lunes, 6 de julio de 2020

SEMINARIO 11 LACAN. LOS CUATRO CONCEPTOS FUNDAMENTALES DEL PSICOANÁLISIS.


SEMINARIO 11 LACAN. LOS CUATRO CONCEPTOS FUNDAMENTALES DEL PSICOANÁLISIS.

M. F. Blanco comentó los 5 primeros capítulos del Seminario 11 dedicados a la excomunión, al inconsciente y a la repetición, situando el Seminario 2 como lugar dedicado al concepto de repetición en la enseñanza de Lacan anterior al Seminario 11.

Tras una primera época en la enseñanza de Lacan dedicada al “retorno a Freud” y a contestar la deriva posfreudiana, con el Seminario 11 se inicia una nueva época que da comienzo con lo que Lacan llamó su “excomunión mayor” de la IPA; la cual situaba su sesión corta como generadora de análisis poco predecibles y poco generalizables; es decir, Lacan era acusado de no generar “psicoanalistas tipo” al modo de la IPA..

Lacan va a ocupar, tras la excomunión una posición de objeto a, de objeto resto; lugar que será después el que designará Lacan como el lugar del analista en la transferencia. Para Lacan la cuestión no es tanto qué es el psicoanálisis sino qué es un psicoanalista, de ahí la importancia del Pase.

El Seminario 11 viene al lugar del “Seminario inexistente”; los conceptos fundamentales del psicoanálisis vienen al lugar (en una operación metafórica) de los Nombres del Padre. Al lugar de lo que queda de religioso, de reverencial al padre (Freud) en el psicoanálisis vienen los conceptos. Pero, los cuatro conceptos no dejan de ser cuatro nombres del padre. Por eso, Lacan, en el mismo momento en que empieza a comentarlos comienza a sustituirlos por los matemas, que ya sí son propiamente lacanianos.

La novedad del Seminario 11 consiste en releer a Freud a partir de lo Real que se aborda en el Seminario a través de los cuatro conceptos. Lacan toma estos conceptos en dos pares (transferencia y repetición / inconsciente y pulsión) e intentará despegar sus términos.

Lo común a los cuatro conceptos es el concepto de inconsciente. Que primero lo presenta como sujeto —sujeto del inconsciente—; después, como repetición —el inconsciente repite—; luego, como emergencia de la transferencia —cuando la define como la puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente—; y luego, en la pulsión, porque al otorgarle su estatuto pulsátil, homólogo al del inconsciente, hace equivaler de alguna manera el funcionamiento pulsátil del inconsciente y el de la pulsión.

En estos cuatro conceptos de Freud se van infiltrando los de Lacan: el objeto a, en el binomio inconsciente/repetición; y la alienación/separación, con transferencia y pulsión.

Lacan rectifica en este Seminario 11 el concepto de inconsciente sostenido en su primera enseñanza. Ya no se trata de un universo simbólico que lo gobierna todo, del discurso del Otro vinculado a la deuda simbólica, a los pecados del padre, del psicoanálisis, todo él, en el campo del lenguaje. Ahora Lacan separa la causa de la ley (de la determinación significante). En el orden de la causa hay algo que cojea, en su lugar aparece lo no realizado, cercano a lo que Freud llamó el “ombligo del sueño”.

El inconsciente ya no se sitúa tanto del lado del sujeto alienado a su historia, del sujeto de la diacronía sino del lado de la discontinuidad, de lo que aparece con carácter evanescente en las formaciones del inconsciente. Como el propio lacan dice: “el inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un real, real que puede muy bien, por su parte, no estar determinado.” “Hay que situar al inconsciente en la dimensión de una sincronía [...] se trata siempre del sujeto en tanto que indeterminado.”. El inconsciente que le va a interesar a Lacan, en este momento, es el que le obliga a la suposición de un sujeto, porque le interesa diferenciar inconsciente y sujeto del inconsciente. Lacan sitúa la hiancia del inconsciente como pre-ontológica, no es ser ni no-ser, es no-realizado. El inconsciente no tiene un carácter óntico sino ético; no es tanto un ser como un querer ser.

La consecuencia para la práctica analítica de este carácter evanescente del inconsciente es que la técnica debe adaptarse a ese estatuto discontinuo del inconsciente. Se correspondería con esto un cambio en la concepción del tiempo de la sesión que acoja el instante, la sorpresa, la discontinuidad. Se precisa de una interpretación que copie el estilo del inconsciente: que genere la sorpresa, el acontecimiento imprevisto.

En la cura el trabajo sobre la historia anda hasta cierto límite. Ese límite es lo Real.

Hay también consecuencias en la concepción del fin de análisis donde la certeza de ese fin no se va a obtener de la indeterminación del sujeto del inconsciente que haría el análisis interminable.

Respecto al par transferencia y repetición Lacan se separa de la IPA que hacía equivalentes ambos conceptos. La repetición es analizable, la transferencia, no. Extrae la transferencia del plano imaginario para ubicarlo en el plano simbólico como regresión a los significantes primarios de la demanda del sujeto.

La transferencia no es repetición, y hay que ligarla al tiempo y a su manejo, porque la repetición no conoce el tiempo y hay que hacérselo conocer. La transferencia hace conocer el tiempo a la repetición, por eso hay que utilizar la transferencia contra la repetición; y el tiempo de la sesión contra la duración eterna de la repetición.

Freud supuso un sujeto a las formaciones del inconsciente, Lacan articuló la transferencia como sujeto supuesto al saber y tradujo como sujeto el “Ich” de la sentencia freudiana “Wo es war soll ich werden”. Se trata del sujeto del inconsciente que se produce en la cura que transcurre bajo transferencia cuyo significante es un significante cualquiera que no es cualquier significante sino un significante particular del sujeto, conectado con su goce y alojado en el lugar del analista.

El significante de la transferencia es el síntoma en tanto analítico, en tanto el sujeto se pregunta por el significado de lo que le pasa. Es decir, todo síntoma analítico supone una pre-interpretación del sujeto, del síntoma. El significante de la transferencia, el síntoma, se articula a un significante cualquiera que es el significante del analista; es decir, la elección del analista es siempre sintomática por eso, dice Lacan, “el analista debe estar disponible para prestar su nombre, a ser reducido a ese significante cualquiera para el analizante”. Por eso cae, al final del análisis, el analista de esa posición, porque en realidad la caída se corresponde con la asunción del sujeto de su ser de goce fundamental.

En el Seminario 11 la repetición no es el retorno de los signos como en el Seminario 2, sino que es lo Real lo que vuelve siempre al mismo lugar. La repetición intenta capturar algo que siempre escapa: precisamente la causa de la repetición misma; es decir, el significante no metaboliza todo el goce. El no cesa de escribirse de la repetición está causado por lo que no se inscribe en el significante de lo Real. Cuando decimos que el trauma es un hecho sin dicho, nos referimos a esto. La causa de la repetición es lo real. Lo real hay que buscarlo más allá del fantasma porque el fantasma protege de lo real, lo apantalla. En realidad el fantasma es una terapéutica del trauma.

El Automaton sería la repetición que siempre encuentra lo mismo para quedar a resguardo de lo Real. La Tyche por el contrario sería el encuentro con lo Real. Es entre estos dos conceptos aristotélicos de uso lacaniano que puede entenderse que la repetición exige lo nuevo.

A la luz de esto el objetivo de la interpretación no puede ser añadir sentido, tiene que estar del lado del corte, sería provocar la Tyche en el acto analítico, permitir un encuentro que no sea repetición; por eso el buen manejo de la transferencia trabaja contra la repetición.

La transferencia, aliada de la pulsión, intenta conocer el tiempo desconocido de la repetición; y el inconsciente mismo sería una defensa frente a lo real. El inconsciente mismo es un intento de mentir lo real, viene al lugar de ese real como imposible, el inconsciente es la forma de mentirse el sujeto sobre ese punto, y como siempre se miente de la misma manera, repite. Confundir repetición y transferencia tiene consecuencias clínicas muy graves. Éste sería justamente el nudo clínico del Seminario 11.

Lacan transita de un sujeto como sujeto del inconsciente a un acento puesto en el lazo con la pulsión. Al final del Seminario 11 hay una teoría del final de análisis: el deseo del analista separado del Ideal y el fin de análisis como una nueva alianza con la pulsión.
La mirada como objeto a minúscula (Cap. 6 a 9)     

Ynma Nieto

Vicens recordó en primer lugar el momento histórico en que Lacan imparte este Seminario , el de inicio de una Escuela donde, a diferencia de la sociedad o la academia, lo importante es la transmisión, no solo para el momento actual sino para generaciones.
Seminario al que acuden por primera vez jóvenes, como J.A. Miller quien hizo a Lacan su primera pregunta, a quien no ha dejado de preguntarle, extrayendo las respuestas, a partir de que lacan ya no está, de los seminarios y los textos.

En estos capítulos se trata el tema de la pulsión visual.
Freud definió dos objetos: oral y anal, pero otros objetos están presentes en sus textos: la mirada(Freud intenta responder al enigma de la diferencia de sexos y lo hace en términos visuales) y la voz (al hablar del superyo, hecho de voces).
Lacan, en “Subversión del sujeto…” propone una serie de objetos a partir de la clínica de la perversión, pero también de los fantasmas perversos de los neuróticos. En “Posición del inconsciente…” condensa esta lista en cuatro objetos: son objetos de una cualidad especial, de una cualidad negativa: no hay nada a lo que el objeto responda.

Aquí tenemos la aparición del objeto a:

- que es uno y múltiple
- que no responde al esquema sujeto-objeto
- que son objetos que contienen en ellos mismos la lógica de su pérdida

Para deducir el goce de un sujeto es fundamental construir cual es su relación con los objetos a. El aporte clínico de este seminario es este: hay cuatro objetos fundamentales y esos objetos redescriben lo que Freud llamaba la pulsión y le da una forma lógica más adecuada a nuestros tiempos y a la transmisión de una Escuela: la Escuela de la Causa Freudiana se fundó a partir de esos objetos.
Fue objeto de trabajo en esa Escuela:
-Los cuatro conceptos fundamentales
-El objeto a
-Las dos funciones lógicas: alienación y separación, que sitúan la clínica
analítica.

El objeto mirada

Referido a una pulsión de la que Freud no habla directamente pero está muy presente en su obra: la pulsión visual.
Lacan había tomado este tema de lo visual desde el punto de vista de lo imaginario: en los seminarios anteriores aparece una complicada elaboración de lo que presentó como el estadio del espejo, a partir de una forma de goce visual que resulta un acontecimiento verdadero en la historia de un sujeto, una imagen en el espejo que es la que intercambiamos en el discurso social.

También estudió Lacan la cuestión visual en los fenómenos del mimetismo animal aprovechando el desarrollo de la etología en los años 50.
Pero en este seminario hay un viraje, va mucho más allá en el estudio del campo de lo visual en el registro de lo simbólico (con la geometrización a la que llevan los desarrollos del estadio del espejo) o de lo imaginario: la lección del seminario XI es que hemos de acostumbrarnos a tomar el objeto a en el registro de lo real.
En el objeto a están los tres registros y esto lo hace algo singular-

Lacan prosigue a partir del punto donde Freud se quedó en el sueño “padre no ves que estoy ardiendo”, en el cap VII de la Interpretación de los sueños Freud describe el inconsciente como un aparato visual intentando ir más allá de lo que llamamos el inconsciente transferencial- este sueño es tan real que no se puede analizar, no necesita ser analizado y sin embargo por ese hecho hay el enigma de la paternidad: ¿qué es un padre? Es la pregunta que toma Lacan y sobre la que construye todo este Seminario y, de algún modo, cada uno de los objetos a es un Nombre del Padre (NP) y cada uno de los 4 conceptos es un NP.

A.Vicens articula y reordena estas lecciones en una serie de puntos:

1º punto: la separación del ojo (órgano) y la mirada (función). Y recurre a la pintura abstracta que muestra cómo el ojo no está aquí a la altura de la mirada que es la convocada por esa pintura.
Lacan desarrolla varios principios que se desprenden de esta separación:

La mirada es anterior a la visión (es la lección de Merleau Ponty)
La mirada no está en los sujetos sino en los objetos “soy mirado por el mundo”. El fenómeno del mimetismo animal se sitúa allí (el animal no se camufla para eludir una mirada de un depredador sino para convertirse él en mirada, se adapta al mundo en tanto que el mundo mira, de ahí los ocelos)
Puedo verme- el mundo está lleno de espejos, pero hay un punto de imposibilidad (es la castración, el punto donde está la angustia, el punto del NP que es una imposibilidad “es imposible verse verse”, Lacan lo califica incluso de punto de aniquilamiento de la mirada, nunca nos escondemos de ese mundo que es todo él mirada.

La visión surge como un modo de evitar esa mirada: “tenemos ojos para no ver, algo que nunca veremos”

2º punto: La Perspectiva sitúa al sujeto en una Geometría (toda la pintura del Renacimiento es una exploración del espacio geométrico, el Barroco es más complicado: nadie ha encontrado aún el punto de fuga de las Meninas de Velazquez). El sujeto que nos interesa es más el del Barroco, que no intenta atrapar al sujeto como punto geométrico sino como sujeto gozante: el sujeto y el objeto se confunden en el goce.

3º punto: El psicoanálisis es un arte de tratamiento de los restos.
Lo que interesa al psicoanálisis es lo que desborda la geometrización de la mirada: las manchas de color, la luz.
El inconsciente no es geométrico.

Finalmente A. Vicens tomó la Alhambra para hablar de la mirada ( a partir del libro de Dario Cabanelas: El techo del salón de Comares en la Alhambra) intentando de este modo excluirse de la mirada de la Alhambra y preguntarse por la política a partir del objeto a, apuntando más allá de la geometría – el objeto a como fragmento de goce: lo singular e intransmisible del objeto a que es en lo que nosotros trabajamos.
El objeto a se transmite poniendo en juego el propio objeto a que yo soy.
Para la transmisión del psicoanálisis hace falta la transferencia, me instalo yo mismo en la transferencia para hablar del objeto a. El objeto a está ligado a esa transferencia donde el saber está siempre.
La transferencia y la pulsión (I) (Cap. 10 a 11)     

Olga Mataran

Lacan, después de dar una definición inédita del inconsciente y de la repetición, se interesa por el tercer concepto en juego en éste Seminario: la transferencia. Se trata de salvar los adelantos del descubrimiento freudiano, olvidados con la práctica de los post- freudianos.
En el contexto político, Lacan es excluido de la comunidad analítica internacional, un drama subjetivo del que saldrá triunfante, funda la escuela freudiana de París y propone el Seminario Los 4 conceptos fundamentales del Psicoanálisis. Emerge un Lacan despegado de Freud, por lo que necesita reformular algunos conceptos.
En cuanto a la transferencia lo que cuenta es la función que hay en una praxis, entendiendo praxis como acción que pretende un resultado. En el Seminario VIII, Lacan ya se había interesado por la transferencia desde el punto de vista fenomenológico, en el S. XI la diferencia es radical, se trata de un objeto que ha cambiado de estatuto, adquiriendo un valor de real: el objeto a bajo la forma del objeto pulsional. Éste objeto a es la única invención reivindicada por Lacan como suya y no es especularizable (esquema de Bouasse). En éste Seminario, está más presente la dimensión real de la transferencia.
Vamos a ver como articula Lacan la transferencia y el objeto a, con el fin de dar una nueva e inédita definición de la transferencia.

Críticas a la IPA. Lacan parte de una pregunta básica ¿Qué es la transferencia?, para lo cual empieza diciendo lo que la transferencia no es. Pone en cuestión las ideas de la Doxa ipaista. Los post- freudianos reducen la transferencia a una relación de objeto con el analista (identificación con él para pasar a la práctica analítica), tesis que Lacan refuta por tratarse de una identificación imaginaria (lógica que pertenece a la psicología pero no al psicoanálisis). Lacan denuncia la confusión entre la instancia del Sujeto y el Yo, ya que el Sujeto lacaniano se define a partir de los significantes que lo fundan. La única relación válida para un Sujeto es la relación con lo que Lacan llama el objeto interno. Lacan sostiene que transferencia y repetición deben confundirse y hace una crítica a la concepción lógico positivista sobre la transferencia al final del análisis: la verdad alojada en el lugar de Sujeto Supuesto Saber que encarna el analista, no le permite concebir la caída del Sujeto Supuesto Saber como momento terminal de la cura. Hablemos pues de qué propone Lacan como concepto inédito de transferencia.

Presencia del analista y realidad sexual. La preocupación de Lacan es encontrar una fórmula de la transferencia coherente con los conceptos de inconsciente, repetición y pulsión. Freud en 1909 subraya un primer lazo entre transferencia e inconsciente: la transferencia no siempre es aliada de la cura: es la transferencia como resistencia. Cuando el analizante se instala en el silencio, la asociación libre y la rememoración se paran. Para Freud, ésta interrupción del trabajo significante de la cura corresponde al surgimiento de una representación pulsional ligada a la persona del analista. ¿Qué es lo que hace resistencia? ¿Por qué el Sujeto se ve impedido de realizarse a través de la palabra por el hecho mismo de la transferencia?, ¿Cómo Lacan explica esto? En el Seminario XI para nombrar la causa del sujeto del inconsciente hay dos aspectos: la causalidad significante y la causación del sujeto por el objeto. Este Seminario introduce la pulsión en el concepto del inconsciente, y la pulsión no es un material significante. La pulsión surge en el dispositivo analítico anudándose a la transferencia: es el inconsciente como discurso del Otro y como lugar de los significantes dónde circula el deseo. Eso es el inconsciente freudiano. El Sujeto no es el individuo viviente, ni la persona, el Sujeto es un efecto del significante articulado. Lacan tiene la llave de la nueva definición del inconsciente: una pulsación temporal dónde alternan apertura y cierre. Y ¿Qué es lo que cierra el campo del inconsciente? Es la transferencia. Con una concepción así de la transferencia el inconsciente ya no es más un desarrollo infinito de significantes librando al Sujeto a la indeterminación. La transferencia aporta un límite que pone término a la indeterminación del Sujeto. La indeterminación es el Sujeto que no sabe quien es él, no sabe lo que quiere: está afectado por la “falta en ser”. Digamos que la transferencia da una ganancia de ser. He ahí porqué Lacan sitúa por un lado el amor y el odio, dos efectos de la transferencia como “pasiones del ser”, a las cuales añadirá la ignorancia. Esta concepción lacaniana de la transferencia tiene consecuencias prácticas: por un lado, no podemos tranquilizarnos diciendo que todo es, por parte del analizante un error de conexión, de dirección. Por otro lado, si la transferencia se concibe como una consecuencia espontánea del diálogo analítico, entonces el analista no es responsable de lo que pasa. Por el contrario, Lacan piensa que el analista es responsable del color de la transferencia, porque él es mejor sujeto supuesto saber que el analizante sobre la realidad que está en juego en la transferencia, la realidad sexual y pulsional. Por eso hay una asimetría de las posiciones en ese vínculo entre el analizante y el analista.

Mentira y verdad. La realidad pulsional toma la delantera sobre el lugar de la verdad: Lacan responde a los analistas de la IPA que la realidad de la cual el analista debe ocuparse es la realidad sexual del inconsciente. La verdad queda en segundo lugar; en otras palabras, la verdad del deseo pierde su primer lugar en provecho de lo que llegará a ser lo real, un saber sobre lo real de la pulsión. Esto plantea el problema del porvenir de la verdad. Lacan no está de acuerdo en reducir la práctica analítica a una investigación de una verdad escondida, pone en cuestión la noción de verdad. La cuestión es saber qué es lo que pasa cuando el mentiroso dice “yo miento”, éste ejemplo muestra hasta que punto la palabra es embustera. Es uno de los avatares del significante. Con la palabra, dice Lacan, el Sujeto se aventura por un camino de engaños. Lacan soluciona la paradoja del “Yo miento” diferenciando enunciado y enunciación. Invita a distinguir el Yo del enunciado que acompaña a toda demanda articulada, y el Yo de la enunciación, que es un Yo del deseo, un Yo que no se pronuncia como tal: es el Yo del sujeto del inconsciente escondido detrás del Yo del enunciado. Por eso Lacan dice que el analizante no desea lo que pide y no pide lo que desea. Deseo y demanda no se sitúan en el mismo plano. Cuando el Sujeto habla, miente sobre su deseo inconsciente aunque él no lo sepa. En el corazón del “Yo miento” hay a veces un “tu dices la verdad” que le devuelve el analista con su interpretación. El mismo esquema con el síntoma como protón pseudos freudiano: es un primer engaño, pues oculta una verdad enmascarada y es necesario pasar por la experiencia engañosa de la transferencia para abrir un acceso a la verdad. La identificación no es la identidad: ¿Qué ser tenemos detrás de las máscaras identificadoras?, ese ser. ¿lo puedo conseguir a partir de un “yo pienso”?, Lacan nos dice que no, ya que cuanto más apuesto por el pensamiento más dudo. El Sujeto de la duda no es otra cosa que el Sujeto dividido, barrado. El Sujeto lacaniano busca su certeza pero no la encuentra en el universo significante, ¿dónde la halla?, el Sujeto al cortar con la alienación significante puede separarse del objeto a: el analista se hace semblante del objeto a.

Abertura y cierre. El inconsciente significante se cierra cuando surge la realidad sexual debido a la presencia del analista. Lacan usa dos alegorías para explicar esta dialéctica:

“La bella detrás de los postigos”. Los postigos representan la realidad sexual del inconsciente. Este inconsciente significante es el discurso del otro a la espera de apropiación subjetiva. El inconsciente está fuera: ya que es constituido al inicio por el deseo del otro. La bella sería el Sujeto en tanto pura suposición y que aún no ha encontrado el saber inconsciente. La idea de Lacan es abrir los postigos para que el inconsciente pueda ir al encuentro del Sujeto. No es el Sujeto quien sale, sino el inconsciente quien entra. ¿Cómo se abren los postigos? El analista situado fuera de la casa hace alianza con el inconsciente como discurso del Otro. Gracias al acto interpretativo el analista abre los postigos.
Esquema de la nasa. El inconsciente está en el exterior y tiene que entrar en la nasa para realizarse: en el momento que sacamos la nasa para ver que hemos pescado, tiene que estar cerrada por el objeto a, que constituye la presencia del analista. En la nasa siempre hay un pez ausente: el sujeto no encuentra su ser. Uno acaba por darse cuenta que “nuestro yo” no existe. A partir de ahí mi ser aparece cono un lugar vacío dónde falta algo, hay coloco el objeto pulsional a, que, al no ser significante se convierte en el tapón que cierra la nasa y separa el sujeto del significante. Es el analista quién tendrá que quitar el tapón transferencial gracias al acto analítico.

Para concluir:

Con estas alegorías Lacan empieza a describir las operaciones de alienación y separación.
El objeto pulsional que designa mi ser es él mismo un vacío dibujado por el trayecto de la pulsión.
La causa que el psicoanálisis debe cernir debe ser concebida como una causa perdida, que es la única forma de esperar ganarla.
No olvidar que lo real como pérdida, como agujero está en el centro del inconsciente, de la neurosis, del sufrimiento. Está en el centro de la causalidad.
La transferencia como cierre es la única manera de traer la pulsión a la escena analítica.
El objetivo es el fin de la cura analítica y el único medio de transmitir el deseo del analista y de la práctica que se desprende. Por eso tres años más tarde, Lacan inventa el dispositivo del pase.
La transferencia y la pulsión (II) (Cap. 12 a 15)    

Francisco Zafra

Hebe comenzó contándonos sobre el método de trabajo utilizado para abordar los capítulos de este seminario. Ella parte de dos textos que usa como guía. Se trata de:
-Los paradigmas del goce. Capítulos XIII y XIV del seminario de J. A. Miller “La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica”.
-“Nuevas inquisiciones clínicas”, de J. A. Miller, publicado en Caracas, 1999, en la revista Entredichos.
En este último texto JAM subtitula a este Seminario 11 de Lacan como “Lo abrupto de lo real”. Traduciendo la experiencia de lo real en la cura. No se trata de la experiencia vivida como dialéctica, si no de la experiencia vivida como algo inasimilable.
En el momento de crisis por la denominada “excomunión”, Lacan se pregunta desde una posición ética en qué está él autorizado. Ese es el inicio del seminario.
La crisis no es ocasión para una síntesis, que sólo sirve para tapar el agujero en juego, sino justamente para esclarecer el abrupto de lo real, el tropiezo de lo real (pag. 174). Y por eso elabora una segunda teoría de la repetición, la repetición significante antes, y ahora la repetición como tropiezo.
Hay que tener presente que en este momento de su enseñanza, para Lacan lo real es el objeto a, aunque luego esto cambiará a partir de los años 70: el objeto a será un semblante, y lo real será un real sin ley, como dirá en el Seminario 23.
La transferencia devendrá puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente, puesta en acto quiere decir que ante el enigma del analista afloren las respuestas fantasmáticas del analizante. Esta realización del inconsciente viene de algo que ya dice en el Seminario X: el síntoma se diferencia del acting out, porque el síntoma llama a la interpretación.
Pero el síntoma es autista. Por tanto, el síntoma no es un mensaje. Si algo que es autista puede vestirse a la manera de un mensaje es mediante la intervención de otro, por eso es fundamental la presencia de un analista, ya que el inconsciente no es sin el otro, como dice Lacan. Eso hace que la transferencia no pueda encerrarse en la mera repetición.
Para trabajar la transferencia, Lacan la aborda por el lado de las dificultades que ésta impone al analista. De ahí el abordaje desde una perspectiva histórica.
Hannah Arendt decía: frente a una crisis no podemos reproducir esquemas viejos, ya que si no producimos una catástrofe. Lacan, ya en su obra “La dirección de la cura” dice que hacemos la crítica como “balizas para señalizar la ruta”, para estar advertidos de la posibilidad de las desviaciones, es por tanto, una crítica desde una dimensión ética. Ya que el analista no es independiente del concepto que tenga del inconsciente. El concepto del inconsciente como algo del orden de lo no realizado que necesita de la interpretación del analista para existir como tal, y que la posición que el analista tome puede hacer que la hiancia de lo pulsatil se cierre, y que sería función del analista hacer posible esa apertura.
En el capítulo XII se plantea la cuestión de que la realidad del inconsciente es sexual. El inconsciente estructurado como un lenguaje necesita de algo que circule bajo la cadena significante. La transferencia no es la puesta en acto de la ilusión de una identificación alienante, sino la puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente.
A este punto del recorrido de Lacan, JAM lo denomina del goce normal, se trata del goce fragmentado en objetos a. El goce pulsional realiza la integración y transgresión. En el paradigma anterior el goce se alcanza por transgresión, Seminario 7.
Se plantea una nueva alianza entre el significante y el goce a través de la alienación y de la separación. El inconsciente ordenado como una cadena significante tiene otra cara, la cara de la discontinuidad, se trata de la idea de borde. Por eso cuando dice lo de apertura y cierre del inconsciente está en juego esta idea de borde; homogeniza el inconsciente como una zona erógena: para eso pone el ejemplo de la laminilla de la pag. 207.
En este sentido hay continuidad de estructura entre el inconsciente y el funcionamiento de la pulsión y aparece la cuestión del cuerpo. Hay que recordad aquí el estadío del espejo; hay algo que no es especularizable.
¿Cómo entender que el objeto es un vacío? para esto toma el esquema de la vasija y la libido entonces aparece como un órgano y matriz de los objetos perdidos. El objeto a es un elemento de goce, funciona como mediación entre la cosa y el otro. La función del objeto a señala la afinidad entre los enigmas de la sexualidad y el juego significante.
No sólo se trata de la crítica a Jung, sino también de la crítica a la hermenéutica.
Si la hermenéutica trata de las teorías de la interpretación, ¿cuál es la diferencia con el psicoanálisis? En la pag. 160 también hará una crítica a Ricoeur. La hermenéutica lo que hace es una infinitización de la interpretación, del lado significante siempre se puede añadir un significante más. Freud ubica un punto de detención en la interpretación como es el ombligo del sueño, la interpretación no puede infinitizarse y eso es lo que hace la hermenéutica, añadir sentidos. Pero la realidad sexual del inconsciente hace de límite. Es la crítica realizada por la vía del resto metonímico.
Por eso dice que el peso de la realidad sexual se inscribe en la transferencia, ya que es por la transferencia que se realiza el inconsciente, pag. 161.
Por eso es que no todo es interpretable y que el análisis no se termina por una interpretación maravillosa.
En el campo de la demanda se presentifica la discontinuidad del inconsciente, lo pulsatil con la cuestión sexual.
A partir de la posición del deseo del analista en la transferencia y en concreto en el análisis de los post freudianos, en lo que ellos esperaban de sus pacientes, Lacan va analizando la posición de estos, encontrando desde posiciones divinas hasta posiciones maternales, etc.
Se trata de la historia del deseo de los analistas y de las marcas que dejaron en la historia del psicoanálisis.
Lo que tenemos entre manos es el trabajo que Lacan hace con la pulsión.
¿Por qué cuatro conceptos y no más? ¿Cuál es la definición que Lacan da al inicio del seminario y la que da en la pag. 170? Si este concepto, pulsión, permanece es porque traza su definición en la vía de lo real que se ha de penetrar. Después, ya en el Seminario XX dirá que lo real se interpela por la vía del semblante. Por ahora utiliza el término ficción, que remite a Bentham. No se trata de un modelo, que estaría del lado de lo imaginario.
El tema de la pulsión es formulada como el goce, a partir de la pulsión de vida y pulsión de muerte en Freud. Pero va a decir también que la pulsión es un montaje, ya que como dijo Freud, la pulsión no trae el objeto fijado. Idea que viene de Kant. Para Kant el animal trae al nacer un plan de conducta prefijado por el instinto y el ser humano no, por tanto tendrá que fijar su plan de conducta en la relación con el otro: se trataría del imperativo categórico.
Por tanto, ésta fijación implica un montaje. En este montaje está en juego la satisfacción.
En la pag. 173 pone en juego el asunto de la satisfacción. Los pacientes no están satisfechos con lo que son, pero los síntomas tienen que ver con la satisfacción. Hay una contradicción en la satisfacción. El paciente sufre de su malestar, pero hay algo en ese malestar que contenta al paciente. ¿Cómo es que el ser humano puede trabajar contra sí mismo? Aquello que los pacientes satisfacen por la vía del displacer es al fin y al cabo la ley del placer. Lo que ocurre es que para una satisfacción de ésta índole se pena demasiado.
¿Qué haría en este asunto el psicoanalista? El estado de satisfacción hay que rectificarlo a nivel de la pulsión, así es para Lacan en este momento de su trayectoria. No es el borrado de la satisfacción, sino una modificación de este penar de más.
La paradoja de la satisfacción nos remite a la categoría de lo imposible. El camino del sujeto pasa entre dos murallas de imposibles: la sexualidad en los desfiladeros del significante. Imposible que no se entiende como opuesto a lo posible, sino que se entiende lo real como lo imposible. Se trata del tropiezo de lo real. Lo real como el obstáculo al principio del placer. El echo de que las cosas no se acomodan de inmediato. Lo real es el objeto a por el hecho de su des-sexualización.
Hebe pasa entonces a explicar la cuestión de la zona erógena y el borde. Lo que define una zona erógena es su estructura de borde. En las páginas 71 y 72 ya aparece el tema del borde y del desarrollo libidinal, haciendo una crítica a los estadios evolutivos.
El borde es lo pulsatil, lo que se abre y se cierra. Y la definición del inconsciente en este seminario se homologa al funcionamiento de la zona erógena.
Las perspectivas teleológicas, finalistas, sobre la sexualidad... la famosa genitalidad no tienen nada que ver con la idea del objeto a. Por eso dice Lacan que la pulsión si se parece a algo es a un montaje que se presenta como algo sin ton ni son, sería como un colage surrealista, el desmontaje de la pulsión no sería sino la cuestión de la rectificación de la satisfacción pulsional.
Respecto a la pulsión parcial y su circuito, del cap. XIV, Lacan remite a un texto de Freud, Las pulsiones y su destino. En la pag. 183 dice que la pulsión es el montaje a través del cual la sexualidad participa en la vida psíquica, y de una manera que tiene que conformarse con la estructura de hiancia característica del inconsciente.
La pulsión puede satisfacerse sin alcanzar su finalidad biológica. Por eso, por ejemplo, no hay alimento alguno que satisfaga la pulsión oral, a no ser contorneando el objeto que eternamente falta. Esa falta, ese vacío puede ser ocupado por un objeto cualquiera.
El capitulo termina con la pregunta de Miller y la respuesta sobre la dimensión acéfala de la pulsión que se puede ver muy bien en la compulsión.
Del cap. XV Hebe señala que la integración de la sexualidad a la dialéctica del deseo requiere que entre en cuestión algo del cuerpo, que podríamos designar con el nombre del aparejo. Aparece también otro punto, que es el tema del amor, aunque no queda definitivamente trabajado. Para Freud el amor solo puede considerarse como pasión sexual. Y Lacan hace la crítica al autoerotismo, señalando que hay objeto desde el inicio.
Termina el capítulo haciendo referencia a su propio mito, que es el de la laminilla, que enlace la pulsión con la dimensión de lo perdido
Ante las preguntas sobre la satisfacción Hebe dijo que Lacan plantea un fin de análisis como rectificación de la satisfacción pulsional, aunque en la última enseñanza dice que el análisis termina en un incurable, en un saber hacer con eso de otra manera. Un sujeto responsable de esa satisfacción. Se trata de un final ético del análisis.
A la pregunta sobre el penar y el rigor en el sufrimiento, Hebe acude al trabajo de Freud sobre las histéricas en su clínica, el síntoma en estos casos aparecía como transacción, algo como lo evitado y rechazado estaba ahí. Lacan también añade que hay ahí algo de lo inadecuado en el ser humano, Freud acude al Edipo, a un padre que impide gozar, Lacan dice que el Edipo imaginariza un goce, pero la cuestión de la castración está en juego, el goce es pulsatil, la cuestión es lo que hace el sujeto con eso.
En la conversación, Hebe comentó la particularidad de este seminario en el sentido de la búsqueda que Lacan lleva a cabo en estos momentos de su recorrido, así como también que se debe tener en cuenta el hecho de las cuestiones paralelas que pueden surgir en el estudio de cualquier seminario con la filosofía, o la hermenéutica en este caso, la crítica a la psicología, a los post freudianos...
Sobre la continuidad en el desarrollo infantil, y su aspecto con respecto a las posibles etapas del mismo, Hebe habló del matrimonio desafortunado entre Freud y Piaget, que podrían llevar a una especulación respecto a la idea de una maduración natural, armónica, o biológica.
Lo difícil de entender es que la naturaleza del ser humano no es tal, el lenguaje perturba incluso a la misma llamada naturaleza, y Lacan muestra el caso de los psicólogos de la conducta animal. Lo natural para el ser humano es este mundo del Otro, del lenguaje, de lo pulsional. Lo que tendríamos es una imaginarización del mundo natural en la que debería haber una armonía.
Ante explicaciones antropológicas o sociológicas del comportamiento humano el psicoanálisis acoge como esencial la relación con el otro, ahí aparece el sujeto humano. Lo primero que hay es un otro que da una significación al viviente que acaba de nacer. Lo que hacen las posturas biologicistas es dar un salto del mapa genético al psiquismo, con lo que esto implica sobre la posibilidad de caer en posiciones totalitarias; se ha visto a lo largo de la historia, el ejemplo es Lombroso, la eugenesia o incluso el higienismo. El racismo se ha sostenido en esas cuestiones. Es el riesgo de pensar que el sujeto es reflejo de lo orgánico.
Lo que hace en gran parte diferente al ser humano de los animales es que en estos no está el objeto de la pulsión. Por eso Freud habla de pulsión y no de instinto. Es en el instinto de los animales donde sí hay un objeto fijado para cada especie. En cada ser humano el objeto se fijó dentro de su contingencia particular, y una vez que se fijó es cuando deviene necesario. Aún en estas circunstancias dadas, se da lo que Freud llamó elección de objeto, que no es una elección consciente, pero que en ella participa la responsabilidad del sujeto.
El campo del Otro y el retorno de la transferencia (I)(Cap. 16 y 17) 

Ynmaculada Nieto

Alemán se acercó a estos capítulos como si se tratara de una primera lectura para posibilitar el encuentro con algo nuevo en el texto.

Cap. XVI: El sujeto y el Otro: la alienación , Alemán siguió el texto para ver que preguntas surgían.

La relación entre el ser viviente y el sujeto articulado en los significantes lo reconoció Lacan, en el capítulo anterior, como una carencia de su discurso, ¿de qué carencia se trata? Eso concierne a estos dos capítulos, cómo se articulan el campo pulsional y a la vez los lugares de articulación del sujeto con respecto a la cadena significante, a lo simbólico, al campo del Otro. En el mismo Freud está también esta división, es un problema epistemológico fundamental: cómo se articula el mundo pulsional, al que consideramos real con el mundo en el que el sujeto se constituye en el orden simbólico, cómo se injerta algo del orden pulsional con algo que tiene que ver con el orden significante. Se puede admitir que son dos órdenes heterogeneos ¿cómo articularlos? En este punto hay disensiones con Lacan, entre los defensores de la dinámica y los defensores de la estructura ( el lenguaje). Estos dos capítulos son uno de los intentos de reapropiarse de los conceptos freudianos interviniendo sobre ellos estableciendo un nuevo orden y va a tratar ( en una de sus tantas elaboraciones al respecto) de afrontar este problema mediante los conceptos de alienación y separación. Va a demostrar que estos dos ámbitos heterogeneos están articulados, y el problema de cómo intervenir por la vía del significante en la pulsión, que atraviesa toda su enseñanza, tiene en estos capítulos la elaboración de dos operaciones: alienación y separación. El sujeto surge en el campo del Otro, el inconsciente es el discurso del Otro, el significante representa a un sujeto para otro significante, son tres variaciones sobre el tema del sujeto en el campo del Otro, son tesis referidas a la estructura y no incluyen lo dinámico. Para incluir dos términos heterogeneos es necesario la topología, una espacialidad que le haga posible reunir estos términos heterogeneos y esa topología va a a comenzar con alienación y separación. La cuestión de lo simbólico y lo real le rompe la cabeza a Lacan a lo largo de toda su enseñanza. El problema de la cura analítica y del psicoanálisis acaba siendo la manera en que lo real afecta al ser que habla.
No hay ninguna pulsión que represente la totalidad de la sexualidad ( como pensaban los postfreudianos) todas las pulsiones son parciales porque ninguna pulsión es ni macho ni hembra, la pulsión se reduce a un movimiento de actividad y pasividad.Pero además esto es aparente porque la pulsión es activa, incluso en el masoquista, por pasivo que se nos presente el sujeto la pulsión es un actor permanente.

La pulsión no está hecha para el vínculo con el Otro, sale, rodea un vacío y vuelve sobre su zona erógena, es la parte de la vida que queda en cada ser que habla que realiza una satisfacción solitaria. No nos reune con nadie.
En el psiquismo no hay nada que nos permita saber que hay que hacer como hombre y como mujer, hay que aprehenderlo en una trama, captarlo en el campo del Otro, pero siempre hay un obstáculo interno que es que hay una parte de sí mismo que no puede ser definido y que es la pulsión, algo en la propia identidad de cada uno que difiere. Como no hay una naturaleza masculina y femenina todo está encomendado al semblante. En esta época la vía que privilegia para designar el campo del Otro es la estructura del Edipo.
La sexualidad se instaura en la vida del sujeto por la vía de la falta. Toda la historia de la humanidad es la invención de artificios e instituciones que resuelvan este problema de que la pulsión es parcial y no vincula a un sexo con otro y eso le toca al Otro resolverlo por lo que cambia históricamente, pero el progreso nunca podrá cambiar una pulsión parcial en una pulsión total, las pulsiones no cambian, cambian los artificios simbólicos que las acogen. No hay que dar tanta importancia a las trasformaciones históricas en la elaboración de síntomas.

La pulsión hay que captarla en su mismidad así como al significante lo captamos en su alteridad.
Una teoría misteriosa en este capítulo es que se superponen dos faltas: la falta del sujeto por ingresar al significante y esa falta retoma otra falta en el ser viviente: todos los organismos sexuados mueren, el surgimiento del ente siempre va acompañado de restos que se pierden. Esto rompe con el mito de complementariedad de Aristófanes en el banquete de Platón, que lo sustituye por el mito de la laminilla. Se parece a la teoría de la separación. Las pérdidas en el sujeto aunque sean pérdidas que están en el Otro tambien están en el sujeto es lo que se nombrará con el término de extimidad.
La pulsion es parcial y toda pulsión es pulsión de muerte, por la repetición, aunque paradójicamente es lo mas vivo que tiene el sujeto.
Para Lacan el amor es lo que viene al lugar donde no hay pulsión total, haciendo algo mas que puro narcisismo o pura demanda, es la experiencia de una diferencia (que dos que están habitados por una pulsión parcial hagan algo juntos). No habría nada en la pulsión ni en el deseo que sostenga bien al amor.
Para Freud el amor es la continuación de la pulsión por otros medios, para Lacan no, él le pide al amor que no sea el tapón de la no relación sexual de manera fallida, que tenga una cierta dignidad en su existencia. Le da un estatuto importante.

Al sustituir el mito de Aristófanes por el de la laminilla designa la libido no como un campo de fuerzas (al contrario que los postfreudianos), la libido es un órgano irreal, es una primera aproximación al problema que planteaba al principio¿ como se injerta la libido en el sujeto que se aloja en el campo del Otro?, a través de un órgano irreal, como lo que se encarna, un montaje que tiene tomado al cuerpo. Pero ser irreal no impide a un órgano encarnarse, lo llama irreal porque no puede demostrar paso a paso como se encarna en cada ser que habla. ¿qué pruebas hay de cómo se encarna la libido en el ser del significante? ¿Cómo impacta en el cuerpo del que está atravesado por significantes? el tatuaje, una de las formas mas antiguas de encarnar en el cuerpo este órgano irreal, la escarificación.
El sujeto sabe que la pulsión no le dice como ser hombre y mujer que tiene que aprehenderlo en el campo del Otro, en medio de la trama. La libido encarnada no le dice como ser hombre o mujer entonces viene el tatuaje, tratando de materializar ese órgano irreal. Da un lugar en el Otro (una escritura suplementaria que lo fija) y cumple una función erótica.
La dialéctica de la pulsión, el amor y el bien están en lados diferentes (el neurótico quiere que estén juntos) el perverso se identifica con la pulsión, no pretende reunir lo que está separado, por eso hay un fracaso del amor en la perversión (es Kant con Sade, dividir al otro en beneficio propio)
Punto 2:Todo surge del significante, esto ya lo sabemos,la función del corte como función topológica del borde, esto es lo nuevo, va a ser el eje de la construcción del eje de la separación y la alienación, la propia cura analítica va a ser el modo como se mueven esos bordes. Y este borde tiene que ver con la relación del sujeto con el Otro que se engendra en un proceso de hiancia, hiato (la abertura, lo que no se puede cerrar). Hegel habla de esta hiancia aunque al final promete un saber absoluto, sería lo que se llama el fin de la historia (que nada en el fondo ya cambia el destino de la ciencia, que ya no hay corte nuevo), en la versión de Lacan esta hiancia no se cierra nunca.
El proyecto de Descartes también era cerrar esta hiancia con las ideas claras y distintas “pienso luego soy” de lo que no puedo dudar, una vez que llegó a este punto lo garantiza, vuelve eterna la verdad llamando a escena, y ahí cierra la hiancia, a un dios no engañador.

Para Lacan esta hiancia no se cierra nunca, ni en la sexualidad ni en el significante se pueden cerrar estas hiancias y la primera manera en que va a explicar esto es la alienación (pag 219).
Lacan nos va a explicar el rombo entre el sujeto tachado y el objejo a en el fantasma, e introduce una topología de bordes .

La alienación es relativa al discurso del Otro, la separación es relativa al deseo del Otro.
Cada vez que hay una elección hay pérdida, todas las elecciones son forzadas, una decisión es siempre una apuesta sin garantias y a la que uno está forzado. Las elecciones mas importantes son las que actúan en nosotros, no son pensadas.
Lacan incorpora algo nuevo, aquí la verdadera matriz de la alienación es que en lo que elijo hay pérdida, eso que se elije queda agujereado, en la elección entre el sujeto y el Otro hay esta hiancia.
En la alienación se trata del sujeto y el discurso del Otro y en la intersección de ambos está el significante amo que identifica al sujeto de tal manera que queda fijado a él, porque el sujeto es un conjunto vacío que queda desaparecido y petrificado en el mismo significante que lo atrapa, que lo nombra y lo incluye en el campo del Otro (a eso Miller llamó mas adelante insignia) la interpretación debe de llevar a esos significantes amo, el sujeto ha quedado coagulado en ellos , ha elegido el sentido y ha quedado por fuera del sentido, mordido por el sinsentido.
Las dos inercias que se van a poner de manifiesto en la cura es la relación con los significantes amo (la alienación) y la relación con el objeto a (la separación). Cuanto mas puede, el sujeto, percibirse como objeto a más se aferra a los significantes amo, a las insignias.

El significante amo produce en la cura una especie de reducción que el sujeto a veces tiene que construir. Es un significante fuera del sentido que obliga a que la interpretación no esté abierta a todos los sentidos sino que tiene que captar ese significante que viene del Otro para ver cómo el sujeto fue capturado por el discurso del Otro.
El sujeto en psicoanálisis está entre los significantes amo y la pulsión, no tiene una sustancia a priori tiene que dársela produciendo los significantes amo de su historia.
Lacan habla de una alienación más estructural que en Marx porque no es histórica sino que es una alienación que viene dada por el lenguaje, por eso los significantes amo no es algo de lo que te puedas desprender por una práctica, no es su aniquilamiento, porque el sujeto no tiene sustancia, sólo se puede hacer un nuevo pacto con los significantes amo, no hay una subjetividad radical (como piensan algunos filósofos).
El sujeto queda identificado por los significantes amo S1 para unos significantes S2 que son inconscientes por los que hay que pasar para poder separarse de la buena manera pues la separación no es una cancelación de la alienación sino un retorno sobre la misma, hay que pasar por ella. Igual ocurre al seguir a Lacan hay que pasar por sus significantes, para que el texto te capture.

Cap XVII : El sujeto y el Otro . La afánisis

La segunda operación también es difícil de entender.
La intersección que es el modelo lógico de teoría de conjuntos que propone Lacan para pensar la separación también está alterado, al igual que lo está el de la reunión que utiliza para pensar la alienación.

Es una intersección que se va a jugar entre dos faltas, en la separación que es con respecto al deseo del Otro, el sujeto logra engendrarse a sí mismo, separarse (autoengendramiento del sujeto, como si adquiriera su propio estatuto gracias a que se recubren dos faltas: el vacío del sujeto y el vacío del Otro) separación es donde el sujeto hace coincidir su propia falta con la falta en el Otro. Se pone en juego en el final del análisis donde el sujeto accede a lo que él es como objeto. Cuando ambas faltas se recubren aparece el sujeto en su condición de objeto a, es cuando emerge esa idea de que en el Otro no está la completud frente a la miseria del sujeto.
Cuando salimos del discurso del Otro al deseo del Otro pasamos a cuestiones muy delicadas porque ahora la cuestión es qué soy en el deseo del Otro, ¿podría perderme? Lo que asemeja la separación al pasaje al acto.
Es importante que en el discurso del Otro haya intervalos para que el sujeto capte el deseo del Otro colocando en ese intervalo la posibilidad de su propia pérdida y que pueda haber separación.
Para responder a quién es uno está el significante amo pero para responder a qué es uno para el Otro no hay respuesta directa, cada uno se lo inventa con su ser de objeto que tiene carácter de resto, de deshecho.
Es una lógica que explica la propia posición política de Lacan en ese momento.
Siempre podemos ser perdidos, el Otro no te tiene garantizado.
Miquel Bassols



El campo del Otro y el retorno de la transferencia (II)(Cap. 18 y 19) 

Antonio Perez

M. Bassols , al igual que los anteriores conferenciantes, señala la importancia “ fundamental” de este Seminario tanto en la historia de J. Lacan como del propio Psicoanalisis. Lacan es excluido de la IPA por desviarse respecto a los postulados de ésta, sobre todo en lo referente a la técnica y a la enseñanza.
Lacan va a reiniciar, a tomar una posición en el Psicoanalisis , que le lleva a una nueva orientación y a aportar un nuevo elemento (heterogeneo) a los 4 conceptos fundamentales del Psicoanalisis. Este elemento, que Bassols nos desvela enseguida, es el objeto a. Este es el gran invento de Lacan en el Psicoanalisis, que le permite leer toda una serie de fenómenos en la clínica y de objetos del fantasma en el sujeto.
Bassols hace una introducción a los Cap. 18 y 19, encuadrados por J.A.Miller en la parte IV del Seminario y que lleva por titulo “El campo del Otro, y retorno de la transferencia” . Nos señala la importancia de los titulos en el Seminario ya que marcan la significación del texto. Los capitulos 18 y 19 abordan 2 temas o ejes que se entrecruzan en la enseñanza de Lacan a partir de 1964. Enumera 2 diadas que se articulan:
Relacion, o no relacion, entre Ciencia y Psicoanalisis. El Psicoan. no se incluye en la Ciencia pero tampoco es excluyente. Si se tuviera que incluir sería en las Ciencias del lenguaje, en las logociencias. Hay una zona de intersección entre ambas y aquí Lacan, a través del diagrama de Bent y la teoría de los conjuntos, se preguntará cuál es.
Delimitar el campo del sujeto y el campo del Otro. Estos 2 campos no se incluyen pero tampoco son excluyentes. Tambien tienen una intersección y Lacan tomará el concepto de transferencia para ver cuál es esta inersección. Lacan vincula el sujeto con el Otro (analista).
Estas diadas o parejas que Lacan elabora y analiza en la transferencia a través de 2 operaciones lógicas: la alienación y la separación, que se identifican con otras 2 operaciones de la lógica de conjuntos: unión e intersección y que Lacan reelaborará con su perspectiva lógica en: y y o. Incluirá tambien las operaciones inclusión y exclusión, reuniendo finalmente todo este juego de símbolos en su famoso rombo. Rombo que está entre entre el sujeto y el objeto y que condensa los 4 simbolos mencionados. Estas relaciones diadicas, insiste Bassols, son variadas y se van entrecruzando.
A partir de las referencias filosoficas de Descartes y Hegel, Lacan toma el saber de la ciencia y el pensamiento que introduce la idea de un sujeto en relacion a un saber. Toma una novela de R. Queneau para ilustrar ironicamente esto. El sujeto de la ciencia es un sujeto plácido, que promete felicidad y saber absoluto de las cosas de un día para otro (la autoconsciencia hegeliana). El sujeto del inconsciente lacaniano no tiene descanso, trabaja todos los días. No hay plácido domingo (J.L.Chacon).
La enseñanza de Lacan va a girar en torno a este elemento: el objeto a, que es el producto de esta intersección entre el campo del sujeto y el campo del Otro. Un nuevo objeto que subvierte la propia noción de sujeto. Dentro del proceso de transferencia, Lacan va a dar más importancia a la lógica que a la dinámica. Y a partir de esta lógica se pregunta cuál es el sujeto de la experiencia analitica. Este sujeto no es la persona, el yo,… Es el efecto del lenguaje, pero no sólo basta con la palabra dicha, condicion necesaria para un psicoanalisis, sino que hace falta entrar en otra logica, el objeto a.
En este punto, Bassols nos señala un problema de traducción de la frase francesa (Sujeto al que se supone un saber)) que es crucial para entender este nuevo concepto lacaniano. De entrada la transferencia supone un saber al Otro (médico,…), hay un saber que se supone al sujeto, pero Lacan vá más allá y subraya: el Sujeto que se le supone al saber. Lo que es supuesto no es el saber, es el Sujeto a un saber. Suponer un Sujeto al saber (por ej. el sueño me atañe). Lacan cambia la perspectiva de la transferencia y le supone un Sujeto al propio Inconsciente. La transferencia no es sólo suponer un saber al analista, es suponer un Sujeto a mi propio inconsciente. La transferencia funciona como estructura transferencial y no sólo como fenómeno intersubjetivo. Lacan lo formula así: Sujeto supuesto al saber (SsS). Y aquí el Sujeto cobra una nueva significación .Este es el Sujeto lacaniano. Señala el esfuerzo lógico que Lacan hace con la introducción de la lógica de la unión, la intersección, la exclusión,…y escribir todo este movimiento del SsS en la trabsferencia. La intersección del objeto a como el punto nodular de la transferencia.¿Qué sabe el Sujeto en la transferencia ¿ se pregunta Lacan. Simplemente la significación de lo que yo digo (en el caso de las neurosis). Así, la transferencia introduce un nuevo amor dirigido no al analista sino al saber inconsciente. El analista no debe suponer lo que el sujeto dice y hay que reinterrogar la transferencia.
Todo esto plantea una serie de temas: los efectos de las terapias psi, la formación analitica, la nocion de transferencia (Lacan hace aquí una critica a Leclaire y Laplanche ), el deseo del analista,… Y lacan es excluido de la IPA.
Llegado este punto M. Bassols concretizará diversos pasajes de estos 2 capitulos.
Respecto al Cap. 18 :
Resalta la importancia que para Lacan tenía la formación de los analistas (recordemos tambien que en este Seminario incluye Lacan la formacion de los no analistas).
Diferencia la fenomenologia de la transferencia de la estructura y hace una critica de las simulaciones en las que caian los analistas en su tiempo. Si la transferencia incluye 2 personas se produce un juego de espejos, de imaginarios y ambas se pueden tomar como sujetos. En este juego no hay salida. En la estructura transferencial sólo hay un solo Sujeto y no hay simetria , por tanto la contratranferencia no debe ser la brujula para interpretar (Winnicot). Lacan dice que en el dispositivo analitico hay un solo Sujeto y el analista está más bien como objeto que causa un trabajo, un deseo en el sujeto y que causa que el analizante suponga un sujeto a su saber (un sujeto a su Incons. Sueños , lapsus,..). De la transferencia entendida como estructura intersubjetiva se pasa a la transferencia entendida como un vinculo donde el analista está en el lugar de objeto, objeto a, y el analizante como Sujeto dividido que va a suponer un saber a su inconsciente. No hay reciprocidad. No hay 2 sujetos. No hay contratransferencia, como en las reflexiones cartesianas. Si uno se analiza con su analizante a través de la contratransferencia la cosa puede ir muy mal.
¿Cuándo se hace presente la estructura transferencial? Cuando el otro se pregunta por el engaño. La estructura de la transferencia tiene un primer momento: de entrada al analista se le atribuye un saber, está en posición de sujeto . La dimension objeto del analista se produce en el momento en que Lacan dice : “es el peligro de que el analista se deje engañar por él”, Que yo sin saberlo pueda estar engañando al otro; si el otro se puede estar engañando con lo que yo le estoy diciendo, sin yo saberlo. Esta torsión que hace Lacan ocurre siempre en un análisis e introduce la dimension del Deseo del Otro. Aquí vacila la estructura transferencial
y aparece la dimension inconsciente de la transferencia, el Sujeto del Inconsciente, especifico del ser humano.
La estrategia del engaño está en la naturaleza pero lo propio del ser humano no es engañar al otro para escapar sino fingir que finge. El doble engaño. Es importante captar esta torsión.Y esta estrategia sólo puede ser aprehendida desde la posición femenina. La lógica fálica no finge. La transferencia se feminiza y no se puede hablar de autentica transferencia hasta que esta torsión del objeto se produce.
Esto produce, en el analisis, efectos terapeuticos distintos a las terapias psi (sugestion;:? Lacan pasa de lo inersubjetivo a lo analitico. Es el momento de separacion del objeto, del objeto a, no del analista.
Lacan toma el ejemplo del fort-da para apuntalar este paso de la transferencia y ver la lógica de la separacion. No hay aquí sin ahí; no hay una cosa sin la otra. Solo puedo constituirme en la medida que me separo de algo. Es un proceso de automutilación pero que permite simbolizarse como presente y ausente en el Otro. Para vivir hay que perder y esto se ve en cualquier acto clinico. Este ejemplo tambien le sirve para llevar el tema placer-displacer a la transferencia y a la lógica pulsional del sujeto., incidiendo en que no hay experiencia de placer sin experiencia de displacer. El objeto que causa el deseo no es el objeto del placer. El deseo nos introduce a una lógica del fracaso del principio del placer. Cuando hay algo displacentero algo del objeto a se pone en juego, y hasta que no aparece esto no sabemos nada del deseo del sujeto, del verdadero objeto de su deseo.
Se pregunta a Bassols sobre la pulsion del analista. Esta pulsion no es gozar de su posición en el acto analitico y le está prohibido satisfacerla ahí. Tendrá que gozar de otras cosas, en otros sitios.En el capitulo 19 Lacan se plantea la relacion entre interpretacion y transferencia. Tema complejo, pues siempre se decía, y actualmente tambien, que habia que interpretar la transferencia. Es el mismo problema visto anteriormente (transferencia y contratransferencia) y en este capitulo Lacan plantea problemas topologicos, de lugar. Hay que partir de la idea de que no se puede interpretar sin, en y desde la transferencia, pero el analista no es algo exterior al sujeto , su lugar está determinado por el inconsciente del Sujeto y debe calcular el lugar que tiene en la transferencia para saber dónde el Sujeto recibirá su interpretación.
Enfatiza Bassols que la interpretación no es algo extrapolable a todos los casos, ni está abierta a todos lo sentidos, como se enseña en otros espacios. La interpretación tiene un valor en sí misma y no se puede interpretar desde un supuesto exterior. Por eso, en cada análisis hay que reinventar.
Esto nos lleva a la cuestion de la formación de los analistas, que siempre han tendido a identificarse con su formador y a utilizar en la practica clinica rasgos de éste. Habia en esos años una teoría general de final de análisis como identificacion con el analista, originandose una grupalizacion de analistas según el analista que se tuviera. Lacan insiste en que hay que distanciarse de estos procesos identificativos inherentes a la transferencia, de este rasgo unario, para poder interpretar. “El rasgo unario está en el campo del deseo , alli donde hay relacion entre el sujeto y el Otro”, dice Lacan.La identificación no es la salida de la transferencia.
Este año 1964, el Lacan que retomaba a Freud se separa de él, analizando el deseo de éste, y funda una escuela con otros parámetros, distanciandose de ser el padre ideal y poniendo el énfasis en el deseo del analista. Es decir, la posición de Freud (deseo del padre ideal) nos llevaria a la IPA: la posición de Lacan se dirige al deseo del analista, que se funda en lugar del objeto a (inconsistente e incompleto).
Este capitulo está hecho para separar el lugar del ideal del yo del lugar objeto de deseo; el lugar del rasgo unario de la identificación del lugar del objeto causa de deseo.
Lacan hará en estas paginas una critica a Leclaire y Laplanche sobre la lectura de su enseñanza años antes, reduciendo a Lacan a lo más lingüista, al de los juegos significantes, etc. Estos autores, a través de su formula Poordjeli (condensación de significantes), decian que el inconsciente es la condicion del lenguaje y que no encontraban distinción entre sgte y sgdo, que se identificaban, que por tanto un analisis se podia resolver en esta logica sgte y que la interpretación estaria abierta a todos los sentidos, según arbitrara el analista. Lacan critica esto y dice: “ La interpretación no está abierta en todos lo sentidos. No es cualquiera. Es esencial que el sujeto vea , más allá de esta significación, a qué significante ,.. está sujeto como sujeto”.
La relacion sgte-sgdo no es arbitraria, como decia Saussure, es una relacion contingente. Hay unas leyes interna en la lengua para que las palabras adquieran el significado y la historia que tienen. Lo importante es la relacion de un significante con otro, para introducir efectos contingentes de significado. Se trataria, dice Lacan, de aislar un hueso, un sin-sentido, y pone como ej. el caso del Hombre de lo lobos, de Freud.
Señala que el sujeto no se deja aprehender por ninguna relacion significante sino que su ser está en el objeto. Separamos al sujeto de sus identificaciones significantes para localizarlo en la mirada. Esto nos lleva a la clinica de la neurosis y la psicosis. Es fundamental que el analista, en la transferencia, está como un objeto reducible a esa mirada y dese ahí sera recibida su interpretación. Esto es lo que el analista debe poder calcular en la transferencia.
Aquí hay consecuencias clinicas importantes, en funcion del lugar que el analista tenga en la transferencia. Lacan remarcará la diferencia del lugar para el Ideal y el lugar del objeto, y concluirá Bassols diciendo:” El deseo del analista es el deseo de obtener la diferencia absoluta entre el lugar del Ideal y el lugar del objeto. Mostrar que lo que hay es un resto, un objeto no significante, el objeto a”.
Espacio discusión.El dispositivo analitico nos permite dar diagnosticos e interpretaciones de una fenomenologia compleja. Y esto sólo se puede hacer desde la singularidad de cada analista.Sobre el DSM y el tratamiento para todos.

Las demandas transferenciales en SM y los problemas que presentan en la red asistencial.
Queda por concluir. Epílogo (Cap. 20)Mercedes Sarubbo
Este seminario se expone a partir de la excomunión de Lacan de la IPA.
Dicho seminario es dictado en sustitución de el “ Nombre del padre”. Dentro de estos capítulos se tratará un tema trascendental que contiene un mensaje encriptado y oculto y que tendrá que ver con la situación por la que está atravesando el mismo Lacan, al ser excomulgado.

La gran pregunta hace referencia a si el psicoanálisis es una impostura. Es entonces, donde Lacan ubicara al “objeto a”. Si bien es tratado antes en el seminario de la angustia, es aquí donde lo termina de establecer, y le da el valor en la experiencia analítica. El valor y la influencia hace que se modifique el concepto sobre la transferencia y el objetivo de la misma en el tratamiento, e introducirá el concepto de la liquidación de la transferencia para el trabajo analitico. Es entonces que aportará insumos de gran trascendencia para el trabajo psicoanalítico, se cuestionara acerca de la verdad del psicoanálisis así como de la impostura y en el manejo de la transferencia. Este mensaje encriptado sobre el que trabajara en este capítulo final, viene dirigido a alguien, pero: ¿a quién o a quienes? No es arbitrario que se plantee dichas preguntas en el momento en que se encuentra.
Es entonces, en este punto, que comienza a hablar de la diferencia existente entre la demanda y la pulsión. El matema de la pulsión es el sujeto en relación al “objeto a”, con el signo de alienación y separación, sujeto vacio en la demanda, concepto que ampliara. “Dice el analizante a su interlocutor el analista: “me entrego a ti, pero ese don de mi persona se trueque o misterio inexplicablemente en regalo de mi mierda” El analista será quien reciba esa mierda del analizante. El punto fundamental se da en el sujeto con un conjunto vacio en relación con esa demanda que trae a la consulta. Es así que el analizante entrega algo que cobra el sentido de la demanda, pero ¿qué es lo que demanda verdaderamente el sujeto? Lacan sostiene que el sujeto no encontrará satisfacción en esos apetitos, y de ahí parte su postura con respecto a la transferencia y su liquidación y la demanda y en su satisfaccion en relación a la pulsión, cuestión que ira develando.
En este seminario se trata un punto trascendental, dentro de los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis y su agrupación, la IPA, partía de un binomio el cual Lacan cruza, y que son la transferencia y pulsión, este par que intenta abordar se encontraba separado en repetición y transferencia y pulsión e inconciente.
En la demanda para que algo de la pulsión se ponga en juego será a través de la transferencia, en relación al fantasma de entonces, un sujeto vacio con el objeto. Aquí empieza a descifrar y dice: “el analista no solo responde al deseo alimentario del sujeto sino que debe tener tetas” con lo cual hace referencia a que debe entonces no ocupar solo el lugar de ese objeto, sino que deberá tenerlo, ¿para así satisfacerse? Para que el sujeto pueda ¿qué? El objetivo surgirá en ver como se llega a ese final del análisis y de cómo el sujeto viva esa pulsión de ahí en más.

Cita entonces la frase que bajo ese manto de amor dice: “amo a ti algo más que a ti y por eso te mutilo” Amo en ti, te amo, el fantasma, y te doy mi mierda. Amo al analista y te doy mi mierda. Quedará, entonces el “objeto a”, que es lo que se juega para el sujeto dentro del análisis. Será la transferencia la que se ponga en juego en la pulsión y donde veremos que el “objeto a” podrá estar actuando como tapón o causa. Si este objeto sirve como tapón para el sujeto la pulsión quedara oculta tras ese objeto.

Es entonces que se empieza a develar lo encriptado. El sujeto llega con su demanda, como en la via hacia la identificación, pero lo que demanda el sujeto no es la pulsión. El problema parte en que si en un punto de la transferencia esta se desvía hacia la identificación y eso es lo que según Lacan no deberíamos dejar que suceda, no irá entonces el deseo a lo pulsional, que sería su objetivo, ese “objeto a” que causa el deseo, que existia de tapón, si dirigirá hacia una proliferación a lo yoico.

Hace referencia a “Psicología de las masas y análisis del yo” para hacer una comparación. Habla sobre el final de análisis y su punto de desvío de la transferencia y la demanda. Esta es la crítica que hace a la ipa, en la promoción de dicho final de análisis. Es entonces que lo cuestiona fuertemente, es aquí donde dice que se pone en juego la voz y la mirada. ¿Cuál es el objetivo del analista?, es llevar al analizante a obtener la diferenciación total entre el ideal del objeto y el “objeto a”, pero no es lo que se ha hecho, sino que se ha llevado a la identificación desde la transferencia. El paralelismo que utiliza Lacan para la IPA, es de actuar como los nazis, y esto ¿por qué? Hace este razonamiento; el objeto que es mío lo pongo entonces en el exterior, pasa a ser mi ideal y quedan pegados, la mirada como un objeto y la voz, entonces ocurre la identificación. Mercedes de Francisco pone el ejemplo de la película “El Dr. Mabuse” y en como las masas lo seguían, se explica el proceso por el cual han pasado para que suceda, el poner el objeto en el lugar del ideal del yo.

“Sostengo que ningún sentido de la historia es capaz de dar cuenta, son muy pocos los sujetos en una captura monstruosa a una ofrenda de sacrificio a los dioses oscuros” (pag 282)
La excusa será entonces el que haya un dictador, sin embargo es un fenómeno que trasciende a esto, y es como se puede ver a las masas ir detrás, el mecanismo por el cual esto se logra. Dice Lacan: lo que él llama objeto yo lo llamo el “a”, Freud da entonces status a la hipnosis y la define, donde supone al “objeto a” como tal, con su significante que es el ideal del yo. Y lo traduce diciendo cuidado con transformar la práctica en una práctica hipnótica.
Mercedes de Francisco hace una comparación a los fenómenos de las plazas del 15M. refiriendo de cómo el sujeto pega el objeto en el exterior y lo convierte en ese ideal del yo, y de los objetos electronicos y su rol.

¿Qué se debe hacer para que la demanda no termine entonces en la vía de la identificación? Que le queda al analista? ¿Cuál es su deseo?

El analista deberá desprenderse de sus propios ideales, el ideal del bien, etc, y es por eso que debe atravesar su propia experiencia psicoanalítica. Lacan dice que todo análisis es didáctico, el ideal por un lado y el objeto por otro. ¿Cómo puede entonces el sujeto sostener el deseo luego de la experiencia analítica? ¿Cómo un analista quiere ser tal?, si no es aquel a quien se le entrega la mierda. Lo anal entonces vinculado al don, pero no debe dejarse engañar por esos objetos a los que Mercedes de Francisco llama amalgamáticos, no dejarse hipnotizar por esa mancha, será el signo entonces lo que nos muestre la pulsión del sujeto, un gesto o matiz, dice. Si quedamos desde el lugar del hipnotizado caeremos en el peligro de ser hipnotizados. Debemos jugar a eso, pero no hacerlo. Aquí se pone en juego el deseo del analista. La intervención se dirige, entonces, a conectarse con la pulsión, ver de ese objeto que es lo que le causa la satisfacción pulsional. Es por esto que es importante la escucha, la atención flotante, pero sin dormirse, crítica que les hace a los de la IPA. Hacer que uno ha sido hipnotizado, jugar a ese juego pero no quedar hipnotizado por el analizante y así vislumbrar el tapón de el vacío del paciente.

Sucede cuando el sujeto sigue repitiendo sin querer hacerlo, y se pregunta qué le pasa entonces al sujeto cuando lo hace. El ideal del yo no se encuadra dentro de eso, no lo puede cerrar, no lo haría, pero de todas maneras lo hace. Entonces el ideal sobre lo que quisiera ser se aleja de lo que lo satisface. Diferencia entre el ideal y el objeto, esto es lo que se pone en juego en el análisis. Lo que el analista entonces busca es el punto de separación entre el ideal del yo y el objeto “a”, por lo cual es importante no llevar la transferencia a la identificación, sino no se cumplirá el objetivo del análisis.
Mercedes de Francisco nos cuenta la historia de “Jazz hall” e interpreta la historia. De cómo el personaje se pone en el lugar de mancha, no de la que mira a esa pareja, sino en un ser de a tres. Es por esto que el analista no debe tener prejuicios con respecto a cómo ve esa realidad. Es así como la protagonista consigue darse un ser, no quiere ser mirada por él, él la mira y ve la mancha y se fascina. Entonces es importante ver qué pulsión se juega ahí, qué pide el sujeto.
El objetivo será entonces no frustrar la demanda sino no satisfacerla, darle nada, para convertirla en una demanda de amor.

La IPA llamaría a esto contratransferencia, mantener el deseo, amor y odio en la intervención sí, pero no que el analista se convierta en sujeto. Cuando el analista hace algún imperativo durante el proceso sin pensar en cómo será tomado por el paciente, aquí utiliza un ejemplo de la transferencia negativa en un caso con una paciente sobre el cobro de las sesiones a las que no había asistido y la reacción de la misma al dejarle un sobre con el dinero y no volver.
A partir de aquí se comienza a trabajar en el epilogo del seminario. Dice;”el amor que en la opinión de algunos hemos querido degradar, tras engaños, solo puede postularse en ese mas allá donde para empezar da renuncia a su objeto, esto nos permite en todo refugio donde puede, también requiere la intervención de ese médium que es la metáfora paterna, en eso radica la enseñanza del Psicoanálisis, no es que hemos querido degradar al amor sino hemos mostrado lo que el amor vela y lo que permite en una relación temperada, para no terminar en quiero algo más que a ti por eso te mutilo…” (pag 283)

“El deseo del análisis no es un deseo puro, es el deseo de obtener la diferencia absoluta la que interviene cuando el sujeto confrontado al significante primordial accede por primera vez a la posición de la sugestión a eso… solo allí puede surgir la sugestión de un amor sin límites por estar fuera de los límites de la ley, único lugar donde puede vivir.”
Se abren las preguntas y se habla sobre el amor sin límites y el deseo del sujeto. Aquí se aborda el que es importante dentro del análisis y que implica no quedarse en la metáfora paterna y sus significaciones sino intentar que se afronte ese significante primordial, ver a cual se ha sujetado.
En el caso de las psicosis la dirección de la cura se encuentra en el anudamiento, el cuarto nudo es la metáfora paterna. Si ya la tenemos encontraremos el síntoma, no será por esta, sino que uno será capaz de ver ese síntoma, en el caso de las neurosis, aquí se estará entonces por fuera de esa ley edípica.

El analista escucha pero no piensa, se despoja de sus fantasmas, dice. Preguntar lo que parece obvio, porque un significante con un sentido nos aleja del sentido que puede tener para el mismo sujeto y nos impide llegar a obtener verdaderos hallazgos. Leer entonces lo que le paciente dice.
Cita y dice; “ no estaría mal, que se entendiese el leerse adecuadamente entre los que tienen el deber de interpretar que sea justamente la palabra donde no se lee lo que dice es algo que sobresalta el analista una vez pasado el momento en que se estima en la escucha hasta no tener certeza”
Haciendo crítica a los 50 minutos de la IPA, uno escucha entonces no las palabras sino lo que está escrito, lo que sirva de referente para sus identificaciones.
¿Qué nos pasa en relación al goce? La religión dice como la prohibición y la filosofía como el pánico, es por esto que toma el poema como la única manera de decir lo real.
Se cita un poema de Lacan.
Se realiza una pregunta acerca de la lógica de separación y como se relaciona, a esto se le responde diciendo que el demandar nada, no un objeto, nada en concreto, el no satisfacerlo será para que se abra la demanda, no como una demanda de nada sino de amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario