martes, 29 de diciembre de 2015

RESUMEN JACQUES LACAN SEMINARIO 2




TEMA 1. EL UNIVERSO SIMBOLICO
Dialogos sobre levi Strauss
La vida y la maquina
Dios, la naturaleza y el símbolo
La imaginario natural
El dualismo freudiano


¿Cuál es la originalidad del pensamiento que aporta levi Strauss con la estructura elemental?

Lo que destaca de un extremo al otro es que nada se comprenderá de los fenómenos que se vienen recopilando desde hace largo tiempo con respecto al parentesco y la familia, si se intenta deducirlos de una dinámica cualquiera natural o naturalizante. El incesto como tal no suscita ningún sentimiento natural de horror. No digo que esto pueda servirnos de base, digo que esto es lo que dice levi. No hay ninguna razón biológica,  en particular genética, que explique la exogamia, y él lo demuestra después de un análisis extremadamente preciso de los datos científicos. En una sociedad – y podemos considerar otras sociedades que las humanas-, la práctica permanente y constante de la endogamia no sólo no traerá inconvenientes sino que al cabo de cierto tiempo producirá el efecto de eliminar las pretendidas taras. No hay ninguna deducción posible, a partir del plano natural, de la formación de esa estructura elemental que se llama orden preferencial.

¿y en que lo  basa? Lo basa en el hecho de que el orden humano nos pone frente a la emergencia total, que engloba a la totalidad de este orden humano, de una función nueva. La función simbólica no es nueva como función, pues se esboza en otras partes del orden humano, pero son nada más que esbozos. El orden humano se caracteriza por la circunstancia de que la función simbólica interviene en todo los momentos y en todos los grados de su existencia. Dicho de otro modo: todo está relacionado. LA TOTALIDAD EN EL ORDEN SIMBÓLICO. EL ORDEN SIMBOLICO SE DA PRIMERAMENTE EN SU CARÁCTER UNIVERSAL.

No es que se vaya construyendo poco a poco. Cuando el símbolo aparece, hay un universo de símbolos.

La función simbólica constituye un universo en el interior del cual todo lo que es humano debe ordenarse. No es casual que levi llame a sus estructuras elementales; no dice primitivas. Elemental es lo contrario de complejo.

A partir de ella podemos formular la hipótesis de que el oren simbólico, por cuanto se plantea siempre como un todo, como algo que forma por sí solo un universo – y que incluso constituye el universo como tal, en tanto que distinto del mundo –debe estar igualmente estructurado como un todo, vale decir que forma una estructura dialéctica acabada, completa.

Levi descubre que hay una clasificación correcta de aquello que las estructuras elementales del parentesco nos presentan, esto supone que las instancias simbólicas funcionan en la sociedad desde el origen, desde el momento en que ella surge como humana. Pues bien: esto es lo que también supone el inconsciente, tal como lo descubrimos y manipulamos en el análisis.

No se trata de suponer en alguna parte un alma común (inconsciente colectivo) donde se efectuarían todos esos cálculos, no se trata de ninguna entificación psicológica, se trata de la función simbólica. La función simbólica no tiene absolutamente nada que ver con una formación para – animal, con una totalidad que haría del conjunto de la humanidad una especie de gran animal; porque, al fin y al cabo, el inconsciente colectivo es eso.

De tal modo que, a pesar de todo, siempre tratamos de explicar al ser vivo en términos de mecanismos, pero, ¿por qué nos vemos llevados a pensar al ser humano en términos de mecanismos? ¿en qué somos efectivamente, en tanto hombres, parientes de la máquina?

Las críticas filosóficas hechas a las investigaciones propiamente mecanicistas suponen que la máquina  está privada de libertad. Sería muy fácil demostrar que la máquina es mucho más libre que el animal. El animal es una máquina bloqueada. Es una máquina en la que ciertos parámetros ya no pueden variar. Porque es el medio exterior lo que determina al animal y hace de él un tipo fijo.

El complejo de Edipo es al mismo tiempo universal y contingente, porque es pura y exclusivamente simbólico.


Primer seminario capitulo 12

La imagen de la muerte
La propia persona del durmiente
El nombre la ley
Del porvenir al pasado

No se cuentan en la imagen mental que se tiene del panteón. A la cual yo gustosamente hubiera cuestionado: excepto el arquitecto del panteón.

¿Cuál es el juego de correspondencias entre el objeto real, las flores, la imagen real, la imagen virtual, el ojo real y el ojo virtual? Comencemos por el objeto real: que representan para usted las flores reales? Freud ya constituyó algo semejante a este esquema, y nos indicó, especialmente en el estudio del sueño, y en el abriss, que las instancias psíquicas debían ser concebidas a partir de los fenómenos imaginarios. En el estudio sobre el sueño hizo el esquema de las capas sucesivas en que se inscriben percepciones y recuerdos, unos formando lo consciente, otros lo inconsciente, que llegan a proyectarse en la conciencia y a cerrar, eventualmente, el circulo estimulo – respuesta, mediante el cual se intentaba en esa época comprender el circuito de lo viviente. Podemos ver allí algo así como la superposición de películas fotográficas. Pero, sin duda alguna, este esquema es imperfecto, porque… para fijar las ideas, podemos dar a la imagen real, cuya función es el de contener y, al mismo tiempo, excluir cierto número de objetos reales, la significación de los límites del yo. Pero, si ustedes dan determinada función a un elemento del modelo tal otro asumirá entonces necesariamente tal otra función.

Podría admitirse, por ejemplo, que el objeto real significa la gegenbild o reflejo, de su réplica sexual del yo.

Lo que me lleva a decir que el objeto real, las flores, representa el objeto real correlativo del sujeto animal perceptor, entonces, la imagen real del vaso de flores representa la estructura imaginaria reflejada de esa estructura real

El deseo es esencialmente una negatividad, introducida en un momento que no es especialmente originario, pero si crucial, viaje decisivo. El sujeto localiza y reconoce originariamente el deseo por intermedio no sólo de su propia imagen, sino del cuerpo de su semejante. La distinción pre conciencia y el cuerpo se efectúa en ese brusco intercambio de roles que tiene lugar en la experiencia del espejo cuando se trata del otro. En las relaciones interpersonales, siempre se intruduce algo ficticio, que es la proyección del otro sobre nosotros mismos. Sin duda esto tiene que ver con el hecho de que nos reconocemos como cuerpo en la medida en que esos otros, indispensables para reconocer nuestro deseos, también tiene un cuerpo, o más exactamente, que nosotros al igual que ellos lo tenemos.

Puesto que el sí mismo se representa como cuerpo ideal, y existe el cuerpo que yo siento, hay dos cuerpos? Ciertamente no. Es allí donde el descubrimiento freudiana adquiere su dimensión esencial: el hombre, en sus primeras fases, no llega de entrada de modo alguno a un deseo dominado, lo que reconoce y fija en esa imagen del otro es un deseo fragmentado. El aparente dominio de la imagen del espejo le es dada, virtualmente, al menos, como total. Es un dominio ideal.

Lo que el sujeto encuentra en el otro es, ante todo, una serie de planos ambivalente, de alienaciones de su deseo. Si digo dos cuerpos, quiero decir simplemente que lo que yo veo constituido, ya sea en el otro, ya sea en mi propia imagen en el espejo, es lo que yo no soy y, de hecho, lo que está más allá de mí. Es lo que llamo el cuerpo ideal, estatutario, o estatua.  El cuerpo como deseo despedazado buscándose, y el cuerpo como ideal de sí, vuelven a proyectarse del lado del sujeto como cuerpo despedazado, al mismo tiempo que ve al otro como cuerpo perfecto. Para el sujeto un cuerpo despedazado es una imagen esencialmente desmembrable de su cuerpo.
       
Finalmente lo real, por supuesto, se encuentra aquí más acá del espejo. ¿pero qué hay más allá? Existe, en primer lugar, como ya vimos, el imaginario primitivo de la dialéctica especular con el otro.

En la imagen del espejo, solo puede verse la imagen con suficiente completitud desde determinado punto virtual de observación. Ustedes pueden cambiar como quieran ese punto virtual. Ahora bien, cuando el espejo gira ¿qué es lo que cambia? No sólo cambiará el fondo, es decir, lo que el sujeto puede ver en el fondo, por ejemplo él mismo, o un eco de sí mismo. En efecto, cuando se mueve un espejo plano, llega un momento en que algunos objetos salen del campo. Evidentemente, los que salen en último término son los más cercanos, lo cual sirve ya para explicar algunos de los modos en que se sitúa el ideal del yo respecto a algo diferente, que dejo por ahora en forma enigmática, y que he denominado el observador. Tiene toda la razón si se piensa que no se trata únicamente de un observador. Se trata, a fin de cuentas de la relación simbólica; a saber, del punto a partir del cual se habla, a partir del cual es el hablado.
       
Pero no es esto lo único que cambia. Si ustedes inclinan el espejo, la imagen misma cambia. Sin que la imagen real se mueva, por el solo hecho de que el espejo cambia, la imagen del sujeto, colocado al lado del espejo esférico, vera en este espejo, pasará de una forma de boca a una forma de falo, o de un deseo, más o menos completo a este tipo de deseo que antes llamé despedazado. En otros términos, este funcionamiento permite mostrar lo que Freud siempre pensó, a saber, las correlaciones posibles entre la noción de regresión tópica y la regresión que él llama zeitiich – entwicjelungsgeschite: esto muestra hasta qué  punto estaba él mismo confundido respecto a la relación temporal. Freud dice la construcción interna que existe entre el término zietiich y el termino geschichte. Freud reúne estos tres términos y después: arréglenselas ustedes como puedan.

Pero si no tuviéramos que arreglárnoslas, no necesitaríamos estar aquí, sería una pena.

Adición metapsicológica de los sueños: Se trata de un articulo que Freud introduce diciéndonos que es instructivo establecer un paralelo entre ciertos síntomas mórbidos y los prototipos normales que nos permiten estudiarlos, por ejemplo, el duelo y la melancolía, el sueño y el dormir y ciertos estados narcisistas.

Freud nos dice que el dormir es un estado de desnudamiento psíquico, que vuelve a situar al durmiente en un estado análogo al primitivo estado fetal, y que también lo lleva a desprenderse de una parte de su organización psíquica, así como uno se quita una peluca, la ropa, antes de dormir. Quitarse los anteojos, quitarse los postizos, quitarse el maquillaje: la preparación para el dormir nos entrega su significación.

En el párrafo siguiente, Freud llega a algo que me parece ser el resumen de todo lo que estudiará después. Nos recuerda que cuando se estudian las psicosis, se comprueba que nos hallamos siempre ante regresiones temporales, es decir, ante esos puntos a los que cada caso retorna en las etapas de su propia evolución. Nos dice entonces que estas regresiones se comprueban, una en la evolución del yo, y otra en la evaluación de la libido. La regresión de la evolución de la libido llevará en el sueño en lo que corresponde a todo esto dice Freud al restablecimiento del narciso primitivo. La regresión de la evolución del yo en el sueño llevará del mismo modo a la satisfacción alucinatoria del deseo. Esto a priori nos aparece extremadamente claro, por lo menos para mí.

En el sueño el personaje central es siempre el sujeto.

El sueño es también una proyección, una exteriorización de un proceso interno. Siendo este un medio de defensa contra el despertar. En la fobia histérica existe esta misma proyección, que es un medio de defensa, que viene a reemplazar una función interior. Freud se pregunta: por qué la intención de dormir es contrarrestada? Puede serlo por una excitación que viene del exterior, o bien por una excitación que viene del interior.

Todo lo que aquí llamamos proceso interno viene siempre primero desde afuera. Es reconocido primero por intermedio del exterior.

Lo que Freud llama el deseo del sueño es el elemento inconsciente. Justamente, Freud dice que primero hay formación del deseo preconsciente del sueño, en el esto de vigilia supongo, lo cual permite que la pulsión inconsciente se exprese gracias al material, es decir, en los restos diurnos preconscientes. Aquí aparece el problema que me ha confundido. Después de haber utilizado la expresión deseo preconsciente del sueño, Freud dice que no ha sido necesario que existiera en estado de vigilia, y que puede poseer ya el carácter irracional propio de todo lo que es inconsciente. Es traducido en términos conscientes. Debemos evitar confundir el deseo del sueño con todo lo que es del orden preconsciente.

Entonces, el sujeto adquiere conciencia de su deseo en el otro, por intermedio de la imagen del otro; imagen del otro que le proporciona el espectro de su propio dominio. Pero resulta que se trata de un ser humano, que ha nacido en estado impotencia y al que, muy precozmente, las palabras, el lenguaje, le han servido de llamado, y de los más miserables, cuando de sus gritos dependía su alimento. Ya se ha relacionado esta materialización primitiva con los estados de dependencia.

Un nombre, por confuso que sea, designa una determinada persona y en esto consiste exactamente el paso al estado humano. Si debemos definir en qué momento el hombre deviene humano, digamos que es cuando, así sea ínimamente, entra en relación  SIMBÓLICA.

La relación simbólica es eterna. Y no simplemente porque es preciso que haya siempre efectivamente tres personas, es eterna en tanto el símbolo introduce un tercero, elemento de mediación, que sitúa a los dos personajes presentes, los hace pasar a otro plano, y los modifica.

En el solo hecho de definirme a un señor como su hilo, y definirlo a él como mi padre, hay algo que, por inmaterial que parezca, tiene tanto peso como la generación carnal que nos une. Pesa incluso prácticamente más en el orden humano. Pues, incluso antes de hallarme en condiciones de pronunciar las palabras padre e hijo, y aún cuando él esté chocho y ya no pueda pronunciar esas palabras, todo el sistema humano en torno nuestro nos define ya, con todas las consecuencias que ello implica, como padre e hijo. Por una necesidad vital el medio del hombre es un medio simbólico. Hay conexión entre la dimensión imaginaria y el sistema simbólico, en la medida en que en él se inscribe la historia del sujeto, no en su desarrollo, sino en la historia, osea aquello en lo que el sujeto reconoce correlativamente en el pasado y en el porvenir.

Por una parte, el inconsciente tal y como acabo de definirlo, es algo negativo, idealmente inaccesible. Por otra parte, es algo casi real. Por ultimo, es algo que se realizará en lo simbolico, o mas exactamente, algo que, gracias al progreso simbólico del análisis, habrá sido. Les mostraré, siguiendo los textos de Freud, que la noción de inconsciente debe satisfacer estos tres términos.

Freud explicó primero la represión como una fijación. Pero en el momento de la fijación, nada hay que sea represión: la del hombre de los lobos se produce mucho después de la fijación. Entonces ¿ cómo explicar el retorno de lo reprimido? Por paradójico que sea, sólo hay una manera de hacerlo: no viene del pasado, sino del porvenir.

Ejemplo: Wiener supone dos personajes cuya dimensión temporal iría en sentido inverso, la una de la otra. Desde luego, esto no quiere decir nada, y así es como las cosas que no quieren decir nada significan de pronto algo, pero en un dominio muy diferente. Si uno envía un mensaje al otro, por ejemplo, un cuadrado, el personaje va en sentido contrario, verá primero un cuadrado borrándose, antes de ver el cuadrado. Esto es también lo que nosotros vemos. El síntoma se nos presenta primero como una huella, que nunca será más que una huella, y que siempre permanecerá incomprendida hasta el momento en que el análisis haya avanzado lo suficiente, y hasta el momento en que hayamos comprendido su sentido. Puede entonces decirse que, así como la verdrangung no es nunca más que una nachdrangung, lo que vemos bajo el retorno de lo reprimido es la señal borrosa de lo que sólo adquirirá su valor en el futuro, a través de su realización simbólica, su integración en la historia del sujeto. Literalmente, nunca será sino algo que, en un momento determinado de realización habrá sido. Quedémonos por hoy aquí. Aún no les he enseñado por qué el analista se encuentra en el lugar de la imagen virtual. El dia que hayan comprendido por qué el analista se encuentra allí, habrá aprendido casi todo lo que ocurre en el análisis.





CLASE 13
5 may 54

Confusión de lenguas en análisis. Nacimiento del yo. Desconocimiento no es ignorancia. Mistica de la introyección. Sobre el masoquismo primordial.


Leer a Schreber es apasionante. A partir de su obra podemos componer un tratado completo de la paranoia, un rico comentario acerca del mecanismo de la psicosis. Hyppolite señala que mi conocimiento partió del conocimiento paranoico: si de él partí espero no haberme quedado en él.

Me he referido implícitamente a la enseñanza que se imparte en los controles, según el cual, el análisis es el análisis de las resistencias, el análisis de los sistemas de defensas del yo…

Este dispositivo de los espejos, comienza ahora a resultarles familiar. Les he mostrado cómo se podía concebir la producción de la imagen real que se forma gracias al espejo cóncavo en el interior del sujeto, en un punto que llamaremos O. el sujeto percibe esta imagen real como una imagen virtual en el espejo plano, en O para ello basta con que se encuentre colocado en una posición virtual simétrica respecto al espejo plano. Hay que partir, contra viento y marea de O y O. ya saben que se trata de algo que se refiere a la constitución del ideal del yo, y no del yo ideal: en otros términos del origen fundamentalmente imaginario, especular, del yo.


Espero que se habrán dado cuenta de la estrecha relación existente, en este texto, entre la formación del objeto y la formación del yo. Existe una carga narcisista especifica. Ella es una carga libidinal sobre lo que no puede ser concebido sino como una imagen del yo. Es absolutamente cierto que, a partir de cierto momento del desarrollo de la experiencia freudiana, la atención se concentra en torno a la  función imaginaria del yo. Después de Freud, toda la historia del psicoanálisis se confunde con el retorno a la concepción, no tradicional, pero sí académica, del yo como función psicológica de síntesis. ¿Qué significa decir yo? ¿Significa acaso lo mismo que el ego, concepto analítico? Cuando utilizan el yo no pueden desconocer que es ante todo, una referencia psicológica, en el sentido en que hay psicología cuando se trata de la conservación de lo que ocurre en el hombre. ¿cómo aprende este hombre a decir yo? Yo es un término verbal cuyo empleo es aprendido en una cierta referencia al otro, referencia que es una referencia hablada. El yo nace en referencia al tú. Todos saben cómo los psicólogos montaron, a partir de este punto, cosas fabulosas; por ejemplo la reciprocidad, que se establece o no, y que determina no sé qué etapa en el desarrollo íntimo del niño. Como si se pudiera, así como así, estar seguro sobre este asunto, y deducirlo de esa primera torpeza del niño con los pronombres personales. El niño repite la frase que se le ha dicho con el tú, en lugar de hacer la inversión y emplear yo. Se trata de una vacilación en la aprehensión del lenguaje. No tenemos derechos alguno a ir más allá. Sin embargo, esto basta para darse cuenta que el yo, se constituye en primer lugar, en una experiencia del lenguaje, en referencia al tú, y que lo hace en una relación donde el otro le manifiesta…¿Qué? Órdenes, deseos, que él debe reconocer; órdenes y deseos de su padre, su madre, sus maestros, o bien de sus pares y camaradas.

Al comienzo el niño tiene ciertamente, pocas posibilidades de hacer reconocer sus propios deseos, salvo en la forma más inmediata. En los adultos por ejemplo, ellos buscan satisfacer sus deseos. De no ser así, no necesitarían del análisis. Lo cual nos señala hasta qué punto están separados de lo que está relacionado con su Yo, a saber de lo que pueden hacer reconocer como propio.


Saben que la actitud del niño,entre los 6 u los 18 meses, frente al espejo, nos informa sobre la relación fundamental del individuo humano con la imagen. Puede mostrarles, el año pasado, el júbilo del niño frente al espejo durante este periodo, en una película de gessell quien, sin embargo, nunca había oído hablar de mi estadio del espejo, y quien, se los puedo asegurar, nunca se planteó pregunta alguna de índole analítica. Esto otorga aún más valor al hecho de que haya aislado tan adecuadamente ese momento significativo. Pero es cierto que no subraya verdaderamente cuál es su rasgo fundamental: su carácter exaltante. Lo más importante no es la aparición de esta conducta a los 6 meses sino su ocaso a los 18 meses. En efecto, súbitamente, la conducta del niño cambia por completo, como lo he mostrado el año pasado, para no ser más que una experiencia, y de juego instrumental. Para explicar lo que ocurre, me referiré a un término que, al menos a partir de ciertas lecturas, debe resultarles familiar, uno de esos términos que empleamos en formas harto confusa, pero que, de todas formas, responde para nosotros a un esquema mental. Ustedes saben que, en el momento del ocaso del complejo de Edipo, se produce lo que llamamos introyección: se emplea cuando se produce algo así como una inversión: lo que estaba afuera se convierte en el adentro, lo que era el padre se convierte en el superyó. Algo ocurrió a nivel de ese sujeto visible, impensable, que nunca se nombra como tal. ¿a nivel del ello o el yo? Entre los dos. Por ello se le llama superyó.

Supongamos que un etnólogo, que nunca hubiera oído hablar de este endit análisis, llegara de pronto aquí,  y oyera lo que decimos, diría: curiosos primitivos, estos analizados, que se tragan a su analista de a pedacitos.

El momento en que el estadio del espejo desaparece presenta una analogía con el movimiento de báscula que se produce en ciertos momentos del desarrollo psíquico. Lo podemos verificar en esos fenómenos de transitivismo en los cuales la acción del niño equivale, para él, a la acción del otro. El niño dice: francisco me pegó, cuando en realidad fue él quien pegó a francisco. Entre el niño y su semejante existe un espejo inestable. ¿Cómo explicar estos fenómenos?. Cuando Freud habla del ego, no se trata en absoluto de algo incisivo, determinante, imperativo que podríamos confundir con lo que la psicología académica denomina instancias superiores. Freud señala que debe tener una relación muy estrecha con la superficie del cuerpo. No se trata de la superficie sensible, sensorial, impresionada, sino de esa superficie en tanto está reflejada en una forma. No hay forma sin superficie; una forma se define por una superficie: por la diferencia en lo idéntico, es decir, por la superficie. LA IMAGEN DE LA FORMA DEL OTRO ES ASUMIDA POR EL SUJETO. ESTÁ SITUADA EN SU INTERIOR, ES GRACIAS A ESTA SUPERFICIE QUE, EN LA PSICOLOGIA HUMANA, SE INTRODUCE ESA RELACIÓN DEL ADENTRO CON EL AFUERA POR LA CUAL EL SUJETO SE SABE, SE CONOCE COMO CUERPO.

El hombre se aprehende como cuerpo, como forma vacía del cuerpo, en un movimiento de báscula, de intercambio con el otro. Así mismo, aprenderá a reconocer invertido en el otro todo lo que en él está entonces en estado de puro deseo, deseo originario, inconstituido y confuso, deseo que se expresa en el vagido del niño. Aprenderá, pues, aún  no ha aprendido, tan sólo cuando pongamos en juego la comunicación. Esta anterioridad no es cronológica sino lógica, no hacemos más que deducirla. No por ello es menos fundamental; nos permite distinguir los planos de los simbólico, lo imaginario y lo real, sin los cuales no podemos progresar en la experiencia analítica, salvo utilizando expresiones rayanas en la mística.

Antes que el deseo aprenda a reconocerse – pronunciemos ahora la palabra – por el símbolo, sólo es visto en el otro.

En el origen, antes del lenguaje, el deseo sólo existe en el plano único de la relación imaginaria del estadio especular; existe proyectando alienado en el otro. La tensión que provoca no tiene salida. Es decir que no tiene otra salida que la destrucción del otro.

Esta relación, el deseo del sujeto solo puede confirmarse en una competencia, en una revalidad absoluta con el otro por el objeto hacia el cual tiende. Cada vez que nos aproximamos, en un sujeto, a esta alienación primordial, se genera la agresividad más radical: el deseo de la desaparición del otro, en tanto el otro soporta el deseo del sujeto. Su consecuencia es la imposibilidad de toda coexistencia humana. Sin embargo, a dios gracias, el sujeto está en el mundo del símbolo, es decir, en un mundo de otros que hablan. Su deseo puede pasar entonces por la mediación del reconocimiento. De no ser así, toda función humana se agotaría en el anhelo indefinido de la destrucción del otro como tal.

INVERSAMENTE, CADA VEZ QUE EN EL FENÓMENO DEL OTRO, SURGE ALGO QUE PERMITE DE NUEVO AL SUJETO VOLVER A PROYECTAR, VOLVER A COMPLETAR, A NUTRIR LA IMAGEN DEL IDEAL DEL YO, CADA VEZ QUE  DE MODO ANALÓGICO VUELVE A PRODUCIRSE LA ASUNCIÓN JUBILATORIA DEL ESTADÍO DEL ESPEJO, CADA VEZ QUE EL SUJETO ES CAUTIVADO POR UNO DE SUS SEMEJANTES, EL DESEO RETORNA ENTONCES AL SUJETO. PERO RETORNA VERBALIZADO. EN OTROS TÉRMINOS, CADA VEZ QUE SE PRODUCEN LAS IDENTIFICACIONES OBJETALES DEL IDEAL DEL YO, APARECE ESE FENÓMENO SOBRE EL QUE HE LLAMADO LA ATENCIÓN DE USTEDES DESDE EL COMIENZO: LA INFATUACIÓN (ENAMORAMIENTO).La diferencia entre la infatuación y la transferencia es que la infatuación no se produce automáticamente: requiere ciertas condiciones determinadas por la evolución del sujeto.

En el artículo sobre el yo y el ello que se lee mal, pues sólo se piensa en el famoso esquema para imbéciles, con los estadios, la pequeña lente, los costados, la cosa entra y que él llama superyó –vaya idea, representarnos esto cuando con seguridad había otros esquemas – FREUD ESCRIBE QUE EL YO ESTÁ FORMADO POR LA SUCESIÓN DE LAS IDENTIFICACIONES CON LOS OBJETOS AMADOS QUE LE PERMITIERON ADQUIRIR SU FORMA. EL YO ES UN OBJETO QUE SE ASEMEJA A UNA CEBOLLA: SI PUDIÉRAMOS PELARLO ENCONTRARÍAMOS LAS SUCESIVAS IDENTIFICACIONES QUE LO CONSTRUYERON.


SOBRE EL MASOQUISMO PRIMORDIAL.

…No podemos comprenderla sin la dimensión de lo simbólico. Se sitúa en el punto de articulación entre lo imaginario y lo simbólico. En ese punto de articulación se sitúa, en su forma estructurante, lo que suele llamarse el masoquismo primordial. También es allí donde debe de situarse el llamado instinto de muerte.

Son estos juegos de ocultación que Freud, en una intuición genial, presentó a nuestra mirada para que reconociésemos en ellos que el momento en que el deseo se humaniza es también el momento en que el niño nace al lenguaje. Podemos ahora ver que el sujeto con ello no sólo domina su privación, asumiéndola, sino que eleva su deseo a la segunda potencia. Pues su acción destruye el objeto que hizo aparecer y desaparecer en la provocación, mediante la voz anticipadamente de su presencia y de su ausencia. Hace así negativo el campo de fuerzas del deseo para hacerse ante sí misma su propio objeto. Y este objeto, tomando cuerpo inmediatamente en la pareja simbólica de las dos jaculatorias elementales, anuncia en el sujeto la integración diactónica de la dicotomía de los fonemas; estos significa simplemente que es la puerta de entrada a lo que ya existe, siendo los fonemas los componentes de una lengua cuyo lenguaje existente ofrece la estructura sincrónica a su asimilación; así el niño comienza a adentrarse en el sistema del discurso concreto del ambiente, reproduciendo más o menos aproximadamente en su fort y en su da los vocablos que recibe de él. Es sin duda ya en su soledad donde el deseo de la cría del hombre se ha convertido en el deseo de otro, de un alter ego que le domina y cuyo objeto de deseo constituye en lo sucesivo su propia pena. Ya que se dirija al niño ahora a un compañero imaginario o real, lo verá obedecer igualmente a la negatividad de su discurso y de su llamado pues no deben olvidar que cuando dice fort es porque el objeto está ahí, cuando dice da el objeto está ausente y puesto que su llamado tiene por efecto hacerle escabullirse, buscará en una intimación desterradora. Muy pronto aprenderá la fuerza de la negatividad la provocación del retorno que vuelve a llevar su objeto a su deseo.




Conclusión de los cuatro temas descritos arriba:

Logré que captaran cómo el deseo, alienado, perpetuamente es reintegrado de nuevo, reproyectando al exterior el ideal del yo.Así es como se verbaliza el deseo. Se produce un movimiento de báscula entre dos relaciones invertidas. La relación especular del ego, que el sujeto asume y realiza, y la proyección, siempre dispuesta a renovarse, en el ideal del yo.

Retengan que el deseo sólo es reintegrado en forma verbal, mediante una nominación simbólica: esto es lo que Freud llamó el núcleo del ego.

POR ESTA VÍA SE COMPRENDE LA TÉCNICA ANALÍTICA.EN ELLA SE SUELTAN LAS AMARRAS DE LA RELACIÓN HABLADA, SE ROMPE LA RELACIÓN DE CORTESÍA, DE RESPETO, DE OBEDIENCIA RESPECTO AL OTRO. EL TÉRMINO ASOCIACIÓN LIBRE DEFINE MUY MAL AQUELLO DE LO QUE SE TRATA:SON LAS AMARRAS DE LA CONVERSACIÓN CON EL OTRO LAS QUE INTENTAMOS CORTAR.A PARTIR DE ESE MOMENTO, EL SUJETO DISPONE DE CIERTA MOVILIDAD EN ESE UNIVERSO DEL LENGUAJE DONDE LO HACEMOS PENETRAR. MIENTRAS EL SUJETO ACOMODA SU DESEO EN PRESENCIA DEL OTRO, SE PRODUCE, EN EL PLANO IMAGINARIO, ESA OSCILACIÓN DEL ESPEJO QUE PERMITE QUE LAS COSAS IMAGINARIAS Y REALES QUE, PARA ÉL HABITUALMENTE NO SUELEN EXISTIR, SE ENCUENTREN EN CIERTA SIMULTANEIDAD O EN CIERTOS CONTRASTES.

Hay allí una relación esencialmente ambigua. ¿QUÉ INTENTAMOS MOSTRARLE AL SUJETO EN EL ANÁLISIS? ¿HACIA DÓNDE INTENTAMOS GUIARLO EN LA PALABRA AUTÉNTICA? Todos nuestros intentos y nuestras consignas tienen como meta, en el momento en que liberamos el discurso del sujeto, despojarlo de toda función verdadera de la palabra:¿gracias a qué paradoja volveremos entonces a encontrarla? Esta senda paradójica consiste en extraer la palabra del lenguaje. ¿Cuál será entonces el alcance de los fenómenos que transcurren en el intervalo? Tal es el horizonte del interrogante que intento desarrollar ante ustedes.


Capitulo 14

La fluctuación de la libido
Agresividad agresión
La palabra elegant
Las marras de la palabra
Transferencia y sugestion
Freud y dora



Existe entre los seres humanos una relación destructora y mortal. Siempre está allí, en forma subyacente. El mito político del struggleforlife sirvió para insertar muchas cosas. Si Darwin lo forjó, fue porque formaba parte de una nación de corsarios, cuya industria fundamental era el racismo.

En realidad, todo se opone a esta tesis acerca de la supervivencia de las especies más fuertes. Es un mito que se opone a los hechos. Toda prueba que hay puntos de constancia y equilibrio propios de cada especie, y que las especies viven en una especie de coordinación, presente incluso entre devoradores y devorados. Jamás se llega a un radicalismo destructor, el cual simplemente culminaría en el aniquilamiento de la especie de los devoradores quienes ya no tendrían nada que comer. La estrecha intercoaptación que existe en el plano de la vida no se lleva a cabo en la lucha a muerte.

Es preciso profundizar la noción de agresividad que utilizamos en forma un tanto burda. Se cree que la agresividad es la agresión. Sin embargo, no tiene nada que ver la una con la otra. Sólo en su límite, virtualmente, la agresividad se resuelve en agresión. Pero la agresión nada tiene que ver con la realidad vital: es un acto existencial vinculado a una relación imaginaria. Esta es una clave que permite volver a pensar muchos problemas; no sólo los nuestros, en un registro completamente diferente.

En el sujeto humano, el deseo es realizado en el otro, por el otro. Es éste el segundo tiempo, el tiempo especular, el momento en que el sujeto ha integrado la forma del yo. Pero sólo pudo integrarla después de un primer juego de báscula, por el cual, precisamente, cambió su yo por ese deseo que ve en el otro. A partir de entonces, el deseo del otro, que es el deseo del hombre, entra en la mediatización del lenguaje. Es en el otro, por el otro, que el deseo es nombrado. Entra en la relación simbólica del yo y el tú, en una relación de reconocimiento reciproco y de trascendencia, en el orden de una ley ya preparada para incluir la historia de cada individuo.

La palabra o el concepto no es, para el ser humano, más que la palabra en su materialidad. Es la cosa misma. No es simplemente una sombra, un soplo, una ilusión virtual de la cosa; es la cosa misma. Es el punto donde la POLITICA HUMANA SE INSERTA. En su sentido amplio. Si los hombres no actúan como los animales, es porque intercambian su conocimiento mediante el lenguaje. En consecuencia, se trata de política.

Simplemente quiero que sea posible palpar la importancia del nombre. RESUMIENDO:
A la proyección de la imagen le sigue constantemente la del deseo. Correlativamente, hay re-introyección de la imagen y reintroyección del deseo. Movimiento de báscula, juego de espejo. Por supuesto, esta articulación no se produce una sola vez. Se repite. Y en el curso de este ciclo, el niño re-integra, re-asume sus deseos.

Acentuaré ahora cómo el plano simbólico se conecta con el plano imaginario. En efecto, como pueden ver, los deseos del niño pasan primero por el otro especular. Allí es donde son aprobados, aceptados o rechazados. Esta es la vía por donde elniño aprende el orden simbólico y accede a su fundamento: la ley.

LA FUNCIÓN DE LA PALBRA: La palara es esa rueda de molino donde constantemente se mediatiza el deseo humano al penetrar en el sistema del lenguaje. Destaco aquí el registro del orden simbólico porque no deberíamos nunca perder su referencia y, sin embargo, es el más olvidado y el más evitado en el análisis.



COMPLEJO DE EDIPO Y SU RELACIÓN CON LA TEORÍA DEL ESPEJO:

Si la libido primitiva está relacionada con el estado prematuro, la segunda libido es de naturaleza diferente. Va más allá, responde a una primera maduración del deseo, si no del desarrollo vital. Al menos es lo que debemos suponer, a fin de que la teoría se mantenga en pie y que la experiencia pueda ser explicada, con el otro. Es el pivote de lo que se llama la maduración, en torno al cual gira todo el drama edípico. Es el correlato instintual de lo que en el Edipo ocurre en el plano situacional;¿qué sucede pues? La relación con la imagen narcisista pasa al plano de la infatuación, para emplear el último vocabulario freudiano, en la medida en que la libido primitiva alcanza la madurez. La imagen narcisista, cautivante, alienante en el plano imaginario, se halla cargada con la infatuación, que corresponde fenomenológicamente al registro del amor.

La libido pregenital es el punto sensible, el punto de espejismo ente eros y thanatos, entre amor y odio es la manera más simple de hacer comprender el papel crucial que desempeña la libido llamada desexualizada del yo en la posibilidad de reversión, de viraje instantáneo del odio en amor, del amor en odio. Es el problema cuya resolución pareció plantear más dificultades a Freud; remítanse a su escrito el yo y el ello. Parece incluso utilizarlo, en este texto, como una objeción a la teoría que plantea como diferentes a los instintos de muerte y a los instintos de vida. Creo, por el contrario, que concuerda perfectamente, a condición de que tengamos una teoría correcta de la función imaginaria del yo.

La reacción agresiva a la rivalidad edípica está vinculada con uno de estos cambios de nivel.El padre constituye primero una de las figuras imaginarias más manifiestas del ideal del yo, como tal cargada con una infatuación, perfectamente aislada, nombrada y descrita por Freud. Precisamente, en tanto hay regresión de la posición libidinal, el sujeto alcanza la fase edipica, entre los tres y los cinco años. Aparece entonces el sentimiento de agresión, de rivalidad y de odio hacia el padre. Un cambio muy pequeño en el nivel libidinal en relación a cierto umbral transforma el amor en odio; por otra parte, esto oscila durante un cierto tiempo…

Qué empleo hacemos del lenguaje y la palabra en el tratamiento? En el interior de esta relación, se trata primero de desatar las amarras de la palabra. En su modo de habla, en su estilo, en su modo de dirigirse al interlocutor, el sujeto está liberado de los lazos. No sólo de cortesía y buenos modales, sino incluso de coherencia. Se sueltan algunas de las amarras de la palabra.


La relación imaginaria brinda definitivamente los marcos dentro de los cuales se hará las fluctuaciones libidinales. Para el sujeto, la desinserción de su relación con el otro hace variar, espejear, oscilar, completar y descompletar la imagen de su yo. Se trata de que la perciba en su completitud, a la cual nunca tuvo acceso para que pueda reconocer todas las etapas de completitud, todos los objetos que soportaron a esa imagen su consistencia, su alimento, su encarnación. SE TRATA DE QUE EL SUJETO CONSTITUYA MEDIANTE REPOSICIONES E IDENTIFICACIONES  SUCESIVAS, LA HISTORIA DE SU YO.

Semejante técnica produce en el sujeto una relación de espejismo imaginario consigo mismo más allá de lo que le permiten obtener sus vivencias cotidianas. Tiende a crear artificialmente en forma de espejismo, la condición fundamental de toda infatuación.

Continuando con el párrafo anterior: La ruptura de las amarras de la palabra permite que el sujeto vea, al menos sucesivamente, las diversas partes de  su imagen, y que obtenga lo que podemos llamar una proyección narcisista máxima. En este sentido, el análisis es aún bastante rudimentario, puesto que consiste, es preciso decirlo, en soltar todo, viendo luego lo que esto producirá. No es inconcebible que las cosas hubieran podido, podrían ser conducidas de otro modo pero es evidente que esto sólo puede tender a producir al máximo la revelación narcisista en el plano imaginario. Es esta la condición fundamental de la INFATUACION.

El punto donde se focaliza la identificación del sujeto a nivel de la imagen narcisista es lo que, en el análisis, llamamos la transferencia. La transferencia, no en el sentido dialéctico que les explicaba, por ejemplo, en el caso de dora, sino transferencia tal como se la entender habitualmente, en tanto fenómeno imaginario.

Blaint dice exactamente: todo el progreso del análisis radica en la tendencia del sujeto a volver a encontrar lo que él llama el amor primario. El sujeto siente necesidad de ser el objeto del amor, de los cuidados, del afecto, del interés de otro objeto sin tener consideración por las necesidades, incluso por la existencia de este objeto.

Ejemplo en el caso dora: Lo que en el análisis se descuida es, evidentemente, la palabra como función de reconocimiento. La palabra es esa dimensión a través de la cual el deseo del sujeto está integrado auténticamente en el plano simbólico. Tan sólo cuando se formula, cuando se nombra ante el otro, el deseo, sea cual fuere, es reconocido en el pleno sentido de la palabra.No se trata de la satisfacción del deseo, ni de no sé qué primari love, sino, exactamente del reconocimiento del deseo.

Recuerden lo que Freud hace con dora. Dora es una histérica. En esa época, Freud no conoce suficientemente lo que llama el componente homosexual; lo cual no quiere decir nada, pero en fin, es una etiqueta. Esto equivale a lo siguiente: no se dio cuenta de la posición de dora, es decir, de cuál era el objeto de dora. No percibió por decirlo todo, que en O estaba, para dora, la señora K.

Freud, por razones que también están vinculadas a su punto de partida erróneo, ni siquiera interpreta a Dora las manifestaciones de su pretendida transferencia con él, al menos evita así equivocarse en este punto. Simplemente le habla del señor K. ¿qué significa esto sino que le habla a nivel de la experiencia de los otros? Es en este nivel donde el sujeto debe reconocer y hacer reconocer a sus deseos. Y si no son reconocidos, están pues prohibidos y allí empieza, en efecto, la represión.

Allí está Freud diciendo a Dora: Usted ama al señor K. lo dice además tan torpemente que dora inmediatamente abandona el análisis. Si en aquella época hubiese estado iniciado en lo que hoy se llama el análisis de las resistencias, se lo hubiese hecho degustar poco a poco, habría empezado por enseñarle que tal o cual cosa era en ella una defensa y, por fuerza, habría eliminado, en efecto, toda una serie de pequeñas defensas. De este modo hubiese ejercido estrictamente hablando, una acción sucesiva, es decir, que hubiese introducido en su ego un elemento, una motivación suplementaria. ESTO ES LA TRANSFERENCIA.

Es cuando el deseo está en O cuando Freud debe nombrarlo pues, en ese momento puede realizarse. Si la intervención es repetida suficientemente y suficientemente completa, puede realizarse la infatuación, que es desconocida, quebrada, continuamente refractada como una imagen en el agua que no llegamos a captar. En este punto dora podría reconocer su deseo, el objeto de su amor, cuando siendo efectivamente la señora K.

Esta es una ilustración de lo que les decía antes: si Freud hubiera revelado a dora que ella estaba enmorada de la señora K, efectivamente ella se hubiera enamorado. ¿ es este el objetivo del análisis? No, sólo es su primera etapa. Y si ustedes pierden este momento, o bien interrumpen el análisis, como Freud, o bien hacen otra cosa, ortopedia del ego. En ambos casos, no hacen un análisis.

El análisis, concebido como un proceso de despellejamiento, de mondadura de los sistemas de defensa, no tiene por qué no funcionar. Esto es lo que los analistas llaman: encontrar un aliado en la parte sana del ego. Consiguen en efecto atraer hacia ellos la mitad del ego del sujeto, luego la mitad de la mitad, etc… ¿por qué no habría de funcionar esto con el analista puesto que es así como se constituye el ego en la existencia? Pero se trata de saber si esto es lo que nos enseña Freud.

Una vez realizado este movimiento de báscula, por el cual el sujeto en el mismo momento en que su palabra reintegra la palabra del analista, le está permitido un reconocimiento de su deseo. Esto no se produce en una sola vez. Al ver el sujeto que se aproxima puede ocupar su lugar a nivel del yo ideal tan sólo en la medida en que el sujeto reconquista su ideal del yo.


CAPITULO 15
EL NUCLEO DE LA REPRESIÓN
1954

Nombrar el deseo
La pragung del trauma
El olvido del olvido
El sujeto en la ciencia
El superyó
Enunciado discordante


Se debe comprender que sólo a partir del sentido del análisis puede enunciarse una regla técnica.

En el movimiento de molino expresado por estas dos flechas, de O a O´ y de O´a O, en ese juego de vaivén, se encarna el espejeo del más acá al más allá del espejo por donde pasa la imagen del sujeto. En el transcurso del análisis se trata del completamiento de esa imagen. Al mismo tiempo, el sujeto reintegra su deseo. Cada vez que se da un nuevo paso en el completamiento de esta imagen, el sujeto ve cómo surge en sí mismo su deseo en forma de una tensión particularmente aguda. Este movimiento no se detiene en una única revolución. Existen todas las revoluciones necesarias para que las diferentes fases de la identificación imaginaria, narcisista, especular estas tres palabras son equivalentes en el modo de representar las cosas en la teoría proporcionen una imagen bien lograda.        Pero nada puede concebirse sin la intervención de ese tercer elemento que introduje la vez pasada: la palabra del sujeto.

En ese momento, el deseo es sentido por el sujeto, y no puede sentirlo sin contar con la conjunción de la palabra. Este es un momento de pura angustia, y nada más, el deseo emerge en una confrontación con la imagen. Cuando esta imagen que había sido descompletada, se completa, cuando surge la faceta imaginaria que no estaba integrada, que estaba suprimida, reprimida, entonces aparece la angustia. Este es el punto fecundo.

Con respecto a la transferencia, Strachey manifestó que la interpretación puede adquirir un valor de progreso solo en un momento preciso del análisis. Las ocasiones no son frecuentes, y no pueden captarse únicamente por aproximaciones. No es en torno, ni alrededor, ni antes, ni después, sino en el momento preciso en que lo que está por despuntar en loimaginario está a la vez presente en la relación verbal con el analista, cuando la interpretación debe hacerse a fin de que pueda ejercer su valor decisivo, su función mutativa. ¿qué significa esto? Que se trata del momento en que lo imaginario y lo real de la situación analítica se confunden entre sí. El deseo del sujeto está allí, en la situación, a la vez presente e inexpresable. Según strachey, la intervención del analista debe limitarse a nombrarlo. Es el único punto en el cual la palabra del analista debe añadirse a la que el paciente fomenta en el discurrir de su largo monologo, molino de palabras, metáfora harto bien justificada por el movimiento de las flechas en el esquema.

El hombre de los lobos es lo que hoy llamaríamos la neurosis de carácter, o también una neurosis narcisista. El hombre de los lobos es indispensable para comprender lo que Freud elabora en esta época, vale decir, la teoría del traumatismo. Ante todo, les recordaré que la represión, en el caso del hombre de los lobos, está ligada a una experiencia traumática: el espectáculo de la copulación entre los padres en posición a tergo. Volvamos a lo esencial. El valor traumático de la efracción imaginaria producida por ese espectáculo no debe, en modo alguno localizarse justo después del acontecimiento. Para el sujeto, la escena cobra valor traumático entre los 3 años y 3 meses y los cuatro años. El sueño de angustia, eje de esta observación, aparece por primera vez mientras el sujeto está esperando los acontecimientos de navidad. Este sueño de angustia es la primera manifestación del valor traumático de lo que he llamado, hace un instante la efracción imaginaria.

Esta pragung Freud lo explica claramente al decir que se sitúa primero en un inconsciente no reprimido: precisamos más adelante esta expresión que solo es aproximativa. Digamos que la pragung no fue integrada al sistema verbalizado del sujeto, que ni siquiera alcanzó la verbalización, ni siquiera, podemos decirlo, alcanzó la significación.ESTA PRAGUNG ESTRICTAMENTE LIMITADA AL DOMINIO DE LO IMAGINARIO, RESURGE A MEDIDA QUE EL SUJETO AVANZA EN UN MUNDO SIMBÓLICO CADA VEZ MÁS ORGANIZADO.Esto es lo que Freud explica al relatarnos toda la historia del sujeto, tal como ella se deduce entonces de sus declaraciones, entre el momento originario x y esa edad de 4 años, fecha en la que Freud localiza la represión.

En primer lugar, todas las salidas más favorables pueden esperarse a partir de la introducción del sujeto en la dialéctica simbólica. Toda la dialéctica de la rivalidad con el padre, pasivizánte para él, se relajará en determinado momento gracias a la intervención de personajes dotados de prestigio, tal o cual profesor, o aún antes, por la introducción del registro religioso. Por otra parte, ¿qué ocurre durante este periodo, entre los 3 año y los 6 meses y los cuatro años?Ocurre, justamente, que el sujeto aprende a integrar los acontecimientos de su vida en una ley, en un campo de significaciones simbólicas, en un campo humano universalizante de significaciones (complejo de Edipo)


Lo reprimido puede irrumpir en la conciencia con la condición de que sea negado. Es una cancelación de la represión pero no una aceptación de la represión. Pero se hace oír en un sueño desfigurado, en un chiste, en un lapsus, en la negación. La negación es una formación del inconsciente. Lo reprimido retorno por la vía de la negación, por los lapsus y los sueños: es mi madre que eso esta reprimido. La condición es la de que el contenido de la represión no llegue a la conciencia. Lo esencial de la represión se mantiene. De todos modos eso se dice: el retorno de lo reprimido deja oír el nódulo de la idea y catexia de lo reprimido. La negación de freud, la ubica en el nivel de lo retorno a lo reprimido. Freud tiene que ubicar el primer tiempo, la pareja no es afirmación y negación, señala más bien que la negación es un consecutivo posterior, para que algo sea negado primero tuvo que ser aceptado. lo que se ubica como pareja de la afirmación es el rechazo.

Se trata de la construcción del mito del aparato psíquico (represión primaria), esto está dentro esto esta fuera. La afirmación como introyección pertenece al eros, y  la negación a thanatos.

Lacan, seminario 3. Lo que destacaba es que lo inconsciente todo esta tan reprimido. Hay que admitir que detrás del proceso de verbalización una bellacun primordial. Es cierto hay represión,  y la represión es secundaria y hay retorno a lo reprimido. En términos lógicos antes de la represión secundaria, hay una bellacun, una admisión simbólica o afirmación primordial. El aparato psíquico se incluye atravesó de admitir significantes. Hay significantes que quedan fuera ( = lo real, lo que no ha sido simbolizado), lo que no ha quedado en lo simbólico y queda en lo real, es lo que para lacan va a dar lugar al retorno a lo real.

Lo que va a distinguir de la neurosis de la psicosis cual es cuales significantes se han inscritos en el registro simbólico, y cuales significantes se han inscrito fuera de él. En lugar de que algo sea reprimido, sea rechazado, esto es, que no sea admitido simbólicamente para la construcción del sujeto.

A este significante que se inscribe en la construcción del yo, que se inscribe a lo simbólico, se le denomina significante del nombre del padre.



SEMINARIO 2 CAP 2.  SABER VERDAD Y OPINION.
El psiconalisis y sus conceptos
Una verdad inaprehensible por el saberligado
Gorma y símbolo
Pericles psicoanalista
Programas del año


El psicoanálisis tiene valor de revolución copernicana. Toda la relación del hombre consigo mismo cambia de perspectiva con el descubrimiento freudiano, y de esto se trata en la práctica, tal como la realizamos todos los días.  Por esa misma razón no se puede concebir una fusión del psicoanálisis en la psicología general. Han podido ver que este discurso coherente lo llevó a formular: los conceptos analíticos no tienen ningún valor, no corresponden a la realidad. Pero ¿cómo aceptar esa realidad si no la designamos empleando nuestro vocabulario? ¿y si, al seguir haciéndolo, creyéramos que este vocabulario es tan sólo la señal de cosas que estarían más allá? ¿Qué se reduce a pequeñas etiquetas, designaciones que flotan en lo innombrado de la experiencia analítica cotidiana? En tal caso esto significaría sencillamente, que hay que inventar otro, es decir, hacer otra cosa y no psicoanálisis.

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