“En nuestro lenguaje diario hay un grupo de palabras prohibidas, secretas, sin contenido claro, y cuya mágica ambigüedad confiamos la expresión de las más brutales o sutiles de nuestras emociones y reacciones. Palabras malditas que solo pronunciamos en voz alta cuando no somos dueños de nosotros mismos.
Lenguaje sangrado, como el de los niños, la poesía y las sectas. Cada letra y cada silaba están animadas de una vida doble, al mismo tiempo luminosa y oscura.
Palabras que no dicen nada y dicen todo”
Octavio Paz.
Cuál era el objetivo del autor al referirse a las palabras prohibidas, secretas y malditas
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