TEMA 1. EL UNIVERSO SIMBOLICO
Dialogos sobre levi Strauss
La vida y la maquina
Dios, la naturaleza y el
símbolo
La imaginario natural
El dualismo freudiano
¿Cuál es la originalidad del
pensamiento que aporta levi Strauss con la estructura elemental?
Lo que destaca de un extremo
al otro es que nada se comprenderá de los fenómenos que se vienen recopilando
desde hace largo tiempo con respecto al parentesco y la familia, si se intenta
deducirlos de una dinámica cualquiera natural o naturalizante. El incesto como
tal no suscita ningún sentimiento natural de horror. No digo que esto pueda
servirnos de base, digo que esto es lo que dice levi. No hay ninguna razón biológica, en particular genética, que explique la
exogamia, y él lo demuestra después de un análisis extremadamente preciso de
los datos científicos. En una sociedad – y podemos considerar otras sociedades
que las humanas-, la práctica permanente y constante de la endogamia no sólo no
traerá inconvenientes sino que al cabo de cierto tiempo producirá el efecto de
eliminar las pretendidas taras. No hay ninguna deducción posible, a partir del
plano natural, de la formación de esa estructura elemental que se llama orden
preferencial.
¿y en que lo basa? Lo basa en el hecho de que el orden
humano nos pone frente a la emergencia total, que engloba a la totalidad de
este orden humano, de una función nueva. La función simbólica no es nueva como
función, pues se esboza en otras partes del orden humano, pero son nada más que
esbozos. El orden humano se caracteriza por la circunstancia de que la función
simbólica interviene en todo los momentos y en todos los grados de su
existencia. Dicho de otro modo: todo está relacionado. LA TOTALIDAD EN EL ORDEN
SIMBÓLICO. EL ORDEN SIMBOLICO SE DA PRIMERAMENTE EN SU CARÁCTER UNIVERSAL.
No es que se vaya construyendo
poco a poco. Cuando el símbolo aparece, hay un universo de símbolos.
La función simbólica
constituye un universo en el interior del cual todo lo que es humano debe
ordenarse. No es casual que levi llame a sus estructuras elementales; no dice
primitivas. Elemental es lo contrario de complejo.
A partir de ella podemos
formular la hipótesis de que el oren simbólico, por cuanto se plantea siempre
como un todo, como algo que forma por sí solo un universo – y que incluso
constituye el universo como tal, en tanto que distinto del mundo –debe estar
igualmente estructurado como un todo, vale decir que forma una estructura dialéctica
acabada, completa.
Levi descubre que hay una
clasificación correcta de aquello que las estructuras elementales del
parentesco nos presentan, esto supone que las instancias simbólicas funcionan
en la sociedad desde el origen, desde el momento en que ella surge como humana.
Pues bien: esto es lo que también supone el inconsciente, tal como lo
descubrimos y manipulamos en el análisis.
No se trata de suponer en
alguna parte un alma común (inconsciente colectivo) donde se efectuarían todos
esos cálculos, no se trata de ninguna entificación psicológica, se trata de la
función simbólica. La función simbólica no tiene absolutamente nada que ver con
una formación para – animal, con una totalidad que haría del conjunto de la
humanidad una especie de gran animal; porque, al fin y al cabo, el inconsciente
colectivo es eso.
De tal modo que, a pesar de
todo, siempre tratamos de explicar al ser vivo en términos de mecanismos, pero,
¿por qué nos vemos llevados a pensar al ser humano en términos de mecanismos?
¿en qué somos efectivamente, en tanto hombres, parientes de la máquina?
Las críticas filosóficas
hechas a las investigaciones propiamente mecanicistas suponen que la
máquina está privada de libertad. Sería
muy fácil demostrar que la máquina es mucho más libre que el animal. El animal
es una máquina bloqueada. Es una máquina en la que ciertos parámetros ya no
pueden variar. Porque es el medio exterior lo que determina al animal y hace de
él un tipo fijo.
El complejo de Edipo es al
mismo tiempo universal y contingente, porque es pura y exclusivamente
simbólico.
Primer seminario capitulo 12
La imagen de la muerte
La propia persona del
durmiente
El nombre la ley
Del porvenir al pasado
No se cuentan en la imagen
mental que se tiene del panteón. A la cual yo gustosamente hubiera cuestionado:
excepto el arquitecto del panteón.
¿Cuál es el juego de
correspondencias entre el objeto real, las flores, la imagen real, la imagen
virtual, el ojo real y el ojo virtual? Comencemos por el objeto real: que
representan para usted las flores reales? Freud ya constituyó algo semejante a
este esquema, y nos indicó, especialmente en el estudio del sueño, y en el
abriss, que las instancias psíquicas debían ser concebidas a partir de los
fenómenos imaginarios. En el estudio sobre el sueño hizo el esquema de las
capas sucesivas en que se inscriben percepciones y recuerdos, unos formando lo
consciente, otros lo inconsciente, que llegan a proyectarse en la conciencia y
a cerrar, eventualmente, el circulo estimulo – respuesta, mediante el cual se
intentaba en esa época comprender el circuito de lo viviente. Podemos ver allí
algo así como la superposición de películas fotográficas. Pero, sin duda
alguna, este esquema es imperfecto, porque… para fijar las ideas, podemos dar a
la imagen real, cuya función es el de contener y, al mismo tiempo, excluir
cierto número de objetos reales, la significación de los límites del yo. Pero,
si ustedes dan determinada función a un elemento del modelo tal otro asumirá
entonces necesariamente tal otra función.
Podría admitirse, por ejemplo,
que el objeto real significa la gegenbild o reflejo, de su réplica sexual del
yo.
Lo que me lleva a decir que el
objeto real, las flores, representa el objeto real correlativo del sujeto
animal perceptor, entonces, la imagen real del vaso de flores representa la
estructura imaginaria reflejada de esa estructura real
El deseo es esencialmente una
negatividad, introducida en un momento que no es especialmente originario, pero
si crucial, viaje decisivo. El sujeto localiza y reconoce originariamente el
deseo por intermedio no sólo de su propia imagen, sino del cuerpo de su
semejante. La distinción pre conciencia y el cuerpo se efectúa en ese brusco
intercambio de roles que tiene lugar en la experiencia del espejo cuando se
trata del otro. En las relaciones interpersonales, siempre se intruduce algo
ficticio, que es la proyección del otro sobre nosotros mismos. Sin duda esto
tiene que ver con el hecho de que nos reconocemos como cuerpo en la medida en
que esos otros, indispensables para reconocer nuestro deseos, también tiene un
cuerpo, o más exactamente, que nosotros al igual que ellos lo tenemos.
Puesto que el sí mismo se
representa como cuerpo ideal, y existe el cuerpo que yo siento, hay dos
cuerpos? Ciertamente no. Es allí donde el descubrimiento freudiana adquiere su
dimensión esencial: el hombre, en sus primeras fases, no llega de entrada de
modo alguno a un deseo dominado, lo que reconoce y fija en esa imagen del otro
es un deseo fragmentado. El aparente dominio de la imagen del espejo le es
dada, virtualmente, al menos, como total. Es un dominio ideal.
Lo que el sujeto encuentra en
el otro es, ante todo, una serie de planos ambivalente, de alienaciones de su
deseo. Si digo dos cuerpos, quiero decir simplemente que lo que yo veo
constituido, ya sea en el otro, ya sea en mi propia imagen en el espejo, es lo
que yo no soy y, de hecho, lo que está más allá de mí. Es lo que llamo el
cuerpo ideal, estatutario, o estatua. El
cuerpo como deseo despedazado buscándose, y el cuerpo como ideal de sí, vuelven
a proyectarse del lado del sujeto como cuerpo despedazado, al mismo tiempo que
ve al otro como cuerpo perfecto. Para el sujeto un cuerpo despedazado es una
imagen esencialmente desmembrable de su cuerpo.
Finalmente lo real, por
supuesto, se encuentra aquí más acá del espejo. ¿pero qué hay más allá? Existe,
en primer lugar, como ya vimos, el imaginario primitivo de la dialéctica
especular con el otro.
En la imagen del espejo, solo
puede verse la imagen con suficiente completitud desde determinado punto
virtual de observación. Ustedes pueden cambiar como quieran ese punto virtual.
Ahora bien, cuando el espejo gira ¿qué es lo que cambia? No sólo cambiará el
fondo, es decir, lo que el sujeto puede ver en el fondo, por ejemplo él mismo,
o un eco de sí mismo. En efecto, cuando se mueve un espejo plano, llega un
momento en que algunos objetos salen del campo. Evidentemente, los que salen en
último término son los más cercanos, lo cual sirve ya para explicar algunos de
los modos en que se sitúa el ideal del yo respecto a algo diferente, que dejo
por ahora en forma enigmática, y que he denominado el observador. Tiene toda la
razón si se piensa que no se trata únicamente de un observador. Se trata, a fin
de cuentas de la relación simbólica; a saber, del punto a partir del cual se
habla, a partir del cual es el hablado.
Pero no es esto lo único que
cambia. Si ustedes inclinan el espejo, la imagen misma cambia. Sin que la
imagen real se mueva, por el solo hecho de que el espejo cambia, la imagen del
sujeto, colocado al lado del espejo esférico, vera en este espejo, pasará de
una forma de boca a una forma de falo, o de un deseo, más o menos completo a
este tipo de deseo que antes llamé despedazado. En otros términos, este
funcionamiento permite mostrar lo que Freud siempre pensó, a saber, las
correlaciones posibles entre la noción de regresión tópica y la regresión que
él llama zeitiich – entwicjelungsgeschite: esto muestra hasta qué punto estaba él mismo confundido respecto a
la relación temporal. Freud dice la construcción interna que existe entre el
término zietiich y el termino geschichte. Freud reúne estos tres términos y después:
arréglenselas ustedes como puedan.
Pero si no tuviéramos que
arreglárnoslas, no necesitaríamos estar aquí, sería una pena.
Adición metapsicológica de los
sueños: Se trata de un articulo que Freud introduce diciéndonos que es
instructivo establecer un paralelo entre ciertos síntomas mórbidos y los
prototipos normales que nos permiten estudiarlos, por ejemplo, el duelo y la
melancolía, el sueño y el dormir y ciertos estados narcisistas.
Freud nos dice que el dormir
es un estado de desnudamiento psíquico, que vuelve a situar al durmiente en un
estado análogo al primitivo estado fetal, y que también lo lleva a desprenderse
de una parte de su organización psíquica, así como uno se quita una peluca, la
ropa, antes de dormir. Quitarse los anteojos, quitarse los postizos, quitarse
el maquillaje: la preparación para el dormir nos entrega su significación.
En el párrafo siguiente, Freud
llega a algo que me parece ser el resumen de todo lo que estudiará después. Nos
recuerda que cuando se estudian las psicosis, se comprueba que nos hallamos
siempre ante regresiones temporales, es decir, ante esos puntos a los que cada
caso retorna en las etapas de su propia evolución. Nos dice entonces que estas
regresiones se comprueban, una en la evolución del yo, y otra en la evaluación
de la libido. La regresión de la evolución de la libido llevará en el sueño en
lo que corresponde a todo esto dice Freud al restablecimiento del narciso
primitivo. La regresión de la evolución del yo en el sueño llevará del mismo
modo a la satisfacción alucinatoria del deseo. Esto a priori nos aparece
extremadamente claro, por lo menos para mí.
En el sueño el personaje
central es siempre el sujeto.
El sueño es también una
proyección, una exteriorización de un proceso interno. Siendo este un medio de
defensa contra el despertar. En la fobia histérica existe esta misma
proyección, que es un medio de defensa, que viene a reemplazar una función
interior. Freud se pregunta: por qué la intención de dormir es contrarrestada?
Puede serlo por una excitación que viene del exterior, o bien por una
excitación que viene del interior.
Todo lo que aquí llamamos
proceso interno viene siempre primero desde afuera. Es reconocido primero por
intermedio del exterior.
Lo que Freud llama el deseo
del sueño es el elemento inconsciente. Justamente, Freud dice que primero hay
formación del deseo preconsciente del sueño, en el esto de vigilia supongo, lo
cual permite que la pulsión inconsciente se exprese gracias al material, es
decir, en los restos diurnos preconscientes. Aquí aparece el problema que me ha
confundido. Después de haber utilizado la expresión deseo preconsciente del
sueño, Freud dice que no ha sido necesario que existiera en estado de vigilia,
y que puede poseer ya el carácter irracional propio de todo lo que es
inconsciente. Es traducido en términos conscientes. Debemos evitar confundir el
deseo del sueño con todo lo que es del orden preconsciente.
Entonces, el sujeto adquiere
conciencia de su deseo en el otro, por intermedio de la imagen del otro; imagen
del otro que le proporciona el espectro de su propio dominio. Pero resulta que
se trata de un ser humano, que ha nacido en estado impotencia y al que, muy precozmente,
las palabras, el lenguaje, le han servido de llamado, y de los más miserables,
cuando de sus gritos dependía su alimento. Ya se ha relacionado esta
materialización primitiva con los estados de dependencia.
Un nombre, por confuso que
sea, designa una determinada persona y en esto consiste exactamente el paso al
estado humano. Si debemos definir en qué momento el hombre deviene humano,
digamos que es cuando, así sea ínimamente, entra en relación SIMBÓLICA.
La relación simbólica es
eterna. Y no simplemente porque es preciso que haya siempre efectivamente tres
personas, es eterna en tanto el símbolo introduce un tercero, elemento de
mediación, que sitúa a los dos personajes presentes, los hace pasar a otro
plano, y los modifica.
En el solo hecho de definirme
a un señor como su hilo, y definirlo a él como mi padre, hay algo que, por
inmaterial que parezca, tiene tanto peso como la generación carnal que nos une.
Pesa incluso prácticamente más en el orden humano. Pues, incluso antes de
hallarme en condiciones de pronunciar las palabras padre e hijo, y aún cuando
él esté chocho y ya no pueda pronunciar esas palabras, todo el sistema humano
en torno nuestro nos define ya, con todas las consecuencias que ello implica,
como padre e hijo. Por una necesidad vital el medio del hombre es un medio
simbólico. Hay conexión entre la dimensión imaginaria y el sistema simbólico,
en la medida en que en él se inscribe la historia del sujeto, no en su
desarrollo, sino en la historia, osea aquello en lo que el sujeto reconoce
correlativamente en el pasado y en el porvenir.
Por una parte, el inconsciente
tal y como acabo de definirlo, es algo negativo, idealmente inaccesible. Por
otra parte, es algo casi real. Por ultimo, es algo que se realizará en lo
simbolico, o mas exactamente, algo que, gracias al progreso simbólico del
análisis, habrá sido. Les mostraré, siguiendo los textos de Freud, que la
noción de inconsciente debe satisfacer estos tres términos.
Freud explicó primero la
represión como una fijación. Pero en el momento de la fijación, nada hay que
sea represión: la del hombre de los lobos se produce mucho después de la
fijación. Entonces ¿ cómo explicar el retorno de lo reprimido? Por paradójico
que sea, sólo hay una manera de hacerlo: no viene del pasado, sino del
porvenir.
Ejemplo: Wiener supone dos
personajes cuya dimensión temporal iría en sentido inverso, la una de la otra.
Desde luego, esto no quiere decir nada, y así es como las cosas que no quieren
decir nada significan de pronto algo, pero en un dominio muy diferente. Si uno
envía un mensaje al otro, por ejemplo, un cuadrado, el personaje va en sentido
contrario, verá primero un cuadrado borrándose, antes de ver el cuadrado. Esto
es también lo que nosotros vemos. El síntoma se nos presenta primero como una
huella, que nunca será más que una huella, y que siempre permanecerá
incomprendida hasta el momento en que el análisis haya avanzado lo suficiente,
y hasta el momento en que hayamos comprendido su sentido. Puede entonces
decirse que, así como la verdrangung no es nunca más que una nachdrangung, lo
que vemos bajo el retorno de lo reprimido es la señal borrosa de lo que sólo
adquirirá su valor en el futuro, a través de su realización simbólica, su
integración en la historia del sujeto. Literalmente, nunca será sino algo que,
en un momento determinado de realización habrá sido. Quedémonos por hoy aquí.
Aún no les he enseñado por qué el analista se encuentra en el lugar de la
imagen virtual. El dia que hayan comprendido por qué el analista se encuentra
allí, habrá aprendido casi todo lo que ocurre en el análisis.
CLASE 13
5 may 54
Confusión de lenguas en
análisis. Nacimiento del yo. Desconocimiento no es ignorancia. Mistica de la
introyección. Sobre el masoquismo primordial.
Leer a Schreber es
apasionante. A partir de su obra podemos componer un tratado completo de la
paranoia, un rico comentario acerca del mecanismo de la psicosis. Hyppolite
señala que mi conocimiento partió del conocimiento paranoico: si de él partí
espero no haberme quedado en él.
Me he referido implícitamente
a la enseñanza que se imparte en los controles, según el cual, el análisis es
el análisis de las resistencias, el análisis de los sistemas de defensas del
yo…
Este dispositivo de los
espejos, comienza ahora a resultarles familiar. Les he mostrado cómo se podía
concebir la producción de la imagen real que se forma gracias al espejo cóncavo
en el interior del sujeto, en un punto que llamaremos O. el sujeto percibe esta
imagen real como una imagen virtual en el espejo plano, en O para ello basta
con que se encuentre colocado en una posición virtual simétrica respecto al
espejo plano. Hay que partir, contra viento y marea de O y O. ya saben que se
trata de algo que se refiere a la constitución del ideal del yo, y no del yo
ideal: en otros términos del origen fundamentalmente imaginario, especular, del
yo.
Espero que se habrán dado
cuenta de la estrecha relación existente, en este texto, entre la formación del
objeto y la formación del yo. Existe una carga narcisista especifica. Ella es
una carga libidinal sobre lo que no puede ser concebido sino como una imagen
del yo. Es absolutamente cierto que, a partir de cierto momento del desarrollo
de la experiencia freudiana, la atención se concentra en torno a la función imaginaria del yo. Después de Freud,
toda la historia del psicoanálisis se confunde con el retorno a la concepción,
no tradicional, pero sí académica, del yo como función psicológica de síntesis.
¿Qué significa decir yo? ¿Significa acaso lo mismo que el ego, concepto
analítico? Cuando utilizan el yo no pueden desconocer que es ante todo, una
referencia psicológica, en el sentido en que hay psicología cuando se trata de
la conservación de lo que ocurre en el hombre. ¿cómo aprende este hombre a decir
yo? Yo es un término verbal cuyo empleo es aprendido en una cierta referencia
al otro, referencia que es una referencia hablada. El yo nace en referencia al
tú. Todos saben cómo los psicólogos montaron, a partir de este punto, cosas
fabulosas; por ejemplo la reciprocidad, que se establece o no, y que determina
no sé qué etapa en el desarrollo íntimo del niño. Como si se pudiera, así como
así, estar seguro sobre este asunto, y deducirlo de esa primera torpeza del
niño con los pronombres personales. El niño repite la frase que se le ha dicho
con el tú, en lugar de hacer la inversión y emplear yo. Se trata de una
vacilación en la aprehensión del lenguaje. No tenemos derechos alguno a ir más
allá. Sin embargo, esto basta para darse cuenta que el yo, se constituye en
primer lugar, en una experiencia del lenguaje, en referencia al tú, y que lo
hace en una relación donde el otro le manifiesta…¿Qué? Órdenes, deseos, que él
debe reconocer; órdenes y deseos de su padre, su madre, sus maestros, o bien de
sus pares y camaradas.
Al comienzo el niño tiene
ciertamente, pocas posibilidades de hacer reconocer sus propios deseos, salvo
en la forma más inmediata. En los adultos por ejemplo, ellos buscan satisfacer
sus deseos. De no ser así, no necesitarían del análisis. Lo cual nos señala
hasta qué punto están separados de lo que está relacionado con su Yo, a saber
de lo que pueden hacer reconocer como propio.
Saben que la actitud del
niño,entre los 6 u los 18 meses, frente al espejo, nos informa sobre la
relación fundamental del individuo humano con la imagen. Puede mostrarles, el
año pasado, el júbilo del niño frente al espejo durante este periodo, en una
película de gessell quien, sin embargo, nunca había oído hablar de mi estadio
del espejo, y quien, se los puedo asegurar, nunca se planteó pregunta alguna de
índole analítica. Esto otorga aún más valor al hecho de que haya aislado tan
adecuadamente ese momento significativo. Pero es cierto que no subraya
verdaderamente cuál es su rasgo fundamental: su carácter exaltante. Lo más
importante no es la aparición de esta conducta a los 6 meses sino su ocaso a
los 18 meses. En efecto, súbitamente, la conducta del niño cambia por completo,
como lo he mostrado el año pasado, para no ser más que una experiencia, y de
juego instrumental. Para explicar lo que ocurre, me referiré a un término que,
al menos a partir de ciertas lecturas, debe resultarles familiar, uno de esos
términos que empleamos en formas harto confusa, pero que, de todas formas,
responde para nosotros a un esquema mental. Ustedes saben que, en el momento
del ocaso del complejo de Edipo, se produce lo que llamamos introyección: se
emplea cuando se produce algo así como una inversión: lo que estaba afuera se
convierte en el adentro, lo que era el padre se convierte en el superyó. Algo
ocurrió a nivel de ese sujeto visible, impensable, que nunca se nombra como
tal. ¿a nivel del ello o el yo? Entre los dos. Por ello se le llama superyó.
Supongamos que un etnólogo,
que nunca hubiera oído hablar de este endit análisis, llegara de pronto
aquí, y oyera lo que decimos, diría:
curiosos primitivos, estos analizados, que se tragan a su analista de a
pedacitos.
El momento en que el estadio
del espejo desaparece presenta una analogía con el movimiento de báscula que se
produce en ciertos momentos del desarrollo psíquico. Lo podemos verificar en
esos fenómenos de transitivismo en los cuales la acción del niño equivale, para
él, a la acción del otro. El niño dice: francisco me pegó, cuando en realidad
fue él quien pegó a francisco. Entre el niño y su semejante existe un espejo
inestable. ¿Cómo explicar estos fenómenos?. Cuando Freud habla del ego, no se
trata en absoluto de algo incisivo, determinante, imperativo que podríamos
confundir con lo que la psicología académica denomina instancias superiores.
Freud señala que debe tener una relación muy estrecha con la superficie del
cuerpo. No se trata de la superficie sensible, sensorial, impresionada, sino de
esa superficie en tanto está reflejada en una forma. No hay forma sin
superficie; una forma se define por una superficie: por la diferencia en lo
idéntico, es decir, por la superficie. LA IMAGEN DE LA FORMA DEL OTRO ES
ASUMIDA POR EL SUJETO. ESTÁ SITUADA EN SU INTERIOR, ES GRACIAS A ESTA
SUPERFICIE QUE, EN LA PSICOLOGIA HUMANA, SE INTRODUCE ESA RELACIÓN DEL ADENTRO
CON EL AFUERA POR LA CUAL EL SUJETO SE SABE, SE CONOCE COMO CUERPO.
El hombre se aprehende como
cuerpo, como forma vacía del cuerpo, en un movimiento de báscula, de
intercambio con el otro. Así mismo, aprenderá a reconocer invertido en el otro
todo lo que en él está entonces en estado de puro deseo, deseo originario,
inconstituido y confuso, deseo que se expresa en el vagido del niño. Aprenderá,
pues, aún no ha aprendido, tan sólo
cuando pongamos en juego la comunicación. Esta anterioridad no es cronológica
sino lógica, no hacemos más que deducirla. No por ello es menos fundamental;
nos permite distinguir los planos de los simbólico, lo imaginario y lo real,
sin los cuales no podemos progresar en la experiencia analítica, salvo utilizando
expresiones rayanas en la mística.
Antes que el deseo aprenda a
reconocerse – pronunciemos ahora la palabra – por el símbolo, sólo es visto en
el otro.
En el origen, antes del
lenguaje, el deseo sólo existe en el plano único de la relación imaginaria del
estadio especular; existe proyectando alienado en el otro. La tensión que
provoca no tiene salida. Es decir que no tiene otra salida que la destrucción
del otro.
Esta relación, el deseo del
sujeto solo puede confirmarse en una competencia, en una revalidad absoluta con
el otro por el objeto hacia el cual tiende. Cada vez que nos aproximamos, en un
sujeto, a esta alienación primordial, se genera la agresividad más radical: el
deseo de la desaparición del otro, en tanto el otro soporta el deseo del
sujeto. Su consecuencia es la imposibilidad de toda coexistencia humana. Sin
embargo, a dios gracias, el sujeto está en el mundo del símbolo, es decir, en
un mundo de otros que hablan. Su deseo puede pasar entonces por la mediación
del reconocimiento. De no ser así, toda función humana se agotaría en el anhelo
indefinido de la destrucción del otro como tal.
INVERSAMENTE, CADA VEZ QUE EN
EL FENÓMENO DEL OTRO, SURGE ALGO QUE PERMITE DE NUEVO AL SUJETO VOLVER A
PROYECTAR, VOLVER A COMPLETAR, A NUTRIR LA IMAGEN DEL IDEAL DEL YO, CADA VEZ
QUE DE MODO ANALÓGICO VUELVE A PRODUCIRSE
LA ASUNCIÓN JUBILATORIA DEL ESTADÍO DEL ESPEJO, CADA VEZ QUE EL SUJETO ES
CAUTIVADO POR UNO DE SUS SEMEJANTES, EL DESEO RETORNA ENTONCES AL SUJETO. PERO
RETORNA VERBALIZADO. EN OTROS TÉRMINOS, CADA VEZ QUE SE PRODUCEN LAS
IDENTIFICACIONES OBJETALES DEL IDEAL DEL YO, APARECE ESE FENÓMENO SOBRE EL QUE
HE LLAMADO LA ATENCIÓN DE USTEDES DESDE EL COMIENZO: LA INFATUACIÓN
(ENAMORAMIENTO).La diferencia entre la infatuación y la transferencia es que la
infatuación no se produce automáticamente: requiere ciertas condiciones
determinadas por la evolución del sujeto.
En el artículo sobre el yo y
el ello que se lee mal, pues sólo se piensa en el famoso esquema para
imbéciles, con los estadios, la pequeña lente, los costados, la cosa entra y
que él llama superyó –vaya idea, representarnos esto cuando con seguridad había
otros esquemas – FREUD ESCRIBE QUE EL YO ESTÁ FORMADO POR LA SUCESIÓN DE LAS
IDENTIFICACIONES CON LOS OBJETOS AMADOS QUE LE PERMITIERON ADQUIRIR SU FORMA.
EL YO ES UN OBJETO QUE SE ASEMEJA A UNA CEBOLLA: SI PUDIÉRAMOS PELARLO
ENCONTRARÍAMOS LAS SUCESIVAS IDENTIFICACIONES QUE LO CONSTRUYERON.
SOBRE EL MASOQUISMO
PRIMORDIAL.
…No podemos comprenderla sin
la dimensión de lo simbólico. Se sitúa en el punto de articulación entre lo
imaginario y lo simbólico. En ese punto de articulación se sitúa, en su forma
estructurante, lo que suele llamarse el masoquismo primordial. También es allí
donde debe de situarse el llamado instinto de muerte.
Son estos juegos de ocultación
que Freud, en una intuición genial, presentó a nuestra mirada para que reconociésemos
en ellos que el momento en que el deseo se humaniza es también el momento en
que el niño nace al lenguaje. Podemos ahora ver que el sujeto con ello no sólo
domina su privación, asumiéndola, sino que eleva su deseo a la segunda
potencia. Pues su acción destruye el objeto que hizo aparecer y desaparecer en
la provocación, mediante la voz anticipadamente de su presencia y de su
ausencia. Hace así negativo el campo de fuerzas del deseo para hacerse ante sí
misma su propio objeto. Y este objeto, tomando cuerpo inmediatamente en la
pareja simbólica de las dos jaculatorias elementales, anuncia en el sujeto la
integración diactónica de la dicotomía de los fonemas; estos significa
simplemente que es la puerta de entrada a lo que ya existe, siendo los fonemas
los componentes de una lengua cuyo lenguaje existente ofrece la estructura
sincrónica a su asimilación; así el niño comienza a adentrarse en el sistema
del discurso concreto del ambiente, reproduciendo más o menos aproximadamente
en su fort y en su da los vocablos que recibe de él. Es sin duda ya en su
soledad donde el deseo de la cría del hombre se ha convertido en el deseo de
otro, de un alter ego que le domina y cuyo objeto de deseo constituye en lo
sucesivo su propia pena. Ya que se dirija al niño ahora a un compañero
imaginario o real, lo verá obedecer igualmente a la negatividad de su discurso
y de su llamado pues no deben olvidar que cuando dice fort es porque el objeto
está ahí, cuando dice da el objeto está ausente y puesto que su llamado tiene
por efecto hacerle escabullirse, buscará en una intimación desterradora. Muy
pronto aprenderá la fuerza de la negatividad la provocación del retorno que
vuelve a llevar su objeto a su deseo.
Conclusión de los cuatro temas
descritos arriba:
Logré que captaran cómo el
deseo, alienado, perpetuamente es reintegrado de nuevo, reproyectando al
exterior el ideal del yo.Así es como se verbaliza el deseo. Se produce un
movimiento de báscula entre dos relaciones invertidas. La relación especular
del ego, que el sujeto asume y realiza, y la proyección, siempre dispuesta a
renovarse, en el ideal del yo.
Retengan que el deseo sólo es
reintegrado en forma verbal, mediante una nominación simbólica: esto es lo que
Freud llamó el núcleo del ego.
POR ESTA VÍA SE COMPRENDE LA
TÉCNICA ANALÍTICA.EN ELLA SE SUELTAN LAS AMARRAS DE LA RELACIÓN HABLADA, SE
ROMPE LA RELACIÓN DE CORTESÍA, DE RESPETO, DE OBEDIENCIA RESPECTO AL OTRO. EL
TÉRMINO ASOCIACIÓN LIBRE DEFINE MUY MAL AQUELLO DE LO QUE SE TRATA:SON LAS
AMARRAS DE LA CONVERSACIÓN CON EL OTRO LAS QUE INTENTAMOS CORTAR.A PARTIR DE
ESE MOMENTO, EL SUJETO DISPONE DE CIERTA MOVILIDAD EN ESE UNIVERSO DEL LENGUAJE
DONDE LO HACEMOS PENETRAR. MIENTRAS EL SUJETO ACOMODA SU DESEO EN PRESENCIA DEL
OTRO, SE PRODUCE, EN EL PLANO IMAGINARIO, ESA OSCILACIÓN DEL ESPEJO QUE PERMITE
QUE LAS COSAS IMAGINARIAS Y REALES QUE, PARA ÉL HABITUALMENTE NO SUELEN
EXISTIR, SE ENCUENTREN EN CIERTA SIMULTANEIDAD O EN CIERTOS CONTRASTES.
Hay allí una relación
esencialmente ambigua. ¿QUÉ INTENTAMOS MOSTRARLE AL SUJETO EN EL ANÁLISIS?
¿HACIA DÓNDE INTENTAMOS GUIARLO EN LA PALABRA AUTÉNTICA? Todos nuestros
intentos y nuestras consignas tienen como meta, en el momento en que liberamos
el discurso del sujeto, despojarlo de toda función verdadera de la palabra:¿gracias
a qué paradoja volveremos entonces a encontrarla? Esta senda paradójica
consiste en extraer la palabra del lenguaje. ¿Cuál será entonces el alcance de
los fenómenos que transcurren en el intervalo? Tal es el horizonte del
interrogante que intento desarrollar ante ustedes.
Capitulo 14
La fluctuación de la libido
Agresividad agresión
La palabra elegant
Las marras de la palabra
Transferencia y sugestion
Freud y dora
Existe entre los seres humanos
una relación destructora y mortal. Siempre está allí, en forma subyacente. El
mito político del struggleforlife sirvió para insertar muchas cosas. Si Darwin
lo forjó, fue porque formaba parte de una nación de corsarios, cuya industria
fundamental era el racismo.
En realidad, todo se opone a
esta tesis acerca de la supervivencia de las especies más fuertes. Es un mito
que se opone a los hechos. Toda prueba que hay puntos de constancia y
equilibrio propios de cada especie, y que las especies viven en una especie de
coordinación, presente incluso entre devoradores y devorados. Jamás se llega a
un radicalismo destructor, el cual simplemente culminaría en el aniquilamiento
de la especie de los devoradores quienes ya no tendrían nada que comer. La
estrecha intercoaptación que existe en el plano de la vida no se lleva a cabo
en la lucha a muerte.
Es preciso profundizar la
noción de agresividad que utilizamos en forma un tanto burda. Se cree que la
agresividad es la agresión. Sin embargo, no tiene nada que ver la una con la
otra. Sólo en su límite, virtualmente, la agresividad se resuelve en agresión.
Pero la agresión nada tiene que ver con la realidad vital: es un acto
existencial vinculado a una relación imaginaria. Esta es una clave que permite
volver a pensar muchos problemas; no sólo los nuestros, en un registro
completamente diferente.
En el sujeto humano, el deseo
es realizado en el otro, por el otro. Es éste el segundo tiempo, el tiempo
especular, el momento en que el sujeto ha integrado la forma del yo. Pero sólo
pudo integrarla después de un primer juego de báscula, por el cual,
precisamente, cambió su yo por ese deseo que ve en el otro. A partir de
entonces, el deseo del otro, que es el deseo del hombre, entra en la mediatización
del lenguaje. Es en el otro, por el otro, que el deseo es nombrado. Entra en la
relación simbólica del yo y el tú, en una relación de reconocimiento reciproco
y de trascendencia, en el orden de una ley ya preparada para incluir la
historia de cada individuo.
La palabra o el concepto no
es, para el ser humano, más que la palabra en su materialidad. Es la cosa
misma. No es simplemente una sombra, un soplo, una ilusión virtual de la cosa;
es la cosa misma. Es el punto donde la POLITICA HUMANA SE INSERTA. En su
sentido amplio. Si los hombres no actúan como los animales, es porque
intercambian su conocimiento mediante el lenguaje. En consecuencia, se trata de
política.
Simplemente quiero que sea
posible palpar la importancia del nombre. RESUMIENDO:
A la proyección de la imagen
le sigue constantemente la del deseo. Correlativamente, hay re-introyección de
la imagen y reintroyección del deseo. Movimiento de báscula, juego de espejo.
Por supuesto, esta articulación no se produce una sola vez. Se repite. Y en el
curso de este ciclo, el niño re-integra, re-asume sus deseos.
Acentuaré ahora cómo el plano
simbólico se conecta con el plano imaginario. En efecto, como pueden ver, los
deseos del niño pasan primero por el otro especular. Allí es donde son
aprobados, aceptados o rechazados. Esta es la vía por donde elniño aprende el
orden simbólico y accede a su fundamento: la ley.
LA FUNCIÓN DE LA PALBRA: La
palara es esa rueda de molino donde constantemente se mediatiza el deseo humano
al penetrar en el sistema del lenguaje. Destaco aquí el registro del orden
simbólico porque no deberíamos nunca perder su referencia y, sin embargo, es el
más olvidado y el más evitado en el análisis.
COMPLEJO DE EDIPO Y SU
RELACIÓN CON LA TEORÍA DEL ESPEJO:
Si la libido primitiva está
relacionada con el estado prematuro, la segunda libido es de naturaleza
diferente. Va más allá, responde a una primera maduración del deseo, si no del
desarrollo vital. Al menos es lo que debemos suponer, a fin de que la teoría se
mantenga en pie y que la experiencia pueda ser explicada, con el otro. Es el
pivote de lo que se llama la maduración, en torno al cual gira todo el drama
edípico. Es el correlato instintual de lo que en el Edipo ocurre en el plano
situacional;¿qué sucede pues? La relación con la imagen narcisista pasa al
plano de la infatuación, para emplear el último vocabulario freudiano, en la
medida en que la libido primitiva alcanza la madurez. La imagen narcisista,
cautivante, alienante en el plano imaginario, se halla cargada con la
infatuación, que corresponde fenomenológicamente al registro del amor.
La libido pregenital es el
punto sensible, el punto de espejismo ente eros y thanatos, entre amor y odio
es la manera más simple de hacer comprender el papel crucial que desempeña la
libido llamada desexualizada del yo en la posibilidad de reversión, de viraje
instantáneo del odio en amor, del amor en odio. Es el problema cuya resolución
pareció plantear más dificultades a Freud; remítanse a su escrito el yo y el ello.
Parece incluso utilizarlo, en este texto, como una objeción a la teoría que
plantea como diferentes a los instintos de muerte y a los instintos de vida.
Creo, por el contrario, que concuerda perfectamente, a condición de que
tengamos una teoría correcta de la función imaginaria del yo.
La reacción agresiva a la
rivalidad edípica está vinculada con uno de estos cambios de nivel.El padre
constituye primero una de las figuras imaginarias más manifiestas del ideal del
yo, como tal cargada con una infatuación, perfectamente aislada, nombrada y
descrita por Freud. Precisamente, en tanto hay regresión de la posición
libidinal, el sujeto alcanza la fase edipica, entre los tres y los cinco años.
Aparece entonces el sentimiento de agresión, de rivalidad y de odio hacia el
padre. Un cambio muy pequeño en el nivel libidinal en relación a cierto umbral
transforma el amor en odio; por otra parte, esto oscila durante un cierto
tiempo…
Qué empleo hacemos del
lenguaje y la palabra en el tratamiento? En el interior de esta relación, se
trata primero de desatar las amarras de la palabra. En su modo de habla, en su
estilo, en su modo de dirigirse al interlocutor, el sujeto está liberado de los
lazos. No sólo de cortesía y buenos modales, sino incluso de coherencia. Se
sueltan algunas de las amarras de la palabra.
La relación imaginaria brinda
definitivamente los marcos dentro de los cuales se hará las fluctuaciones
libidinales. Para el sujeto, la desinserción de su relación con el otro hace
variar, espejear, oscilar, completar y descompletar la imagen de su yo. Se
trata de que la perciba en su completitud, a la cual nunca tuvo acceso para que
pueda reconocer todas las etapas de completitud, todos los objetos que
soportaron a esa imagen su consistencia, su alimento, su encarnación. SE TRATA
DE QUE EL SUJETO CONSTITUYA MEDIANTE REPOSICIONES E IDENTIFICACIONES SUCESIVAS, LA HISTORIA DE SU YO.
Semejante técnica produce en
el sujeto una relación de espejismo imaginario consigo mismo más allá de lo que
le permiten obtener sus vivencias cotidianas. Tiende a crear artificialmente en
forma de espejismo, la condición fundamental de toda infatuación.
Continuando con el párrafo
anterior: La ruptura de las amarras de la palabra permite que el sujeto vea, al
menos sucesivamente, las diversas partes de
su imagen, y que obtenga lo que podemos llamar una proyección narcisista
máxima. En este sentido, el análisis es aún bastante rudimentario, puesto que
consiste, es preciso decirlo, en soltar todo, viendo luego lo que esto
producirá. No es inconcebible que las cosas hubieran podido, podrían ser
conducidas de otro modo pero es evidente que esto sólo puede tender a producir
al máximo la revelación narcisista en el plano imaginario. Es esta la condición
fundamental de la INFATUACION.
El punto donde se focaliza la
identificación del sujeto a nivel de la imagen narcisista es lo que, en el
análisis, llamamos la transferencia. La transferencia, no en el sentido
dialéctico que les explicaba, por ejemplo, en el caso de dora, sino
transferencia tal como se la entender habitualmente, en tanto fenómeno
imaginario.
Blaint dice exactamente: todo
el progreso del análisis radica en la tendencia del sujeto a volver a encontrar
lo que él llama el amor primario. El sujeto siente necesidad de ser el objeto
del amor, de los cuidados, del afecto, del interés de otro objeto sin tener
consideración por las necesidades, incluso por la existencia de este objeto.
Ejemplo en el caso dora: Lo
que en el análisis se descuida es, evidentemente, la palabra como función de reconocimiento.
La palabra es esa dimensión a través de la cual el deseo del sujeto está
integrado auténticamente en el plano simbólico. Tan sólo cuando se formula,
cuando se nombra ante el otro, el deseo, sea cual fuere, es reconocido en el
pleno sentido de la palabra.No se trata de la satisfacción del deseo, ni de no
sé qué primari love, sino, exactamente del reconocimiento del deseo.
Recuerden lo que Freud hace
con dora. Dora es una histérica. En esa época, Freud no conoce suficientemente
lo que llama el componente homosexual; lo cual no quiere decir nada, pero en
fin, es una etiqueta. Esto equivale a lo siguiente: no se dio cuenta de la
posición de dora, es decir, de cuál era el objeto de dora. No percibió por
decirlo todo, que en O estaba, para dora, la señora K.
Freud, por razones que también
están vinculadas a su punto de partida erróneo, ni siquiera interpreta a Dora
las manifestaciones de su pretendida transferencia con él, al menos evita así
equivocarse en este punto. Simplemente le habla del señor K. ¿qué significa
esto sino que le habla a nivel de la experiencia de los otros? Es en este nivel
donde el sujeto debe reconocer y hacer reconocer a sus deseos. Y si no son
reconocidos, están pues prohibidos y allí empieza, en efecto, la represión.
Allí está Freud diciendo a
Dora: Usted ama al señor K. lo dice además tan torpemente que dora
inmediatamente abandona el análisis. Si en aquella época hubiese estado
iniciado en lo que hoy se llama el análisis de las resistencias, se lo hubiese
hecho degustar poco a poco, habría empezado por enseñarle que tal o cual cosa
era en ella una defensa y, por fuerza, habría eliminado, en efecto, toda una
serie de pequeñas defensas. De este modo hubiese ejercido estrictamente
hablando, una acción sucesiva, es decir, que hubiese introducido en su ego un
elemento, una motivación suplementaria. ESTO ES LA TRANSFERENCIA.
Es cuando el deseo está en O
cuando Freud debe nombrarlo pues, en ese momento puede realizarse. Si la
intervención es repetida suficientemente y suficientemente completa, puede
realizarse la infatuación, que es desconocida, quebrada, continuamente
refractada como una imagen en el agua que no llegamos a captar. En este punto
dora podría reconocer su deseo, el objeto de su amor, cuando siendo
efectivamente la señora K.
Esta es una ilustración de lo
que les decía antes: si Freud hubiera revelado a dora que ella estaba enmorada
de la señora K, efectivamente ella se hubiera enamorado. ¿ es este el objetivo
del análisis? No, sólo es su primera etapa. Y si ustedes pierden este momento,
o bien interrumpen el análisis, como Freud, o bien hacen otra cosa, ortopedia
del ego. En ambos casos, no hacen un análisis.
El análisis, concebido como un
proceso de despellejamiento, de mondadura de los sistemas de defensa, no tiene
por qué no funcionar. Esto es lo que los analistas llaman: encontrar un aliado
en la parte sana del ego. Consiguen en efecto atraer hacia ellos la mitad del
ego del sujeto, luego la mitad de la mitad, etc… ¿por qué no habría de
funcionar esto con el analista puesto que es así como se constituye el ego en
la existencia? Pero se trata de saber si esto es lo que nos enseña Freud.
Una vez realizado este
movimiento de báscula, por el cual el sujeto en el mismo momento en que su
palabra reintegra la palabra del analista, le está permitido un reconocimiento
de su deseo. Esto no se produce en una sola vez. Al ver el sujeto que se
aproxima puede ocupar su lugar a nivel del yo ideal tan sólo en la medida en
que el sujeto reconquista su ideal del yo.
CAPITULO 15
EL NUCLEO DE LA REPRESIÓN
1954
Nombrar el deseo
La pragung del trauma
El olvido del olvido
El sujeto en la ciencia
El superyó
Enunciado discordante
Se debe comprender que sólo a
partir del sentido del análisis puede enunciarse una regla técnica.
En el movimiento de molino
expresado por estas dos flechas, de O a O´ y de O´a O, en ese juego de vaivén,
se encarna el espejeo del más acá al más allá del espejo por donde pasa la
imagen del sujeto. En el transcurso del análisis se trata del completamiento de
esa imagen. Al mismo tiempo, el sujeto reintegra su deseo. Cada vez que se da
un nuevo paso en el completamiento de esta imagen, el sujeto ve cómo surge en
sí mismo su deseo en forma de una tensión particularmente aguda. Este
movimiento no se detiene en una única revolución. Existen todas las
revoluciones necesarias para que las diferentes fases de la identificación
imaginaria, narcisista, especular estas tres palabras son equivalentes en el
modo de representar las cosas en la teoría proporcionen una imagen bien lograda. Pero nada puede concebirse sin la
intervención de ese tercer elemento que introduje la vez pasada: la palabra del
sujeto.
En ese momento, el deseo es
sentido por el sujeto, y no puede sentirlo sin contar con la conjunción de la
palabra. Este es un momento de pura angustia, y nada más, el deseo emerge en
una confrontación con la imagen. Cuando esta imagen que había sido
descompletada, se completa, cuando surge la faceta imaginaria que no estaba
integrada, que estaba suprimida, reprimida, entonces aparece la angustia. Este
es el punto fecundo.
Con respecto a la
transferencia, Strachey manifestó que la interpretación puede adquirir un valor
de progreso solo en un momento preciso del análisis. Las ocasiones no son
frecuentes, y no pueden captarse únicamente por aproximaciones. No es en torno,
ni alrededor, ni antes, ni después, sino en el momento preciso en que lo que
está por despuntar en loimaginario está a la vez presente en la relación verbal
con el analista, cuando la interpretación debe hacerse a fin de que pueda
ejercer su valor decisivo, su función mutativa. ¿qué significa esto? Que se
trata del momento en que lo imaginario y lo real de la situación analítica se
confunden entre sí. El deseo del sujeto está allí, en la situación, a la vez
presente e inexpresable. Según strachey, la intervención del analista debe
limitarse a nombrarlo. Es el único punto en el cual la palabra del analista
debe añadirse a la que el paciente fomenta en el discurrir de su largo
monologo, molino de palabras, metáfora harto bien justificada por el movimiento
de las flechas en el esquema.
El hombre de los lobos es lo
que hoy llamaríamos la neurosis de carácter, o también una neurosis narcisista.
El hombre de los lobos es indispensable para comprender lo que Freud elabora en
esta época, vale decir, la teoría del traumatismo. Ante todo, les recordaré que
la represión, en el caso del hombre de los lobos, está ligada a una experiencia
traumática: el espectáculo de la copulación entre los padres en posición a
tergo. Volvamos a lo esencial. El valor traumático de la efracción imaginaria
producida por ese espectáculo no debe, en modo alguno localizarse justo después
del acontecimiento. Para el sujeto, la escena cobra valor traumático entre los
3 años y 3 meses y los cuatro años. El sueño de angustia, eje de esta
observación, aparece por primera vez mientras el sujeto está esperando los
acontecimientos de navidad. Este sueño de angustia es la primera manifestación
del valor traumático de lo que he llamado, hace un instante la efracción imaginaria.
Esta pragung Freud lo explica
claramente al decir que se sitúa primero en un inconsciente no reprimido:
precisamos más adelante esta expresión que solo es aproximativa. Digamos que la
pragung no fue integrada al sistema verbalizado del sujeto, que ni siquiera
alcanzó la verbalización, ni siquiera, podemos decirlo, alcanzó la
significación.ESTA PRAGUNG ESTRICTAMENTE LIMITADA AL DOMINIO DE LO IMAGINARIO,
RESURGE A MEDIDA QUE EL SUJETO AVANZA EN UN MUNDO SIMBÓLICO CADA VEZ MÁS
ORGANIZADO.Esto es lo que Freud explica al relatarnos toda la historia del
sujeto, tal como ella se deduce entonces de sus declaraciones, entre el momento
originario x y esa edad de 4 años, fecha en la que Freud localiza la represión.
En primer lugar, todas las
salidas más favorables pueden esperarse a partir de la introducción del sujeto
en la dialéctica simbólica. Toda la dialéctica de la rivalidad con el padre,
pasivizánte para él, se relajará en determinado momento gracias a la
intervención de personajes dotados de prestigio, tal o cual profesor, o aún
antes, por la introducción del registro religioso. Por otra parte, ¿qué ocurre
durante este periodo, entre los 3 año y los 6 meses y los cuatro años?Ocurre,
justamente, que el sujeto aprende a integrar los acontecimientos de su vida en una
ley, en un campo de significaciones simbólicas, en un campo humano
universalizante de significaciones (complejo de Edipo)
Lo reprimido puede irrumpir en
la conciencia con la condición de que sea negado. Es una cancelación de la
represión pero no una aceptación de la represión. Pero se hace oír en un sueño
desfigurado, en un chiste, en un lapsus, en la negación. La negación es una
formación del inconsciente. Lo reprimido retorno por la vía de la negación, por
los lapsus y los sueños: es mi madre que eso esta reprimido. La condición es la
de que el contenido de la represión no llegue a la conciencia. Lo esencial de
la represión se mantiene. De todos modos eso se dice: el retorno de lo
reprimido deja oír el nódulo de la idea y catexia de lo reprimido. La negación
de freud, la ubica en el nivel de lo retorno a lo reprimido. Freud tiene que
ubicar el primer tiempo, la pareja no es afirmación y negación, señala más bien
que la negación es un consecutivo posterior, para que algo sea negado primero
tuvo que ser aceptado. lo que se ubica como pareja de la afirmación es el
rechazo.
Se trata de la construcción
del mito del aparato psíquico (represión primaria), esto está dentro esto esta
fuera. La afirmación como introyección pertenece al eros, y la negación a thanatos.
Lacan, seminario 3. Lo que
destacaba es que lo inconsciente todo esta tan reprimido. Hay que admitir que
detrás del proceso de verbalización una bellacun primordial. Es cierto hay
represión, y la represión es secundaria
y hay retorno a lo reprimido. En términos lógicos antes de la represión
secundaria, hay una bellacun, una admisión simbólica o afirmación primordial.
El aparato psíquico se incluye atravesó de admitir significantes. Hay
significantes que quedan fuera ( = lo real, lo que no ha sido simbolizado), lo
que no ha quedado en lo simbólico y queda en lo real, es lo que para lacan va a
dar lugar al retorno a lo real.
Lo que va a distinguir de la
neurosis de la psicosis cual es cuales significantes se han inscritos en el
registro simbólico, y cuales significantes se han inscrito fuera de él. En
lugar de que algo sea reprimido, sea rechazado, esto es, que no sea admitido
simbólicamente para la construcción del sujeto.
A este significante que se
inscribe en la construcción del yo, que se inscribe a lo simbólico, se le
denomina significante del nombre del padre.
…
SEMINARIO 2 CAP 2. SABER VERDAD Y OPINION.
El psiconalisis y sus
conceptos
Una verdad inaprehensible por
el saberligado
Gorma y símbolo
Pericles psicoanalista
Programas del año
El psicoanálisis tiene valor
de revolución copernicana. Toda la relación del hombre consigo mismo cambia de
perspectiva con el descubrimiento freudiano, y de esto se trata en la práctica,
tal como la realizamos todos los días.
Por esa misma razón no se puede concebir una fusión del psicoanálisis en
la psicología general. Han podido ver que este discurso coherente lo llevó a
formular: los conceptos analíticos no tienen ningún valor, no corresponden a la
realidad. Pero ¿cómo aceptar esa realidad si no la designamos empleando nuestro
vocabulario? ¿y si, al seguir haciéndolo, creyéramos que este vocabulario es
tan sólo la señal de cosas que estarían más allá? ¿Qué se reduce a pequeñas
etiquetas, designaciones que flotan en lo innombrado de la experiencia analítica
cotidiana? En tal caso esto significaría sencillamente, que hay que inventar
otro, es decir, hacer otra cosa y no psicoanálisis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario