SEMINARIO 11 LACAN. LOS CUATRO
CONCEPTOS FUNDAMENTALES DEL PSICOANÁLISIS.
M. F. Blanco comentó los 5
primeros capítulos del Seminario 11 dedicados a la excomunión, al inconsciente y
a la repetición, situando el Seminario 2 como lugar dedicado al concepto de
repetición en la enseñanza de Lacan anterior al Seminario 11.
Tras una primera época en la
enseñanza de Lacan dedicada al “retorno a Freud” y a contestar la deriva
posfreudiana, con el Seminario 11 se inicia una nueva época que da comienzo con
lo que Lacan llamó su “excomunión mayor” de la IPA; la cual situaba su sesión
corta como generadora de análisis poco predecibles y poco generalizables; es
decir, Lacan era acusado de no generar “psicoanalistas tipo” al modo de la
IPA..
Lacan va a ocupar, tras la
excomunión una posición de objeto a, de objeto resto; lugar que será después el
que designará Lacan como el lugar del analista en la transferencia. Para Lacan
la cuestión no es tanto qué es el psicoanálisis sino qué es un psicoanalista,
de ahí la importancia del Pase.
El Seminario 11 viene al lugar
del “Seminario inexistente”; los conceptos fundamentales del psicoanálisis
vienen al lugar (en una operación metafórica) de los Nombres del Padre. Al
lugar de lo que queda de religioso, de reverencial al padre (Freud) en el
psicoanálisis vienen los conceptos. Pero, los cuatro conceptos no dejan de ser
cuatro nombres del padre. Por eso, Lacan, en el mismo momento en que empieza a
comentarlos comienza a sustituirlos por los matemas, que ya sí son propiamente
lacanianos.
La novedad del Seminario 11
consiste en releer a Freud a partir de lo Real que se aborda en el Seminario a
través de los cuatro conceptos. Lacan toma estos conceptos en dos pares
(transferencia y repetición / inconsciente y pulsión) e intentará despegar sus
términos.
Lo común a los cuatro
conceptos es el concepto de inconsciente. Que primero lo presenta como sujeto
—sujeto del inconsciente—; después, como repetición —el inconsciente repite—;
luego, como emergencia de la transferencia —cuando la define como la puesta en
acto de la realidad sexual del inconsciente—; y luego, en la pulsión, porque al
otorgarle su estatuto pulsátil, homólogo al del inconsciente, hace equivaler de
alguna manera el funcionamiento pulsátil del inconsciente y el de la pulsión.
En estos cuatro conceptos de
Freud se van infiltrando los de Lacan: el objeto a, en el binomio
inconsciente/repetición; y la alienación/separación, con transferencia y
pulsión.
Lacan rectifica en este
Seminario 11 el concepto de inconsciente sostenido en su primera enseñanza. Ya
no se trata de un universo simbólico que lo gobierna todo, del discurso del
Otro vinculado a la deuda simbólica, a los pecados del padre, del
psicoanálisis, todo él, en el campo del lenguaje. Ahora Lacan separa la causa
de la ley (de la determinación significante). En el orden de la causa hay algo
que cojea, en su lugar aparece lo no realizado, cercano a lo que Freud llamó el
“ombligo del sueño”.
El inconsciente ya no se sitúa
tanto del lado del sujeto alienado a su historia, del sujeto de la diacronía
sino del lado de la discontinuidad, de lo que aparece con carácter evanescente
en las formaciones del inconsciente. Como el propio lacan dice: “el
inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un real,
real que puede muy bien, por su parte, no estar determinado.” “Hay que situar
al inconsciente en la dimensión de una sincronía [...] se trata siempre del
sujeto en tanto que indeterminado.”. El inconsciente que le va a interesar a
Lacan, en este momento, es el que le obliga a la suposición de un sujeto,
porque le interesa diferenciar inconsciente y sujeto del inconsciente. Lacan
sitúa la hiancia del inconsciente como pre-ontológica, no es ser ni no-ser, es
no-realizado. El inconsciente no tiene un carácter óntico sino ético; no es
tanto un ser como un querer ser.
La consecuencia para la
práctica analítica de este carácter evanescente del inconsciente es que la
técnica debe adaptarse a ese estatuto discontinuo del inconsciente. Se
correspondería con esto un cambio en la concepción del tiempo de la sesión que
acoja el instante, la sorpresa, la discontinuidad. Se precisa de una
interpretación que copie el estilo del inconsciente: que genere la sorpresa, el
acontecimiento imprevisto.
En la cura el trabajo sobre la
historia anda hasta cierto límite. Ese límite es lo Real.
Hay también consecuencias en
la concepción del fin de análisis donde la certeza de ese fin no se va a
obtener de la indeterminación del sujeto del inconsciente que haría el análisis
interminable.
Respecto al par transferencia
y repetición Lacan se separa de la IPA que hacía equivalentes ambos conceptos.
La repetición es analizable, la transferencia, no. Extrae la transferencia del
plano imaginario para ubicarlo en el plano simbólico como regresión a los
significantes primarios de la demanda del sujeto.
La transferencia no es
repetición, y hay que ligarla al tiempo y a su manejo, porque la repetición no
conoce el tiempo y hay que hacérselo conocer. La transferencia hace conocer el
tiempo a la repetición, por eso hay que utilizar la transferencia contra la
repetición; y el tiempo de la sesión contra la duración eterna de la
repetición.
Freud supuso un sujeto a las
formaciones del inconsciente, Lacan articuló la transferencia como sujeto
supuesto al saber y tradujo como sujeto el “Ich” de la sentencia freudiana “Wo
es war soll ich werden”. Se trata del sujeto del inconsciente que se produce en
la cura que transcurre bajo transferencia cuyo significante es un significante
cualquiera que no es cualquier significante sino un significante particular del
sujeto, conectado con su goce y alojado en el lugar del analista.
El significante de la
transferencia es el síntoma en tanto analítico, en tanto el sujeto se pregunta
por el significado de lo que le pasa. Es decir, todo síntoma analítico supone
una pre-interpretación del sujeto, del síntoma. El significante de la
transferencia, el síntoma, se articula a un significante cualquiera que es el
significante del analista; es decir, la elección del analista es siempre
sintomática por eso, dice Lacan, “el analista debe estar disponible para
prestar su nombre, a ser reducido a ese significante cualquiera para el
analizante”. Por eso cae, al final del análisis, el analista de esa posición,
porque en realidad la caída se corresponde con la asunción del sujeto de su ser
de goce fundamental.
En el Seminario 11 la
repetición no es el retorno de los signos como en el Seminario 2, sino que es
lo Real lo que vuelve siempre al mismo lugar. La repetición intenta capturar
algo que siempre escapa: precisamente la causa de la repetición misma; es
decir, el significante no metaboliza todo el goce. El no cesa de escribirse de
la repetición está causado por lo que no se inscribe en el significante de lo
Real. Cuando decimos que el trauma es un hecho sin dicho, nos referimos a esto.
La causa de la repetición es lo real. Lo real hay que buscarlo más allá del
fantasma porque el fantasma protege de lo real, lo apantalla. En realidad el
fantasma es una terapéutica del trauma.
El Automaton sería la
repetición que siempre encuentra lo mismo para quedar a resguardo de lo Real.
La Tyche por el contrario sería el encuentro con lo Real. Es entre estos dos
conceptos aristotélicos de uso lacaniano que puede entenderse que la repetición
exige lo nuevo.
A la luz de esto el objetivo
de la interpretación no puede ser añadir sentido, tiene que estar del lado del
corte, sería provocar la Tyche en el acto analítico, permitir un encuentro que
no sea repetición; por eso el buen manejo de la transferencia trabaja contra la
repetición.
La transferencia, aliada de la
pulsión, intenta conocer el tiempo desconocido de la repetición; y el
inconsciente mismo sería una defensa frente a lo real. El inconsciente mismo es
un intento de mentir lo real, viene al lugar de ese real como imposible, el
inconsciente es la forma de mentirse el sujeto sobre ese punto, y como siempre
se miente de la misma manera, repite. Confundir repetición y transferencia
tiene consecuencias clínicas muy graves. Éste sería justamente el nudo clínico
del Seminario 11.
Lacan transita de un sujeto
como sujeto del inconsciente a un acento puesto en el lazo con la pulsión. Al
final del Seminario 11 hay una teoría del final de análisis: el deseo del
analista separado del Ideal y el fin de análisis como una nueva alianza con la
pulsión.
La mirada como objeto a
minúscula (Cap. 6 a 9)
Ynma Nieto
Vicens recordó en primer lugar
el momento histórico en que Lacan imparte este Seminario , el de inicio de una
Escuela donde, a diferencia de la sociedad o la academia, lo importante es la
transmisión, no solo para el momento actual sino para generaciones.
Seminario al que acuden por
primera vez jóvenes, como J.A. Miller quien hizo a Lacan su primera pregunta, a
quien no ha dejado de preguntarle, extrayendo las respuestas, a partir de que
lacan ya no está, de los seminarios y los textos.
En estos capítulos se trata el
tema de la pulsión visual.
Freud definió dos objetos:
oral y anal, pero otros objetos están presentes en sus textos: la mirada(Freud
intenta responder al enigma de la diferencia de sexos y lo hace en términos
visuales) y la voz (al hablar del superyo, hecho de voces).
Lacan, en “Subversión del
sujeto…” propone una serie de objetos a partir de la clínica de la perversión,
pero también de los fantasmas perversos de los neuróticos. En “Posición del inconsciente…”
condensa esta lista en cuatro objetos: son objetos de una cualidad especial, de
una cualidad negativa: no hay nada a lo que el objeto responda.
Aquí tenemos la aparición del
objeto a:
- que es uno y múltiple
- que no responde al esquema sujeto-objeto
- que son objetos que
contienen en ellos mismos la lógica de su pérdida
Para deducir el goce de un
sujeto es fundamental construir cual es su relación con los objetos a. El
aporte clínico de este seminario es este: hay cuatro objetos fundamentales y
esos objetos redescriben lo que Freud llamaba la pulsión y le da una forma
lógica más adecuada a nuestros tiempos y a la transmisión de una Escuela: la
Escuela de la Causa Freudiana se fundó a partir de esos objetos.
Fue objeto de trabajo en esa Escuela:
-Los cuatro conceptos
fundamentales
-El objeto a
-Las dos funciones lógicas:
alienación y separación, que sitúan la clínica
analítica.
El objeto mirada
Referido a una pulsión de la
que Freud no habla directamente pero está muy presente en su obra: la pulsión
visual.
Lacan había tomado este tema
de lo visual desde el punto de vista de lo imaginario: en los seminarios
anteriores aparece una complicada elaboración de lo que presentó como el
estadio del espejo, a partir de una forma de goce visual que resulta un
acontecimiento verdadero en la historia de un sujeto, una imagen en el espejo
que es la que intercambiamos en el discurso social.
También estudió Lacan la
cuestión visual en los fenómenos del mimetismo animal aprovechando el
desarrollo de la etología en los años 50.
Pero en este seminario hay un
viraje, va mucho más allá en el estudio del campo de lo visual en el registro
de lo simbólico (con la geometrización a la que llevan los desarrollos del
estadio del espejo) o de lo imaginario: la lección del seminario XI es que
hemos de acostumbrarnos a tomar el objeto a en el registro de lo real.
En el objeto a están los tres
registros y esto lo hace algo singular-
Lacan prosigue a partir del
punto donde Freud se quedó en el sueño “padre no ves que estoy ardiendo”, en el
cap VII de la Interpretación de los sueños Freud describe el inconsciente como
un aparato visual intentando ir más allá de lo que llamamos el inconsciente
transferencial- este sueño es tan real que no se puede analizar, no necesita ser
analizado y sin embargo por ese hecho hay el enigma de la paternidad: ¿qué es
un padre? Es la pregunta que toma Lacan y sobre la que construye todo este
Seminario y, de algún modo, cada uno de los objetos a es un Nombre del Padre
(NP) y cada uno de los 4 conceptos es un NP.
A.Vicens articula y reordena
estas lecciones en una serie de puntos:
1º punto: la separación del
ojo (órgano) y la mirada (función). Y recurre a la pintura abstracta que
muestra cómo el ojo no está aquí a la altura de la mirada que es la convocada
por esa pintura.
Lacan desarrolla varios
principios que se desprenden de esta separación:
La mirada es anterior a la
visión (es la lección de Merleau Ponty)
La mirada no está en los
sujetos sino en los objetos “soy mirado por el mundo”. El fenómeno del
mimetismo animal se sitúa allí (el animal no se camufla para eludir una mirada
de un depredador sino para convertirse él en mirada, se adapta al mundo en tanto
que el mundo mira, de ahí los ocelos)
Puedo verme- el mundo está
lleno de espejos, pero hay un punto de imposibilidad (es la castración, el
punto donde está la angustia, el punto del NP que es una imposibilidad “es
imposible verse verse”, Lacan lo califica incluso de punto de aniquilamiento de
la mirada, nunca nos escondemos de ese mundo que es todo él mirada.
La visión surge como un modo
de evitar esa mirada: “tenemos ojos para no ver, algo que nunca veremos”
2º punto: La Perspectiva sitúa
al sujeto en una Geometría (toda la pintura del Renacimiento es una exploración
del espacio geométrico, el Barroco es más complicado: nadie ha encontrado aún
el punto de fuga de las Meninas de Velazquez). El sujeto que nos interesa es
más el del Barroco, que no intenta atrapar al sujeto como punto geométrico sino
como sujeto gozante: el sujeto y el objeto se confunden en el goce.
3º punto: El psicoanálisis es
un arte de tratamiento de los restos.
Lo que interesa al
psicoanálisis es lo que desborda la geometrización de la mirada: las manchas de
color, la luz.
El inconsciente no es
geométrico.
Finalmente A. Vicens tomó la
Alhambra para hablar de la mirada ( a partir del libro de Dario Cabanelas: El
techo del salón de Comares en la Alhambra) intentando de este modo excluirse de
la mirada de la Alhambra y preguntarse por la política a partir del objeto a,
apuntando más allá de la geometría – el objeto a como fragmento de goce: lo
singular e intransmisible del objeto a que es en lo que nosotros trabajamos.
El objeto a se transmite
poniendo en juego el propio objeto a que yo soy.
Para la transmisión del
psicoanálisis hace falta la transferencia, me instalo yo mismo en la
transferencia para hablar del objeto a. El objeto a está ligado a esa
transferencia donde el saber está siempre.
La transferencia y la pulsión
(I) (Cap. 10 a 11)
Olga Mataran
Lacan, después de dar una
definición inédita del inconsciente y de la repetición, se interesa por el
tercer concepto en juego en éste Seminario: la transferencia. Se trata de salvar
los adelantos del descubrimiento freudiano, olvidados con la práctica de los
post- freudianos.
En el contexto político, Lacan
es excluido de la comunidad analítica internacional, un drama subjetivo del que
saldrá triunfante, funda la escuela freudiana de París y propone el Seminario
Los 4 conceptos fundamentales del Psicoanálisis. Emerge un Lacan despegado de
Freud, por lo que necesita reformular algunos conceptos.
En cuanto a la transferencia
lo que cuenta es la función que hay en una praxis, entendiendo praxis como
acción que pretende un resultado. En el Seminario VIII, Lacan ya se había
interesado por la transferencia desde el punto de vista fenomenológico, en el
S. XI la diferencia es radical, se trata de un objeto que ha cambiado de
estatuto, adquiriendo un valor de real: el objeto a bajo la forma del objeto
pulsional. Éste objeto a es la única invención reivindicada por Lacan como suya
y no es especularizable (esquema de Bouasse). En éste Seminario, está más
presente la dimensión real de la transferencia.
Vamos a ver como articula
Lacan la transferencia y el objeto a, con el fin de dar una nueva e inédita
definición de la transferencia.
Críticas a la IPA. Lacan parte
de una pregunta básica ¿Qué es la transferencia?, para lo cual empieza diciendo
lo que la transferencia no es. Pone en cuestión las ideas de la Doxa ipaista.
Los post- freudianos reducen la transferencia a una relación de objeto con el
analista (identificación con él para pasar a la práctica analítica), tesis que
Lacan refuta por tratarse de una identificación imaginaria (lógica que
pertenece a la psicología pero no al psicoanálisis). Lacan denuncia la
confusión entre la instancia del Sujeto y el Yo, ya que el Sujeto lacaniano se
define a partir de los significantes que lo fundan. La única relación válida
para un Sujeto es la relación con lo que Lacan llama el objeto interno. Lacan
sostiene que transferencia y repetición deben confundirse y hace una crítica a
la concepción lógico positivista sobre la transferencia al final del análisis:
la verdad alojada en el lugar de Sujeto Supuesto Saber que encarna el analista,
no le permite concebir la caída del Sujeto Supuesto Saber como momento terminal
de la cura. Hablemos pues de qué propone Lacan como concepto inédito de
transferencia.
Presencia del analista y
realidad sexual. La preocupación de Lacan es encontrar una fórmula de la
transferencia coherente con los conceptos de inconsciente, repetición y
pulsión. Freud en 1909 subraya un primer lazo entre transferencia e
inconsciente: la transferencia no siempre es aliada de la cura: es la
transferencia como resistencia. Cuando el analizante se instala en el silencio,
la asociación libre y la rememoración se paran. Para Freud, ésta interrupción
del trabajo significante de la cura corresponde al surgimiento de una
representación pulsional ligada a la persona del analista. ¿Qué es lo que hace
resistencia? ¿Por qué el Sujeto se ve impedido de realizarse a través de la
palabra por el hecho mismo de la transferencia?, ¿Cómo Lacan explica esto? En
el Seminario XI para nombrar la causa del sujeto del inconsciente hay dos
aspectos: la causalidad significante y la causación del sujeto por el objeto.
Este Seminario introduce la pulsión en el concepto del inconsciente, y la
pulsión no es un material significante. La pulsión surge en el dispositivo
analítico anudándose a la transferencia: es el inconsciente como discurso del
Otro y como lugar de los significantes dónde circula el deseo. Eso es el
inconsciente freudiano. El Sujeto no es el individuo viviente, ni la persona,
el Sujeto es un efecto del significante articulado. Lacan tiene la llave de la
nueva definición del inconsciente: una pulsación temporal dónde alternan
apertura y cierre. Y ¿Qué es lo que cierra el campo del inconsciente? Es la
transferencia. Con una concepción así de la transferencia el inconsciente ya no
es más un desarrollo infinito de significantes librando al Sujeto a la
indeterminación. La transferencia aporta un límite que pone término a la
indeterminación del Sujeto. La indeterminación es el Sujeto que no sabe quien
es él, no sabe lo que quiere: está afectado por la “falta en ser”. Digamos que
la transferencia da una ganancia de ser. He ahí porqué Lacan sitúa por un lado
el amor y el odio, dos efectos de la transferencia como “pasiones del ser”, a
las cuales añadirá la ignorancia. Esta concepción lacaniana de la transferencia
tiene consecuencias prácticas: por un lado, no podemos tranquilizarnos diciendo
que todo es, por parte del analizante un error de conexión, de dirección. Por
otro lado, si la transferencia se concibe como una consecuencia espontánea del
diálogo analítico, entonces el analista no es responsable de lo que pasa. Por
el contrario, Lacan piensa que el analista es responsable del color de la
transferencia, porque él es mejor sujeto supuesto saber que el analizante sobre
la realidad que está en juego en la transferencia, la realidad sexual y
pulsional. Por eso hay una asimetría de las posiciones en ese vínculo entre el
analizante y el analista.
Mentira y verdad. La realidad
pulsional toma la delantera sobre el lugar de la verdad: Lacan responde a los
analistas de la IPA que la realidad de la cual el analista debe ocuparse es la
realidad sexual del inconsciente. La verdad queda en segundo lugar; en otras
palabras, la verdad del deseo pierde su primer lugar en provecho de lo que
llegará a ser lo real, un saber sobre lo real de la pulsión. Esto plantea el
problema del porvenir de la verdad. Lacan no está de acuerdo en reducir la
práctica analítica a una investigación de una verdad escondida, pone en
cuestión la noción de verdad. La cuestión es saber qué es lo que pasa cuando el
mentiroso dice “yo miento”, éste ejemplo muestra hasta que punto la palabra es
embustera. Es uno de los avatares del significante. Con la palabra, dice Lacan,
el Sujeto se aventura por un camino de engaños. Lacan soluciona la paradoja del
“Yo miento” diferenciando enunciado y enunciación. Invita a distinguir el Yo
del enunciado que acompaña a toda demanda articulada, y el Yo de la
enunciación, que es un Yo del deseo, un Yo que no se pronuncia como tal: es el
Yo del sujeto del inconsciente escondido detrás del Yo del enunciado. Por eso
Lacan dice que el analizante no desea lo que pide y no pide lo que desea. Deseo
y demanda no se sitúan en el mismo plano. Cuando el Sujeto habla, miente sobre
su deseo inconsciente aunque él no lo sepa. En el corazón del “Yo miento” hay a
veces un “tu dices la verdad” que le devuelve el analista con su
interpretación. El mismo esquema con el síntoma como protón pseudos freudiano:
es un primer engaño, pues oculta una verdad enmascarada y es necesario pasar
por la experiencia engañosa de la transferencia para abrir un acceso a la
verdad. La identificación no es la identidad: ¿Qué ser tenemos detrás de las
máscaras identificadoras?, ese ser. ¿lo puedo conseguir a partir de un “yo
pienso”?, Lacan nos dice que no, ya que cuanto más apuesto por el pensamiento
más dudo. El Sujeto de la duda no es otra cosa que el Sujeto dividido, barrado.
El Sujeto lacaniano busca su certeza pero no la encuentra en el universo
significante, ¿dónde la halla?, el Sujeto al cortar con la alienación
significante puede separarse del objeto a: el analista se hace semblante del
objeto a.
Abertura y cierre. El
inconsciente significante se cierra cuando surge la realidad sexual debido a la
presencia del analista. Lacan usa dos alegorías para explicar esta dialéctica:
“La bella detrás de los
postigos”. Los postigos representan la realidad sexual del inconsciente. Este
inconsciente significante es el discurso del otro a la espera de apropiación
subjetiva. El inconsciente está fuera: ya que es constituido al inicio por el
deseo del otro. La bella sería el Sujeto en tanto pura suposición y que aún no
ha encontrado el saber inconsciente. La idea de Lacan es abrir los postigos
para que el inconsciente pueda ir al encuentro del Sujeto. No es el Sujeto
quien sale, sino el inconsciente quien entra. ¿Cómo se abren los postigos? El
analista situado fuera de la casa hace alianza con el inconsciente como
discurso del Otro. Gracias al acto interpretativo el analista abre los
postigos.
Esquema de la nasa. El
inconsciente está en el exterior y tiene que entrar en la nasa para realizarse:
en el momento que sacamos la nasa para ver que hemos pescado, tiene que estar
cerrada por el objeto a, que constituye la presencia del analista. En la nasa
siempre hay un pez ausente: el sujeto no encuentra su ser. Uno acaba por darse
cuenta que “nuestro yo” no existe. A partir de ahí mi ser aparece cono un lugar
vacío dónde falta algo, hay coloco el objeto pulsional a, que, al no ser
significante se convierte en el tapón que cierra la nasa y separa el sujeto del
significante. Es el analista quién tendrá que quitar el tapón transferencial
gracias al acto analítico.
Para concluir:
Con estas alegorías Lacan
empieza a describir las operaciones de alienación y separación.
El objeto pulsional que
designa mi ser es él mismo un vacío dibujado por el trayecto de la pulsión.
La causa que el psicoanálisis
debe cernir debe ser concebida como una causa perdida, que es la única forma de
esperar ganarla.
No olvidar que lo real como
pérdida, como agujero está en el centro del inconsciente, de la neurosis, del
sufrimiento. Está en el centro de la causalidad.
La transferencia como cierre
es la única manera de traer la pulsión a la escena analítica.
El objetivo es el fin de la
cura analítica y el único medio de transmitir el deseo del analista y de la
práctica que se desprende. Por eso tres años más tarde, Lacan inventa el
dispositivo del pase.
La transferencia y la pulsión
(II) (Cap. 12 a 15)
Francisco Zafra
Hebe comenzó contándonos sobre
el método de trabajo utilizado para abordar los capítulos de este seminario.
Ella parte de dos textos que usa como guía. Se trata de:
-Los paradigmas del goce.
Capítulos XIII y XIV del seminario de J. A. Miller “La experiencia de lo real
en la cura psicoanalítica”.
-“Nuevas inquisiciones
clínicas”, de J. A. Miller, publicado en Caracas, 1999, en la revista
Entredichos.
En este último texto JAM
subtitula a este Seminario 11 de Lacan como “Lo abrupto de lo real”.
Traduciendo la experiencia de lo real en la cura. No se trata de la experiencia
vivida como dialéctica, si no de la experiencia vivida como algo inasimilable.
En el momento de crisis por la
denominada “excomunión”, Lacan se pregunta desde una posición ética en qué está
él autorizado. Ese es el inicio del seminario.
La crisis no es ocasión para
una síntesis, que sólo sirve para tapar el agujero en juego, sino justamente
para esclarecer el abrupto de lo real, el tropiezo de lo real (pag. 174). Y por
eso elabora una segunda teoría de la repetición, la repetición significante
antes, y ahora la repetición como tropiezo.
Hay que tener presente que en
este momento de su enseñanza, para Lacan lo real es el objeto a, aunque luego esto
cambiará a partir de los años 70: el objeto a será un semblante, y lo real será
un real sin ley, como dirá en el Seminario 23.
La transferencia devendrá
puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente, puesta en acto quiere
decir que ante el enigma del analista afloren las respuestas fantasmáticas del
analizante. Esta realización del inconsciente viene de algo que ya dice en el
Seminario X: el síntoma se diferencia del acting out, porque el síntoma llama a
la interpretación.
Pero el síntoma es autista.
Por tanto, el síntoma no es un mensaje. Si algo que es autista puede vestirse a
la manera de un mensaje es mediante la intervención de otro, por eso es
fundamental la presencia de un analista, ya que el inconsciente no es sin el
otro, como dice Lacan. Eso hace que la transferencia no pueda encerrarse en la
mera repetición.
Para trabajar la
transferencia, Lacan la aborda por el lado de las dificultades que ésta impone
al analista. De ahí el abordaje desde una perspectiva histórica.
Hannah Arendt decía: frente a
una crisis no podemos reproducir esquemas viejos, ya que si no producimos una
catástrofe. Lacan, ya en su obra “La dirección de la cura” dice que hacemos la
crítica como “balizas para señalizar la ruta”, para estar advertidos de la
posibilidad de las desviaciones, es por tanto, una crítica desde una dimensión
ética. Ya que el analista no es independiente del concepto que tenga del
inconsciente. El concepto del inconsciente como algo del orden de lo no
realizado que necesita de la interpretación del analista para existir como tal,
y que la posición que el analista tome puede hacer que la hiancia de lo
pulsatil se cierre, y que sería función del analista hacer posible esa
apertura.
En el capítulo XII se plantea
la cuestión de que la realidad del inconsciente es sexual. El inconsciente
estructurado como un lenguaje necesita de algo que circule bajo la cadena
significante. La transferencia no es la puesta en acto de la ilusión de una
identificación alienante, sino la puesta en acto de la realidad sexual del
inconsciente.
A este punto del recorrido de
Lacan, JAM lo denomina del goce normal, se trata del goce fragmentado en
objetos a. El goce pulsional realiza la integración y transgresión. En el
paradigma anterior el goce se alcanza por transgresión, Seminario 7.
Se plantea una nueva alianza
entre el significante y el goce a través de la alienación y de la separación.
El inconsciente ordenado como una cadena significante tiene otra cara, la cara
de la discontinuidad, se trata de la idea de borde. Por eso cuando dice lo de
apertura y cierre del inconsciente está en juego esta idea de borde; homogeniza
el inconsciente como una zona erógena: para eso pone el ejemplo de la laminilla
de la pag. 207.
En este sentido hay
continuidad de estructura entre el inconsciente y el funcionamiento de la
pulsión y aparece la cuestión del cuerpo. Hay que recordad aquí el estadío del
espejo; hay algo que no es especularizable.
¿Cómo entender que el objeto
es un vacío? para esto toma el esquema de la vasija y la libido entonces
aparece como un órgano y matriz de los objetos perdidos. El objeto a es un
elemento de goce, funciona como mediación entre la cosa y el otro. La función
del objeto a señala la afinidad entre los enigmas de la sexualidad y el juego
significante.
No sólo se trata de la crítica
a Jung, sino también de la crítica a la hermenéutica.
Si la hermenéutica trata de
las teorías de la interpretación, ¿cuál es la diferencia con el psicoanálisis?
En la pag. 160 también hará una crítica a Ricoeur. La hermenéutica lo que hace
es una infinitización de la interpretación, del lado significante siempre se
puede añadir un significante más. Freud ubica un punto de detención en la
interpretación como es el ombligo del sueño, la interpretación no puede
infinitizarse y eso es lo que hace la hermenéutica, añadir sentidos. Pero la
realidad sexual del inconsciente hace de límite. Es la crítica realizada por la
vía del resto metonímico.
Por eso dice que el peso de la
realidad sexual se inscribe en la transferencia, ya que es por la transferencia
que se realiza el inconsciente, pag. 161.
Por eso es que no todo es
interpretable y que el análisis no se termina por una interpretación
maravillosa.
En el campo de la demanda se
presentifica la discontinuidad del inconsciente, lo pulsatil con la cuestión
sexual.
A partir de la posición del
deseo del analista en la transferencia y en concreto en el análisis de los post
freudianos, en lo que ellos esperaban de sus pacientes, Lacan va analizando la
posición de estos, encontrando desde posiciones divinas hasta posiciones
maternales, etc.
Se trata de la historia del
deseo de los analistas y de las marcas que dejaron en la historia del
psicoanálisis.
Lo que tenemos entre manos es
el trabajo que Lacan hace con la pulsión.
¿Por qué cuatro conceptos y no
más? ¿Cuál es la definición que Lacan da al inicio del seminario y la que da en
la pag. 170? Si este concepto, pulsión, permanece es porque traza su definición
en la vía de lo real que se ha de penetrar. Después, ya en el Seminario XX dirá
que lo real se interpela por la vía del semblante. Por ahora utiliza el término
ficción, que remite a Bentham. No se trata de un modelo, que estaría del lado
de lo imaginario.
El tema de la pulsión es
formulada como el goce, a partir de la pulsión de vida y pulsión de muerte en
Freud. Pero va a decir también que la pulsión es un montaje, ya que como dijo
Freud, la pulsión no trae el objeto fijado. Idea que viene de Kant. Para Kant
el animal trae al nacer un plan de conducta prefijado por el instinto y el ser
humano no, por tanto tendrá que fijar su plan de conducta en la relación con el
otro: se trataría del imperativo categórico.
Por tanto, ésta fijación
implica un montaje. En este montaje está en juego la satisfacción.
En la pag. 173 pone en juego
el asunto de la satisfacción. Los pacientes no están satisfechos con lo que
son, pero los síntomas tienen que ver con la satisfacción. Hay una
contradicción en la satisfacción. El paciente sufre de su malestar, pero hay
algo en ese malestar que contenta al paciente. ¿Cómo es que el ser humano puede
trabajar contra sí mismo? Aquello que los pacientes satisfacen por la vía del
displacer es al fin y al cabo la ley del placer. Lo que ocurre es que para una
satisfacción de ésta índole se pena demasiado.
¿Qué haría en este asunto el
psicoanalista? El estado de satisfacción hay que rectificarlo a nivel de la
pulsión, así es para Lacan en este momento de su trayectoria. No es el borrado
de la satisfacción, sino una modificación de este penar de más.
La paradoja de la satisfacción
nos remite a la categoría de lo imposible. El camino del sujeto pasa entre dos
murallas de imposibles: la sexualidad en los desfiladeros del significante.
Imposible que no se entiende como opuesto a lo posible, sino que se entiende lo
real como lo imposible. Se trata del tropiezo de lo real. Lo real como el
obstáculo al principio del placer. El echo de que las cosas no se acomodan de
inmediato. Lo real es el objeto a por el hecho de su des-sexualización.
Hebe pasa entonces a explicar
la cuestión de la zona erógena y el borde. Lo que define una zona erógena es su
estructura de borde. En las páginas 71 y 72 ya aparece el tema del borde y del
desarrollo libidinal, haciendo una crítica a los estadios evolutivos.
El borde es lo pulsatil, lo
que se abre y se cierra. Y la definición del inconsciente en este seminario se
homologa al funcionamiento de la zona erógena.
Las perspectivas teleológicas,
finalistas, sobre la sexualidad... la famosa genitalidad no tienen nada que ver
con la idea del objeto a. Por eso dice Lacan que la pulsión si se parece a algo
es a un montaje que se presenta como algo sin ton ni son, sería como un colage
surrealista, el desmontaje de la pulsión no sería sino la cuestión de la
rectificación de la satisfacción pulsional.
Respecto a la pulsión parcial
y su circuito, del cap. XIV, Lacan remite a un texto de Freud, Las pulsiones y
su destino. En la pag. 183 dice que la pulsión es el montaje a través del cual
la sexualidad participa en la vida psíquica, y de una manera que tiene que
conformarse con la estructura de hiancia característica del inconsciente.
La pulsión puede satisfacerse
sin alcanzar su finalidad biológica. Por eso, por ejemplo, no hay alimento
alguno que satisfaga la pulsión oral, a no ser contorneando el objeto que
eternamente falta. Esa falta, ese vacío puede ser ocupado por un objeto
cualquiera.
El capitulo termina con la
pregunta de Miller y la respuesta sobre la dimensión acéfala de la pulsión que
se puede ver muy bien en la compulsión.
Del cap. XV Hebe señala que la
integración de la sexualidad a la dialéctica del deseo requiere que entre en
cuestión algo del cuerpo, que podríamos designar con el nombre del aparejo.
Aparece también otro punto, que es el tema del amor, aunque no queda
definitivamente trabajado. Para Freud el amor solo puede considerarse como
pasión sexual. Y Lacan hace la crítica al autoerotismo, señalando que hay
objeto desde el inicio.
Termina el capítulo haciendo
referencia a su propio mito, que es el de la laminilla, que enlace la pulsión
con la dimensión de lo perdido
Ante las preguntas sobre la
satisfacción Hebe dijo que Lacan plantea un fin de análisis como rectificación
de la satisfacción pulsional, aunque en la última enseñanza dice que el
análisis termina en un incurable, en un saber hacer con eso de otra manera. Un
sujeto responsable de esa satisfacción. Se trata de un final ético del
análisis.
A la pregunta sobre el penar y
el rigor en el sufrimiento, Hebe acude al trabajo de Freud sobre las histéricas
en su clínica, el síntoma en estos casos aparecía como transacción, algo como
lo evitado y rechazado estaba ahí. Lacan también añade que hay ahí algo de lo
inadecuado en el ser humano, Freud acude al Edipo, a un padre que impide gozar,
Lacan dice que el Edipo imaginariza un goce, pero la cuestión de la castración
está en juego, el goce es pulsatil, la cuestión es lo que hace el sujeto con
eso.
En la conversación, Hebe
comentó la particularidad de este seminario en el sentido de la búsqueda que
Lacan lleva a cabo en estos momentos de su recorrido, así como también que se
debe tener en cuenta el hecho de las cuestiones paralelas que pueden surgir en
el estudio de cualquier seminario con la filosofía, o la hermenéutica en este
caso, la crítica a la psicología, a los post freudianos...
Sobre la continuidad en el
desarrollo infantil, y su aspecto con respecto a las posibles etapas del mismo,
Hebe habló del matrimonio desafortunado entre Freud y Piaget, que podrían
llevar a una especulación respecto a la idea de una maduración natural,
armónica, o biológica.
Lo difícil de entender es que
la naturaleza del ser humano no es tal, el lenguaje perturba incluso a la misma
llamada naturaleza, y Lacan muestra el caso de los psicólogos de la conducta
animal. Lo natural para el ser humano es este mundo del Otro, del lenguaje, de
lo pulsional. Lo que tendríamos es una imaginarización del mundo natural en la
que debería haber una armonía.
Ante explicaciones
antropológicas o sociológicas del comportamiento humano el psicoanálisis acoge
como esencial la relación con el otro, ahí aparece el sujeto humano. Lo primero
que hay es un otro que da una significación al viviente que acaba de nacer. Lo
que hacen las posturas biologicistas es dar un salto del mapa genético al
psiquismo, con lo que esto implica sobre la posibilidad de caer en posiciones
totalitarias; se ha visto a lo largo de la historia, el ejemplo es Lombroso, la
eugenesia o incluso el higienismo. El racismo se ha sostenido en esas
cuestiones. Es el riesgo de pensar que el sujeto es reflejo de lo orgánico.
Lo que hace en gran parte
diferente al ser humano de los animales es que en estos no está el objeto de la
pulsión. Por eso Freud habla de pulsión y no de instinto. Es en el instinto de
los animales donde sí hay un objeto fijado para cada especie. En cada ser
humano el objeto se fijó dentro de su contingencia particular, y una vez que se
fijó es cuando deviene necesario. Aún en estas circunstancias dadas, se da lo
que Freud llamó elección de objeto, que no es una elección consciente, pero que
en ella participa la responsabilidad del sujeto.
El campo del Otro y el retorno
de la transferencia (I)(Cap. 16 y 17)
Ynmaculada Nieto
Alemán se acercó a estos
capítulos como si se tratara de una primera lectura para posibilitar el
encuentro con algo nuevo en el texto.
Cap. XVI: El sujeto y el Otro:
la alienación , Alemán siguió el texto para ver que preguntas surgían.
La relación entre el ser
viviente y el sujeto articulado en los significantes lo reconoció Lacan, en el
capítulo anterior, como una carencia de su discurso, ¿de qué carencia se trata?
Eso concierne a estos dos capítulos, cómo se articulan el campo pulsional y a
la vez los lugares de articulación del sujeto con respecto a la cadena
significante, a lo simbólico, al campo del Otro. En el mismo Freud está también
esta división, es un problema epistemológico fundamental: cómo se articula el
mundo pulsional, al que consideramos real con el mundo en el que el sujeto se
constituye en el orden simbólico, cómo se injerta algo del orden pulsional con
algo que tiene que ver con el orden significante. Se puede admitir que son dos
órdenes heterogeneos ¿cómo articularlos? En este punto hay disensiones con
Lacan, entre los defensores de la dinámica y los defensores de la estructura (
el lenguaje). Estos dos capítulos son uno de los intentos de reapropiarse de
los conceptos freudianos interviniendo sobre ellos estableciendo un nuevo orden
y va a tratar ( en una de sus tantas elaboraciones al respecto) de afrontar
este problema mediante los conceptos de alienación y separación. Va a demostrar
que estos dos ámbitos heterogeneos están articulados, y el problema de cómo
intervenir por la vía del significante en la pulsión, que atraviesa toda su
enseñanza, tiene en estos capítulos la elaboración de dos operaciones:
alienación y separación. El sujeto surge en el campo del Otro, el inconsciente
es el discurso del Otro, el significante representa a un sujeto para otro
significante, son tres variaciones sobre el tema del sujeto en el campo del
Otro, son tesis referidas a la estructura y no incluyen lo dinámico. Para
incluir dos términos heterogeneos es necesario la topología, una espacialidad
que le haga posible reunir estos términos heterogeneos y esa topología va a a
comenzar con alienación y separación. La cuestión de lo simbólico y lo real le rompe
la cabeza a Lacan a lo largo de toda su enseñanza. El problema de la cura
analítica y del psicoanálisis acaba siendo la manera en que lo real afecta al
ser que habla.
No hay ninguna pulsión que
represente la totalidad de la sexualidad ( como pensaban los postfreudianos)
todas las pulsiones son parciales porque ninguna pulsión es ni macho ni hembra,
la pulsión se reduce a un movimiento de actividad y pasividad.Pero además esto
es aparente porque la pulsión es activa, incluso en el masoquista, por pasivo
que se nos presente el sujeto la pulsión es un actor permanente.
La pulsión no está hecha para
el vínculo con el Otro, sale, rodea un vacío y vuelve sobre su zona erógena, es
la parte de la vida que queda en cada ser que habla que realiza una satisfacción
solitaria. No nos reune con nadie.
En el psiquismo no hay nada
que nos permita saber que hay que hacer como hombre y como mujer, hay que
aprehenderlo en una trama, captarlo en el campo del Otro, pero siempre hay un
obstáculo interno que es que hay una parte de sí mismo que no puede ser
definido y que es la pulsión, algo en la propia identidad de cada uno que
difiere. Como no hay una naturaleza masculina y femenina todo está encomendado
al semblante. En esta época la vía que privilegia para designar el campo del
Otro es la estructura del Edipo.
La sexualidad se instaura en
la vida del sujeto por la vía de la falta. Toda la historia de la humanidad es
la invención de artificios e instituciones que resuelvan este problema de que
la pulsión es parcial y no vincula a un sexo con otro y eso le toca al Otro
resolverlo por lo que cambia históricamente, pero el progreso nunca podrá
cambiar una pulsión parcial en una pulsión total, las pulsiones no cambian,
cambian los artificios simbólicos que las acogen. No hay que dar tanta
importancia a las trasformaciones históricas en la elaboración de síntomas.
La pulsión hay que captarla en
su mismidad así como al significante lo captamos en su alteridad.
Una teoría misteriosa en este
capítulo es que se superponen dos faltas: la falta del sujeto por ingresar al
significante y esa falta retoma otra falta en el ser viviente: todos los
organismos sexuados mueren, el surgimiento del ente siempre va acompañado de
restos que se pierden. Esto rompe con el mito de complementariedad de
Aristófanes en el banquete de Platón, que lo sustituye por el mito de la
laminilla. Se parece a la teoría de la separación. Las pérdidas en el sujeto
aunque sean pérdidas que están en el Otro tambien están en el sujeto es lo que
se nombrará con el término de extimidad.
La pulsion es parcial y toda
pulsión es pulsión de muerte, por la repetición, aunque paradójicamente es lo
mas vivo que tiene el sujeto.
Para Lacan el amor es lo que
viene al lugar donde no hay pulsión total, haciendo algo mas que puro narcisismo
o pura demanda, es la experiencia de una diferencia (que dos que están
habitados por una pulsión parcial hagan algo juntos). No habría nada en la
pulsión ni en el deseo que sostenga bien al amor.
Para Freud el amor es la
continuación de la pulsión por otros medios, para Lacan no, él le pide al amor
que no sea el tapón de la no relación sexual de manera fallida, que tenga una
cierta dignidad en su existencia. Le da un estatuto importante.
Al sustituir el mito de
Aristófanes por el de la laminilla designa la libido no como un campo de
fuerzas (al contrario que los postfreudianos), la libido es un órgano irreal,
es una primera aproximación al problema que planteaba al principio¿ como se injerta
la libido en el sujeto que se aloja en el campo del Otro?, a través de un
órgano irreal, como lo que se encarna, un montaje que tiene tomado al cuerpo.
Pero ser irreal no impide a un órgano encarnarse, lo llama irreal porque no
puede demostrar paso a paso como se encarna en cada ser que habla. ¿qué pruebas
hay de cómo se encarna la libido en el ser del significante? ¿Cómo impacta en
el cuerpo del que está atravesado por significantes? el tatuaje, una de las
formas mas antiguas de encarnar en el cuerpo este órgano irreal, la
escarificación.
El sujeto sabe que la pulsión
no le dice como ser hombre y mujer que tiene que aprehenderlo en el campo del
Otro, en medio de la trama. La libido encarnada no le dice como ser hombre o
mujer entonces viene el tatuaje, tratando de materializar ese órgano irreal. Da
un lugar en el Otro (una escritura suplementaria que lo fija) y cumple una
función erótica.
La dialéctica de la pulsión,
el amor y el bien están en lados diferentes (el neurótico quiere que estén
juntos) el perverso se identifica con la pulsión, no pretende reunir lo que
está separado, por eso hay un fracaso del amor en la perversión (es Kant con
Sade, dividir al otro en beneficio propio)
Punto 2:Todo surge del
significante, esto ya lo sabemos,la función del corte como función topológica
del borde, esto es lo nuevo, va a ser el eje de la construcción del eje de la
separación y la alienación, la propia cura analítica va a ser el modo como se
mueven esos bordes. Y este borde tiene que ver con la relación del sujeto con
el Otro que se engendra en un proceso de hiancia, hiato (la abertura, lo que no
se puede cerrar). Hegel habla de esta hiancia aunque al final promete un saber
absoluto, sería lo que se llama el fin de la historia (que nada en el fondo ya
cambia el destino de la ciencia, que ya no hay corte nuevo), en la versión de
Lacan esta hiancia no se cierra nunca.
El proyecto de Descartes
también era cerrar esta hiancia con las ideas claras y distintas “pienso luego
soy” de lo que no puedo dudar, una vez que llegó a este punto lo garantiza,
vuelve eterna la verdad llamando a escena, y ahí cierra la hiancia, a un dios
no engañador.
Para Lacan esta hiancia no se
cierra nunca, ni en la sexualidad ni en el significante se pueden cerrar estas
hiancias y la primera manera en que va a explicar esto es la alienación (pag
219).
Lacan nos va a explicar el
rombo entre el sujeto tachado y el objejo a en el fantasma, e introduce una
topología de bordes .
La alienación es relativa al
discurso del Otro, la separación es relativa al deseo del Otro.
Cada vez que hay una elección
hay pérdida, todas las elecciones son forzadas, una decisión es siempre una
apuesta sin garantias y a la que uno está forzado. Las elecciones mas
importantes son las que actúan en nosotros, no son pensadas.
Lacan incorpora algo nuevo,
aquí la verdadera matriz de la alienación es que en lo que elijo hay pérdida,
eso que se elije queda agujereado, en la elección entre el sujeto y el Otro hay
esta hiancia.
En la alienación se trata del
sujeto y el discurso del Otro y en la intersección de ambos está el
significante amo que identifica al sujeto de tal manera que queda fijado a él,
porque el sujeto es un conjunto vacío que queda desaparecido y petrificado en
el mismo significante que lo atrapa, que lo nombra y lo incluye en el campo del
Otro (a eso Miller llamó mas adelante insignia) la interpretación debe de
llevar a esos significantes amo, el sujeto ha quedado coagulado en ellos , ha
elegido el sentido y ha quedado por fuera del sentido, mordido por el sinsentido.
Las dos inercias que se van a
poner de manifiesto en la cura es la relación con los significantes amo (la
alienación) y la relación con el objeto a (la separación). Cuanto mas puede, el
sujeto, percibirse como objeto a más se aferra a los significantes amo, a las
insignias.
El significante amo produce en
la cura una especie de reducción que el sujeto a veces tiene que construir. Es
un significante fuera del sentido que obliga a que la interpretación no esté
abierta a todos los sentidos sino que tiene que captar ese significante que
viene del Otro para ver cómo el sujeto fue capturado por el discurso del Otro.
El sujeto en psicoanálisis
está entre los significantes amo y la pulsión, no tiene una sustancia a priori
tiene que dársela produciendo los significantes amo de su historia.
Lacan habla de una alienación
más estructural que en Marx porque no es histórica sino que es una alienación
que viene dada por el lenguaje, por eso los significantes amo no es algo de lo
que te puedas desprender por una práctica, no es su aniquilamiento, porque el
sujeto no tiene sustancia, sólo se puede hacer un nuevo pacto con los
significantes amo, no hay una subjetividad radical (como piensan algunos
filósofos).
El sujeto queda identificado
por los significantes amo S1 para unos significantes S2 que son inconscientes
por los que hay que pasar para poder separarse de la buena manera pues la
separación no es una cancelación de la alienación sino un retorno sobre la
misma, hay que pasar por ella. Igual ocurre al seguir a Lacan hay que pasar por
sus significantes, para que el texto te capture.
Cap XVII : El sujeto y el Otro
. La afánisis
La segunda operación también
es difícil de entender.
La intersección que es el
modelo lógico de teoría de conjuntos que propone Lacan para pensar la
separación también está alterado, al igual que lo está el de la reunión que
utiliza para pensar la alienación.
Es una intersección que se va
a jugar entre dos faltas, en la separación que es con respecto al deseo del
Otro, el sujeto logra engendrarse a sí mismo, separarse (autoengendramiento del
sujeto, como si adquiriera su propio estatuto gracias a que se recubren dos
faltas: el vacío del sujeto y el vacío del Otro) separación es donde el sujeto
hace coincidir su propia falta con la falta en el Otro. Se pone en juego en el
final del análisis donde el sujeto accede a lo que él es como objeto. Cuando
ambas faltas se recubren aparece el sujeto en su condición de objeto a, es
cuando emerge esa idea de que en el Otro no está la completud frente a la miseria
del sujeto.
Cuando salimos del discurso
del Otro al deseo del Otro pasamos a cuestiones muy delicadas porque ahora la
cuestión es qué soy en el deseo del Otro, ¿podría perderme? Lo que asemeja la
separación al pasaje al acto.
Es importante que en el discurso
del Otro haya intervalos para que el sujeto capte el deseo del Otro colocando
en ese intervalo la posibilidad de su propia pérdida y que pueda haber
separación.
Para responder a quién es uno
está el significante amo pero para responder a qué es uno para el Otro no hay
respuesta directa, cada uno se lo inventa con su ser de objeto que tiene
carácter de resto, de deshecho.
Es una lógica que explica la
propia posición política de Lacan en ese momento.
Siempre podemos ser perdidos,
el Otro no te tiene garantizado.
Miquel Bassols
El campo del Otro y el retorno
de la transferencia (II)(Cap. 18 y 19)
Antonio Perez
M. Bassols , al igual que los
anteriores conferenciantes, señala la importancia “ fundamental” de este
Seminario tanto en la historia de J. Lacan como del propio Psicoanalisis. Lacan
es excluido de la IPA por desviarse respecto a los postulados de ésta, sobre
todo en lo referente a la técnica y a la enseñanza.
Lacan va a reiniciar, a tomar
una posición en el Psicoanalisis , que le lleva a una nueva orientación y a
aportar un nuevo elemento (heterogeneo) a los 4 conceptos fundamentales del
Psicoanalisis. Este elemento, que Bassols nos desvela enseguida, es el objeto
a. Este es el gran invento de Lacan en el Psicoanalisis, que le permite leer toda
una serie de fenómenos en la clínica y de objetos del fantasma en el sujeto.
Bassols hace una introducción
a los Cap. 18 y 19, encuadrados por J.A.Miller en la parte IV del Seminario y
que lleva por titulo “El campo del Otro, y retorno de la transferencia” . Nos
señala la importancia de los titulos en el Seminario ya que marcan la
significación del texto. Los capitulos 18 y 19 abordan 2 temas o ejes que se
entrecruzan en la enseñanza de Lacan a partir de 1964. Enumera 2 diadas que se
articulan:
Relacion, o no relacion, entre
Ciencia y Psicoanalisis. El Psicoan. no se incluye en la Ciencia pero tampoco
es excluyente. Si se tuviera que incluir sería en las Ciencias del lenguaje, en
las logociencias. Hay una zona de intersección entre ambas y aquí Lacan, a través
del diagrama de Bent y la teoría de los conjuntos, se preguntará cuál es.
Delimitar el campo del sujeto
y el campo del Otro. Estos 2 campos no se incluyen pero tampoco son
excluyentes. Tambien tienen una intersección y Lacan tomará el concepto de transferencia
para ver cuál es esta inersección. Lacan vincula el sujeto con el Otro
(analista).
Estas diadas o parejas que
Lacan elabora y analiza en la transferencia a través de 2 operaciones lógicas:
la alienación y la separación, que se identifican con otras 2 operaciones de la
lógica de conjuntos: unión e intersección y que Lacan reelaborará con su
perspectiva lógica en: y y o. Incluirá tambien las operaciones inclusión y
exclusión, reuniendo finalmente todo este juego de símbolos en su famoso rombo.
Rombo que está entre entre el sujeto y el objeto y que condensa los 4 simbolos
mencionados. Estas relaciones diadicas, insiste Bassols, son variadas y se van
entrecruzando.
A partir de las referencias
filosoficas de Descartes y Hegel, Lacan toma el saber de la ciencia y el
pensamiento que introduce la idea de un sujeto en relacion a un saber. Toma una
novela de R. Queneau para ilustrar ironicamente esto. El sujeto de la ciencia
es un sujeto plácido, que promete felicidad y saber absoluto de las cosas de un
día para otro (la autoconsciencia hegeliana). El sujeto del inconsciente
lacaniano no tiene descanso, trabaja todos los días. No hay plácido domingo
(J.L.Chacon).
La enseñanza de Lacan va a
girar en torno a este elemento: el objeto a, que es el producto de esta
intersección entre el campo del sujeto y el campo del Otro. Un nuevo objeto que
subvierte la propia noción de sujeto. Dentro del proceso de transferencia,
Lacan va a dar más importancia a la lógica que a la dinámica. Y a partir de
esta lógica se pregunta cuál es el sujeto de la experiencia analitica. Este
sujeto no es la persona, el yo,… Es el efecto del lenguaje, pero no sólo basta
con la palabra dicha, condicion necesaria para un psicoanalisis, sino que hace
falta entrar en otra logica, el objeto a.
En este punto, Bassols nos
señala un problema de traducción de la frase francesa (Sujeto al que se supone
un saber)) que es crucial para entender este nuevo concepto lacaniano. De
entrada la transferencia supone un saber al Otro (médico,…), hay un saber que se
supone al sujeto, pero Lacan vá más allá y subraya: el Sujeto que se le supone
al saber. Lo que es supuesto no es el saber, es el Sujeto a un saber. Suponer
un Sujeto al saber (por ej. el sueño me atañe). Lacan cambia la perspectiva de
la transferencia y le supone un Sujeto al propio Inconsciente. La transferencia
no es sólo suponer un saber al analista, es suponer un Sujeto a mi propio
inconsciente. La transferencia funciona como estructura transferencial y no
sólo como fenómeno intersubjetivo. Lacan lo formula así: Sujeto supuesto al
saber (SsS). Y aquí el Sujeto cobra una nueva significación .Este es el Sujeto
lacaniano. Señala el esfuerzo lógico que Lacan hace con la introducción de la
lógica de la unión, la intersección, la exclusión,…y escribir todo este
movimiento del SsS en la trabsferencia. La intersección del objeto a como el
punto nodular de la transferencia.¿Qué sabe el Sujeto en la transferencia ¿ se
pregunta Lacan. Simplemente la significación de lo que yo digo (en el caso de
las neurosis). Así, la transferencia introduce un nuevo amor dirigido no al
analista sino al saber inconsciente. El analista no debe suponer lo que el
sujeto dice y hay que reinterrogar la transferencia.
Todo esto plantea una serie de
temas: los efectos de las terapias psi, la formación analitica, la nocion de
transferencia (Lacan hace aquí una critica a Leclaire y Laplanche ), el deseo
del analista,… Y lacan es excluido de la IPA.
Llegado este punto M. Bassols
concretizará diversos pasajes de estos 2 capitulos.
Respecto al Cap. 18 :
Resalta la importancia que
para Lacan tenía la formación de los analistas (recordemos tambien que en este
Seminario incluye Lacan la formacion de los no analistas).
Diferencia la fenomenologia de
la transferencia de la estructura y hace una critica de las simulaciones en las
que caian los analistas en su tiempo. Si la transferencia incluye 2 personas se
produce un juego de espejos, de imaginarios y ambas se pueden tomar como
sujetos. En este juego no hay salida. En la estructura transferencial sólo hay
un solo Sujeto y no hay simetria , por tanto la contratranferencia no debe ser
la brujula para interpretar (Winnicot). Lacan dice que en el dispositivo
analitico hay un solo Sujeto y el analista está más bien como objeto que causa
un trabajo, un deseo en el sujeto y que causa que el analizante suponga un
sujeto a su saber (un sujeto a su Incons. Sueños , lapsus,..). De la
transferencia entendida como estructura intersubjetiva se pasa a la
transferencia entendida como un vinculo donde el analista está en el lugar de
objeto, objeto a, y el analizante como Sujeto dividido que va a suponer un
saber a su inconsciente. No hay reciprocidad. No hay 2 sujetos. No hay
contratransferencia, como en las reflexiones cartesianas. Si uno se analiza con
su analizante a través de la contratransferencia la cosa puede ir muy mal.
¿Cuándo se hace presente la
estructura transferencial? Cuando el otro se pregunta por el engaño. La
estructura de la transferencia tiene un primer momento: de entrada al analista
se le atribuye un saber, está en posición de sujeto . La dimension objeto del
analista se produce en el momento en que Lacan dice : “es el peligro de que el
analista se deje engañar por él”, Que yo sin saberlo pueda estar engañando al
otro; si el otro se puede estar engañando con lo que yo le estoy diciendo, sin
yo saberlo. Esta torsión que hace Lacan ocurre siempre en un análisis e
introduce la dimension del Deseo del Otro. Aquí vacila la estructura
transferencial
y aparece la dimension
inconsciente de la transferencia, el Sujeto del Inconsciente, especifico del
ser humano.
La estrategia del engaño está
en la naturaleza pero lo propio del ser humano no es engañar al otro para
escapar sino fingir que finge. El doble engaño. Es importante captar esta
torsión.Y esta estrategia sólo puede ser aprehendida desde la posición
femenina. La lógica fálica no finge. La transferencia se feminiza y no se puede
hablar de autentica transferencia hasta que esta torsión del objeto se produce.
Esto produce, en el analisis,
efectos terapeuticos distintos a las terapias psi (sugestion;:? Lacan pasa de
lo inersubjetivo a lo analitico. Es el momento de separacion del objeto, del
objeto a, no del analista.
Lacan toma el ejemplo del
fort-da para apuntalar este paso de la transferencia y ver la lógica de la
separacion. No hay aquí sin ahí; no hay una cosa sin la otra. Solo puedo
constituirme en la medida que me separo de algo. Es un proceso de
automutilación pero que permite simbolizarse como presente y ausente en el
Otro. Para vivir hay que perder y esto se ve en cualquier acto clinico. Este
ejemplo tambien le sirve para llevar el tema placer-displacer a la
transferencia y a la lógica pulsional del sujeto., incidiendo en que no hay
experiencia de placer sin experiencia de displacer. El objeto que causa el
deseo no es el objeto del placer. El deseo nos introduce a una lógica del
fracaso del principio del placer. Cuando hay algo displacentero algo del objeto
a se pone en juego, y hasta que no aparece esto no sabemos nada del deseo del
sujeto, del verdadero objeto de su deseo.
Se pregunta a Bassols sobre la
pulsion del analista. Esta pulsion no es gozar de su posición en el acto
analitico y le está prohibido satisfacerla ahí. Tendrá que gozar de otras
cosas, en otros sitios.En el capitulo 19 Lacan se plantea la relacion entre
interpretacion y transferencia. Tema complejo, pues siempre se decía, y
actualmente tambien, que habia que interpretar la transferencia. Es el mismo
problema visto anteriormente (transferencia y contratransferencia) y en este
capitulo Lacan plantea problemas topologicos, de lugar. Hay que partir de la
idea de que no se puede interpretar sin, en y desde la transferencia, pero el
analista no es algo exterior al sujeto , su lugar está determinado por el
inconsciente del Sujeto y debe calcular el lugar que tiene en la transferencia
para saber dónde el Sujeto recibirá su interpretación.
Enfatiza Bassols que la
interpretación no es algo extrapolable a todos los casos, ni está abierta a
todos lo sentidos, como se enseña en otros espacios. La interpretación tiene un
valor en sí misma y no se puede interpretar desde un supuesto exterior. Por
eso, en cada análisis hay que reinventar.
Esto nos lleva a la cuestion
de la formación de los analistas, que siempre han tendido a identificarse con
su formador y a utilizar en la practica clinica rasgos de éste. Habia en esos
años una teoría general de final de análisis como identificacion con el
analista, originandose una grupalizacion de analistas según el analista que se
tuviera. Lacan insiste en que hay que distanciarse de estos procesos
identificativos inherentes a la transferencia, de este rasgo unario, para poder
interpretar. “El rasgo unario está en el campo del deseo , alli donde hay
relacion entre el sujeto y el Otro”, dice Lacan.La identificación no es la
salida de la transferencia.
Este año 1964, el Lacan que
retomaba a Freud se separa de él, analizando el deseo de éste, y funda una
escuela con otros parámetros, distanciandose de ser el padre ideal y poniendo
el énfasis en el deseo del analista. Es decir, la posición de Freud (deseo del
padre ideal) nos llevaria a la IPA: la posición de Lacan se dirige al deseo del
analista, que se funda en lugar del objeto a (inconsistente e incompleto).
Este capitulo está hecho para
separar el lugar del ideal del yo del lugar objeto de deseo; el lugar del rasgo
unario de la identificación del lugar del objeto causa de deseo.
Lacan hará en estas paginas
una critica a Leclaire y Laplanche sobre la lectura de su enseñanza años antes,
reduciendo a Lacan a lo más lingüista, al de los juegos significantes, etc.
Estos autores, a través de su formula Poordjeli (condensación de
significantes), decian que el inconsciente es la condicion del lenguaje y que
no encontraban distinción entre sgte y sgdo, que se identificaban, que por
tanto un analisis se podia resolver en esta logica sgte y que la interpretación
estaria abierta a todos los sentidos, según arbitrara el analista. Lacan
critica esto y dice: “ La interpretación no está abierta en todos lo sentidos.
No es cualquiera. Es esencial que el sujeto vea , más allá de esta
significación, a qué significante ,.. está sujeto como sujeto”.
La relacion sgte-sgdo no es
arbitraria, como decia Saussure, es una relacion contingente. Hay unas leyes
interna en la lengua para que las palabras adquieran el significado y la
historia que tienen. Lo importante es la relacion de un significante con otro,
para introducir efectos contingentes de significado. Se trataria, dice Lacan,
de aislar un hueso, un sin-sentido, y pone como ej. el caso del Hombre de lo
lobos, de Freud.
Señala que el sujeto no se
deja aprehender por ninguna relacion significante sino que su ser está en el
objeto. Separamos al sujeto de sus identificaciones significantes para
localizarlo en la mirada. Esto nos lleva a la clinica de la neurosis y la
psicosis. Es fundamental que el analista, en la transferencia, está como un
objeto reducible a esa mirada y dese ahí sera recibida su interpretación. Esto
es lo que el analista debe poder calcular en la transferencia.
Aquí hay consecuencias
clinicas importantes, en funcion del lugar que el analista tenga en la
transferencia. Lacan remarcará la diferencia del lugar para el Ideal y el lugar
del objeto, y concluirá Bassols diciendo:” El deseo del analista es el deseo de
obtener la diferencia absoluta entre el lugar del Ideal y el lugar del objeto.
Mostrar que lo que hay es un resto, un objeto no significante, el objeto a”.
Espacio discusión.El
dispositivo analitico nos permite dar diagnosticos e interpretaciones de una
fenomenologia compleja. Y esto sólo se puede hacer desde la singularidad de
cada analista.Sobre el DSM y el tratamiento para todos.
Las demandas transferenciales
en SM y los problemas que presentan en la red asistencial.
Queda por concluir. Epílogo
(Cap. 20)Mercedes Sarubbo
Este seminario se expone a
partir de la excomunión de Lacan de la IPA.
Dicho seminario es dictado en
sustitución de el “ Nombre del padre”. Dentro de estos capítulos se tratará un
tema trascendental que contiene un mensaje encriptado y oculto y que tendrá que
ver con la situación por la que está atravesando el mismo Lacan, al ser
excomulgado.
La gran pregunta hace
referencia a si el psicoanálisis es una impostura. Es entonces, donde Lacan
ubicara al “objeto a”. Si bien es tratado antes en el seminario de la angustia,
es aquí donde lo termina de establecer, y le da el valor en la experiencia
analítica. El valor y la influencia hace que se modifique el concepto sobre la
transferencia y el objetivo de la misma en el tratamiento, e introducirá el concepto
de la liquidación de la transferencia para el trabajo analitico. Es entonces
que aportará insumos de gran trascendencia para el trabajo psicoanalítico, se
cuestionara acerca de la verdad del psicoanálisis así como de la impostura y en
el manejo de la transferencia. Este mensaje encriptado sobre el que trabajara
en este capítulo final, viene dirigido a alguien, pero: ¿a quién o a quienes?
No es arbitrario que se plantee dichas preguntas en el momento en que se
encuentra.
Es entonces, en este punto,
que comienza a hablar de la diferencia existente entre la demanda y la pulsión.
El matema de la pulsión es el sujeto en relación al “objeto a”, con el signo de
alienación y separación, sujeto vacio en la demanda, concepto que ampliara.
“Dice el analizante a su interlocutor el analista: “me entrego a ti, pero ese
don de mi persona se trueque o misterio inexplicablemente en regalo de mi
mierda” El analista será quien reciba esa mierda del analizante. El punto
fundamental se da en el sujeto con un conjunto vacio en relación con esa
demanda que trae a la consulta. Es así que el analizante entrega algo que cobra
el sentido de la demanda, pero ¿qué es lo que demanda verdaderamente el sujeto?
Lacan sostiene que el sujeto no encontrará satisfacción en esos apetitos, y de
ahí parte su postura con respecto a la transferencia y su liquidación y la
demanda y en su satisfaccion en relación a la pulsión, cuestión que ira
develando.
En este seminario se trata un
punto trascendental, dentro de los cuatro conceptos fundamentales del
Psicoanálisis y su agrupación, la IPA, partía de un binomio el cual Lacan
cruza, y que son la transferencia y pulsión, este par que intenta abordar se
encontraba separado en repetición y transferencia y pulsión e inconciente.
En la demanda para que algo de
la pulsión se ponga en juego será a través de la transferencia, en relación al
fantasma de entonces, un sujeto vacio con el objeto. Aquí empieza a descifrar y
dice: “el analista no solo responde al deseo alimentario del sujeto sino que
debe tener tetas” con lo cual hace referencia a que debe entonces no ocupar
solo el lugar de ese objeto, sino que deberá tenerlo, ¿para así satisfacerse?
Para que el sujeto pueda ¿qué? El objetivo surgirá en ver como se llega a ese
final del análisis y de cómo el sujeto viva esa pulsión de ahí en más.
Cita entonces la frase que
bajo ese manto de amor dice: “amo a ti algo más que a ti y por eso te mutilo”
Amo en ti, te amo, el fantasma, y te doy mi mierda. Amo al analista y te doy mi
mierda. Quedará, entonces el “objeto a”, que es lo que se juega para el sujeto
dentro del análisis. Será la transferencia la que se ponga en juego en la
pulsión y donde veremos que el “objeto a” podrá estar actuando como tapón o
causa. Si este objeto sirve como tapón para el sujeto la pulsión quedara oculta
tras ese objeto.
Es entonces que se empieza a
develar lo encriptado. El sujeto llega con su demanda, como en la via hacia la
identificación, pero lo que demanda el sujeto no es la pulsión. El problema
parte en que si en un punto de la transferencia esta se desvía hacia la
identificación y eso es lo que según Lacan no deberíamos dejar que suceda, no
irá entonces el deseo a lo pulsional, que sería su objetivo, ese “objeto a” que
causa el deseo, que existia de tapón, si dirigirá hacia una proliferación a lo
yoico.
Hace referencia a “Psicología
de las masas y análisis del yo” para hacer una comparación. Habla sobre el
final de análisis y su punto de desvío de la transferencia y la demanda. Esta
es la crítica que hace a la ipa, en la promoción de dicho final de análisis. Es
entonces que lo cuestiona fuertemente, es aquí donde dice que se pone en juego
la voz y la mirada. ¿Cuál es el objetivo del analista?, es llevar al analizante
a obtener la diferenciación total entre el ideal del objeto y el “objeto a”,
pero no es lo que se ha hecho, sino que se ha llevado a la identificación desde
la transferencia. El paralelismo que utiliza Lacan para la IPA, es de actuar
como los nazis, y esto ¿por qué? Hace este razonamiento; el objeto que es mío
lo pongo entonces en el exterior, pasa a ser mi ideal y quedan pegados, la
mirada como un objeto y la voz, entonces ocurre la identificación. Mercedes de
Francisco pone el ejemplo de la película “El Dr. Mabuse” y en como las masas lo
seguían, se explica el proceso por el cual han pasado para que suceda, el poner
el objeto en el lugar del ideal del yo.
“Sostengo que ningún sentido
de la historia es capaz de dar cuenta, son muy pocos los sujetos en una captura
monstruosa a una ofrenda de sacrificio a los dioses oscuros” (pag 282)
La excusa será entonces el que
haya un dictador, sin embargo es un fenómeno que trasciende a esto, y es como
se puede ver a las masas ir detrás, el mecanismo por el cual esto se logra.
Dice Lacan: lo que él llama objeto yo lo llamo el “a”, Freud da entonces status
a la hipnosis y la define, donde supone al “objeto a” como tal, con su
significante que es el ideal del yo. Y lo traduce diciendo cuidado con
transformar la práctica en una práctica hipnótica.
Mercedes de Francisco hace una
comparación a los fenómenos de las plazas del 15M. refiriendo de cómo el sujeto
pega el objeto en el exterior y lo convierte en ese ideal del yo, y de los
objetos electronicos y su rol.
¿Qué se debe hacer para que la
demanda no termine entonces en la vía de la identificación? Que le queda al
analista? ¿Cuál es su deseo?
El analista deberá
desprenderse de sus propios ideales, el ideal del bien, etc, y es por eso que
debe atravesar su propia experiencia psicoanalítica. Lacan dice que todo
análisis es didáctico, el ideal por un lado y el objeto por otro. ¿Cómo puede
entonces el sujeto sostener el deseo luego de la experiencia analítica? ¿Cómo
un analista quiere ser tal?, si no es aquel a quien se le entrega la mierda. Lo
anal entonces vinculado al don, pero no debe dejarse engañar por esos objetos a
los que Mercedes de Francisco llama amalgamáticos, no dejarse hipnotizar por
esa mancha, será el signo entonces lo que nos muestre la pulsión del sujeto, un
gesto o matiz, dice. Si quedamos desde el lugar del hipnotizado caeremos en el
peligro de ser hipnotizados. Debemos jugar a eso, pero no hacerlo. Aquí se pone
en juego el deseo del analista. La intervención se dirige, entonces, a
conectarse con la pulsión, ver de ese objeto que es lo que le causa la
satisfacción pulsional. Es por esto que es importante la escucha, la atención
flotante, pero sin dormirse, crítica que les hace a los de la IPA. Hacer que
uno ha sido hipnotizado, jugar a ese juego pero no quedar hipnotizado por el
analizante y así vislumbrar el tapón de el vacío del paciente.
Sucede cuando el sujeto sigue
repitiendo sin querer hacerlo, y se pregunta qué le pasa entonces al sujeto
cuando lo hace. El ideal del yo no se encuadra dentro de eso, no lo puede
cerrar, no lo haría, pero de todas maneras lo hace. Entonces el ideal sobre lo
que quisiera ser se aleja de lo que lo satisface. Diferencia entre el ideal y
el objeto, esto es lo que se pone en juego en el análisis. Lo que el analista
entonces busca es el punto de separación entre el ideal del yo y el objeto “a”,
por lo cual es importante no llevar la transferencia a la identificación, sino
no se cumplirá el objetivo del análisis.
Mercedes de Francisco nos
cuenta la historia de “Jazz hall” e interpreta la historia. De cómo el
personaje se pone en el lugar de mancha, no de la que mira a esa pareja, sino
en un ser de a tres. Es por esto que el analista no debe tener prejuicios con
respecto a cómo ve esa realidad. Es así como la protagonista consigue darse un
ser, no quiere ser mirada por él, él la mira y ve la mancha y se fascina.
Entonces es importante ver qué pulsión se juega ahí, qué pide el sujeto.
El objetivo será entonces no
frustrar la demanda sino no satisfacerla, darle nada, para convertirla en una
demanda de amor.
La IPA llamaría a esto
contratransferencia, mantener el deseo, amor y odio en la intervención sí, pero
no que el analista se convierta en sujeto. Cuando el analista hace algún
imperativo durante el proceso sin pensar en cómo será tomado por el paciente,
aquí utiliza un ejemplo de la transferencia negativa en un caso con una
paciente sobre el cobro de las sesiones a las que no había asistido y la
reacción de la misma al dejarle un sobre con el dinero y no volver.
A partir de aquí se comienza a
trabajar en el epilogo del seminario. Dice;”el amor que en la opinión de
algunos hemos querido degradar, tras engaños, solo puede postularse en ese mas
allá donde para empezar da renuncia a su objeto, esto nos permite en todo
refugio donde puede, también requiere la intervención de ese médium que es la metáfora
paterna, en eso radica la enseñanza del Psicoanálisis, no es que hemos querido
degradar al amor sino hemos mostrado lo que el amor vela y lo que permite en
una relación temperada, para no terminar en quiero algo más que a ti por eso te
mutilo…” (pag 283)
“El deseo del análisis no es
un deseo puro, es el deseo de obtener la diferencia absoluta la que interviene
cuando el sujeto confrontado al significante primordial accede por primera vez
a la posición de la sugestión a eso… solo allí puede surgir la sugestión de un
amor sin límites por estar fuera de los límites de la ley, único lugar donde
puede vivir.”
Se abren las preguntas y se
habla sobre el amor sin límites y el deseo del sujeto. Aquí se aborda el que es
importante dentro del análisis y que implica no quedarse en la metáfora paterna
y sus significaciones sino intentar que se afronte ese significante primordial,
ver a cual se ha sujetado.
En el caso de las psicosis la
dirección de la cura se encuentra en el anudamiento, el cuarto nudo es la metáfora
paterna. Si ya la tenemos encontraremos el síntoma, no será por esta, sino que
uno será capaz de ver ese síntoma, en el caso de las neurosis, aquí se estará
entonces por fuera de esa ley edípica.
El analista escucha pero no
piensa, se despoja de sus fantasmas, dice. Preguntar lo que parece obvio,
porque un significante con un sentido nos aleja del sentido que puede tener
para el mismo sujeto y nos impide llegar a obtener verdaderos hallazgos. Leer
entonces lo que le paciente dice.
Cita y dice; “ no estaría mal,
que se entendiese el leerse adecuadamente entre los que tienen el deber de
interpretar que sea justamente la palabra donde no se lee lo que dice es algo
que sobresalta el analista una vez pasado el momento en que se estima en la
escucha hasta no tener certeza”
Haciendo crítica a los 50
minutos de la IPA, uno escucha entonces no las palabras sino lo que está
escrito, lo que sirva de referente para sus identificaciones.
¿Qué nos pasa en relación al
goce? La religión dice como la prohibición y la filosofía como el pánico, es
por esto que toma el poema como la única manera de decir lo real.
Se cita un poema de Lacan.
Se realiza una pregunta acerca
de la lógica de separación y como se relaciona, a esto se le responde diciendo
que el demandar nada, no un objeto, nada en concreto, el no satisfacerlo será
para que se abra la demanda, no como una demanda de nada sino de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario