porque el sujeto tiene la idea de que
el analista le da un espacio que no se encuentra en ninguna parte en la vida.
El encuadre del discurso capitalista es bien evidente que en nuestro tiempo
nadie escucha a nadie. Además incluso en el caso de que se escuche, esto no
implica que haya dialogo. En el encuadre de la relación amorosa se intenta
desarrollar una cierta circulación de palabra, pero sabemos bien que cada uno
habla su idioma, un idioma sin traducción, un idioma del fantasma de cada uno.
Sólo en el dispositivo
analítico se da el espacio a un sujeto para que desarrolle su palabra, no va
más allá, porque el amor de Transf. del principio disimula el hecho de que en
el análisis más que en otra parte, el que escucha no escucha lo que el sujeto
quiere decir. El que escucha, el analista, escucha con la perspectiva de
interpretación. Una perspectiva que intenta captar, cernir, lo que el sujeto
mismo no sabe que dice, no sabe que significa y que quizá no quiere significar
tampoco. En finales de análisis Colette Soler, hablando de la transferencia
dice que: El manejo de la transferencia por el analista consiste en
insatisfacer el fantasma, angustia, si se da el caso.
Lombardi: La dificultad de
ser analista reside en que, para soportar la transferencia, el analista debe
ubicarse en una posición que no es subjetiva, que no es de sujeto, en tanto la
Transf. Es un lazo social esencialmente no intersubjetivo, está en ella en
juego un solo sujeto. Y eso no es ya una regla técnica, sino ética, ya que
define el fundamento de una práctica.
Interpretación: Otro de los niveles de la acción
analítica es la táctica de la interpretación, Lacan dice que a nivel de la
interpretación el analista es libre, libre de intervenir cuantas veces quiera
en cuanto a calidad, cantidad, si le da forma de pregunta, de cita, de enigma o
si realiza una interpretación mas de tipo simbólica. La interpretación es algo
que por un momento se vale de las grietas que hay en el muro del lenguaje,
aprovecha las grietas, los equívocos. Lacan dice que a nivel de la
interpretación “es el único dueño del barco”, el analista decide la cantidad de
intervenciones. Esta libertad no significa que pueda controlar todos los
efectos, siempre va a ser apres coup, si generó efectos o no. ¿Cuál es el lugar
de la interpretación? La interpretación debe producir un ste nuevo, en
oposición a la idea de que haya código fijo, va
contra la idea de código fijo. La interpretación intenta recuperar el
ste elidido, el ste reprimido.
La formula interpretativa de
los años 50: A esta altura hay una prevalencia de lo simbólico
Puntuación
Corte de sesión
Desciframiento
Alusión
Lacan habla “del dedo
levantado de san Juan de Leonardo” para referir metafóricamente a esta formula
interpretativa, es la interpretación que designa, que muestra sin nombrar, que
consiste en hacer escuchar al analizante, sin hacerlo pasar por el dicho. Esta
idea de señalar, de mostrar sin hacerlo pasar por el dicho, es un llamado al
silenciamiento de los analistas pos freudianos, no apunta ni al S1 ni al S2,
apunta al intervalo entre los stes. Una cosa es una formula interpretativa
silenciosa, que está en la orientación de diga mas, quiero escuchar mas de
usted, que el analista mudo. El analista mudo, puede activar el fantasma
habitual de muchos sujetos de “el otro me rechaza”. Otra cosa es cuando ya se
está en análisis, el silencio funciona con el imperativo de “a ver algo
mas”.
Puntuación: Hay algo del “tu
lo has dicho”, tiene que ver con puntuar el discurso del sujeto,
retroactivamente da otra significación.
Corte de sesión: El análisis
va en contra del goce fantasmatico, se trata de recortar al sujeto de ese goce,
con la función de corte, se trata de recortar goce. El corte de sesión debe
operar como recorte del objeto, el corte que alivie al sujeto de su relación
con el goce.
Desciframiento: Es la
interpretación metafórica, freudiana, es tocar un ste que permita aparecer el
ste reprimido, el ste que estaba bajo la barra. A lo largo de una cura, el
paciente repite determinados stes determinados por su fantasma, la sincronía de
la combinatoria entre stes, va a producir que al introducir este ste que viene
del Otro, hace posible la traducción. Intenta recuperar el ste elidido, el ste
reprimido.
Alusión: Interpretación que
designa, que muestra sin nombrar, consiste en hacer escuchar al analizante sin
hacerlo pasar por el dicho.
A la altura de los años 60:
A esta altura pone el mismo grado de importancia a lo I, S, R: Aparece de
alguna manera reformulable el inc. Estructurado como un lenguaje, diciendo que
el inc. Está y desaparece, que el inc. Se hurta, que está en el intervalo entre
S1 y S2. (El inc. Vursatil). Ya no es la idea de que el inc. Está en las
palabras, sino que se aloja en los intervalos. La interpretación a esta altura
apuntaría a ir contra la significación.
Apunta al sin sentido, va contra el sentido, (altura del seminario 11).
En el seminario 11 aparecen
2 formulas interpretativas:
La cita
El enigma
Estas dos formulas no
reemplazan a las anteriores, lacan sostuvo el corte, la puntuación, la alusión,
etc. A lo largo de todos los años, no es que viene una en lugar de la otra.
La cita: la define como
extraer un enunciado del texto, que el sujeto se confronte de alguna manera con
lo dicho, es parecida a la puntuación.
Es extraer de todo el párrafo del analizante un recorte de determinada frase,
que esta desalojada de esos stes que la acompañaban. Extraer cierto enunciado
del texto del analizante, consiste de alguna manera en poner “comillas” a
determinada frase, y hasta de alguna manera la saca de contexto en el que fue
enunciada.
El enigma: Es un ste fuera
de sentido, es un enunciado sin mensaje, lo que va a romper el enigma es
cualquier respuesta que venga a traer el analizante respecto al enigma.
A la altura de los años 70:
A esta altura de lo que se trata es del goce
La interpretación va a apuntar a tocar el goce del inc.
(Referencia el
atolondradicho, donde Lacan se va a ocupar de las intervenciones que apunten al
final de análisis).
Lacan dice que la
interpretación debe ser equivoca, la interpretación analítica no está hecha
para ser entendida, no debe ser sugestiva, sino equivoca.
Cuando Lacan habla del
equivoco, va a ubicar 3 tipos de equivoco:
Equivoco gramatical
Equivoco semántica
Equivoco homofonito
Si la interpretación
pretendemos unilateralizarla del lado del analista, como su intervención, su
acto, su dicho, su decir, entramos en un callejón sin salida. Es el analista
que hace alusión, cita, enigma, revela. Si esto es asi, es porque quien hace
eso mejor que el analista, es el inc. Mismo. “El Inc. interpreta y el analista,
si intepreta, interpreta a continuación suyo”
La dirección de la
interpretación apunta a la secuencia de stes articulados. Con la interpretación
se trata de acceder a esa secuencia ste donde la pulsión juega su destino. Las
interpretaciones que efectuamos los analistas, solo serán interpretaciones si
producen ese efecto.
Política del ser: Es otro de
los niveles de la acción analítica que ubica Lacan. La política del ser, (la
falta en ser), que mas tarde llamará “la política del acto”. El ser se refiere
al verbo, a la acción, al actuar, cómo el ste entra en el ser hablante. El
analista puede ubicarse desde cierto lugar, en un cierto lugar, en una posición
de modo que haga alivio en el síntoma.
En la política es donde el
analista menos libertad tiene, la política se refiere a tener en la mira el
horizonte de la cura, si se tiene claro a donde apunta el análisis, hacia donde
apunta el tratamiento, se puede disponer de las intervenciones libremente. La
libertad es total a condición de que se sepa hacia donde apunta la dirección de
la cura, la política tiene que ver con la brújula de esa cura.
La política tiene que ver
con ese sujeto que deviene hacia final de análisis. El analista ha devenido
analista en tanto ha atravesado el mismo por el análisis y ha arrivado a su fin
de análisis.
El analista, que desde su
deseo de analista, desde su dote de ignorancia, desde un saber en tanto que es
enseñado y se deja sorprender por la lógica del analizante y no tiene un juicio
previo acerca de que será mejor. Se va construyendo a medida que se va trabajando
el caso, son decisiones que va tomando el analista sin que medie una idea
previa.
Hay 4 discursos desde la
perspectiva del psicoanálisis, son 4 variantes, 4 modalidades de lazo social de
los cuerpos hablantes:
El discurso del Amo
El discurso Universitario
El discurso Histérico
El discurso Analítico
El discurso del Amo: existen los Amos y
los Otros, que implican al esclavo, la mujer y el hijo. El Amo tiene que saber
mandar, dar órdenes, esto producía la ordenación respecto a lo que ocurría a
nivel del otro. El Amo se identifica al S1, a la orden. El otro, (el esclavo),
debe saber ejecutar, debe saber hacer lo que el Amo debe saber ordenar.
Discurso Universitario:
Surge en el siglo XIII, alguien cree poder hablar desde una posición de saber,
tiene que encarnar ese semblante, esa posición de saber para dirigirse a quines
vienen a aproximarse al saber en la universidad.
Discurso Histérico: Discurso
de un sujeto dividido, partido. El histérico en relación a las órdenes, es alguien
que se ubica en una posición intermedia, no obedecerlas, ni identificarse
totalmente con ellas, la histeria cuestiona la orden.
Discurso Analítico: favorece
una interrogación del discurso del paciente. El discurso analítico funciona si
es un discurso entre otros, si el sujeto puede entrar y salir por ejemplo del
discurso histérico.
En este discurso el síntoma
es el que habla, el que interpela al otro.
Hasta se podría pensar que
el lazo social analítico es algo que implica un ida y vuelta respecto del
discurso histérico.
La dirección de la cura:
cap1 apartado 2: El psicoanalista dirige la cura. El 1º principio de esta cura
es que no debe dirigir al paciente. La dirección de la conciencia, en el
sentido de guía moral queda excluida. La dirección de la cura consiste en 1º lugar
en aplicar la regla analítica. Inicialmente la regla analítica está planteada
bajo la forma de consignas que servirán de vehículo.
Cap 5 apartado 18: ¿A dónde
va la dirección de la cura?:
La palabra tiene en la cura
todos los poderes.
Estamos bien lejos, por la
regla fundamental de dirigir al sujeto hacia la palabra plena, ni hacia el
discurso coherente, pero lo dejamos libre de intentarlo.
Esa libertad es lo que mas
le cuesta tolerar.
La demanda es la que se pone
entre paréntesis en el análisis, está excluido que el analista satisfaga
ninguna de ellas.
No se pone ningún obstáculo
a la confesión del deseo, es hacia eso donde el sujeto es dirigido, incluso
canalizado.
La resistencia consiste en
la incompatibilidad del deseo con la palabra.
Cap 2 apartado 8: Una
dirección de la cura se ordena según un proceso que va de la Rectificación de
las relaciones del sujeto con lo real, hasta el desarrollo de la transferencia
y luego a la interpretación. ¿Es por invertir este orden que hemos perdido el
horizonte? (Lacan se refiere a la dirección de la cura que Freud realizó con el
hombre de las ratas y también puede referirse a como abordan la cura los pos
Freudianos).
De la manera en que el
analista dirija la cura dependerá que se trate de un psicoanálisis o no. La
experiencia Freudiana parte de suponer un saber al analizante. La dirección del
proceso analítico apunta a una falta, no al yo del sujeto. Son bien distintos
los planos del yo y el plano de la división subjetiva.
El psicoanalista no se
dirige al plano del yo, sino al subjetivo, esto implica producir una inversión
de lo imaginario sobre lo simbólico, al predominio de lo simbólico sobre lo
imaginario. Lo imaginario con el discurso común, la dimensión del plano del yo,
la relación a a’. El paciente va a dirigir la demanda al analista y muchas
veces va a exigir la respuesta a esa demanda. Ese lugar vacío que debe ocupar
el analista es porque no hay la respuesta a esa demanda. Lo que frustra, es el
lenguaje mismo, la respuesta que el analista no da es porque no hay la
respuesta, porque hay falta en el origen mismo de la constitución del sujeto.
Responder sería caer en el engaño, sería hacerle creer al sujeto que es posible
encontrar ese objeto perdido. El error es ir al lugar donde el analista es
demandado, responder a la demanda es caer en la trampa neurótica. En el
seminario 10 Lacan dice: “todas las trampas en que ha caído la dialéctica
analítica, se deben al hecho de que se ha desconocido la profunda parte de
falsedad que hay en la demanda del neurótico. La existencia de la angustia está
ligada a la circunstancia de que toda demanda siempre tiene algo engañoso. La
angustia surge del colmamiento total de cierto vacío a preservar… los pos
Freudianos cayeron en esa trampa”. Cuando alguien quiere algo poco tiene que
ver con lo que efectivamente desea y a veces es su opuesto. El sujeto mismo
debe encontrar la respuesta. No tiene sentido responder a la demanda porque es
siempre demanda de otra cosa.
Cap 4, apartado 7: El
analista es el hombre a quien se habla libremente. Está ahí para eso, el sujeto
invitado a hablar en el análisis, no muestra en lo que dice una gran libertad.
Es mas allá del discurso
donde se acomoda nuestra acción de escuchar, tomo en ello el camino de oír y no
de auscultar (termino médico, escuchar sonidos y ruidos internos del organismo
para realizar un diagnostico). Lo que escucho es de entendimiento, el
entendimiento no me obliga a comprender.
A lo que oigo sin duda, no
tengo nada que replicar, si no comprendo nada de ello o si comprendiendo algo,
estoy seguro de equivocarme. Me callo. Todo el mundo está de acuerdo en que
frustro al hablante y también a mi mismo. Si lo frustro, es que me pide algo,
que le responda. Pero él sabe bien que no serían más que palabras. Me pide, por
el hecho de que habla, su demanda es intransitiva, no supone ningún objeto. Por
supuesto que su petición se despliega en el campo de una demanda implícita,
aquella por la cual esta ahí: la de curarlo, revelarlo a si mismo, hacerle
conocer el psicoa, hacerlo calificar como analista. Pero esa demanda puede
esperar. Su demanda presente no tiene nada que ver con eso, incluso no es la
suya, porque después de todo soy yo quien le ha ofrecido hablar: con oferta, he
creado demanda.
Momentos en la cura de
Frieda que Lacan ubica en el seminario 10. ¿Por qué son intervenciones eficaces
para Little y por qué para Lacan?: Lacan
ubica en el seminario 10, dos momentos, dos intervenciones, que efectúa la
analista, donde algo decisivo se moviliza en la relación transferencial que esta
en juego, donde hubo una ruptura en la línea de sentido con la que Little y su
paciente venían trabajando.
1º momento: Lacan lo ubica cuando, ante la
insistencia de la paciente en relatar discusiones que ha tenido con su madre,
por cuestiones de dinero, la analista interviene diciendo: “Escuche, termine
con eso, porque literalmente no puedo seguir escuchando, hace que me duerma”.
2º momento: Cuando la paciente insiste de forma
agresiva en relatar sus opiniones, comentarios y consejos con respecto a la
decoración del consultorio. A lo que Little interviene diciendo: “Oiga, me da
exactamente igual lo que usted pueda pensar al respecto”.
Estas intervenciones son
ligadas a una intervención posterior realizada por Little, cuando Frieda llega
conmovida por la muerte de una amiga de sus padres, a la que no veía desde hace
mucho tiempo. La analista le confiesa que ya no entiende nada, que verla así le
da pena, sentía pena con ella y por ella.
Para Little estas son
intervenciones eficaces porque muestran lo vivo del sentimiento del analista,
esta implicación (sentía pena por ella), es lo que configura la “respuesta
total”, es el elemento clave. La confesión de parte del analista de los
sentimiento realmente mostrados o expresados, nombra un compromiso y una
implicación del analista, necesarios para el éxito del análisis. Para Little el
haber expresado sus sentimientos con respecto a la muerte de ilse y el haberlos
ligado con los sentimientos expresados en las dos intervenciones anteriores,
habían logrado por primera vez que la paciente ubique a la analista como una
persona real y muy diferente a su madre, ya que anterior a esto, cada intervención
era escuchada por Frieda por vía materna, lo cual significaba “eres una persona
horrible”.
Para Lacan si “la
interpretación” da en el blanco, no es como sentimiento positivo, sino que es
porque introduce, por una vía involuntaria la función del corte. El corte es
para Lacan “el modo mas eficaz de la intervención y de la interpretación
analítica”.
Estas intervenciones son
eficaces a partir de los efectos que producen en la cura, para Frieda lo que se
pone de manifiesto es que “había una persona para quien ella podía ser una
falta”. Con la función del corte se introduce el lugar de la falta, lugar de la
castración simbólica, que permitiría acceder al saber de que hay algo perdido,
el objeto eternamente faltante, un hueco, un vacío, el objeto a.
El objeto a aparece allí
donde surge la angustia, “la intervención le había hecho percibir a la paciente
que había en la analista lo que se llama angustia, algo que designa en el
análisis el lugar de la falta”. Esto abre una dimensión que permite a Frieda
captarse como una falta, mientras que no pudo hacerlo durante toda su relación
con sus padres.
Lacan destaca en estas
intervenciones los efectos de función de corte y señala la introducción de un
punto de falta del lado del analista, que hace posible prestarse a la
encarnación del fantasma fundamental del analizante, representando el ste que
falta en el Otro. Este sería un modo de interpretación analítica.
Las intervenciones de Little
venían siendo escuchadas por la paciente por vía materna, lo cual significaba
“eres una persona horrible” aquí la analista había sido ubicada en lugar
materno y desde allí las interpretaciones van a ser recibidas por la paciente
como provenientes de la persona que la transferencia supone que es. Little
logra correrse de ese lugar mediante una serie de intervenciones donde se puede
señalar un punto de falta del lado del analista, estas intervenciones producen
efectos de función de corte y hace posible su caída del lugar del Otro
completo. El analista debe reconocer ese lugar que ocupa para el analizante y
evitar intervenir responder desde ese lugar.
Crítica de Lacan al pos
freudiano: La crítica principal es en relación al uso que estos le dieron a la
contratransferencia introduciendo los sentimientos del analista y orientando
las interpretaciones desde ellos, lo cual reduce la posición del analista a una
posición dual, de persona a persona, situada en el registro imaginario. Lo
grave seria que el analista crea que su obligación como analista sea buscar las
razones de la actitudes de los pacientes en lo que contratransferencial//
sienten con respecto a sus pacientes.
Bajo el nombre del
psicoanálisis, muchos se dedican a una reeducación emocional del paciente, esto
ocurre cuando la interpretación es unilateral, del lado del analista,
obedeciendo a un discurso Amo que responde a un deseo único “el deseo de curar”
que conduce sus intervenciones. El inc. Es el que interpreta, y el analista si
interpreta, interpreta a continuación suyo. “Lo que importa no es tanto lo que
el analista dice o hace, como lo que es “.
Lo que plantea Lacan con
respecto a la posición del analista corresponde al desdoblamiento que sufre su
persona, entre la persona del analista y el A del paciente. Que el analista
pueda hacer valer la regla de abstinencia de su propio pensar subjetivo, es lo
que posibilita que pueda jugar el papel del muerto como en el juego del bridge,
la abstinencia no es un refugio en la pasividad, porque la escucha que se
ofrece, es una escucha activa, pronta a producir el acto analítico.
En la dirección de la cura
se trata de que el analista se comprometa a conducir a su analizante siguiendo
el rumbo que marca la dimensión del deseo.
El caso de kris “Los sesos
frescos”
Kris se atribuye el merito
de retomar el caso de Melitta Schmideberg, según una interpretación mas
metódica, la cual procede de la superficie a la profundidad, según kris. Para
Kris la dirección de la cura apunta a:
1º ubicar las actitudes del
paciente (patterns de conducta)
2º sitúa estas actitudes en
relación al pasado actual (recuerdos).
3º va a buscar las
identificaciones (sueño con el padre).
Kris llamó a esta secuencia
interpretar de la superficie a la profundidad. La táctica que utiliza es
estandarizada y consiste en interpretar de la superficie a la profundidad.
En cuanto a la estrategia,
(transferencia), la psicología del yo toma a las conductas típicas del paciente
entendidas como puras actividades defensivas del yo, como el lugar donde el
analista puede establecer una alianza, esta seria una zona de cooperación entre
analista y paciente.
En cuanto a la política, la
interpretación de Kris de que el paciente “no es plagiario” se refiere a una
política donde Kris no se deja sorprender por la lógica del analizante. Excluye
el deseo del sujeto, dirigiéndolo.
La dificultad se plantea en
que el paciente quiere hacer una publicación científica, pero se ve frenado
porque dice que hay otro trabajo, de otro colega, que tiene la misma
coincidencia de ideas, el se ve plagiando a otros colegas y no puede publicar
su trabajo.
Kris toma el trabajo del
colega de su paciente y lo compara con el de este, llegando a la conclusión de
que no son trabajos coincidentes “Usted no está plagiando, puede publicar
tranquilamente porque no hay plagio alguno en lo que ha escrito”. Según Kris,
sus intervenciones fueron aceptadas por el paciente. Habiéndose asegurado que
su paciente no es plagiario, cuando cree serlo, pretende demostrarle que quiere
serlo para impedirse a si mismo serlo de veras, esto es lo que llaman analizar
la defensa antes de la pulsión, que aquí se manifiesta en la atracción hacia
las ideas de otros. Esta intervención puede presumirse errónea por el solo
hecho de que supone que defensa y pulsión son concéntricos, y están moldeados
la una sobre la otra.
El paciente, soñando un
instante le replica que desde hace algún tiempo, al salir de la sesión, ronda
por una calle que abunda en restaurant atractivos, para atisbar en los menús el
anuncio de su plato favorito: “sesos frescos”.
Para Kris esta acción del
paciente tiene que ver con lo acertado de sus intervenciones.
La intervención de Kris en
la realidad y en los hechos, es el punto donde va a volcar toda su crítica
Lacan.
Lacan toma este caso para
dar el ejemplo de una interpretación que en vez de operar a partir de lo que
dice el paciente, de considerar que la verdad del sujeto esta mas allá de lo
que el dice. El analista Kris, va a ver en la realidad si es V o F va a
confirmar que es lo que le está diciendo. Este paciente produce una respuesta
que tiene el valor de corregir al analista, vemos la puesta en acto de una
escena, la mostración, lo que llamamos el acting out que esta considerado por
Lacan como una forma de decirle al analista erró en el blanco.
El analista realizó una
interpretación en términos de la realidad, la realidad en el sentido de borrar
el deseo del sujeto. Si se le hubiera dado lugar al deseo, el deseo es la
interpretación, y la interpretación con Lacan hubiera consistido en escuchar
que este paciente se quejaba de robar nada.
El paciente robaba o sacaba
sus objetos del campo del Otro, (dulces, libros, peces, ideas, sesos…), Lacan
dice “Nada”, se trata de ese objeto intercambiable, de la apropiación de ese
objeto que figura en ese Otro con el que está dialogando sobre el fondo de una
escena de goce.
Es un hombre que en verdad
quiere nada.
La confesión del paciente
parece tener el valor correctivo del acting out, se trata de un síntoma
transitorio que advierte al analista que erró en el blanco. No es que su
paciente no robe lo que importa aquí. Es que no, quitemos el “no”, “es que roba
nada”. No es una defensa contra la idea de robar, lo que le hace creer que
roba. Es que pueda tener una idea propia de lo que no tiene ni la menor idea.
La dirección de la cura en Kris, apunta a corroborar en la realidad si lo que
dice el paciente ocurre realmente.
El acting out es correctivo
de la posición del analista, la posición de analista que critica Lacan es la de
cotejar la realidad de las cosas que el paciente “no era plagiario”.
Entonces la interpretación
siguiendo a Lacan hubiera consistido en escuchar que el paciente se quejaba de
robar nada, la nada era objeto de su preocupación.
El acting out, es una
entidad clínica que sirve para mostrar cómo se advierte en los análisis que hay
algo que no funciona, por eso tiene valor correctivo. El paciente, en
transferencia sostiene que el plagia, se queja de eso, y el analista, en lugar
de aludir en su interpretación a lo que puede causar ese deseo, intenta
reducirlo afirmando que es una fantasía, que ese es un fantasma arcaico y que
debe ser reconducido por las conductas actuales. Sólo el analista (Kris), está
en condiciones objetivas, en tanto poseedor de un yo fuerte y sano, provisto
con criterio de realidad adecuada de decidir si allí hay o no plagio.
Lo que para Kris es un éxito
de la psicología del yo, para Lacan es la producción, en análisis, de un acting
out. Se trata de una emergencia pulsional, pero que se produce fuera del
análisis, justo después de terminar la sesión.
Un acting es cierto tipo de
acción inmotivada para el analizante, quien no puede dar cuenta de eso, porque
es una acción que no obedece a los patterns de conducta (actitudes del
paciente), establecidas por la demanda del Otro.
Si se le preguntara al
paciente de Kris porqué lo hace, no podría explicarlo. El sólo dice: “Todos los
días al medio día, al salir de sesión, voy a la calle x a mirar los menús donde
encuentro mi plato favorito: “sesos frescos”. Ni siquiera dice que come, sino
que va allí a mirar los menús. Es además una acción repetida: lo hace cada vez
que sale de sesión. Además esa acción es relatada al analista.
En casi todos los casos de
acting out encontramos esas coordenadas:
Una acción inmotivada,
enmarcada en cierta escenificación.
Relatada como situación
repetida, que se comete antes o después de sesión.
El acting es una acción
dirigida al analista, le es relatada. Si se produce el acting out, es porque el
fantasma en su función de sostén neurótico del deseo a fracasado.
El espacio del deseo, que es
sostenido en la neurosis por el fantasma, ha sido colapsado por la reducción de
la transferencia a un uso sugestivo de la demanda. El fantasma no ha bastado
para evitar el colapso. El acting es esa acción por la que el sujeto restaura
el intervalo cuando el fantasma ha fracasado en esa función y también tiene que
haber caído el acto del analista.
La ética del análisis
implica que sea el analista quien sostenga el espacio del deseo en la medida en
que el fantasma vacila o es atravesado. Cuando el analista cae de su lugar es
cuando el acting se produce.
El acting out aísla un
objeto, un objeto que no es tan importante por lo que tiene de ste ni lo que
tiene de imaginario, como por lo que tiene de real. Este objeto es aislado.
Sólo el análisis mal conducido lo vuelve usual en este caso. El acting aísla un
objeto, lo aísla para indicar que hay otro objeto que es el que está en juego
en la Transf... Lo que el acting out aísla es el objeto a, ese objeto del que,
por el fantasma, el sujeto no aparece separado. El análisis va en contra del
goce fantasmatico, en la medida en que se trata de recortar al sujeto de ese
objeto, de separarlo. En la medida en que el sujeto lo acepte, como realmente
está, como objeto perdido, ese objeto, esa perdida, bastará para causar el
deseo.
Lacan denomina al acting out
como “la acción del hombre” (en direcc/ de la cura) Lacan habla del acting out
en su valor de Hint, de pequeño indicio, de señal dirigida al analista, que
puede tener un valor correctivo para el analista, como señal de que hay algo
que no esta escuchando, que esta operando demasiado por el lado de la
sugestión, produciendo un efecto de asfixia del deseo, esta confundiendo la
transferencia con la sugestión. Está usando el poder que le da la Transf. en el
sentido de la sugestión y por lo tanto esta dilapidando ese poder. El acting
out tiene ese valor correctivo q se encuentra en el ejemplo del caso de Kris.
El acting out no solo debe
pensarse desde la consideración de su valor correctivo. Es también algo que
tiene que ver con el deseo y con el acto, expresa algo relativo al deseo y
participa de la dimensión del acto. A pesar de tener otra estructura, también podría
decirse esto mismo del pasaje al acto, es ante todo, acto, el suicidio por
ejemplo, es un acto.
El sujeto responsable del
acto no es tanto el que lo comete (siempre hay algo del “yo no sabia” antes del
acto), como el sujeto que resulta de ese acto.
El sujeto, en el acto,
atraviesa su fantasma que le dice cómo hay que portarse, cómo hay que estar
bien vestido, cómo hay que disfrutar de las cosas.
En el seminario de “La
lógica del fantasma” Lacan define por 1º vez el acto, establece 3 puntos en su
definición:
El acto es un ste
El acto es un ste que se
repite
Como efecto del acto el
sujeto queda marcado por una denegación, un desconocimiento.
En el instante en que se
comete un acto, las referencias del saber cambian y sobre todo en lo que tienen
de fantasmaticas.
El acto opera por una
suspensión de la relación del ste S1 en juego, del ste que se repite, con los
otros stes.
¿Cuándo se produce ese
estado de certidumbre? Se produce cuando salimos del registro engañoso de lo
simbólico.
Hay varias formas clínicas
de entrar en contacto con ese ste autorreferente:
El fenómeno elemental en la
psicosis, acompañado del estado de certeza.
La angustia, donde emerge
algo que no engaña.
El acto, ste que vuelve
sobre sí que no remite a otra cosa. El acto arranca de la angustia su
certidumbre.
Lacan en el seminario 10,
para trabajar esta modalidad del acto, hace un cuadro tomando: la inhibición,
el síntoma y la angustia.
I, S y A son dificultades en
torno a la realización del deseo.
En cuanto a la realización
del deseo:
Hay dificultad: inhibición
+ dificultad: síntoma
++ dificultad: angustia
INHIBIC – IMPED – EMBARZ
EMOC SINT
P. ACTO
EMOI ACTING
Lacan coloca al lado de la
inhibición el impedimento que quiere decir estar en relación a la trampa, es de
alguna manera caer en la trampa, la trampa fundamental del deseo es el
narcisismo. Impide la realización del deseo por la imagen de si. (“quería
invitarla a salir, pero iba a quedar como un pelotudo”). Caer en la trampa,
impidió la realización el acercamiento al objeto de deseo.
Hay que estar un poco mas
allá del narcisismo para acercarse al
objeto del deseo, está en estado de impedimento frente al deseo, por el
resguardo de la imagen de si, por el cuidado extremo al narcisismo (por no
quedar como el pelotudo de América). “Esto es sostenido por ciertos ideales y
estupideces que nos atraviesan en la vida cotidiana”.
¿Dónde va a parar el deseo
cuando el sujeto queda en estado de impedimento? El deseo cae bajo represión.
Pasamos al Embarazo, la
situación embarazosa, el bochorno, por ejemplo fue mas allá de la imagen de sí,
atravesó el impedimento pero al precio de que “se puso violeta”, pagando el
precio del narcisismo, de alguna manera se está embarazado cuando se esta
debajo de la barra. Hacia el camino de la realización del deseo podemos ir mas
allá de la imagen de sí, no caemos en la trampa de la inhibición, no caemos en
la trampa del impedimento, pero si caemos en la trampa de la división
subjetiva. Pagué con el precio de la división pero me pude acercar un poco a la
realización del deseo. La dificultad de lazo social actual tiene que ver en no
caer debajo de la barra “que no se note que lo necesito”, “que no se llegue a
percibir que me importa”. Caer a causa del deseo es un momento de vergüenza, lo
que importa rescatar de la vergüenza es que se fue mas allá de la imagen de sí.
Diferencias del acting out y
pasaje al acto como modalidades del acto:
Acting out: es montar la
escena, el espectáculo, una característica es el no registro. Es una mostración
para que haya tal mostración tiene que haber una direccionalidad tiene que
estar la mirada del Otro, hacia donde dirigir esa mostración. El acting out
siempre es en transferencia, por eso ubicamos siempre la presencia de otro,
también hay Transf. por fuera del dispositivo analítico. El acting out no hay
que entenderlo como fuera del análisis porque de alguna manera tampoco hay un
fuera del análisis cuando se esta en análisis.
El acting es fuera de las
esferas del recuerdo, fuera de la esfera de lo que se dice.
Hay que pensarlo como lo
pulsional que se impone sin pasar por el decir. Se puede pensar el acting como
una manifestación salvaje del inc. Del acting el sujeto no se queja. No hay una
pregunta por su sentido. No hay una implicación del sujeto con el acting, pasa
a ser una implicación cuando le da estatuto de síntoma. Si bien esta en juego
la verdad, tanto en el síntoma como en el acting, lo que los diferencia es el
lugar en el cual esta el sujeto, en el síntoma y en el acting.
El síntoma tiene estructura
de metáfora y el acting no.
El acting out es lo que
Freud llamaba Agieren que aparece en Freud cuando el sujeto actúa en lugar de
recordar. Aparece el agieren en el caso Dora cuando freud hace referencia a la
huida de Dora del tratamiento dice: “Actúo conmigo lo que debería haber hecho
con el padre”, “actúo lo que debería haber hecho con el Sr. k” donde Dora actúo
en lugar de recordar, lo paso por el acto sin saber. También aparece el agieren
en el caso de la joven homosexual, Freud subraya y advierte la demasiada
publicidad de la joven homosexual como tenía esta gran mostración al Otro.
Lacan encuentra que esta joven se topa con el padre a quien le estaba
dirigiendo esta mostración y dice la joven: “Mi padre me arrojó una mirada
colérica y dio vuelta la cara” esto la precipita a ella a las vías del tren:
pasaje al acto: ella se dejo caer, no hay un para quien, es una mostración para
nadie.
En recuerdo, repetición y
elaboración, Freud teoriza mas el agieren diciendo que: No todo puede pasar por
los dichos, por el ste. Dice que hay un límite al imperativo del decir. Hay
algo del actuar de la estructura misma del sujeto, porque hay un límite a la
memoria un límite al imperativo de decirlo todo porque hay un límite al
recuerdo por estructura. Entonces también aparece el acting como limite propio
de la estructura, la única posibilidad para el sujeto no es el recuerdo,
también esta el actuar. Todo no puede decirse.
Para los psicoanalistas del
yo hay tres técnicas para el tratamiento del acting:
La prohibición
La interpretación. Limitada
a pacientes que poseen egos bien integrados.
Fortalecer el yo.
Lacan dice al respecto de
estas técnicas: Prohibir el acting, en los análisis se prohíbe demasiado, como
seria prohibir el acting? Interpretarlo, no se puede interpretar porque no hay
una pregunta de parte del sujeto acerca de ese acting. Para ser interpretado se
necesita la transferencia, la introducción del Otro. Y fortalecer al yo no es
algo que lacan comparta.
El acting esta hecho para
ser interpretado y por lo tanto interpretarlo lleva al analista a caer en la
obviedad.
Ese objeto extraño que aísla
el acting es la verdad que se dice sobre lo reprimido profundamente, lo
primordial de lo reprimido, y cuando emerge algo de eso emerge con una inmensa
angustia o de una manera que comporta extrañeza para el sujeto, que no se
reconoce en esa verdad revelada. En el acting lo que se dice es verdad pero no
sujeto.
La intervención del analista
no debe remitir a lo obvio, a interpretaciones ya sabidas, ni a
interpretaciones que se hicieron previamente, ni a interpretaciones que remiten
a un código conocido por todo el mundo. El analista debe buscar con la
interpretación un efecto de sorpresa, de confrontación, porque la sorpresa es
el efecto que produce sobre el sujeto la revelación de lo inc.
¿Qué puede hacer un analista
ante una situación de acting? Tener en cuenta ese resto, que es bien real,
resto que nos lleva a preguntarnos qué hacen allí los sesos frescos, que tienen
que ver. El analista ubicándose en su posición de analista, para lo cual debe
abandonar esa otra posición que es la del que insiste en la demanda, la del que
sugiere, la del que le recrimina al analizante que no se da cuenta de que lo
que dice no es mas que resistencia, etc. Desde su lugar de analista con una
verdadera interpretación, la que va del decir del paciente al decir del
paciente que la verifica, puede conducir al sujeto por la vía del análisis, que
es una vía de subjetivación de un lazo de separación con el objeto. Solo sobre
la base de la aceptación de que está perdido podemos armarlo auténticamente.
Si hay algo que falta en el
acting es el motivo, la motivación está ausente del acting, conviene preguntar
cuál es el motor del acting, cuál es la causa del acting.
Ni Freud ni Lacan hablan de
motivación, porque el psicoanálisis no es una psicología, sino una ciencia de
la causa. Freud define el psicoanálisis como una terapia causal. El objeto del
psicoanálisis para Lacan es el objeto a, es decir el objeto que escapa a toda
motivación determinable por los test psicológicos.
¿Por qué Lacan dice que el
acting puede tener valor correctivo? Porque aísla el objeto que debiera ser
aislado en el análisis cuando esto no ocurre.
(Ejemplo del caso de Ruth
Lebovici: en el momento en que la analista se propone como madre falica, el
paciente sale de sesión y va como a constatar la castración, (baño del cine),
ese análisis va en el sentido del goce, y el acting en el sentido del deseo, el
acting de este paciente: ir a baños del cine espiar x un agujero a las mujeres
mientras hacen pis y el se masturba. Este acting es la manifestación de una
perversión, transitoria, pero perversión. Aquí hay que tomar la perversión no
tanto por lado del goce (la perversión tiene que ver con el goce), sino por el
lado de lo que en la perversión es, para el sujeto, protesta. El sujeto resiste
las interpretaciones de su analista, no las quiere, le resultan insoportables.
Lacan dice que el acting out
es como una suerte de brusca explosión que abre el espacio al deseo. En ese
momento del análisis el acting es lo único que vuelve tolerable el encuentro
con la analista que ya era insoportable porque iba exactamente en el sentido
del goce, vale decir de un achatamiento del espacio del deseo. El acting out es
llamado a la presencia del analista, cuando esta presencia se ha desvanecido.
Este hecho o relato no entra
en una secuencia asociativa, no produce asociaciones significantes, se presenta
con carácter de acción, en una escena visual que tiende a una mostración
desafiante, provocativa que aparece con toda la fuerza del signo.
El acting out no es del
orden del significante sino del orden del signo.
Significante: representa a
un sujeto para otro significante
Signo: representa algo para
alguien.
Muestra algo para alguien y
es una escena dirigida hacia el Otro (A) con mayúscula. Pero un A (Otro) que
desfallece en su función de soporte de la transferencia lugar y función sujeto
supuesto saber.
Será como un pedido al Otro
de que ocupe su lugar de interpretante, de semblante de a. De ahí que algo deba producir el analista para que
en un segundo tiempo la acción realizada por fuera reaparezca en el relato para
que el acting out retome su discurso. Maniobra que tenderá a sintomatizar, a
volver a la estructura de la cadena significante volver a la transferencia para
que después pueda devenir material de análisis y de interpretación.
Se tratará e intentará hacer
pasar el acting out a la dimensión del síntoma, trama que nos muestra cuando un
significante que no logra ser articulado a la dimensión simbólica es arrojado a
lo real. Podemos decir que el acting tiene que volver a sintomatizarse, volver
a la estructura de la cadena significante, volver a la transferencia para que
después pueda devenir material de análisis y de interpretación. Para que el
acting out retome el discurso, con un adecuado manejo de la dirección de la
cura se produce una maniobra de inserción de ese eslabón que quedó fuera de la
cadena para que se restablezca, es decir que se sintomatice. A diferencia del
síntoma que es interpretable, el acting out no es interpretable porque se juega
por fuera del registro de lo simbólico.
Pasaje al acto: Es salirse de la escena,
caerse de la escena. El sujeto queda ahí identificado a ese objeto de resto y
se deja caer. El pasaje al acto hay que entenderlo como un no referido al Otro,
hay que entenderlo como la separación del Otro verdaderamente lograda (x
ejemplo el suicidio), El pasaje al acto es lo que no se quiere decir, lo que se
rechaza decir pasa al acto, es rechazo de saber, se opone al trabajo analizante,
se opone al trabajo del ste.
Este dejar caer, es el
correlato esencial del pasaje al acto. El dejar caer es visto del lado del
sujeto. El pasaje al acto está del lado del sujeto, en tanto que éste aparece
borrado al máximo por la barra. El momento del pasaje al acto es el del mayor
embarazo del sujeto, con el añadido comportamental de la emoción como desorden
del movimiento. Es desde allí donde se encuentra, se precipita y bascula fuera
de la escena. Esta es la estructura del pasaje al acto.
El sujeto se mueve en
dirección a evadirse de la escena. Es lo que nos permite reconocer el pasaje al
acto en su valor propio, y distinguirlo del acting.
Ejemplos: En el caso de la
joven homosexual, la tentativa de suicidio es un pasaje al acto, mientras que
toda la aventura con la dama de dudosa reputación es un acting out. La bofetada
que da Dora al Sr. k es un pasaje al acto, todo su comportamiento paradójico
con la pareja k es un acting out.
Se nos presenta también como
una escena hecha o relatada, pero es una escena que consiste fundamentalmente
en la ruptura de la escena. El ejemplo mas clásico es el suicidio.
El sujeto se identifica al
objeto a, convirtiéndose en lo que a es en tanto resto o deshecho. En las
distintas dimensiones teóricas que convergen para situar al objeto a, objeto
causa de deseo, objeto deshecho, resto. Se presentifica el anudamiento del
sujeto al objeto. El sujeto se identifica con ese objeto desecho, y se arroja
de la escena. Salto al vacío. De una escena en lo real se pasa a un real sin
escena.
En el pasaje al acto el Otro
(A) esta ahí, esta demasiado presente en forma absoluta pero el sujeto no
espera ya nada de el. Se ofrece al Otro (A) en esta posición de resto, de
desecho. Se arroja en forma sacrificial sin ninguna esperanza ya de hacerse
escuchar. El sujeto y el objeto caen así; podemos concluir que tanto en el
acting out como en el pasaje al acto, la clínica nos muestra la relación
entrañable de un sujeto con el objeto a. En el pasaje al acto el sujeto se
identifica con el objeto a y la escena cesa.
En ambos casos se trata de
un significante forcluido, de un significante expulsado a lo real acting out y
pasaje al acto cuestiones ambas que nos provocan a redoblar nuestra apuesta en
la clínica en función y posición de analistas re-interrogando y cuestionando
nuestra praxis y abriendo quizás nuevas perspectivas y modalidades diferentes
de asistencia.
Los impasses de la identificación
del sujeto: Lombardi
Decir que el sujeto es lo
representado por un ste para otro ste, podría llevar a suponer que hay un ste
que representa bien al sujeto, que habría una buena identificación del sujeto
del inc. Una representación adecuada y esto no es así. Cualquier trazo unario
que ustedes encuentren en un síntoma, es una manera de identificar al sujeto.
Algunas son muy obvias (ejemplo del tartamudo en la fiesta).
El neurótico testimonia en
el análisis que las identificaciones le caen mal, le producen malestar. Las
identificaciones son el resultado de un mandato a gozar de cierto modo y en
algún momento puede pasar que el sujeto no quiera eso, que quiera otra cosa,
que quiera liberarse de ese ste que lo identifica. En la neurosis se trata de eso
de que un sujeto padece de ideales, de stes amo que los molestan y quiere
desembarazarse de eso. A nivel de los stes del goce.
Ningún sujeto se siente,
durante mucho tiempo plenamente confortado por su identificación a un ideal.
Llega un momento en que eso asfixia.
Logró eso por lo que tanto
había luchado y resulta que ahora que lo tiene, ahora que es reconocido como
tal, como psicólogo por ejemplo, eso no soluciona los problemas que tenía sino
que a lo mejor le crea otros suplementarios. No sabe que hacer, pero ¿No sabe
que hacer con qué? Allí surge toda la problemática del deseo, que se moviliza
cuando el sujeto sale de la universidad-madre.
Cualquier ste que representa
al sujeto retorna sobre él diciéndole: “eres esto”. Ese significante, por mas
ideal que sea (hermoso, genio, o cualquier otro), toma forma de mandamiento, de
insulto se podría decir. Hay algo insultante en el ste, en cada ste. El sujeto
necesita para poder vivir que en alguna parte él no sea eso. Hay algo que
resiste a ser significantizado en el sujeto y que las formaciones del Inc. no
hacen sino producir. Es decisivo no creerse demasiado los halagos, o los
títulos, porque en cualquier momento muestran su otra faz de insulto.
Lo que rescata al sujeto de
la identificación ideal es ese objeto, ese efecto de pérdida de identidad en
que consiste el producto del trabajo del Inc., el objeto a. Ese objeto asegura
al sujeto su existencia en otro lugar, en otro lugar fuera de esos stes que lo
mortifican. “Un sujeto que fuera sujeto puramente del ste sería un sujeto
muerto”, esta muerto, pero es inmortal al mismo tiempo.
Esa producción del Inc., el
a, que viene a funcionar como causa del deseo del sujeto, es lo que detiene el
efecto mortificante del ste, lo que hace que el sujeto quiera algo.
De esa manera se alivia de
la carga insoportable de sostener ideales en el grado en que lo hace un
melancólico, y en cierto sentido, sin renunciar a ellos. Un melancólico rechaza
su deseo con tal de no desprenderse de sus identificaciones ideales. Entonces los
reproches, por ejemplo, que son el retorno de cierto tipo de objeto a que es la
voz, le vuelven desde lo real. Como él no quiere saber nada con el objeto como
causa del deseo, le retorna desde lo real.
Estos reproches, esta voz
que le retorna de lo real al melancólico, es un objeto a, pero en el cual el
sujeto no reconoce la causa de su deseo, él no quiere saber nada con su deseo.
El neurótico tampoco parece
querer saber nada con la causa de su deseo, porque le teme. Le teme a su deseo,
lo angustia, porque si lo sigue éste lo lleva por vías que implican una pérdida
de identidad, una pérdida de referencias simbólicas, de las referencias ideales
que trae consigo desde la infancia. Eso no le gusta, prefiere evitarlo,
prefiere disfrazar la causa de su deseo en su fantasía.
El fundamento, el motor del
acto, causa de la acción del hombre, es ese objeto que causa el deseo. Pero
para ponerlo en juego hay que dejar de lado ciertas identificaciones, ciertos
“yo soy esto”, porque la experiencia del acto transforma al sujeto en algo que
ya no es eso que él creía que era.
¿Cómo disfraza la causa del
deseo el neurótico en su fantasear? Escondiéndola en el Otro, al que lo hace
portador del objeto oral, anal, la mirada, la voz. Transfiere al Otro de su
fantasma la causa del deseo.
El objeto a como causa del
deseo y como condición de goce:
El objeto a es el núcleo
elaborable de los goces. No hay goce que no lo implique de algún modo. El
sujeto se excita pensando en tal o cual imagen del fantasma, pero la fuerza
libidinal viene de la mirada oculta que organiza la escena. El a en el fantasma
es condición de goce, condición necesaria, pero no suficiente. Lo que debe
producirse para que haya goce fantasmatico en el estilo de la neurosis es que
el objeto a sostenga la presencia del falo. No hay otro falo que el que puede
producirse detrás del velo, cuando la mirada se deja engañar. Porque la mirada
puede por el contrario, fuera del uso en el fantasma neurótico, hacer valer la
castración en lugar del falo.
Ese mismo objeto a es capaz
de funcionar, en cambio, como causa del deseo, por su condición de objeto
perdido, perdido e irrecuperable, pero presente, no falta. Decir que algo falta
es diferente a decir que está perdido, lo que falta es representable, lo que
está perdido no. El falo, por mas que falte, por mas que sea objeto del deseo,
no es causa del deseo, porque es esencialmente ausencia, una ausencia
representable, pero ausencia.
Cuando el objeto se despega
de toda representación falica, cuando se quitan los velos, cuando la castración
del Otro es una evidencia, el objeto se retira de toda manifestación, de todo
fenómeno perceptible, la demanda es llamada a silencio, la voz calla, la mirada
se ciega, el deseo surge con toda su fuerza, tanta que a veces fuerza al acto.
En la dinámica efectiva del
análisis no tiene mucho sentido hablar de estructuras clínicas. Es mejor hablar
de tipos clínicos que se definen por la estructura del síntoma, del síntoma
analítico.
Si el análisis funciona, la
estructura obsesiva en determinado momento se quiebra y surge eso que Freud
llamó el núcleo de histeria que existe en toda neurosis obsesiva. Entonces,
¿Cambia el tipo clínico? En cierto sentido sí. Puede ser que una histérica al
poco tiempo del análisis ya no tenga síntomas conversivos. ¿Entonces porqué
llamarla histérica? Porque habla en discurso histérico, pero también el
obsesivo habla, a partir de cierto momento del análisis, en discurso histérico.
La fijeza del síntoma es
mucho mayor de lo que puede parecer. La terapia analítica lleva muchas veces a
hacer otra cosa con su síntoma (con su síntoma que no cesa de venir de lo real
a pesar del análisis), no deja de ser obsesivo, pero hace algo con su
pensamiento, algo distinto de la paja mental con que antes se atormentaba.
También hay casos en que el síntoma desaparece, desplazado por la actividad del
sujeto, del sujeto destituido. Allí hay un cambio en el tipo clínico.
Seminario 12: problemas
cruciales para el psicoanálisis:
Cuales son las condiciones
requeridas para que alguien pueda decirse: “yo soy psicoanalista”
Es del psicoanalista del que
se espera saber
Lugar del analista: sujeto
se caracteriza como siendo del orden de la falta.
El análisis esta para
enseñarnos que la astucia está en la razón porque el deseo está determinado por
el juego ste, el deseo es lo que surge de la marca del ste sobre el ser viviente
y lo que se trata para nosotros de articular es: ¿qué es lo que pueda querer
decir las vías que trazamos del retorno del deseo a su origen ste? ¿Qué quiere
decir que haya hombres que se llaman psicoanalistas? Es evidente que en ese
registro el psicoanalista se introduce en 1º lugar como sujeto supuesto saber,
es él mismo quien soporta el estatuto del síntoma. El psicoanalista es llamado
al lugar del sujeto supuesto saber.
El síntoma sería necesario
definirlo como algo que señala. Como un sujeto que sabe que eso le concierne,
pero que no sabe lo que es.
Es de lo real y de su
estatuto de lo que se trata en la operación analítica.
En el síntoma hay una
indicación del saber al que el síntoma mismo alude, que esa indicación sea o no
tenida en cuenta permite distinguir entre la clínica Freudiana y todas las
demás. Es evidente, de distintas maneras en cada uno de los tipos clínicos. En
la neurosis porque lo inc. Que se expresa transpuesto, desfigurado, deformado
en el síntoma o en otras formaciones del inc. Tiende a organizarse como un
saber a partir de la presencia de alguien que escucha.
¿Dónde ubicar ese saber? ¿En
el Inc.? ¿En el clínico? Es una experiencia común para quienes han pasado por
un análisis, que las raíces inc. Del síntoma condescienden a manifestarse con
menos rodeos en la medida en que media una suposición de saber en quien
escucha.
El analista debe estar
advertido de esto, que sepa manejar los resortes que mueven ese saber.
Un lapsus, un ste de esos
que se repiten ya a lo largo de una primera entrevista, muestran muchas veces
muy rápidamente, por la insistencia repetitiva misma, que hay un goce al que el
sujeto ha quedado fijado y que inmoviliza su deseo. Esos stes que se repiten
pueden ser entendidos por el clínico como manifestaciones de algo que incita al
sujeto a gozar.
¿Qué puede querer decir
saber en ese contexto? Un saber es lo que Freud llama Complejo inconciente, es
decir, una articulación de stes. Que encierra a clave de un goce afectado por
la represión. El saber, en psicoanálisis, es una articulación de stes que
funciona como medio de producción de goce.
El síntoma, dice Lacan, es
el modo peculiar a cada sujeto de gozar del inc.
El ste del síntoma, el ste
que se repite, busca hacerse reconocer a nivel del que escucha. Es eso lo que
en primera instancia encarna el clínico: el Otro que por escuchar debe recibir
ese saber, debe incluso transformarse en la sede de ese saber.
¿No les parece sorprendente
el hecho de la Transf. pensado en términos de saber? ¿No les parece curioso que
el saber Inc. pueda suponerse en el analista?
El psicoanálisis cambia el
estatuto del síntoma, que pasa a ser claramente un síntoma “para”, para el
analista, aliviando su incidencia sobre el cuerpo. El analista queda incluido
en la estructura del síntoma.
Hay un trabajo que se hace
en el primer tiempo de un análisis, un trabajo de formalización del síntoma que
implica su articulación con el Otro.
En el caso de una neurosis,
se trata de un síntoma que ya en las entrevistas deja entrever una estructura
de sustitución, presenta un ste que sustituye a otros según la forma de la
metáfora, y es ese ste el que comanda cierto goce para el sujeto, cierto goce
que es ya una interpretación sicoanalítica del sufrimiento del síntoma. Con el
neurótico, suele suceder, que nos quedamos en la suposición. Podemos suponer en
efecto que tal síntoma que tiene el paciente es un síntoma de análisis pero
nada de lo que sucede después nos lo verifica.
Es muy común que lo que
parece un síntoma analizable no tenga nada que ver con el orden causal del
psicoanálisis. (ejemplo del paciente que temía tener sida, y luego tiene sida y
no fue mas a la terapia).
Otra eventualidad en la que
algo que parece un síntoma neurótico no es verificado como tal por el análisis,
es cuando el sujeto no reconoce a su síntoma como tal, atribuyéndolo a su
carácter, a la herencia, a una causa
Orgánica o la mala suerte. De ninguna manera cree que
eso pueda ser un síntoma, con el que él tenga algo que ver como sujeto del
deseo.
Fases del síntoma analítico:
Se puede definir como
momento 0 (cero) del síntoma, el de la represión bien constituida.
Primer momento: momento en
el cual el sujeto no lo reconoce como tal. Se caracteriza por la egosintonía
(Freud), el sujeto no reconoce al síntoma como sufrimiento, no advierte que
padece de el porque obtiene de el un doble beneficio porque hay acomodación del
yo al síntoma.
Segundo momento: sucede en
las entrevistas preliminares, el sujeto advierte algo que es nuevo para él, que
eso que a él le pasa es un síntoma en el que tiene algo que ver él como sujeto
del deseo. Aunque lo entrevea muy difusamente, la angustia surge en ese
momento, delatando una vacilación fantasmatica. Eso angustia y deja entrever
cierta causa de la cual el síntoma es el resultado que tiene una relación
estrecha con lo mas real del síntoma, el goce sexual. Aca surge algo que tiene
más que ver con un real inmiscuido en el síntoma y que revela que el síntoma
puede ser una “cobertura” “envoltura” formal del goce, pero todavía no es un
síntoma en sentido analítico.
Tercer momento: reconocido
el síntoma como algo causado por una cierta relación con el goce, hace falta
que el sujeto quiera desembarazarse de eso, que quiera hacer otra cosa con eso
que padecerlo y para eso entonces lo incluya en una demanda dirigida al
analista, un pedido de ser liberado de ese malestar, en este momento se puede
decir que es un síntoma de análisis.
¿Qué es el saber?
El saber puede ser una
suposición, es decir, nada real. Puede ser un semblante, encarnado por ejemplo
por un profesor universitario que no se califica tanto por lo que sepa sino por
su función tiene que mostrar un semblante de saber, al menos hasta que gana el
concurso.
O puede ser un saber que
tiene algo más que ver con lo real, que atrapa algo de lo real.
El sujeto supuesto saber es
una instancia, efecto del dispositivo analítico, que no se confunde con el
analista, tanto el psicotico como el sujeto neurótico cree que se sabe en
alguna parte, pero no precisamente en la cabeza de su analista. El analista
hace semblante de causa del deseo, no de saber. El psicoanálisis tiene como
objetivo ético interrogar, cuestionar radicalmente toda suposición de saber.
Freud llamo complejo inc. Es
una articulación de stes que tienen la capacidad de apresar cierto real que es
goce, tenerlo como guardado y listo para ser usado, si se activa ese grupo S2
de stes pueden surgir síntomas.
Tenemos por un lado la
palabra que activa el complejo y por otro tenemos el complejo que es una
articulación inc. De stes que implican cierto saber sobre como gozar, de modo
masoquista, anal, etc.
Además del ste que activa
esta la articulación el vínculo entre ambos, esa articulación se zambulle en la
panza del saber, no hace más que engordar el S2. También eso es S1, es decir la
articulación del ste S1 con el saber S2. La única forma de extraer el S1 de
allí es plantear el vínculo con el saber como imposible.
El S1 es efecto de que hay
uno de que hay lo simbólico, lo simbólico como agujero, lo simbólico que
nombra, produciendo agujeros en lo real.
Lombardi: Mis libros son mi
semblante auxiliar de saber, si el ste 1 es lo que representa al sujeto para
otro ste, este “escritorio” me representa para el S2 del saber que yo debo
aparentar. Por eso decimos que es un escritorio, porque sostiene al profesor.
El ste del síntoma es del orden del uno, este escritorio, aquí es mi síntoma.
La transferencia es consecuencia,
no de que hay uno, sino de que hay Otro.
Porque hay Otro hay
articulación de stes y se producen este tipo de cuestiones, porque hay otro se
produce algo del orden de un saber.
Para el sujeto en alguna
parte se sabe (S2) que quiere decir eso que le concierne, aún si él no puede
situar donde.
El síntoma: Es una manera de
gozar. En el momento en que se conecta con el saber el síntoma pasa a ser
síntoma de análisis. En el momento en que se expresa en una demanda. Hay que
tener en cuenta que la demanda puede ser demanda de otra cosa, demanda de algo
distinto que la satisfacción que aparentemente pide. La demanda que se
descifra, la demanda oculta, en el análisis es demanda de amor: todo lo que
dice el analizante, veladamente es una demanda de amor. Una demanda de
reconocimiento del ser. (Reconocer el ser tampoco es dar gran cosa)
Se es en el ste, que se es
un falso ser, pero sólo en la medida en que se logra cierta inscripción que se
“socializa” a nivel del s2.
El síntoma es la
particularidad, es aquello que nos hace a cada uno un signo diferente de la
relación que tenemos en tanto que hablantes- seres con lo real. Esto es
indispensable saberlo en la admisión de alguien, es a lo que nosotros nos
comprometemos: es el síntoma lo que está en el centro de la regla fundamental.
Conferencia en Yale: Un
síntoma es curable, la religión es un síntoma. Todo el mundo es religioso,
hasta los ateos. Ellos creen suficientemente en Dios, para creer que Dios no
está para nada allí cuando están enfermos. El ateismo es la enfermedad de la
creencia en Dios, creencia de que Dios no interviene en el mundo.
Ser desembarazados de un
síntoma, yo no les prometo nada (dice Lacan), pone el acento en la demanda, es
necesario que algo puje.
Conferencia en Ginebra sobre
el síntoma: El hombre está capturado por la imagen de su cuerpo. Esto explica
el privilegio que tiene dicha imagen para él. ¿Cómo sobreviene un cuerpo? Ese
cuerpo adquiere su peso por la vía de la mirada. La mayoría de lo que piensa el
hombre se arraiga allí. Sabemos la importancia que para un sujeto tuvo la
manera en que fue deseado, (en análisis es importante), los padres modelan al
sujeto en esa función simbólica. La manera en que le ha sido dado un modo de
hablar, lleva la marca del modo bajo el cual lo aceptaron los padres. El hombre
piensa con ayuda de las palabras y es en el encuentro entre esas palabras y su
cuerpo donde algo se esboza.
La mujer: Se define por el
no toda y surge de ellas mismas. Ellas mismas son no todas, no se prestan a la
generalización falocentrica.
El ser humano es un ser
hablante, ser que también debe poder escuchar, escuchar forma parte de la
palabra.
Como el nombre lo indica,
los autistas se escuchan a ellos mismos. Escuchan muchas cosas, esto desemboca
incluso en la alucinación que siempre tiene un carácter más o menos vocal.
Todos los autistas no escuchan voces, pero articulan muchas cosas y se trata de
ver donde escucharon lo que articulan.
Lo que hace que no
escuchemos flautista es justamente que ellos no nos escuchan, pero sin duda hay
algo para decirles.
¿Lo simbólico se aprende?,
¿existe algo en nosotros desde el nacimiento que hace que estemos preparados
para lo simbólico, para recibir el mensaje simbólico, para integrarlo? Se trata
de saber porque hay algo en el autista o en el esquizofrénico que se congela.
Sordomudos: Son capaces de
un tipo de gesto muy diferente al gesto expresivo en cuanto tal. El caso de los
sordomudos es demostrativo del hecho de que hay una predisposición al lenguaje,
incluso en aquellos que están afectados por dicha invalidez. El lenguaje con
los dedos no se concibe sin una predisposición a adquirir el ste. Cualquiera
sea la invalidez corporal.
Psicosomáticos: Todo sucede
como si algo estuviese escrito en el cuerpo, algo que nos es dado como un
enigma. Un enfermo psicosomático se asemeja más a un jeroglífico que a un
grito.
Goce del psicosomático: goce
congelado. Hay una fijación en un goce especifico, esperamos darle el sentido
de aquello de lo que trata. Lo psicosomático está en su fundamento arraigado en
lo imaginario.
Seminario 8 clase 17: El
símbolo phi
El phi designa el falo
imaginario, allí donde el neurótico lo vive de un modo que representa su forma
particular de operar y de maniobrar. El símbolo phi mayúscula, es el símbolo
del lugar donde se produce la falta de ste.
¿Qué quiere decir que un ste
falta?
El hombre todo lo puede, si
no puede hacer algo, lo deja.
Ser subjetivado es tener
lugar en un sujeto como válido para otro sujeto. Todo lo que para nosotros
significa sucede siempre en el lugar del Otro.
Para que algo signifique es
preciso que sea traducible en el lugar del otro.
¿En que momento empieza a
aparecer, posiblemente, la falta de significante? En aquella dimensión que es
subjetiva y que se llama pregunta.
El niño tan pronto sabe
afanarse y desenvolverse con el ste se introduce en aquella dimensión que hace
que les plantee a sus padres las preguntas más inoportunas: ¿Qué es correr?
¿Qué es un imbecil? Cuando el sujeto se encuentre en el ¿Qué soy? Estará mucho
menos avanzado (salvo si esta analizado), pero si no lo está cuando se pone en
cuestión mediante un ¿Qué soy? Se vela a sí mismo, preguntarse qué soy es
franquear la etapa de la duda por el ser, porque al plantear de este modo la
pregunta da de lleno en la metáfora, sólo que no se da cuenta. Para nosotros,
analistas, lo mínimo es tenerlo presente, para evitar renovar este antiguo
error, siempre amenazante en su inocencia bajo todas sus formas, e impedirle
que se responda, por ejemplo, incluso con nuestra autoridad, soy un niño. Lo
que esta en juego en toda pregunta formulada no se encuentra en el plano del
¿Qué soy yo? Sino en el plano del otro, en la forma que la experiencia
analítica nos permite desvelar del ¿Qué quieres? Se trata se saber que deseamos
al plantear la pregunta. Y ahí es donde interviene la falta de ste que esta en
juego en la phi del falo. El analista ha descubierto que con lo que el sujeto
se enfrenta es con el objeto del fantasma. El objeto verdadero, autentico, del
que se trata cuando hablamos de objeto, no es de ningún modo aprehendido,
transmisible, intercambiable. ¿Cuál es la relación del sujeto con el ste? En el
plano de la cadena inc. Sólo tenemos signos. Es una cadena de signos. Este ste
esta siempre escondido, velado. La relación innombrable (indecible), del sujeto
con el ste puro del deseo se proyecta en el órgano localizable, situable en
alguna parte corporal. Es alrededor de este punto imaginario donde se elaboran
los efectos sintomáticos del complejo de castración.
¿Qué hace la histérica? ¿UE
SOY YO? TIENE PARA ELLA UN SENTIDO. Dora recurre a todas las formas de
sustituto que puede dar de este signo phi mayúscula. Sr. k le dijo “mi mujer no
es nada para mí”, a saber, no me la pone tiesa, si ella no te la pone tiesa,
entonces ¿para que sirves? Porque para Dora la cuestión, como para toda
histérica, es ser procuradora de este signo en su forma imaginaria.
Prefiere que su deseo este
insatisfecho a lo siguiente, que el Otro conserve la clave de su misterio.
El obsesivo también se
enfrenta al misterio de la falta del ste falico, y también él trata de
convertirlo en manejable. Lo que en la obsesión llamamos agresividad, se presenta
siempre como una agresión contra esta forma de aparición del Otro, el Otro en
tanto puede presentarse como falo.
Seminario 8 clase 13: la
crítica de la contratransferencia:
La noción de
contratransferencia siempre ha estado presente en el análisis, desde el
comienzo de la elaboración de la noción de Transf. todo lo que en el analista
representa su inc. En cuanto no analizado, ha sido considerado nocivo para su
función y su operar como analista.
Si se descuidara cierto
rincón del inc. Del analista, de ello resultaría verdaderas manchas ciegas. De
ello resultaría en la práctica ciertos hechos más o menos graves o molestos,
(no reconocimiento, intervención fallida, inoportunidad de alguna otra
intervención, incluso error). Toda experiencia del inc. Se lleva a cabo en 1º
lugar como inc. Del Otro. Fue en 1º lugar en sus enfermos donde Freud se
encontró con el inc. Y para cada uno de nosotros, la idea de que un aparato
semejante pueda existir se abre en primer lugar como Inc. del Otro, aunque este
elidido. Una vez admitida la función del Otro, todavía es preciso que
encontremos allí el mismo obstáculo que encontramos en nosotros mismos en
nuestro análisis, cuando se trata del inc.
En cuanto al reconocimiento
del inc. No tenemos forma de plantear que por si mismo deje ala analista fuera
del alcance de las pasiones. Esto sería suponer que es siempre del Inc. de
donde proviene el efecto total, global, toda la eficacia de un objeto sexual o
de algún otro objeto capaz de producir una aversión cualquiera, física.
¿Porqué un analista con el
pretexto de que está bien analizado, sería insensible al surgimiento de cierto
pensamiento hostil que puede percibir en una presencia que se encuentra ahí?
Del fantasma al acto: El
neurótico depende de la demanda para sostener su deseo, está en dependencia de
que estos dos usos de la demanda se mantengan diferenciados, si estos dos usos
de la demanda se juntan lo que se produce es un achatamiento del espacio del
deseo. Ernest Jones decía que hay algo que teme mas el neurótico que su
castración, es el desvanecimiento del deseo.
Si en general esto no sucede
es porque hay algo que sostiene estos dos usos de la demanda como diferentes
para el neurótico, que es el fantasma. La fantasía detiene, no permite que se
peguen estas dos líneas.
También tiene esa función la
modalidad histérica de la identificación ya que tiene un parentesco estrecho
con la estructura de la fantasía y sirve de soporte del espacio del deseo.
La sugestión, a la histérica
le llega permanentemente, consulte a quien consulte siempre algo le sugieren,
siempre de alguna manera interpretan su deseo en términos de una demanda. ¿De
qué manera se protege contra eso la histérica o el histérico? Reforzando la
duplicidad de su demanda por medio de la fantasía, o de los sueños, que
sostienen, reproducen fantasías.
El neurótico suele ser
alguien muy atareado, pero que posterga lo que sería el acto con el que
realizaría su deseo. Sostener el deseo a partir del fantasma, y no del acto, es
el modo neurótico de sostener el deseo. No es el único, sino el análisis no
tendría ninguna finalidad. Al neurótico obsesivo su tarea le disgusta, lo
fatiga, esta siempre mas o menos cansado, es que él hace su tarea como si lo
obligaran a hacerlo, sosteniendo su deseo de un fantasma fundamental por el que
parece que lo que regula su vida es la demanda, o el deseo del Otro. Al suyo,
no lo pone en juego, o no lo reconoce como suyo.
El análisis apunta a que el
sujeto sostenga su deseo sin el recurso del fantasma.
Se supone que al termino de
un análisis el sujeto puede sostener su deseo sin el recurso del fantasma.
En el acto el sujeto
prescinde, no necesita de esa duplicidad de la demanda. El acto es lo que
termina con la indeterminación del sujeto, en el acto el sujeto encuentra su
certidumbre, en el acto se juega algo del orden de un rechazo del inc.
En el acto el sujeto toma
sin pedir, pone en juego el silencio de la pulsión.
El acto es del orden de “¡quiero esto!”.
Acerca del proyecto de
investigación: “la causalidad subjetiva en una situación de urgencia social. El
proceso diagnostico y los efectos terapéuticos específicos del psicoanálisis”
El objeto de estudio es la
práctica analítica, y no solo las vicisitudes de la población atendida. Esto es
coherente con nuestra concepción del diagnostico en psicoanálisis: no se
plantea como calcificación del síntoma a partir de un saber exterior, sino que
se basa en la perspectiva del sujeto, y en su participación en la producción
del síntoma.
En función de la pasividad
de la demanda y de las características desubjetivadas en que se presentan los síntomas,
se suele recurrir a instrumentos diagnósticos mediante recursos ajenos al
procedimiento Freudiano, por ejemplo del DSM-IV y administración de test de
Rorschach u otro test proyectivo.
La ventaja mayor del
diagnostico psicoanalítico es que permite ubicar la participación inc. Del
sujeto en la creación y sostén de su síntoma. Esa participación es distinta en
la neurosis, en las perversiones, y en las psicosis.
El diagnostico en psicoa. No
consiste en una mera ubicación clasificatoria, sino en un proceso en el que el
paciente cambia su actitud ante el padecer.
La introducción del
tratamiento conlleva, que el enfermo cambie su actitud conciente frente a la
enfermedad “por lo común se ha conformado con lamentarse de ella, despreciarla
como algo sin sentido, menospreciarla en su valor, pero en lo demás ha prolongado
frente a sus exteriorizaciones la conducta represora, la política del avestruz.
Es usual escuchar que el
psicoanálisis es un tratamiento inadecuado para padecimientos de causalidad
subjetiva en situaciones de urgencia subjetiva o de urgencia social. Tales
afirmaciones son incorrectas.
¿Qué es el sujeto?: Llamamos
sujeto al efecto de división que el lenguaje produce en el ser hablante, entre
la determinación inc. Que hace de él una marioneta alienada en un saber que
desconoce, y la respuesta que lo separa y le permite responsabilizarse de su
posición de sujeto. Entendemos por “causalidad subjetiva”, la participación del
sujeto en la producción y el sostén de su neurosis o de su psicosis.
¿Cuál es el efecto del
proceso diagnostico en los pacientes? Aún en situación de urgencia social, la
entrevista analítica posibilita la entrada en tratamiento psicoanalítico. Esa
entrada conlleva un pasaje del pánico colectivo y las formas extraviadas de la
angustia, a una angustia más personalizada, en la que el adulto tiene alguna
chance de responder con las referencias estructurales y recursos de que
dispone.
Las variables principales,
además de las variables poblacionales clásicas como sexo, edad, nivel de
escolaridad, etc. Son el diagnostico según DSM-IV, el proceso diagnostico
psicoanalítico, la implicación causal del sujeto y los efectos terapéuticos
característicos del psicoa.
El diagnostico según DSM-IV
es definida según el manual correspondiente.
El proceso diagnostico
psicoa. Consiste en el trabajo por el que el analista se ubica en el campo
transferencial del paciente, para hacer posible allí una manifestación más
nítida del síntoma en tanto expresión de un saber inc. Que concierne y divide
al sujeto que lo padece. El resultado del proceso, no es solamente una etiqueta
o código diagnostico, sino una puesta en forma del síntoma en un vínculo
transferencial que supone al menos una experiencia del inc.
Definimos como implicación
causal del sujeto al momento y la operación en que el sujeto advierte que hay
una causa cuyo resultado es el síntoma y que esa causa le concierne,
vislumbrando esa participación en la producción de ese resultado que es el
síntoma. Es un momento marcado por la angustia y toma formas diversas en los
distintos tipos clínicos. En la neurosis facilita un cambio en la posición del
sujeto respecto del síntoma. En las psicosis evidencia la negativa radical del
sujeto a corregir su posición respecto del síntoma, al menos mientras no haya
un cambio en el Otro (lo que es descripto por Lacan como el rechazo o
forclusión que está en la base de la posición y de los sintomas psicótico).
Definimos como efecto
terapéutico característico del tratamiento psicoa. A la transformación por la
que el sujeto que se presenta como paciente comienza a responsabilizarse de su
situación y de la división que, por falta o exceso de satisfacción encuentra en
su síntoma.
Esto supone que hay más de
un modo de satisfacer lo que en el ser hablante viene al lugar del instinto: la
demanda en tanto exigencia ste, pulsional en los términos de Freud. Hay
distintas formas de posicionarse respecto de esa demanda: se la puede padecer,
se la puede repetir, se la puede transferir, se la puede actuar, y también
llevar al plano donde se juega el acto humano por excelencia.
El efecto terapéutico del
psicoa. Puede no ser mera catarsis, sino experiencia del inc. Que se añade al
inc. Que subyace a los síntomas solo como hipótesis teórica.
La duración del tratamiento
es pautada por un año y a veces se producen deserciones. El criterio de inclusión
consistirá en que el paciente concurra a por lo menos 4 entrevistas en el
servicio.
Los instrumentos de
recolección de datos serán: las entrevistas libres, las historias clinicas,la
base de datos informatizada conformada por algunos datos de las historias
clínicas y viñetas clínicas, las supervisiones, y las reuniones clínicas
semanales.
Supervisiones: Consisten en
control de la practica de los analistas pertenecientes al servicio y será
llevada a cabo por los profesionales de mayor trayectoria y experiencia en la
profesión que integran el equipo de esta investigación. Se trata de una
actividad regular en la cual un practicante busca testimoniar y asegurarse de
su propio acto a través de la mediación del material obtenido en las consultas
de su paciente.
Las reuniones clínicas
semanales consisten en presentaciones de casos por parte de los profesionales.
Tienen por propósito transmitir las consecuencias de la práctica en dicho
servicio e intentan construir un saber para el psicoa. Sobre la singularidad de
cada caso.
Plan de actividades:
Atención clínica que constituyen entrevistas libres de frecuencia semanal con
cada paciente de la muestra a lo largo de un año o lo que dure el tratamiento
en el caso de que se produzcan deserciones, actualización permanente de las historias
clínicas y de la base de datos informatizada, supervisiones mensuales. Cada
seis meses se realizará un informe general de los datos obtenidos. Se
realizarán informes anuales con los datos estudiados en los informes
semestrales, a la luz de las hipótesis planteadas.
Resultados preliminares: Los
pacientes que consultan forman parte de una población en situación de urgencia
social, residen en una zona afectada por la pauperización económica que aflige
al país y por la desorientación cultural de una clase media debilitada en su
inserción social. Los índices de desocupación, de consumos nocivos, de
delincuencia y otras formas de violencia social son elevados. La derivación,
los motivos de consulta y las formas sintomáticas que toman los padecimientos
subjetivos resultan de muy variada índole, pero en general, entramados en la
situación descripta.
Equipo terapéutico: Esta
compuesto por 15 psicólogos, con formación psicoanalítica y un médico
especialista en psiquiatría que administra psicofármacos en los casos en que
resulta conveniente. Los pacientes son recibidos y atendidos individualmente y
luego cada caso es supervisado o debatido en reuniones semanales de discusión
clínica.
En el grupo de 110 pacientes
adultos esos factores contribuyen fuertemente al malestar subjetivo. El
procedimiento de entrevista libre que empleamos desde el primer encuentro suele
llevar al paciente en muchos casos a considerar su participación personal en la
producción de la situación de la que se queja.
Hemos adoptado un formato de
historia clínica en el que solicitamos al terapeuta que anote lo antes posible
el diagnostico según DSM-IV y también un diagnostico presuntivo desde la
perspectiva psicoanalítica basada en la depuración del síntoma que se logra
cuando se lo enfoca desde la realidad y las certezas del sujeto. Eso hizo
posible constatar un segundo hecho, que aún entre psicoanalistas con una
dilatada formación, resultaba mas fácil encontrar el diagnostico que sigue los
criterios del DSM-IV que el que toma en cuenta los criterios nosograficos del
psicoa.
El diagnostico promovido por
el psicoanalista: es mas dificultoso por basarse en coordenadas que sólo se
pueden ubicar “desde el interior” de cada caso, una vez que la transferencia se
ha desplegado. Dicho proceso diagnostico tiende a producir distintos efectos:
catárticos, sugestivos, el sentimiento a veces muy novedoso para el paciente de
ser invitado a tomar la palabra y ser escuchado, y sobre todo que la causalidad
sobre la que el procedimiento pone el acento es la subjetiva.
El servicio de clínica de
adultos, ha cambiado, desde una perspectiva asistencialista providencial en el
que se ayuda “desde afuera” a una propuesta terapéutica genuinamente psicoa.
Que se basa en las coordenadas internas del caso, aún en las condiciones de
gratuidad y de limitación temporal en que se desarrolla esa experiencia. Desde
la primera entrevista propone al sujeto considerar qué parte le toca en la
elaboración causal del padecimiento del que se queja, le abre la posibilidad de
recuperar su dignidad de sujeto de un deseo reprimido, no activado sino por
la vía de retorno que es el síntoma,
pero articulable de otro modo a partir de que el sujeto advierte que hay una
causa para eso y que esa causa no es colectiva sino que concierne le concierne
particularmente.
El diagnostico psicoa.
Aunque mas laboriosos es mas acertado que el DSM-IV porque revela la
participación del sujeto.
El método freudiano:
Caracterizado por la Asociación libre, para que haya psicoanálisis tiene que
existir la regla fundamental. La regla fundamental está asociada a otro
concepto el cual define si hay psicoa. O no que es la posición del analista. No
puede estar la regla fundamental de parte del paciente si no hay otro que
escucha de una posición del analista con cierta concepción de la cura. Se habla
del método Freudiano y aparecen varios textos de transferencia, porque si no
hay transferencia, no puede haber asociación libre, ósea no se puede aplicar la
regla fundamental si 1º no esta instalada una transferencia.
Hablar de clínica psicoa. Es
hablar de la regla fundamental y si el método de l asociación libre podríamos
decir que es posible es porque partimos de una suposición básica que es la
existencia del inc. Esta suposición era que hablando se va a develar un saber
no sabido. La suposición Freudiana del inc. Implica que es necesario la palabra
que es necesario hablar para develar el saber, no es poca cosa, son los pilares
que rige un análisis, para que eso se devele, no es solamente el sujeto que
tiene que hablar, sino que hay otro que escucha que sitúa ese decir.
El termino asociación libre
es un poco engañoso porque en realidad lo 1º que confrontamos es que no es tan
libre que esta determinada por una insistencia del inc. Es en aquello donde
aparece cierto obstáculo en el decir que se va a develar algo del orden de la
verdad, (verdad que se muestra, pero que hay que saber leerla), tiene que haber
un analista que puntúe determinadas cuestiones en el discurso del paciente.
Formaciones del Inc., la insistencia ste, y otro engaño es creer que por medio
de la asociación libre se puede decir todo, en algún punto esta regla “diga
todo”, le estamos diciendo algo que es imposible, decir todo rápidamente, lleva
a una detención, hay algo que se obstaculiza, algo se hace real, Lacan lo va a
llamar la dimensión real de la transferencia por medio de la presentificación
de un objeto, que se pone en juego.
Tenemos en el análisis un
doble carril: lo que puede ser dicho, lo que puede ser recordado, las cadenas
asociativas que va produciendo el sujeto, pero en esas mismas cadenas se va a
articular algo que no tiene palabra,
podríamos llamarlo desde freud algo del orden de lo pulsional, que en Lacan
estaría remitido al objeto a, a lo real, al goce.
Cuando uno escucha a un
sujeto, no solamente hay que escuchar la repetición ste, que es importante,
(stes que abren puertas a todo lo que es el trabajo del Inc.), también en esa
repetición ste, lo que se va escuchando es una posición fantasmatica, ósea
aquello que nos va a ir abriendo la puerta a la dimensión de lo real, de lo que
vuelve siempre al mismo lugar, una de las definiciones de lo real.
Por ejemplo en el hombre de
las ratas: el ste Raten demanda goce, están condensados toda una serie de stes:
matrimonio, deudas, dinero, etc. En un material clínico, por ahí uno
rápidamente puede empezar a recortar esa cadena ste. Uno va a puntuar esos
stes, va a hacer el trabajo que el paciente asocie, trabaje y despliegue esa
cadena ste. Esos stes condensadores de goce, el sujeto no puede dejar de usarlos,
son propios. Al mismo tiempo hay que estar atentos a aquello que no aparece en
la cadena ste que tiene que ver con esta dimensión del objeto, de lo pulsional.
En la repetición ste, uno va a ir aislando los stes que comandan goce, stes
privilegiados, van a ver que Lacan los denomina stes de la transferencia, que
son los stes propios de cada sujeto, cuando uno se encuentra con un nuevo
paciente, uno no sabe cuales van a ser esos stes que representan su modalidad
de goce. El ste aparece en el orden de algo que se repite sin que el paciente
se dé cuenta, rápidamente, a veces se puede ir recortando ese ste.
Iniciación al tratamiento:
Forma parte de los escritos técnicos de Freud, lo que Freud hace es mera
recomendación técnica, de lo que debe hacer un analista, del procedimiento,
esta diciendo lo que es propio de una cura, introduce la regla fundamental, la
asociación libre desde el inicio, desde que conoce a la paciente, Freud
explicita la regla fundamental, Freud habla de un período de prueba, donde no
lo diferencia demasiado con la iniciación al tratamiento porque ahí ya hay una
iniciación al tratamiento y desde el vamos le anuncia al paciente la regla
fundamental, “diga todo lo que se le ocurre, no omita nada, aunque le parezca
desagradable, aunque le parezca que no tenga importancia”.
En la clínica no enunciamos
la regla fundamental a cada paciente, pero si bien no esta explicita, esta
implícita, en el sentido que si le otorgamos la palabra, si dejamos que
comience a hablar lo mas libremente posible, no le marcamos ningún tema, es muy
interesante por donde comienza un paciente en el encuentro con un analista y
esto es el caso por caso.
Por donde empieza el
paciente, ya esta hablando de cierta posición, de cierto padecimiento, es un
gran error que el analista se precipite y le marque el rumbo.
En iniciación al
tratamiento, Freud decía que es imposible que alguien que venga a la 1º
entrevista no tenga tema, esa ya es una resistencia.
Freud pronuncia la regla
fundamental desde el vamos, acá hay una diferencia con las entrevistas
preliminares de Lacan. Lacan hace una diferencia importante entre las
entrevistas preliminares y la iniciación al tratamiento.
Lacan le da un marco propio
a las entrevistas preliminares que se desarrollan durante un tiempo que puede
llegar a ser prolongado, mientras que para Freud es un tiempo bastante
abreviado, es una serie de entrevistas, no muchas, en las cuales ya se ha
iniciado el tratamiento.
En las entrevistas
preliminares hay mucho trabajo que se hace pero la iniciación al tratamiento,
la entrada en análisis está determinada por toda una secuencia de cuestiones,
en las cuales la enunciación de la regla fundamental muchas veces coincide con
la entrada en análisis, con el pasaje al diván si es el caso de un consultorio.
Freud decía que es un mal
pronóstico si el paciente se reserva muchas cuestiones en una 1º entrevista,
cuando un paciente de entrada no quiere hablar, o que no se le ocurre nada,
vamos a tener mayor trabajo para convertir a ese paciente en un analizante.
Freud en 1923,
“psicoanálisis y teoría de la libido” retoma la regla fundamental y va a decir
que es en aquellas ocurrencias que provocan objeciones aquellas que el paciente
rechaza porque le parece que no es importante decirla, son las que entrañan un
singular.
En iniciación al tratamiento
Freud habla de la regla fundamental y de su correlato la atención flotante.
La atención flotante es un
concepto que los lacanianos tienen algunas objeciones, en relación a que fue un
concepto muy tomado por los post freudianos y deformado porque habilitó a todo
el concepto de la contratransferencia. Lo que Freud decía con respecto a la
atención flotante es que el analista debe abandonarse a su propia agilidad inc.
Evitar toda reflexión conciente, no fijar en su memoria algo de lo oído y
aprehender de este modo con su propio Inc. lo Inc. del analizante. En la
atención flotante, el Inc. del analista debe dirigirse al Inc. del analizante.
¿El analista trabaja con su Inc.? Esto habilitó a los psicoa a que aquello que
percibían tenía que ver con algo que tenia que ver con el paciente, lo que
percibíamos, sentíamos, lo que estaba pasando casi a nivel subjetivo, tenían
que ver con cosas del paciente, no dichas, transferidas sobre el analista,
entonces si uno entraba en una sesión en un profundo sopor casi se dormía, esto
era interpretado que el paciente se estaba resistiendo y estaba produciendo en
el analista aburrimiento, entonces el analista se autorizaba a interpretar esto
como resistencia. El analista no esta como sujeto en el mejor de los casos, no
actúa con su Inc. porque si actúa con su Inc. es un sujeto dividido, la
posición del analista tiene que ver mas con la de semblante de a, más de objeto
que como sujeto.
El analista puntúa, recorta,
tiene que ver mas con la escucha activa del analista.
Lo que Freud quiso
transmitir con esto de Inc. a Inc. es que la posición del analista tiene que
ver con no intervenir desde su yo, ósea de sacarlo del dialogo convencional.
Cuando se puntúa algo, se recorta algo, no es desde la convención no es desde
lo imaginario, tampoco es desde el inc. Sino que en esa escucha analítica se
empieza a escuchar S1 S2, algo de lo pulsional, del objeto a.
La posición del analista no
está como la de un sujeto que dialoga
con el otro, no mete lo que el piensa como persona. El analista tiene sus
ideales, sus conceptos sobre el bien y el mal, sus afectos, todo esto tiene que
quedar afuera del consultorio. Cuando el analista mas haya atravesado su propio
fantasma, más haya atravesado su propia cura de un análisis, más este advertido
de sus prejuicios, más este advertido de cómo sus ideales empañan las asociaciones,
mas cómodo va a estar en el lugar de semblante de a. Si uno logra la posición
de semblante de a, no está como sujeto, entonces no queda afectado, no queda
dividido. Cuando el analista sale cansado del consultorio, con dolor de cabeza,
tenemos la obligación ética de preguntarnos ¿Qué pasó? Algo a quedado
registrado en el cuerpo, es importante registrar que pasó. En general semblante
de a no es una posición incomoda, porque uno descansa de sus fantasmas, de sus
ideales. Cuando el analista no puede sostener la posición de semblante de a hay
algo de su propia resistencia, de sus propios puntos ciegos. Freud decía:
2Ningún análisis va a llegar mas allá del punto ciego del analista”. Cuando uno
elige su analista, esta eligiendo adonde va a llegar su propio análisis.
En la medida en que nosotros
trabajamos sobre nosotros mismos, nos es más fácil escuchar. Cuando estamos
advertidos de nuestro fantasma que no quiere decir que tengamos que haber
llegado al atravesamiento del fantasma que está mas del lado del fin de análisis,
sino nadie podría analizar hasta haber llegado a su final de análisis. En la
medida en que uno este advertido de su fantasma podrá escuchar más el fantasma
del otro.
En la medida en que el
fantasma no este trabajado, lo vamos a actuar, o vamos a intervenir como
sujetos.
En la medida en que tratamos
de comprender mucho lo que le pasa a ese paciente, empezamos a estar mas como
otro semejante y si lo comprendemos mucho empezamos a sufrir por el paciente a
padecer con él a conmovernos.
El Inc. que se devela, no es
el del analista y hay un solo sujeto en juego.
La transferencia es una
consecuencia lógica de la enunciación de la regla fundamental.
La transferencia es la que
nos permite poner en marcha la regla fundamental y el paciente puede asociar
libremente.
Freud habla de dos tipos de
transferencia:
La transferencia como
obstáculo (Conf. 27)
La transferencia como motor
La transferencia como
obstáculo, en ciertos pacientes la regla fundamental no se cumple, todo aquello
que se presentó por el lado de la resistencia esta al servicio de detener la
regla fundamental, define a la resistencia como todo aquello que hace obstáculo
al análisis y a la asociación libre.
La transferencia se
manifiesta desde el inicio del tratamiento y no hemos de ocuparnos de ella
hasta que no aparezca como resistencia, no nos ocupamos de ella mientras sea
favorable al análisis, pero si hay que prestarle atención cuando se transforma
en resistencia.
La intervención del analista
es muy puntual, no es en cualquier momento. Nuestra clínica es bajo Transf..
Sabemos que estamos siendo tomados como objeto transferencial, pero es lo que
permite el análisis. En algún momento el analista pensará: Estoy siendo
escuchado como una figura paterna y sabemos que nuestra intervención quizá vaya
a parar a ese lugar, pero no le diremos “ud. Me trata como si yo fuera su
papá”. Si hay algo ahí que aparece como resistencia nos detendremos y veremos
cual será la intervención en relación a la Transf.. mientras el análisis vaya
por su caudal, no nos metemos con la transferencia.
En un psicótico puede
aparecer una Transf.. erotomaníaca, pero en un neurótico no es común, puede
aparecer en fantasías, como algo a ser trabajado no como obstáculo.
Si el analista esta en
posición de objeto, el analizante en determinado momento se olvida si el que
esta ahí es hombre, mujer, alto, flaco..etc.
La transferencia como motor,
es la que permite la asociación libre. Es la Transf. Sublimada, positiva,
implica cierta condición de amor, del acto, que tiene que darse inevitablemente
para que alguien vaya a contarle su vida a otro, el lazo libidinal con el
analista, esto hace abrir el trabajo asociativo. Este lazo libidinal tiene que
ver con algo imaginario. Si no hay un lazo libidinal que se produzca es difícil
que la asociación libre se produzca.
En iniciación al tratamiento
Freud decía que lo que le interesaba ver era si el paciente es plausible de una
neurosis de Transf., ósea que alguien tenga una Transf. Que le permita
dirigirse al analista y cumplir con la regla fundamental, esto nos lleva a otro
tema ¿los psicoticos no tienen Transf.? El psicótico si tiene Transf.,
fuertisimas, totalizantes, el psicótico no cumple con la regla fundamental,
cumple con otro tipo de asociación y también lo importante es que el analista
lo deja hablar al psicótico, le da la palabra, le cree lo que dice, igual que
al neurótico, pero el trabajo que se va a ir haciendo con eso que dice es
diferente.
Apertura de la sección
clínica: Freud no creyó nunca que cualquiera le diga la verdad. Es suficiente
leer la traumdeutung para apercibirse que no cree que la verdad pueda alcanzarla
jamás. La verdad no es que no tenga relación con lo que llamé lo real, pero es
una relación débil. La manera mas clara en que se manifiesta la verdad, es la
mentira, no hay un analizante que no mienta continuamente. Es bien por lo cual
la clínica psicoa. Consiste en reinterrogar todo lo que Freud dijo.
El real es difícilmente
enumerable ¿Cómo la clínica puede ser el objeto de una transmisión? Hay un
campo que designé con el nombre del goce de Otro que hay que representar por lo
que es como inexistente, lo que haría falta es dar cuerpo a este goce del Otro
ausente y hacer un pequeño esquema en donde lo imaginario estaría en
continuidad con lo real. Lo imaginario forma parte de lo real, el hecho que hay
cuerpos forma parte de lo real, ( el ADN y su doble hélice, es a partir de ahí
que es concebible que hay cuerpos que se reproducen). Los cuerpos forman parte
de lo real. En relación a esta realidad del cuerpo que sueña y que no sabe
hacer mas que eso, en relación a esta realidad, a su continuidad con lo real,
lo simbólico es la única cosa que a este asunto da su nudo, que de todo esto,
hace un nudo borromeo.
¿Las psicoterapias, no valen
la pena? No vale la pena terapiar lo psíquico, freud también pensaba eso, que
no era necesario apurarse para curar. No se trata de sugerir, ni de convencer,
la clínica psicoa. Debe consistir no solamente en interrogar al análisis, sino
en interrogar a los analistas, a fin de que den cuenta de lo que su práctica
tiene de azarosa.
El método Freudiano II: Las
restricciones a la libertad asociativa
Recuerdo, repetición y
elaboración (1914) En la fase de catarsis de Breuer, atendíamos a la génesis de
los sintomas y orientábamos toda nuestra labor hacia la reproducción de los
procesos psíquicos de aquella situación inicial, para conseguir su derivación
por medio de la actividad conciente. El recuerdo y la derivación eran los fines
a los que tendíamos con ayuda del estado hipnótico.
Cuando renunciamos a la
hipnosis, se nos planteó la labor de deducir de las ocurrencias espontáneas del
analizado aquello que no conseguía recordar. La resistencia había de ser
burlada por la interpretación y la comunicación de sus resultados al enfermo.
El olvido de impresiones, escenas y sucesos se reduce casi siempre a una
“retención” de los mismos. La amnesia infantil, tan importante para nuestra
teoría, es compensada por los recuerdos encubridores, en éstos no se conserva
únicamente una parte de nuestra vida infantil, sino todo lo que es ella tuvo
importancia esencial. Trátese tan solo de saberlo extraer de ellas por medio
del análisis.
Podemos decir que el
analizante no recuerda nada de lo olvidado o reprimido, sino que lo vive de
nuevo, no lo reproduce como recuerdo, sino como acto, lo repite sin saber que
lo repite.
Mientras el sujeto permanece
sometido al tratamiento no se libera de esta compulsión de repetir y
comprendemos que este fenómeno constituye su manera especial de recordar.
Nos interesará la relación
de esta repetición con la transferencia y la resistencia, la transferencia es
una repetición no solo sobre el medico sino sobre todos los demás sectores de
la situación presente.
Cuando la cura comienza bajo
una transferencia positiva, nos permite penetrar en los recuerdos, pero cuando
la transferencia se hace hostil, el recuerdo queda sustituido en el acto por la
repetición y a partir de ese momento las resistencias van marcando la sucesión
de las repeticiones.
El enfermo extrae del
arsenal del pasado las armas con las cuales se defiende contra la continuación
de la cura y de las cuales hemos de ir despojándole poco a poco.
El analizante repite en
lugar de recordar y lo hace bajo las condiciones de la resistencia. Repite todo
lo que se ha incorporado ya a su ser partiendo de las fuentes de lo reprimido:
sus inhibiciones, sus tendencias inutilizadas y sus rasgos de carácter patológico.
Preparamos desde un
principio la reconciliación del sujeto con lo reprimido que se manifiesta en
sus sintomas, pero por otro lado, concedemos a la enfermedad un cierto margen
de tolerancia. Si esta nueva relación con la enfermedad agudiza algunos
conflictos y hace pasar a primera línea sintomas que hasta entonces eran poco
precisos, podemos consolar al enfermo observándole que se trata de agravaciones
necesarias, pero pasajeras y que en definitiva, no es posible vencer a un
enemigo que se mantiene ausente o no está suficientemente próximo.
El analista se dispondrá a
iniciar con el paciente una continua lucha por mantener en el terreno psíquico
todos los impulsos que aquel quisiera derivar hacia la motilidad y considera
como un gran triunfo de la cura conseguir derivar por medio del recuerdo algo
que el sujeto tendía a derivar por medio de un acto.
La mejor manera de refrenar
la compulsión repetidora del enfermo y convertirla en un motivo de recordar, la
tenemos en el manejo de la transferencia. Cuando el paciente nos presta la
mínima cooperación consistente en respetar las condiciones de existencia del
tratamiento, conseguimos siempre dar a todos los sintomas de la enfermedad una
nueva significación, basada en la transferencia y sustituir su neurosis vulgar
por una neurosis de transferencia de la cual puede ser curado.
De las reacciones de la
repetición que surgen en la transferencia, parten los caminos para la evocación
de los recuerdos, los cuales surgen sin esfuerzo una vez vencidas las resistencias.
La revelación de la resistencia, no puede tener por consecuencia inmediata su
desaparición.
Hay que dejarle tiempo al
enfermo para ahondar en la resistencia, hasta entonces desconocida por él,
elaborarla y dominarla, continuando a su pesar el tratamiento conforme a la
regla analítica fundamental. Sólo al culminar esto, llegamos a descubrir en
colaboración con el analizante, las pulsiones reprimidas que alimentaban la
resistencia. El analista no tiene que hacer mas que esperar y dejar
desarrollarse un proceso que no puede ser eludido ni tampoco apresurado.
Esta elaboración de las
resistencias constituye parte de la labor que ejerce sobre el paciente mayor
acción modificadora y la que diferencia al tratamiento analítico de toda
sugestión.
La transferencia es una
pieza de repetición y la repetición es la transferencia del pasado olvidado.
Mientras mayor sea la resistencia tanto mas será sustituido el recordar por el
actuar.
Las resistencias comandan la
secuencia de lo que se repetirá. El paciente extrae del arsenal del pasado las
armas con que se defiende de la continuación de la cura.
Con respecto a los sintomas
neuróticos, freud va a decir que los efectos del trauma son de índole doble:
positivos y negativos.
Positivos: Son empeños por
recordar la vivencia traumática, por vivenciar nuevamente la situación aunque
sea repetir el vinculo con otro persona.
Negativos: Tienen un
carácter defensivo, su expresión común son las evitaciones que si se
acrecientan podemos entrar dentro de las inhibiciones y las fobias. Y esto
también va a contribuir a la formación del carácter. Tanto los sintomas, como las alteraciones del yo,
como las alteraciones del carácter tienen naturaleza compulsiva. Las
impresiones tempranísimas de la 1º infancia recibidas en una época en la que el
niño apenas tiene acceso al lenguaje exteriorizan en algún momento un carácter
compulsivo.
Comentario del texto de A.
Albert sobre el placer y la regla fundamental: En puntualizaciones sobre el
amor de transferencia, Freud, hablando del principio de abstinencia, asigna al
psicoanalista este deber: “enseñar a su paciente a vencer el principio de
placer”, sobre las diversiones agradables que intervienen en la cura luego de
una 1º desaparición de los sintomas que impiden el avance.
¿Qué relación existe entre
los enunciados de la regla fundamental y este decir ético que nosotros le
suponemos? El párrafo de la regla fundamental dice: “no excluir de la
comunicación ocurrencia alguna por mas que: la sienta desagradable, no pueda
menos que juzgarla disparatado, las considere demasiado nimias, piense que no
viene al caso respecto de lo que busca”. Si lo desagradable para decir de lo
cual habla Freud es asimilable al
displacer, aquel que no nace de simples procesos de pensamiento, sino de una
palabra que se hace efectiva. El concepto de regla fundamental, concierne al
decir del paciente. Decir lo displaciente y el riesgo inherente a toda
comunicación del fantasma desagrada al decirlo.
En lo referente al displacer
(señal o al displacer), nada es tan incierto y relativo como su definición.
Podría no ser ningún displacer, todo lo contrario. El yo (moi), ignora que él
solo se sostiene del ocultamiento del sujeto del inc.
Sentir el displacer, podría
ser un aspecto de las funciones de desconocimiento del yo (moi).
En cuanto al displacer cuyo
riesgo se corre con el movimiento mismo de la enunciación, sólo puede ser
ignorado por el yo (moi).
Lo desagradable para decir,
en tanto que escapa a toda determinación particular dentro del registro de los
afectos, no se confunde con ninguno de los pretextos para no decir:
“desagradable sentido, absurdo..”
No omitir nada, no es
tampoco la orden de decirlo todo, lo cual no haría sino redoblar la exigencia
1º y someter aún mas al hablante al orden del placer y de sus preferencias.
La cláusula de NO OMISIÓN
ordena decir algo mas, algo tan singular que no sabríamos reconocerlo en
ninguna de sus particularidades: no excluir nada, no omitir un cierto nada. Lacan
formula en el seminario Aún: “Decir cualquier cosa, sin vacilar ante las
necedades que se puedan decir”.
La cláusula de NO OMISIÖN
aparece como aquello que del decir de la regla, tiende a atraer la palabra que
se somete a él hacia un mas allá del principio de placer, hacia una realización
puntual de la inversión del displacer en goce, a la aproximación de la
singularidad de una cosa que no es reductible a la serie de representaciones
placientes o displacientes.
El principio de placer
reduce la regla a una ley de agradar. Referido a la situación analítica, el
ideal del yo, concebido como “ley de agradar”, rige efectivamente la relación
con el analista del “sujeto”, en tanto que, este busca realizar allí la imagen
narcisista de su yo (moi). La “ley de agradar” supone la existencia de la
relación especular al otro a través del cual el yo fija esta forma agradable de
él mismo, que la 2º frase de la formula designará como “yo ideal”. El “sujeto”
sólo puede hablar apoyándose en el otro sometido a la ley de agradar. En sus
esfuerzos por alcanzar el ideal, el yo no se gusta. Todo se pasa como si la
complacencia con la ley no hiciera más que realzar la exigencia “súper yoica”.
Inclinado sobre la vertiente del deber decir, desconoce los stes de su deseo. A
una alienación tal de la palabra, responde el silencio del analista que tiene
como tarea indicar esta traición misma. Este silencio significa algo mas que el
fracaso del intento de agradar. No provoca un simple displacer, sino que retira
al yo el apoyo. Le vuelve displaciente ante el ideal del yo. El sujeto es
conducido a producir el ste del cual no existe significado, el ste en su
dimensión de necedad en ejercicio.
Intervención de Lacan de la
exposición de André Albert: El principio de placer, es el principio de taponar
la estimulación. El principio de placer es no hacer nada, es hacer lo menos
posible.
El síntoma es la
particularidad, es aquello que nos hace a cada uno un signo diferente de la
relación que tenemos en tanto hablante- seres con lo real.
Es el síntoma lo que
está en el centro de la regla
fundamental. André Albert, señaló que la
única cosa que vale no es lo particular, sino lo singular. La regla fundamental
quiere decir: “Vale la pena, hay que sudar la gota”. Cuando proponemos la regla
fundamental, hacemos referencia a la particularidad, en tanto que ella incomoda
el principio del placer. El principio de placer consiste en no tener nada de
particular, es aquello a lo cual un sin número de personas aún se apega: a lo
cortés a lo normal.
El análisis es algo que nos
indica que solo existe el nudo del síntoma, hay que sudar en tal forma que uno
puede hacerse de allí un nombre.
Nuestra intención consiste
en incitarle a pasar por el buen agujero de aquello que le es ofrecido como
singular.
Puntualizaciones sobre el
amor de transferencia 1915
Los fundamentos de la teoría
psicoa entrañan importantes enseñanzas para el médico como para el enfermo.
Para el analista supone una indicación y una prevención contra una posible
transferencia recíproca, pronta a surgir en él. Le demuestra que el enamoramiento
del analizante depende exclusivamente de la situación psicoa y no puede ser
atribuido en modo alguno a sus propios atractivos personales, por lo cual no
tiene el menor derecho a atribuirse esa “conquista”. Para el paciente surge una
alternativa o renuncia al tratamiento analítico o ha de aceptar, como algo
inevitable, un amor pasajero por el medico que la trate.
La cura debe desarrollarse
en la abstinencia debemos dejar subsistir en los enfermos la necesidad y el
deseo como fuerzas que han de impulsarle hacia la labor analítica y hacia la
modificación de su estado. Mientras no queden vencidas sus represiones su
estado la incapacita para toda satisfacción real.
Debemos conservar la
transferencia amorosa, pero la tratamos como algo irreal, como una situación
por la que se ha de atravesar en la cura que ha de ser referida a sus orígenes
Inc. y que ha de ayudarnos a llevar a la cc del paciente los elementos más
ocultos de su vida erótica, sometiéndolos a su dominio cc.
Este amor no se compone ni
de un solo rasgo nuevo nacido de la situación actual, sino que se compone en su
totalidad de repeticiones y ecos de reacciones anteriores e incluso infantiles
y nos comprometemos a demostrárselo al paciente.
La resistencia misma no crea
este amor, sino que lo encuentra y se sirve de él.
Este enamoramiento se
compone de nuevas ediciones de rasgos antiguos y repite reacciones infantiles,
pero tal es el carácter esencial de todo enamoramiento. No hay ninguno que no
repita modelos infantiles.
El enamoramiento que surge
en el tratamiento analítico:
Es provocado por la
situación analítica.
Queda intensificado por la
resistencia dominante en tal situación.
Es menos prudente, más
indiferente a sus consecuencias y mas ciego en la estimación de la persona
amada que otro cualquier enamoramiento normal.
Sabiendo que el
enamoramiento del paciente ha sido provocado por la iniciación del tratamiento
analítico de la neurosis, tiene que considerarlo (el analista), como el
resultado inevitable de una situación médica, análogo a la desnudez del enfermo
durante un reconocimiento médico o a su confesión de un secreto importante.
Le estará vedado extraer de
él provecho personal alguno. Los motivos éticos y técnicos coinciden para
apartar al médico de corresponder al amor del paciente.
El enfermo debe aprender del
analista, a dominar el principio del placer, y a renunciar a una satisfacción
próxima pero socialmente ilícita, a favor de otra mas lejana e incluso incierta
pero irreprochable tanto desde el punto de vista psicológico como desde el
social.
Nuevos caminos- Inhibición
síntoma y angustia – neurosis obsesiva –leer de resumen cuaderno.
Efectos didácticos y
terapéuticos del psicoa en el apunte
La practica del psicoa en el
hospital en apunte.
Los caminos de formación del
síntoma: (Freud Conf. 23)
De los sintomas neuróticos,
sabemos que son efecto de un conflicto surgido en derredor de un nuevo modo de
satisfacción de la libido. El síntoma es el resultado de una formación de
compromiso entre dos fuerzas en conflicto, una de las dos fuerzas es la libido
insatisfecha, alejada de la realidad y obligada a buscar nuevos modos de
satisfacción. Entonces la formación de compromiso (síntoma) es entre las
representaciones reprimidas y las representaciones represoras. La libido si
sigue insatisfecha recurrirá en último término a la regresión y buscará su
satisfacción en organizaciones anteriores y en objetos abandonados en el curso
de su desarrollo. Lo que atrae a la libido por los caminos de la regresión son
las fijaciones que fue dejando en sus diversos estadios evolutivos. Cuando las
regresiones no despiertan ninguna oposición por parte del yo, no aparece la
neurosis y la libido logra una satisfacción. Si la regresión no produce
contradicción en el yo, no hay síntoma, por lo tanto no hay neurosis. La libido
obtiene una satisfacción real, aunque anormal (PERVERSIÓN) La neurosis se
produce cuando esta regresión genera conflicto en el yo. Cuando el yo no acepta
estas regresiones, surge el conflicto. La libido encuentra cerrado el camino y
se ve obligada a buscar otro camino
conforme a las exigencias del principio de placer. Deberá separarse del
yo, y lo conseguirá apoyándose en las fijaciones que fue dejando a lo largo del
camino de su desarrollo y contra las que el yo hubo de protegerse por medio de
represiones.
Neurosis:
Frustración de la
satisfacción de la libido
Regresión hacia los puntos
de fijación de la libido (hasta aquí perversión)
Contradicción con el yo:
síntoma
El síntoma repite esa
modalidad de satisfacción, pero el sujeto la padece, no la reconoce. Lo que
antes le generaba satisfacción, hoy le genera repudio.
¿Dónde encuentra la libido
las fijaciones de que precisa para abrirse paso a través de las represiones? En
las actividades y los sucesos de la sexualidad infantil, en las tendencias
parciales abandonadas y en los primitivos objetos infantiles.
La fijación de la libido del
adulto, puede descomponerse en dos nuevos factores:
La disposición hereditaria
La disposición adquirida en
la 1º infancia.
Causa de la neurosis, dada
por:
Predisposición, por fijación
libidinal dada por:
Constitución sexual o
disposición heredada (vivencias tempranas)
Predisposición adquirida en
la 1º infancia o vivenciar infantil (seducción)
2- Vivenciar accidental
traumático del adulto (gonorrea)
Estas dan como resultado una
“serie complementaria”: entre la intensidad e importancia patógena de las
vivencias infantiles y la de las vivencias del adulto existe una relación de
complementariedad. En las neurosis puede haber predominancia de uno de los
factores,
Fantasías primordiales:
amenaza de castración
Observación del coito
Seducción
Tales hechos son patrimonio
de las neurosis, cuando no son aportados por la realidad, lo son por el
fantaseo, por lo que hay entre realidad y fantasía una relación de
complementariedad.
El niño llena las lagunas de
su vivenciar real con el vivenciar prehistórico. Con la fantasía.
Importancia de la fantasía
para la formación de síntoma:
Cuando hay frustración la
libido emprende el camino regrediente e inviste las posiciones abandonadas.
¿Cómo encuentra la libido el camino hacia los puntos de fijación? Los encuentra
por la fantasía. Los objetos y orientaciones de la libido no fueron resignados
por completo, son retenidos en la fantasía. Por lo que la libido no tiene mas
que volver a las fantasías para hallar la fijación reprimida. En la fantasía
están contenidos los puntos de fijación, (por ejemplo en la fantasía de ser
devorado por el lobo está contenida la fijación al estadio oral). Estas
fantasías gozan de cierta tolerancia y no generan conflicto en el yo mientras
la libido al investirlas, se mantenga en un cierto nivel (condición
cuantitativa). La fantasía así investida exige una realización. Esto genera un
conflicto con el yo y se reprime. Para que haya síntoma la fantasía investida
regredientemente debe despertar un conflicto en el yo (sino hay perversión),
por lo que se reprime y hay satisfacción
sustitutiva en el síntoma.
Si hay un exceso en la
investidura, la fantasía se reprime, se
vuelve inc. Y desde allí la libido migra a los lugares de fijación y se produce
el síntoma.
Acerca de la causalidad
psíquica – Lacan “la causalidad esencial de la locura” (escritos I) El fenómeno
de la creencia delirante es el de desconocimiento. Porque desconocer supone un
reconocimiento, el que hay que admitir que lo que se niega debe de ser de algún
modo reconocido.
La alucinación es un error
“amasado con la pasta de la personalidad del sujeto y hecho con su propia
actividad”.
En los sentimientos de
influencia y de automatismo el sujeto no reconoce sus propias producciones en
su calidad de suyas.
La realidad que el sujeto
confiere a tales fenómenos, todos, alucinaciones, interpretaciones, intuiciones
y aunque el sujeto los viva con alguna extrañeza, son fenómenos que le incumben
personalmente: lo desdoblan, le responden, le hacen eco, leen en él, así como
él los identifica, los interroga, los provoca y los descifra, y cuando llega a
no tener medio alguno de expresarlos, su perplejidad nos manifiesta asimismo en
él una hiancia interrogativa: es decir que la locura es vivida en el registro
del sentido.
El fenómeno de la locura no
es separable del problema de la significación para el ser en general, del
lenguaje para el hombre. El lenguaje del hombre, ese instrumento de su mentira,
está atravesado de parte a parte por el problema de su verdad.
Las significaciones de la
locura: las alusiones verbales cuya resonancia necesitamos oír en una palabra
para detectar el delirio, esa transfiguración del término en la intención
inefable, esa fijación de la idea en el semantema, que tiende a degradarse en signo.
El neologismo, naufragio de la sintaxis, esa característica que marca, desde la
unidad de un estilo hasta las estereotipias. Todo aquello por lo cual el
alienado se comunica con nosotros a través del habla o de la pluma.
Lo ideogénico, no es otra cosa
que la búsqueda de los limites de la significación, viene a desplegar ese
magnifico abanico de estructuras que va desde los denominados “postulados” de
los delirios pasionales hasta los fenómenos calificados de básales del
automatismo mental.
“No se vuelve loco el que
quiere”, pero tampoco no al que quiere alcanzan los riesgos que rodean la
locura. No bastan un organismo débil, una imaginación alterada, conflictos que
superen a las fuerzas. Puede ocurrir que un cuerpo de hierro, poderosas
identificaciones y las complacencias del destino, inscritas en los astros,
conduzcan con mayor seguridad a esa seducción del ser.
El medico, aquel que le
opone al loco que lo que éste dice no es cierto, no divaga menos que el loco
mismo.
Seminario 5, clase 23: el obsesivo
y su deseo: Las estructuras neuróticas están condicionadas por las formaciones
del inc.
El obsesivo ha de
constituirse frente a su deseo evanescente. La razón de que su deseo es
evanescente ha de buscarse en una dificultad en su relación con el Otro, en
tanto que éste es el lugar donde el ste ordena el deseo.
En la obra de freud, el
hombre siempre se experimenta en base al hecho de que se constituye como sujeto
de la palabra. Su relación con la vida resulta estar simbolizada mediante aquel
señuelo: el ste del falo.
El falo es el vértice, el
punto de equilibrio, es el ste por excelencia de la relación del hombre con el
significado.
La inserción del hombre en
el deseo sexual, está condenada a una problemática especial, la dialéctica de
la demanda, esta siempre pide algo más que la satisfacción a la que apela y va
mas allá. De ahí el carácter problemático y ambiguo del lugar donde se sitúa el
deseo. Este lugar siempre está mas allá de la demanda en tanto que la demanda
apunta a la satisfacción de la necesidad y está más acá de la demanda en tanto
que la demanda, por estar articulada en términos simbólicos, va mas allá de
todas las satisfacciones a las que apela, es demanda de amor que apunta al ser
del Otro. Que el Otro dé lo que está mas allá de toda satisfacción posible, su
propio ser, a eso se apunta en el amor.
En el espacio virtual entre
el requerimiento de la satisfacción y la demanda de amor es donde el deseo ha
de ocupar su lugar y ha de organizarse.
En este intervalo es donde
el deseo ha de ocupar su lugar y ha de articularse.
El Otro en cuanto lugar de
la palabra, en tanto que es a él a quien se dirige la demanda, será el lugar
donde se ha de descubrir el deseo, donde se ha de descubrir su formulación
posible. Ahí se ejerce la contradicción, pues este Otro está poseído por un
deseo, un deseo que, inauguralmente y fundamentalmente es ajeno al sujeto.
Las estructuras neuróticas,
son distintas según se haga hincapié en la insatisfacción del deseo, y así es
como la histérica aborda su campo y su necesidad, o en la dependencia respecto
del Otro en el acceso al deseo y así es como este abordaje se le propone al
obsesivo.
El deseo es para el
histérico un punto enigmático. El deseo de la histérica no es deseo de un
objeto sino deseo de un deseo. El histérico se identifica con un objeto: Dora
se identifica con el Sr. k Elizabeth von R se identifica con diversos
personajes de su flia. Y entorno. Ese alguien se convierte para el histérico en
su otro yo.
En la medida en que el
histérico reconoce en otro los índices de su deseo, ósea que ese otro se
encuentra frente al mismo problema de deseo que el histérico, se produce la
identificación, con todas las formas de contagio, de crisis, de epidemia, de
manifestaciones sintomáticas, tan característico de la histeria.
Al obsesivo, el problema del
deseo del Otro se le presenta de una forma distinta: El papel de los fantasmas
en el caso de la neurosis obsesiva tiene algo de enigmático, pues el término de
fantasma nunca se define.
La relación con la imagen i
(a), se sitúa en una experiencia integrada en el circuito primitivo de la
demanda, en el cual el sujeto se dirige en 1º lugar al Otro para la
satisfacción de sus necesidades.
La relación de la imagen se
encuentra en el nivel de las experiencias e incluso del tiempo en que el sujeto
entra en el juego de la palabra, en el límite del paso del estado infans al
estado hablante.
El fantasma lo definiremos
como lo imaginario capturado en cierto uso de ste. Esto se manifiesta y se
observa de forma característica, aunque sólo sea cuando hablamos de los
fantasmas sádicos, que desempeñan un papel tan importante en la economía del
obsesivo.este fantasma no es una imagen ciega del instinto de destrucción, es
algo que el sujeto articula en una escenificación en la que se pone en juego él
mismo.
Freud refería al fantasma de
flagelación, que parecía desempeñar un papel muy particular en el psiquismo
femenino. Dicho fantasma desempeña un papel particular en cierto hito del
desarrollo de la sexualidad femenina, precisamente en tanto que en él
interviene la función del ste falo. Esta función no desempeña un papel menor en
la neurosis obsesiva y en todos los casos en lo que vemos surgir los fantasmas
llamados sádicos.
El fantasma participa del
orden imaginario, pero sólo adquiere su función en la economía por su función
ste.
¿Qué es un fantasma Inc.?
Es la latencia de algo que
es totalmente concebible como cadena ste. Hay en el Inc. cadenas stes que
subsisten en cuanto tales, que desde ahí estructuran, actúan sobre el
organismo, influyen en lo que surge en el exterior como síntoma.
El fantasma es un imaginario
capturado en una determinada función ste.
Cuando vemos a un obsesivo
en bruto o en estado de naturaleza, vemos a alguien que nos habla ante todo de
toda clase de impedimentos, de inhibiciones, de obstáculos, de temores, de
dudas, de prohibiciones. Sabemos de entrada que no será en ese momento cuando
nos hable de su vida fantasmatica, sino gracias a nuestras intervenciones
terapéuticas o sus tentativas autónomas de solución, de salida, de elaboración
de su dificultad propiamente obsesiva. Entonces nos confiará la invasión de su
vida psíquica por fantasmas.
El obsesivo siempre
está pidiendo permiso. Pedir permiso es
tener como sujeto una determinada relación con la propia demanda de uno. La
negativa y el permiso se implican.
Hay retorno a una de las
etapas imaginarias de la infancia.
Lo que vemos es que durante
la regresión, el sujeto articula su demanda actual en el análisis en términos
que nos permiten reconocer una determinada relación respectivamente oral, anal,
genital, con cierto objeto.
Cuando en el Inc. el sujeto
articula su demanda en términos orales, articula su deseo en términos de
absorción, se encuentra en una determinada relación, en una articulación ste
virtual que es la del inc. Esto nos permitirá calificar de fijación en
determinado algo que se presentará en un momento de la exploración analítica
con su valor particular y podremos considerar interesante hacer regresar al
sujeto a ese estadio para que pueda elucidarse algo esencial sobre el modo en
que se presenta su organización subjetiva.
Interesa, porque en ese
momento de su demanda fue cuando para él se plantearon los problemas de sus
relaciones con el Otro, que luego resultaron determinantes para el
establecimiento de su deseo.
Todo lo que obedece a la
demanda en lo que ha vivido el sujeto es cosa pasada, de una vez para siempre.
Las satisfacciones, las compensaciones que podamos darle nunca serán más que
simbólicas y dárselas puede considerarse incluso un error, si no es imposible.
Creo que es un error de orientación del análisis, porque deja sin verificar las
cuentas, al final del análisis, de las relaciones con el Otro.
El obsesivo resuelve la
cuestión de la evanescencia de su deseo produciendo un deseo prohibido. Se lo
hace sostener al Otro, precisamente mediante la prohibición del Otro.
Esta forma de hacerle
sostener el propio deseo al Otro es ambigua, porque un deseo prohibido no
quiere decir un deseo extinguido. La prohibición esta ahí para sostener el
deseo, pero para que se sostenga ha de presentarse.
La agresividad del obsesivo,
toda emergencia de su deseo sería para él ocasión de aquella proyección o de
aquel temor de venganza que inhibiría todas sus manifestaciones.
Toda tentativa de reducir el
deseo a algo cuya satisfacción se demanda tropieza con una contradicción
interna.
La ilusión, el propio
fantasma que está al alcance del
obsesivo es que a fin de cuentas el Otro consienta su deseo.
Los procedimientos que
encuentra por sí mismo el obsesivo, en los que busca la solución del problema
de su deseo, son mas adecuados, porque al menos este problema se lee en ellos
de una forma clara.
Entre las formas de
solución, las hay por ejemplo que se sitúan en el plano de una relación
efectiva con el otro. La forma en que el obsesivo se comporta con su semejante,
cuando todavía es capaz de hacerlo, cuando no está sumergido por sus síntomas,
es en si misma suficientemente indicativa.
Efecto del superyó: se
infligen toda clase de tareas duras, agotadoras, y por otra parte lo consiguen,
tanto mas fácilmente cuanto que es lo que desean hacer y lo consiguen muy muy
brillantemente y por eso tendrían todo el derecho a unas pequeñas vacaciones.
En el obsesivo, el trabajo es algo muy eficaz, está hecho para liberar el
tiempo de partir a toda vela,
La hazaña: el sujeto domina,
doma, incluso domestica una angustia fundamental.
Lo que el obsesivo quiere
mantener ante todo, aunque no lo parezca, aparentando pretender otra cosa, es
este Otro en el que las cosas se articulan en términos de ste.
Su objetivo esencial es el
mantenimiento del Otro.
Función y campo de la
palabra y del lenguaje: palabra vacía y palabra plena
La palabra del paciente,
toda palabra llama a una respuesta. No hay palabra sin respuesta, incluso si no
encuentra mas que el silencio, con tal de que tenga un oyente, y éste es el meollo de su función en el análisis.
La palabra vacía muestra que
es mucho mas frustrante que el silencio.
Lacan llamará al
psicoanalista, practicante de la función simbólica, cuyas fuentes subjetivas se
encuentran en una connotación vocálica de la presencia y de la ausencia.
Este practicante es el que vuelve a traer la
experiencia psicoanalítica a la palabra y al lenguaje para lograr una eficacia
en la interpretación. Se tratará de restituir a la palabra su pleno valor de
evocación pues la función del lenguaje no es informar, sino evocar. La acción
analítica no tiene otro fin que el advenimiento de una palabra verdadera y la
realización por el sujeto de su historia en su relación con el futuro.
Distingue también el registro del yo del registro del sujeto afirmando que no
hay que confundir al yo del sujeto con la presencia que nos habla para
distinguir, entonces, la palabra plena de la palabra vacía. En la medida en que
el yo está también formado de palabras es necesario saber por quién y para
quién el sujeto plantea su pregunta. “El arte del analista debe ser el de
suspender las certidumbres del sujeto hasta que se consuman sus últimos
espejismos. Y es en el discurso donde debe escandirse su resolución”.
La posición subjetiva del
ser depende de una pregunta que la estructura. El orden de la pregunta pertenece
al eje simbólico pero se encarna en el eje imaginario. Como dijimos al
principio de nuestro texto, esa pregunta para la histeria será ¿soy hombre o
mujer? dirigida a la otra mujer; para la obsesión será ¿estoy vivo o muerto?
arrastrando “en la jaula de su narcisismo los objetos en que su pregunta
repercute, en la coartada multiplicada de figuras mortales”.
Hay que recordar que la
neurosis obsesiva es una enfermedad moral donde el sujeto se reprocha su
cobardía y tiene ideas mortificantes de culpa y deuda. Para poder ayudar a un
obsesivo a salir de las aporías de su fantasma se necesita saber cuál es la
problemática ética que está en juego en el deseo como imposible.
En la histeria la división
del sujeto está más acentuada en su falta en ser o alienación al deseo del
Otro. En la obsesión el sujeto puede llegar a resignar todo contacto con el
otro en un aislamiento absoluto para defenderse del deseo, sumido en sus
rumiaciones y denegando la división subjetiva que produce el inconsciente. Esto
puede manifestarse en formaciones reactivas, como por ejemplo, frente a un
impulso asesino la contrapartida de una exagerada compasión por los seres
vivos.
En cuanto a la subjetivación
forzada de la deuda o trance obsesivo, se hace necesario ubicarla en el orden
simbólico porque allí está en juego el deseo y la ley, lo prohibido y lo
permitido, el goce y su legitimación. La deuda simbólica, de la que el sujeto
es responsable como sujeto de la palabra, es una hiancia imposible de colmar y
sus efectos se observan en la subjetivación forzada con síntomas, inhibiciones
y angustia. El deseo aparece como deseo ilegítimo o deseo de contrabando.
En el campo del Otro cada
sujeto formula una reivindicación de su derecho al goce vinculada a la deuda.
Lacan llegará a ubicar la posición masculina como cuenta deudora: tiene derecho
al falo pero no sin contraer una deuda; y la posición femenina como de
reivindicación fálica o de crédito impugnado.
El problema del goce tanto
en la neurosis como en la perversión tiene dos ejes: el fálico y el pulsional.
En la psicosis, por la forclusión del falo, el goce se hace presente como goce
del Otro. En la histeria y en la obsesión la reivindicación del derecho al goce
se sitúa con relación al falo porque es el significante del goce.
Lacan extrae de Hegel la
fórmula del deseo como deseo del Otro. El deseo no es deseo de un objeto
natural sino de reconocimiento. El sujeto trasciende del nivel animal al nivel
humano como deseo, como falta y lo que falta es el reconocimiento del otro
deseante. La duda y la procastinación, dos rasgos de carácter del obsesivo
presentes en su fantasma imaginario, son explicados como consecuencia de la
servidumbre del obsesivo al amo, colocándose a la vez como amo virtual, y de la
dimensión de la espera de la muerte del Otro, único límite al goce que
encuentra como defensa. Esta espera, ese suspenso, esa dificultad de elegir, la
duda entre algo y su contrario son inherentes a la obsesión.
El analista, con un buen
manejo de las sesiones breves, puede correr al obsesivo del trabajo forzado que
se propone por sus resistencias, introduciendo así una mediación con la
muerte.
Tanto en la neurosis
histérica como en la obsesión el fantasma es una respuesta. En la histeria con
relación al sexo y en la obsesión con relación a la existencia; de aquí que se
pueda pensar con relación al engaño fantasmático que en la histeria se intenta
engañar al deseo y en la obsesión se intenta engañar a la muerte.
El analista deberá operar
para no quedar enredado en la retórica de estos síntomas, con la finalidad de
devolver al sujeto la responsabilidad sobre su goce: cuando no anda y cuando
vuelve a andar.
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