Todos
te desean pero ninguno te ama.
Nadie
puede quererte, serpiente,
porque
no tienes amor,
porque
estás seca como la paja seca
y
no das fruto.
Tienes
el alma como la piel de los viejos.
Resígnate.
No puedes hacer más
sino
encender las manos de los hombres
y
seducirlos con las promesas de tu cuerpo.
Alégrate.
En esa profesión del deseo
nadie
como tú para simular inocencia
y
para hechizar con tus ojos inmensos.
“Jaime
Sabines”
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