Resumen 1
- El sentido de la letra: es
toda la estructura del lenguaje lo que la experiencia psicoanalítica descubre
en el inconsciente. Llamamos letra el soporte material que el discurso concreto
toma del lenguaje. Esto supone que el lenguaje no se confunde con las diversas
funciones somáticas y psíquicas que le estorban en el sujeto hablante. Por la
razón primera de que el lenguaje con su estructura pre-existe a la entrada que
hace en él cada sujeto en un momento de su desarrollo mental.
El lenguaje conquistó allí
efectivamente en la experiencia su estatuto de objeto científico.
Este es el hecho por el cual
la lingüística se presenta encabezando una nueva clasificación de las ciencias
que marca una revolución del conocimiento: las necesidades de la comunicación.
Para nosotros la lingüística
es el estudio de las lenguas existentes en su estructura y en las leyes que en
ella se revelan, esto deja afuera la teoría de los códigos abstractos impropiamente
colocada bajo la rúbrica de la teoría de la comunicación, la teoría de la información,
incluso toda semiología más o menos generalizada. Para señalar la emergencia de
la disciplina lingüística en el momento constituyente de un algoritmo que la
funda: S/s.
Esto se lee así:
significante sobre significado, el signo así descripto es atribuido a Saussure.
La temática de la
lingüística queda suspendida desde ese momento de la posición primordial del
significante y de la amplitud de su función en la génesis del significado. No
hay ninguna significación que se sostenga si no es por la referencia a otra significación:
llegando a tocar en caso extremo la observación de que no hay lengua existente
para la cual se plantee la cuestión de su insuficiencia para cubrir el campo
del significado ya que es un efecto de su existencia de lengua el que responda
a todas las necesidades.
Con la superación del Edipo
se da un corte con la primer etapa que nunca cierra totalmente, esta fase queda
latente y reaparece en lo inconsciente. Esta es la relación entre el imaginario
y lo simbólico. Debemos desprendernos de la ilusión de que el significante
responde a la función de representar al significado, que el significante deba
responder de su existencia a título de una significación cualquiera. Esta
falacia conduce al lógico-positivismo en la búsqueda del sentido del sentido.
Para captar la función del algoritmo presentado empezaré por producir la ilustración
errónea con la cual se introduce su uso en forma clásica:
- Arbol (dibujo de un
árbol). Acá se ve cómo se favorece la dirección errónea antes indicada.
La sustituiré por otra que
se puede considerar como más correcta entendiéndola como una
exageración en la dimensión
incongruente a la que el psicoanalista no ha renunciado todavía del todo:
- Caballeros/Damas (dibujo
de una puerta dibujo de una puerta). Acá se ve sin extender demasiado el
alcance del significante interesado en la experiencia o sea redoblando únicamente
la especie nominal sólo por la yuxtaposición (juntar) de dos términos cuyo sentido
complementario parece deber consolidarse por ella. Se produce la sorpresa de
una precipitación del sentido inesperada: en la imagen de las dos puertas
gemelas que simbolizan los baños. Este ejemplo desarma el modelo nominalista y
muestra como el significante entra de hecho en el significado bajo una forma
material que plantea la cuestión de su lugar en la realidad. Queda por definir
que debe atravesar el significante que es aquí visible en los plurales. La
estructura del significante es, como se dice del lenguaje, que sea articulado.
Esto quiere decir que sus unidades están sometidas a la doble condición de
reducirse a elementos diferenciales últimos y de componerlos según las leyes de
un orden cerrado.
Con la segunda propiedad del
significante de componerse según las leyes de un orden cerrado se afirma la
necesidad del sustrato topológico del que da una aproximación el término de
cadena significante que yo
utilizo ordinariamente: anillos cuyo collar se sella en el anillo de otro
collar hecho también de anillos. Tales son las condiciones de estructura que
determinan como gramática el orden de las imbricaciones constituyentes del
significante hasta la unidad inmediatamente superior a la frase; como léxico,
el orden de los englobamientos constituyentes del significante hasta la
locución verbal.
Es fácil en los límites en
que se detienen estas dos empresas de aprehensión del uso de una
lengua, darse cuenta de que
sólo las correlaciones del significante al significante dan en ellas
el patrón de toda búsqueda
de significación. El significante por su naturaleza anticipa siempre
el sentido desplegado en
cierto modo ante él mismo su dimensión. Es en la cadena del
significante donde el
sentido insiste pero ninguno de los elementos de la cadena consiste en la significación
de la que es capaz el momento mismo. La noción de deslizamiento incesante del significado
bajo el significante se impone.
Lo que descubre esta estructura
de la cadena significante es la posibilidad que tengo, por la
característica de la lengua
ser común a todos los sujetos, de usarla para significar otra cosa
que lo que ella dice. Esta
función es más digna de subrayarse en la palabra que la de disfrazar el
pensamiento del sujeto: es a saber la de indicar el lugar de ese sujeto en la
búsqueda de lo verdadero. La función propiamente significante que se describe
así en el lenguaje tiene un nombre que es metonimia. La parte tomada por el
todo, la metonimia se apoya en la conexión palabra a palabra. Con ella
designamos la primera vertiente del campo efectivo que
constituye el significante:
para que el sentido tome allí su lugar. La segunda vertiente es la
metáfora: su chispa no brota
por poner en presencia dos significantes igualmente actualizados sino que se
produce entre dos significantes de los cuales uno se ha sustituido al otro
tomando su lugar en la cadena significante mientras que el significante oculto
sigue presente por su conexión metonímica con el resto de la cadena. Una palabra
por otra es la fórmula de la metáfora.
- La letra en el
inconsciente: Las dos vertientes de la incidencia del significante sobre el significado
vuelven a encontrarse allí: la Verdichtung o condensación es la estructura de sobre-imposición
de los significantes donde toma su campo la metáfora y cuyo nombre indica la
connaturalidad del mecanismo a la poesía hasta el punto de que envuelve la
función propiamente tradicional de esta. La Verschiebung o desplazamiento es
ese viraje de la significación que la metonimia demuestra y que desde su
aparición en Freud se presenta
como el medio del
inconsciente más apropiado para burlar a la censura. Lo que distingue a estos
dos mecanismos es una condición impuesta al material significante que puede
llamarse
deferencia a los medios de
la puesta en escena.
Metonimia : es la conexión
del significante con el significante la que permite la elisión por la cual el
significante instala la carencia de ser en la relación de objeto, utilizando el
valor de remisión de la significación para llenarlo con el deseo vivo que
apunta hacia esa carencia a la que sostiene. El signo – situado entre ( )
manifiesta aquí el mantenimiento de la barra – que en el primer algoritmo marca
la irreductibilidad en que se constituye en las relaciones del significante con
el significado, la resistencia de la significación.
Metáfora : la estructura
metafórica, indicando que es en la sustitución del significante por el significante
donde se produce un efecto de significación que es de poesía o de creación,
dicho
de otra manera de
advenimiento de la significación en cuestión. Podemos suponer ahora que
la inclinación del espejo
plano está dirigida por la voz del otro. Esto no existe a nivel del estadio del
espejo sino que se ha realizado posteriormente en nuestra relación con el otro
en
su conjunto: la relación
simbólica. Pueden comprender entonces que la regulación de lo imaginario
depende de algo que está situado de modo trascendente en esta ocasión es el vínculo
simbólico entre los seres humanos.
Vínculo simbólico :
Socialmente nos definimos por intermedio de una ley. Situamos a través
del intercambio de símbolos,
nuestros diferentes yos los unos respecto de los otros. Estamos
en determinada relación
simbólica que es compleja según los diferentes planos en que nos
coloquemos. La relación
simbólica define la posición del sujeto como vidente. La palabra, la función
simbólica, define el mayor o menor grado de perfección, de completitud, de aproximación
de lo imaginario. La distinción se efectúa en esta representación entre el ideal-ich
y el ich-ideal, entre yo ideal e ideal del yo. El ideal del yo dirige el juego
de relaciones de las que depende toda relación con el otro, y de esta relación
con el otro depende el carácter más o menos satisfactorio de la estructuración
imaginaria. Semejante esquema ilustra que lo imaginario y lo real actúan al
mismo nivel.
¿Cuál es mi deseo? ¿Cuál es
mi posición en la estructuración imaginaria? Esta posición sólo puede
concebirse en la medida en que haya un guía que esté más allá de lo imaginario
a nivel
del plano simbólico, del
intercambio legal, que sólo puede encarnarse a través del
intercambio verbal entre los
seres humanos. Ese guía que dirige al sujeto es el ideal del yo.
La distinción es
absolutamente esencial y nos permite concebir lo que ocurre en el análisis en
el plano imaginario y que se
llama transferencia. El amor es un fenómeno que ocurre a nivel
de lo imaginario y que
provoca una verdadera subducción de lo simbólico, como una anulación, una
perturbación de la función del ideal del yo. El ich-ideal, el ideal del yo, es
el otro en tanto hablante, el otro en tanto tiene conmigo una relación
simbólica, sublimada, que en nuestro manejo dinámico es a la vez semejante y
diferente a la libido imaginaria. El intercambio simbólico es lo que vincula
entre sí a los seres humanos, o sea la palabra, y en tanto tal permite identificar
al sujeto. No hay aquí metáfora: el símbolo da lugar a seres inteligentes, como
dice Hegel. El ich-ideal en tanto hablante puede llegar a situarse en el mundo
de los objetos a nivel del ideal-ich o sea en el nivel donde puede producirse
esa captación narcisística con que Freud nos machaca los oídos en su texto.
Resumen 2
La experiencia humana
registra 3 momentos: lo imaginario, lo simbólico y lo real.
Lo imaginario: Es condición
para el ingreso a la cultura. El bebe sin capacidad motriz. Se adelanta
imaginariamente a representarse el cuerpo. El se piensa como completo. La
mirada de la madre le devuelve la idea de cuerpo. Es uno con su madre. Donde
está la imagen no está uno mismo. Solo a partir de la imagen de unidad es
posible la castración, la separación.
Lo simbólico: materialidad
significante. Es una estructura, no una totalidad cerrada. Tiene
una falta. Tiene carácter de
ley porque organiza. Organiza las relaciones imaginarias. Tiene
fisuras. Nunca está acabado.
La entrada en la cultura se da por la palabra. Se construye como
sujeto social acosta del
Otro. El Padre permite la entrada en la cultura.
Lo real: puede emerger. Más
allá de lo simbólico. Innombrable. Insimbolizable. No se puede
decir. Punto de fuga que
nunca se puede decir cómo es. Es el lugar que no podemos dar cuenta. Queda por
fuera.
No se sabe cómo el hombre
empezó a hablar. Una estructura emergió. El origen no es científicos, las leyes
sí. Se empezó con una estructura produciendo significaciones todas de una. La
estructura organiza todo el mundo.
Las significaciones se crean
en lo simbólico. Cada cultura agota todo el mundo de sentido. El
Lenguaje envuelve, no tiene
fronteras. Estamos inversos. No se puede ver la frontera de la
significación. Un
significante lleva a otro, de modo, que se forma una cadena.
El inconsciente está
estructurado como un lenguaje del orden simbólico. Hay relaciones entre significantes.
Hay desplazamientos y condensaciones. No hay significado/significante
(Saussure) El inconsciente
es el discurso del Otro. Es el lugar donde se asientan las estructuras. Freud:
El sueño lleva un mensaje. La interpretación del sentido se descifra a partir
de la
relación entre
significantes. Articulación con otras palabras. Asociación.
En el inconsciente hay leyes
simbólicas.
Estadio del espejo:
El yo, instancia psíquica,
no está daba desde el nacimiento sino que hay un acto en el cual,
uno se identifica con un
semejante. Donde no había nada por una identificación se produce el yo.
Donde no había yo, porque
veo una imagen semejante, se forma el yo.
La imagen tiene carácter
performativo.
Althusser: la ideología
interpela donde no había sujeto.
Yo soy lo que veo. Soy
producto de una imagen. Viene de afuera. Alienación. Me veo donde no estoy. Soy
cautivado por la imagen. Somos en función de una imagen que proviene de
afuera. Se unifica la imagen
corporal en el yo. La imagen de afuera me organiza. El yo es una
identificación. Opuesto a la
filosofía Cartesiana.
La relación con los semejantes
está regulada por la instancia simbólica.
La familia organiza la
instancia simbólica. El yo aparece como ideal. Imagen de sí mismo.
Cautivado por el yo ideal.
Siempre hay una fisura.
La cura psicoanalítica
implica donde hubo ello que advenga el yo. De la palabra del Otro pasar a la
palabra propia.
La identidad relacional es
precaria. Siempre hay una ilusión de unidad.
La relación imaginaria está
organizada por la instancia simbólica. La ley simbólica estructura lo
imaginario. Los escenarios anteriores a la castración son resignificados.
Saussure: relación entre
significado / significante era biunívoca. Se corresponden.
Lacan: relación entre
Significado / Significante no es biunívoca sino que el significante no significa
nada. El significante solo significa cuando pertenece a una cadena de
significantes.
Es la cadena de
significantes la que produce un sentido. El significante por sí sólo no significa
nada. En la relación entre significantes se produce el sentido.
El lenguaje no comunica
nada. Cada enunciación deja un resto de sospecha.
El sentido se produce por la
cadena de significantes (Lacan)
El inconsciente se
manifiesta en el desplazamiento y en la condensación (Freud) Manifiestan el
núcleo traumático. En el desplazamiento, hay un elemento central fuera de foco
que ilumina lo que no importa. En la condensación hay un conjunto de elementos
que forman un tercero.
Lacan transforma la
condensación y el desplazamiento en la metáfora y la metonimia para estudiar la
producción del sentido. (Pecheux: el sujeto y el sentido se producen en la
misma instancia, en el inconsciente)
Condensación: metáfora:
síntoma. Forma una nueva constitución social.
Desplazamiento: metonimia:
deseo: Necesidad. Fisura. Manera simbólica de aquello que nunca se llega a
conseguir.
Existen dos mecanismos de
producción de sentido: la metáfora y la metonimia.
Metáfora: establece una
comparación. Traslada un sentido a otro figurado en virtud de un nuevo sentido.
Lacan señala que la metáfora
es una operación entre significantes, no significado/significante.
En la metáfora aparece un
nuevo sentido porque se da la sustitución de un significante por
otro significante. La
metáfora abrocha el sentido. En la metáfora se da el point de capitón. Metonimia:
relación que se produce en la cadena de significantes. Designa una cosa con el nombre
de otra. Tomando el efecto por la causa, una parte por el todo.
Lacan señala que la
metonimia es la conexión de un significante con otro significante. El deslizamiento
de sentido que abre un nuevo sentido. Deja ambigüedad. Hay un debilitamiento en
el sentido.
En la lucha no gana quien
tiene mejores argumentos sino quien maneja mejor las operaciones
significantes. Las
significaciones se abrochan en determinados campos ideológicos. No por lo
que dice sino por la metáfora
que construyen (relación entre significantes), por el efecto que
producen. La instancia del
significante juega un papel determinante en la imaginación.
La sociedad queda atascada
en una determinada metáfora. Se generarán nuevos sentidos a
través de nuevas metonimias.
La metáfora abrocha el
sentido. El sentido se vuelve dominante. Sólo cuando esa cadena de
significantes se quiebra se
abren nuevas metáforas y se puede disputar el sentido.
Lacan / Althusser: el sujeto
esta descentrado. Pienso donde no soy. Soy donde no pienso. No
disponemos de los mecanismos
de producción de sentido sino que ellos nos disponen. En la
vida social se producen
metáforas y metonimia que organizan nuestras relaciones sociales.
La teoría del sujeto
descentrado sirve para pensar la ideología.
La constitución del
individuo y de la sociedad está descentrada. La constitución del sujeto funciona
desde el desconocimiento (Pecheux Olvido 1) sino no existiría el deseo, la
búsqueda
por la unidad. Ilusión de
que en algún momento se encontrará la solución. Hay que reconocer este malestar
que nunca será solucionado.
En la sociedad siempre hay
una falla, un síntoma. No existe la totalidad suturada. El síntoma es
intrínseco a las sociedades, no es externo (como el judío lo era para el
nazismo) Con aquello que no funciona se puede llegar a hacer algo a partir de
lo simbólico.
El descentramiento implica
una inadecuación entre lo imaginario y lo real. Se desconoce el descentramiento.
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