EL CHISTE Y SU RELACIÓN CON EL ICC (1905)
1) La técnica del chiste: Freud ilustra esta técnica mediante un ejemplo: “Y así, verdaderamente, señor doctor, ha querido Dios concederme toda su gracia; tome asiento junto a Saloma Rothschild y él me trato como a uno de los suyo famillionarmente.”
a) Se produjo una abreviación famillionarmente -> o sea como lo hace un millonario. La palabra neo formada coincide en la primera parte con familiar, y en la segunda con millionar.
F A M I L I A R
M I L I O N A R
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b) La técnica del chiste en este caso, se da en una condensación con formación sustitutiva. La formación sustitutiva consiste en producir una palabra mixta. Esta palabra nueva mixta produce un efecto de sinsentido.
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La brevedad no es en sí chistosa, la brevedad del chiste tiene que ser de un tipo particular. La brevedad del chiste es a menudo el resultado de un proceso particular que ha dejado como secuela una segunda huella en el texto de aquel: la formación sustitutiva. Aplicando el proceso reductivo que propone deshacer el proceso de condensación, también el chiste depende solo de la expresión e palabras producidas por el proceso condensado.
c) Ahorro: lo que se ahorra en el chiste es exteorizar una crítica, formular un juicio, ya que, en ambos casos ya están dadas en el nombre mismo (Rousseau -> Roux). No todo ahorro es chistoso, debe ser un ahorro particular.
Insertar unas palabras nuevas que habría influido fácilmente, a cambio de la cual tomarse el trabajo de buscar una palabra que le cubra ambos pensamientos, suele ser necesario que el chiste trasmude antes una forma insólita. “Itzig, no nos sirves. Quiero darte un consejo: Cómprate un cañón e independízate”
La técnica del chiste disparatado, hasta aquí consiste realmente en la presentación de algo tonto, disparatado cuyo sentido es la ilustración, la figuración, de alguna otra cosa tonta y disparatada. El sin sentido (disparate) chistoso se esconde un sentido, y que este sentido dentro del sin sentido convierte al sin sentido en chiste. En el consejo que le da el oficial a Itzig, se esconde: “Ahora te daré un consejo que es tan tonto como tú.”
2) El mecanismo de placer y la psicogenesis del chiste: El placer de chiste tiene dos fuentes: la técnica y la tendencia del chiste.
Mecanismo de ese efecto placentero:
a) El chiste tendencioso: el placer es el resultado de que una tendencia recibe una satisfacción que de otro modo seria interceptado. Dos cosas, en primer lugar, la satisfacción de la tendencia tropieza con un obstáculo exterior que es sorteado en el chiste consiste en replicar a un insulto con otro igual; y en el segundo caso, en pronunciar una diatriba en vez del juicio experto que pedían, lo que ella se opone son factores externos.
Diverso es el caso en que son factores exteriores sino un obstáculo interior el que estorba la realización directa de la tendencia: aquel en que una moción interior se opone a la tendencia. Según nuestra premisa, esta condición se realiza en los chistes agresivos.
Como el caso del obstáculo interno, por esa vía se posibilita la satisfacción de la tendencia evitándose una sofocación y la “estasis psíquica” que ella conlleva; hasta aquí el mecanismo del desarrollo de placer seria el mismo para ambos casos.
Los casos del obstáculo externo e interno solo se distinguen en que en este se cancela una inhibición preexistente, y en aquel se evita el establecimiento de uno nuevo. Los dos casos de empleo del chiste tendencioso se obtiene placer, será natural suponer que esa ganancia de placer corresponde al gasto psíquico ahorrado. Un ahorro en gasto de inhibición o de sofocación parece ser el secreto del efecto placentero del chiste tendencioso.
b) El chiste inocente: en un grupo de estos chistes la técnica consistía en acomodar nuestra postura psíquica al sonido y no al sentido de la palabra, en poner la representación palabra misma en lugar de su significado dado por relaciones con las representaciones cosa del mundo.
Un segundo grupo de recursos técnicos del chiste deja ver como su carácter común el siguiente: en todos los casos uno redescubre que algo consabido es placentero, y tampoco nos resultara difícil discernir en ese placer, un placer por ahorro refiriendo al de un gasto psíquico.
En el redescubrimiento de lo consabido descansa también el empleo de otro recurso técnico del chiste. El factor de la actividad que en muchísimos chistes constituye una generosa fuente de placer y explica algunas peculiaridades de sus peripecias. Los chistes que contuvieron alusiones a personas y episodios actuales en su tiempo, que despertaban el interés general y conservan su tensión. Extinguidos ese interés, liquidado el asunto en cuestión también esos chistes perdieron una parte de su efecto placentero.
c) El chiste de pensamiento: comprende las falacias, desplazamiento, el contrasentido y la figuración por lo contrario. El placer aquí se da en el placer al disparate. Dos casos: ¡) la conducta del niño que aprende a hablar ii) la conducta de un adulto talante alterado por vía toxica. En la época que el niño aprende a hablar, le depara un manifiesto contento, con ese material y en torno a las palabras sin atender al sentido alcanza el afecto placentero de la rima. Ese contento le es prohibido poco a poco, hasta que al fin solo se permiten las conexiones con sentido. Años después los afanes de sobreponerse a las limitaciones aprendidas en el uso de las palabras, se desquitan deformándolas, o creando un lenguaje nuevo para su uso con sus compañeros de juego. La crítica represora de placer del disparate ha cobrado ya tanta fuerza que no se la puede apartar sin el auxilio de recursos tóxicos. Bajo el influjo del alcohol el adulto vuelve a convertirse en el niño a quien deparaba placer la libre disposición sobre su decurso de pensamiento, sin observancia de la compulsión lógica.
Las técnicas de contrasentido en el chiste corresponden a una fuente de placer, y solo necesitamos repetir que ese placer proviene del ahorro de gasto psíquico, un aligeramiento de la compulsión ejercida por la crítica.
El primer grupo de la técnica del chiste y el tercero, la sustitución de las asociaciones cosas por el mundo por las asociaciones – palabra y el empleo del contrasentido, pueden ser conjuntamente consideradas como restablecimiento de antiguas libertades y mas aligeramiento de la compulsión que la educación intelectual impone; son mas alivios psíquicos que no puede poner en cierta relación de oposición con el ahorro en qué consiste la técnica del segundo grupo. Alivio de gasto psíquico, sea preexistente, reclamado en el momento: “He aquí, pues, los dos principios a que reconduce toda técnica del chiste, y por lo tanto, todo placer derivado de tales técnicas.” Las dos variedades de la técnica y de la ganancia de placer coinciden con la división de chiste en la palabra y chiste en el pensamiento.
PULSIONES Y DESTINOS DE PULSIONES (1915)
1) Concepto de pulsión. Límite entre lo psíquico y lo somático.
Freud considera a la pulsión como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma. Consideraba a la pulsión misma como el representante psíquico de fuerzas somáticas. Cuando se hable de moción pulsional icc o de una moción pulsional reprimida, se alude a una moción pulsional cuya agencia representante – representación es icc. La agencia de representante de la pulsión son representaciones investidas desde la pulsión con un monto de energía psíquica o libido, y junto a la representación interviene algo que representa a la pulsión. La pulsión entonces, no es considerada ahora como representante psíquico de mociones somáticas, sino, como no-psíquica en sí misma.
2) Pulsión como estimulo endógeno.
Del lado de la fisiología, nos proporciona el concepto de estimulo y de arco reflejo, de acuerdo con el cual un estimulo aportado al tejido vivo, desde afuera es descargado hacia afuera mediante una acción acorde al fin. A diferencia del estimulo, el estimulo psíquico no proviene del mundo exterior, sino del interior del propio organismo. El estimulo actúa como una fuerza de choque momentánea, y la pulsión actúa como una fuerza constante. No ataca desde afuera, sino del propio cuerpo, por lo cual una huida no sirve contra ella. Se llamara necesidad al estimulo pulsional y satisfacción lo que cancela esa necesidad.
Del lado de la biología, nos proporciona el concepto de tendencia, que dice: el sistema nervioso es un aparato al que le está deparada la función de librarse de los estímulos que le llegan, de rebajarlos al nivel mínimo posible; es decir, es un aparto que querría conservarse exento de estimulo.
Los estímulos pulsionales plantean exigencias al sistema nervioso, lo mueven a actividades que modifican el mundo exterior lo suficiente para satisfacer a la fuente interior de estimulo.
El aparato psíquico regido por el principio de placer el cual regula de manera autónoma por sensación de placer-displacer, estas sensaciones regulan el modo en que se cumple el dominio de los estímulos. El sentimiento de displacer tiene que ver con incremento de estimulo, y el de placer con una disminución de estimulo.
3) Componentes de la pulsión.
Esfuerzo: Es la esencia de la pulsión. Es su factor motor, la suma de fuerza o la medida de la exigencia de trabajo que ella representa.
Meta: es la satisfacción que se puede alcanzar cancelando el estado de estimulación en la fuente de la pulsión
Objeto: es aquello en o por lo cual se puede alcanzar la meta. No está enlazado con la pulsión, es variable, se coordina a consecuencia de su aptitud para posibilitar la satisfacción.
Fuente: es el proceso somático, interior del órgano o de una parte del cuerpo, cuyo estimulo es representado en la vida anímica por la pulsión.
4) Pulsiones sexuales y pulsiones yoicas.
Surge esta distinción a partir de la psiconeurosis, en ellas se obtuvo la intelección de que en la raíz de todas esas afecciones se hallaba un conflicto entre los reclamos de la sexualidad y los del yo.
Pulsiones sexuales (energía-> libido): son numerosas, brotan de múltiples fuentes orgánicas, al comienzo actúan con independencia unas de otras y solo después se reúnen en una síntesis más o menos acabada. La meta a que aspira cada una de ellas es el logro del placer de órgano (órgano específico del cuerpo); solo tras haber alcanzado una síntesis cumplida entran en servicio de la función de reproducción, en cuyo carácter se las conoce como pulsiones sexuales. Puede3n intercambiar con facilidad sus objetos, a consecuencia de esto se habilitan para operaciones alejadas de sus acciones-meta originarias.
Pulsiones yoicas (energía -> interés): son pulsiones de auto conservación de la vida individual.
5) Destinos de la pulsión: El trastorno hacia lo contrario, la vuelta hacia la persona propia, la represión, la sublimación y la posibilidad de que se transforme en angustia.
Los destinos de las pulsiones pueden ser presentados también como variedades de la defensa contra las pulsiones.
a) El trastorno hacia lo contrario, se divide en dos procesos:
i) La vuelta de una pulsión de la actividad a la pasividad: el sadismo-masoquismo y el placer de ver exhibir. El trastorno solo atañe a las metas de la pulsión; la meta activa es remplazada por la pasiva.
ii) El trastorno en cuanto al contenido: se descubre en el caso de la mudanza de amor en odio. Ambos se dirigen al mismo objeto, coexiste una ambivalencia de sentimientos.
El amar es susceptible de tres oposiciones, amar-odiar, amar-ser amado y amar-odiar tomados en conjunto se contraponen al estado de indiferencia. De estas tres oposiciones, la segunda, se corresponde por entero con la vuelta de la actividad a la pasividad y admite también, como la pulsión de ver, idéntica reconducción a una situación básica: amarse a sí mismo, lo característico del narcisismo. Según sea el objeto o el sujeto los que se permuten por otro ajeno, resulta la aspiración de la meta activa, el amar, o de la meta pasiva, el ser amado, de las cuales la segunda se mantiene próxima al narcisismo.
b) La vuelta hacia la persona propia: lo esencial en este proceso es el cambio de vía del objeto, manteniéndose inalterada la meta.
6) Pulsión sádica y pulsión esópica.
a) Pulsión sádica (pasaje sadismo-masoquismo):
i) El sadismo consiste en una acción violenta, en una afirmación de poder dirigida a otra persona como objeto.
ii) Este objeto es resignado y sustituido por la persona propia. Con la vuelta hacia la persona propia se ha consumado también la mudanza de la meta pulsional activa en una pasiva.
iii) Se busca de nuevo como objeto una persona ajena, que, a consecuencia de la mudanza sobrevenida en la meta, tiene que tomar sobre si el papel de sujeto (persona que desempeña el papel activo).
El caso iii) es el del masoquismo. Aquí la satisfacción se obtiene, por el camino del sadismo originario, en cuanto al yo pasivo se traslada en la fantasía a su puesto anterior, que ahora se deja al sujeto ajeno.
El ii) se halla la vuelta hacia la persona propia sin la pasividad hacia una nueva.
Una vez que se consumó la trasmudación al masoquismo, los dolores se prestan a proporcionar una meta masoquista pasiva, las sensaciones de displacer, desbordan sobre la excitación sexual y producen un estado placentero del cual puede consentirse aun el displacer del dolor. Una vez que el sentir dolor se ha convertido en una meta masoquista, puede surgir retrogresivamente la meta sádica de infligir dolor; produciéndolos en otros, uno mismo goza de manera masoquista con la identificación con el objeto que sufre.
b) Pulsión esópica (pasa de ver-ser visto):
i) El ver como actividad dirigida hacia los objetos ajenos.
ii) La resignación del objeto, la vuelta de la pulsión de ver hacia una parte del propio cuerpo, y por tanto el trastorno en pasividad, y el establecimiento de la nueva meta: ser mirado.
iii) La inserción de un nuevo sujeto, al que uno se muestra a fin de ser mirado por él.
A diferencia del sadismo, la pulsión de ver es auto erótica, tiene un objeto, pero este se encuentra en el cuerpo propio. A este el siguen dos pares de opuestos resultantes, según el cambio de vía ocurra en un lugar u otro. Esquema de la pulsión de ver:
1) Uno mismo mirar miembro sexual = Miembro sexual ser mirado por persona propia.
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2) Uno mismo mirar objeto ajeno (placer de ver activo) 3) Objeto propio ser mirado por persona ajena (placer de mostrar, exhibición).
Todas las etapas de desarrollo de la pulsión subsisten unas junto a las otras: y esta aseveración se hace evidente si en lugar de las acciones pulsionales se toma como base de juicio del mecanismo de la satisfacción.
La etapa previa de la pulsión de ver pertenece al narcisismo, es una formación narcisista. Desde ella se desarrolla la pulsión activa de ver, dejando atrás al narcisismo; pero la pulsión activa de ver retiene el objeto narcisista. De igual modo, la trasmudación del sadismo al masoquismo implica un retroceso hacia el objeto narcisista; y en los dos casos el sujeto narcisista es permutado por identificación con un yo otro, ajeno. Los destinos de pulsión que consisten en la vuelta sobre el yo propio y en el trastorno de la actividad en pasividad dependen de la organización narcisista del yo y llevan impreso el sello de esta fase. Corresponden, quizás, a los intentos de defensa que en etapas mas elevada del desarrollo del yo se ejecutan con otros medios.
7) Tres polaridades de la vida anímica.
a) Sujeto (yo) – Objeto (mundo exterior).
b) Placer – Displacer.
c) Activo – Pasivo.
La oposición activo-pasivo, el yo se comporta pasivamente hacia el mundo exterior en la medida en que recibe estímulos del, y activamente cuando reacciona frente a estos. El yo sujeto es pasivo hacia los estímulos exteriores, y activo por sus pulsiones propias.
Las tres polaridades del alma entran en los más significativos enlaces recíprocos. Existe una situación psíquica originaria en que dos de ellas coinciden. El yo se encuentra originariamente, al comienzo mismo de la vida anímica, investido por pulsiones, y es en parte capaz de satisfacer sus pulsiones en sí mismo. Llamamos narcisismo a ese estado, y auto erótica a la posibilidad de satisfacción. En ese tiempo el mundo exterior no está investido con interés. En ese tiempo el yo-sujeto coincide con lo placentero, y el mundo exterior, con lo indiferente. Si definimos amar como la relación del yo con sus fuentes de placer, entonces la situación en que solo se ama a sí mismo y es indiferente al mundo ilustra la primera de las oposiciones en que hemos hallado el <amar>.
En la medida en que es auto erótico, el yo no necesita del mundo exterior, pero recibe del él objetos a consecuencia de las vivencias derivadas de las pulsiones de auto conservación del yo, y por lo tanto no puede menos que sentir por un tiempo como displacenteros ciertos estímulos pulsionales interiores. Recoge en su interior los objetos ofrecidos en la medida en que son fuente de placer, los introyecta y, por otra parte, expele de si lo que en su propia interioridad es ocasión de displacer.
A partir del yo-realidad inicial, que ha distinguido el adentro y el afuera, según una buena marca objetiva, se muda en un yo-placer purificado que pone el carácter del placer por encima de cualquier otro. El mundo exterior se le descompone en una parte de placer que él se ha incorporado y un resto que le es ajeno. Y del yo propio ha segregado un componente que arroja al mundo exterior y siente como hostil.
Yo-Sujeto (coincide) con placer
Mundo exterior (coincide) con displacer (desde una indiferencia anterior)
Con el ingreso del objeto en la etapa del narcisismo primario se despliega también una segunda antítesis del amar: el odiar.
Cuando el objeto es fuente de sensaciones de displacer, una tendencia se afana en aumentar la distancia entre él y el yo, en repetir con relación a él el intento originario de huida frente al mundo exterior emisor de estímulos. Sentimos la repulsión del objeto, y lo odiamos.
Los vínculos de amor y de odio no son aplicables a las relaciones de las pulsiones con sus objetos, sino que están reservados a la relación del yo-total con los suyos.
La apalabra amar se instala en el vinculo del placer del yo, y se fija en definitiva en los objetos sexuales en sentido estricto y en aquellos objetos que satisfacen las necesidades de las pulsiones sexuales sublimadas. El yo odia, con fines destructivos a todos los objetos que se constituyen para él en fuente de sensaciones displacenteras, los genuinos modelos de relación de odio no proviene de la vida sexual, sino de la lucha del yo por conservarse y afirmarse.
El amor proviene de la capacidad del yo para satisfacer de manera auto erótica, por la ganancia de un placer de órgano, una parte de sus mociones pulsionales. Es originariamente narcisista, después pasa a los objetos que se incorporaron al yo ampliado, y expresa el intento motor del yo por alcanzar esos objetos en cuanto fuentes de placer. Se enlaza íntimamente con el quehacer de las posteriores pulsiones sexuales y coincide, cuando la síntesis de ellas se ha cumplido, con la aspiración sexual total.
El odio es, como relación con el objeto, más antiguo que el amor; brota de la repulsa primordial que el yo narcisista opone en el comienzo al mundo exterior prodigando de estímulos. Como exteorizacion de la reacción displacentera provocada por objetos, mantiene siempre un estrecho vinculo con las pulsiones de la conservación del yo, pulsiones yoicas y sexuales pueden entrar en oposición entre el odiar y el amar. Ese odio mezclado con el amor proviene, en parte de las etapas previas al amar no superadas por completo, y en otra parte tiene su fundamento en reacciones de repulsa procedentes de las pulsiones yoicas, que a raíz de los frecuentes conflictos entre interés del yo y del amor pueden invocar motivos reales y actuales. En ambos casos, entonces, ese odio mezclado se re remota a la fuente de las pulsiones de conservación del yo. Cuando el vínculo de amor con un objeto determinado se interrumpe, no es raro que lo remplace el odio, por lo cual recibimos la impresión de que el amor se muda en odio. En tales casos el odio, que tiene motivación real, es reforzado por la regresión del amar a la etapa sádica previa, de suerte que el odiar cobra un carácter erótico y se garantiza la continuidad de un vínculo de amor.
20° CONFERENCIA. LA VIDA SEXUAL DE LOS SERES HUMANOS.
1) Perversiones sexuales.
Los perversos hacen con su objeto sexual más o menos lo mismo que los normales con el suyo. Pero sigue luego una larga serie de anormales cuyas prácticas sexuales se apartan cada vez más de lo que un hombre dotado de razón considera apetecible. Los dividimos en dos grupos:
a) Los que mudaron el objeto sexual: renunciaron a la unión de dos genitales y en el acto sexual lo sustituyen, con un compañero, por otra parte o región del cuerpo; al hacerlo se sobrepone a la falta del dispositivo orgánico y al impedimento del asco. Después siguen otros para los que cuentan los genitales, mas no a causa de sus funciones sexuales, sino de otras en las que participan por razones anatómicas y motivos de proximidad. Otros, todavía, han resignado enteramente como objeto los genitales, elevando en su reemplazo otra parte del cuerpo a condición de objetor anhelado (pecho, pie). Después están los que no interesan por una parte del cuerpo, una pieza de indumentaria llena todos sus deseos. Por último, las personas que reclaman el objeto total, pero le hacen determinadas demandas, raras u horrendas.
b) Los que mudaron la meta sexual: establecieron como meta lo que por lo general es preliminar al cato sexual. Son las personas que anhelan mirar y palpar. Después siguen los sádicos, cuya aspiración tierna no conoce otra meta que infligir dolores y martirizar a su objeto. Los masoquistas, cuyo único placer es soportar de su objeto amado toda clase de humillaciones y martirios, tanto en forma simbólica como real. Y otros todavía, en quienes varias de estas condiciones se unen y entrelazan; y por último, cada uno de estos grupos existen de dos maneras: los que buscan su satisfacción en la realidad, y otros que se contentan con imaginarse esa satisfacción; a estos no les hace falta ningún objeto de la realidad, sino que pueden sustituirlo con la fantasía.
Los que se autodenominan homosexuales, no son sino los invertidos concientes y manifiestos, cuyo número palidece frente al de los homosexuales latentes.
2) Síntoma neurótico como satisfacción sexual sustitutiva.
Las neurosis histéricas puede hacer sus síntomas en todos los sistemas de órganos y, por esa vía, perturbar todas sus funciones. El análisis muestra que en ello encuentran exteorización todas las mociones llamadas perversas que quieren sustituir los genitales por otros órganos. Estos se comportan como genitales sustitutivos; en los órganos del cuerpo, se reconoce además de papel funcional, una signifación sexual. Sensaciones e inervaciones que se encuentran como síntomas en los órganos, son cumplimientos de mociones pulsionales sexuales perversas, con relación a las cuales otros órganos han atraído sobre si el significado de las partes genitales.
Entre los cuadros sintomáticos en que aparece la neurosis obsesiva, los más importantes se revelan como nacidos de la presión de unas mociones sexuales sádicas hiperintensas, perversas en su meta; según cuadra a la estructura de una neurosis obsesiva, los síntomas sirven para defenderse contra esos deseos que expresan la lucha entre la satisfacción y la defensa. Pero tampoco la satisfacción se queda corta; sabe imponerse en la conducta de los enfermos mediante unos rodeos y, se vuelven contra la persona propia, se trueca en auto mortificación.
Es cierto que el estorbo de una satisfacción normal o su privación en la vida real hace salir a luz inclinaciones perversas en personas que nunca las habían exhibido, es preciso suponer en estas algo que contrarrestaba esas perversiones; tiene que haber preexistido en ellas de forma latente.
3) Infantilismo en la vida sexual.
Todas las inclinaciones perversas arraigan en la infancia; los niños tiene toda la disposición a ellas y la ponen en práctica en una medida que corresponde a su inmadurez. La sexualidad perversa no es otra cosa que la sexualidad infantil aumentada y descompuesta en sus mociones singulares.
Al igual que el hambre, la libido está destinada a nombrar la fuerza en la cual se exterioriza la pulsión; en este caso es la pulsión sexual. Las primeras mociones de la sexualidad aparecen en el lactante apuntaladas en otras funciones importantes de la vida. El lactante quiere repetir la acción de alimento, pero no está bajo el impulso de hambre. Chupetea, en esta nueva acción también se adormece con expresión beatifica, y nos muestra que le ha dado satisfacción. Así el lactante ejecuta acción cuyo propósito es la ganancia de placer. Vivencia ese placer a raíz de la recepción de alimento, pero después aprende a separarlo de esa condición. A zona de la boca y de los labios podemos referir esa ganancia de placer; son llamadas zonas erógenas a esas partes del cuerpo y designamos sexual al placer alcanzado mediante el chupeteo.
Con el chupeteo satisface dos grandes necesidades vitales. Este acto conserva grande importancia psíquica durante toda la existencia. Es resignado por el lactante (el mamar del pecho materno) en la actividad de chupeteo, y sustituirlo por una parte del cuerpo propio. El niño se chupa el pulgar, chupa su propia lengua. Por esa vía se independiza del mundo exterior en cuanto a la ganancia de placer, además le suma excitación de una segunda zona erógena.
El lactante tiene sensaciones placenteras cuando vacía su vejiga y sus intestinos, y después organiza esas acciones de tal manera que le procuren la máxima ganancia de placer posible mediante las correspondientes excitaciones de las zonas erógenas de la mucosas. El mundo exterior se le enfrenta por primera vez como un poder inhibidor, hostil a sus aspiraciones de placer; y así vislumbra las luchas externas e internas que librara después. Debe intercambiar placer por dignidad social. La usa como un primer regalo para distinguir a personas a quienes aprecia particularmente.
La vida sexual del niño se agota en la práctica de una serie de pulsiones parciales que, independientemente unas de otras, buscan ganar placer en parte del cuerpo propio, en parte ya en el objeto exterior.
La investigación sexual infantil empieza muy temprano, a menudo antes del tercer año de vida. No arranca de la diferencia de sexos, que nada significa para el niño, pues atribuye a ambos idénticos genitales, los masculinos. Si después el varón descubre la vagina, primero intenta desmentir el testimonio, no puede existir alguien que no posea esa parte que el tanto aprecia. Así cae bajo el complejo de castración. La niña a causa de la falta de pene se siente perjudicada; envidia al varón tal pertenencia y por ese motivo, luego desarrolla el deseo de ser hombre, que se retomara mas tarde en la neurosis sobrevenida a causa de un fracaso de su función en la función femenina. En la infancia el clítoris de la niña desempeña el papel del pene.
El interés sexual del niño se dirige primero, a saber de dónde vienen los bebes.
21° CONFERENCIA. DESARROLLO LOBIDINAL Y ORGANIZACIONES SEXUALES.
1) Sexualidad normal, perversa e infantil.
a) Sexualidad normal: Posee rasgos perversos, el besar que consiste en la unión de dos zonas bucales erógenas en lugar de los genitales. La meta de la sexualidad “normal” es la reproducción.
b) Sexualidad perversa: No consiste en la trasgresión de la meta sexual, ni en la sustitución de los genitales, ni en la variación de objeto, sino en que algunas desviaciones se consumaron, dejando de lado el acto sexual al servicio de la reproducción. La sexualidad perversa es centrada, todas las acciones hacia una meta y una pulsión parcial tiene primacía: o es la única que podemos notar o ha sometido a las otras a su propósito.
La diferencia entre la sexualidad normal y la perversa es la diversidad de las pulsiones parciales dominantes y, las metas sexuales.
c) Sexualidad infantil: Las pulsiones parciales tiene iguales derechos y cada una persigue por cuenta propia el logro del placer.
Infantilismo de la vida sexual: Hay una semejanza entre la sexualidad perversa y la infantil, numerosas pulsiones parciales han impuesto sus metas con independencia unas de otras.
2) Fases del desarrollo libidinal: Tenemos la fase pre genital (oral, sádico-anal y fálica) todas las pulsiones de aspiran al placer de órgano.
a) Oral: La zona erógena, la boca desempeña el papel principal. *La práctica sexual de esta fase es el chupeteo. *El primer objeto de los componentes orales de la pulsión sexual es el pecho materno, que satisface la necesidad de nutrición del lactante. En el acto de chupeteo se vuelven autónomos los componentes eróticos que se satisfacen juntamente al mamar; el objeto se abandona y se sustituye por un lugar del propio cuerpo. La pulsion oral se vuelve auto erótica. El resto del desarrollo tiene dos metas: abandonar el autoerotismo, permutar un objeto del cuerpo propio por uno ajeno; y unificar los diferentes objetos de las pulsiones singulares y sustituirlos por un objeto único.
b) Sádico-anal: En primer plano tenemos las pulsiones sádico-anales.
*No existe diferencia entre masculino y femenino, ocupa su lugar la oposición activo y pasivo. *Existe una pulsión de apoderamiento que desborda hacia lo cruel. *Aspiraciones de meta pasiva se anudan a la zona erógena del orificio anal. *La pulsión de ver y la pulsión de ver se despierta con fuerza; los genitales tienen el papel de órgano para la excreción de la orina.
Cuando en la infancia, antes de que advenga el periodo de latencia, el proceso ha alcanzado un cierto cierre, el objeto hallado resulta ser casi idéntico al primer objeto de la pulsión placentera oral, ganado por apuntalamiento. La madre es el primer objeto de amor. Para la época en que la madre deviene objeto de amor ya ha empezado en el niño el trabajo psíquico de la represión, que sustrae de su saber el conocimiento de una parte de sus metas sexuales. A esta elección de la madre como objeto de amor se anudo todo lo que en esclarecimiento psa de las neurosis ha adquirido gran importancia, el complejo de Edipo.
c) Genital, fálica: las pulsiones se subordinan a los genitales y la sexualidad se somete a la reproducción.
3) Complejo de Edipo: En la época de la elección de objeto se ve que le varón quiere tener a la madre para él solo, siente como si le molestara la presencia del padre. A su vez el niño da muestras de ternura hacia el padre.
En el caso de la nena, tiene una actitud tierna hacia el padre, y la necesidad de eliminar a la madre y ocupar su lugar.
En ambos casos pueden tomar a una hermana o hermano como sustituto de la madre o del padre. La primera elección de objeto es incestuosa.
En la época de la pubertad, cuando la pulsión sexual plantea sus exigencias por primera vez en toda su fuerza, los viejos objetos familiares e incestuosos sean retomados e investidos libidinosamente. Se despliegan procesos de afecto muy intensos, que permanecen alejados de la conciencia. De esta época en adelante el ser humano tiene que consagrarse a la tarea de desasirse de sus padres, de esta forma ser un miembro de la comunidad social. La tarea consiste en desasir de su madre o padre sus deseos libidinosos para emplearlo en una elección de un objeto de amor ajeno, real y reconciliarse con su madre o padre.
26° CONFERENCIA. LA TEORIA DE LA LIBIDO Y EL NARCISISMO.
Si existe una fijación así de la libido al propio cuerpo y en la persona propia, en vez de la fijación en objeto; este narcisismo es el estado universal y originario a partir del cual después se formo el amor de objeto, sin que desapareciera el narcisismo. Las pulsiones sexuales se satisfacen primero en el propio cuerpo y esta capacidad para el autoerotismo es la base que permite el retraso de la sexualidad en el proceso de educarse en el principio de realidad. El autoerotismo era la práctica sexual del estadio narcisista de colocación de la libido.
Diferencia narcisismo y egoísmo: El narcisismo es el complemento libidinoso del egoísmo. Cuando se habla de egoísmo se tiene en vista la utilidad del individuo; cuando se mienta el narcisismo, se toma en cuenta también su satisfacción libidinal. Se puede ser absolutamente egoísta y, mantener fuertes investiduras libidinosas del objeto, en la medida en que la satisfacción libidinosa se cuente entre las necesidades del yo; el egoísmo cuidara después que la aspiración al objeto no triga perjuicios al yo. Se puede ser egoísta y al mismo tiempo ser extremadamente narcisista, tener una escasa necesidad de objeto, y en ello la satisfacción sexual directa, o derivada de la necesidad de lo que solemos llamar amor por oposición a sensualidad. El egoísmo es lo obvio lo constante, y el narcisismo es el elemento variable.
Tres estados anímicos:
a) Dormir: Es un estado en el cual todas las investiduras de objeto, las libidinosas y las egoístas, son resignadas y retiradas al interior del yo. En el durmiente se restableció el estado originario de la distribución de la libido, al narcisismo pleno, en el cual libido e interés yoico moran todavía unidos e inseparables en el interior del yo que se contentan a sí mismo.
b) Enamoramiento: El altruismo coincide con la investidura libidinosa de objeto. El objeto sexual atrae sobre si, una parte del narcisismo del yo. Si se produce una trasmisión altruista del egoísmo al objeto sexual, este devora al yo.
c) Enfermedad orgánica o dolor: Tiene un desamiento de la libido respecto de sus objetos. La libido se encuentra en el interior del yo como una investidura reforzada de la parte enferma del cuerpo. En la hipocondría, un órgano atrae al yo, sin que para nuestra percepción este enfermo.
Neurosis de transferencia: (Histeria, neurosis obsesiva, etc.…)
Retorno de lo reprimido: la libido que no es colocada en los objetos, sino que se queda en la fantasía,
La libido se ve impedida de satisfacción, esa libido no va al yo se queda en los objetos de la fantasía. Cuando la libido de objeto se encuentra en el interior del yo no es patógena. La libido que no encuentra el camino de regreso hacia los objetos, la libido convertida en narcisista, es lo que pasa a ser patógeno. En las neurosis narcisistas, el proceso de desasirse a la libido de los objetos, se le bloquea el camino de regreso, se aproxima a una represión. En las neurosis de transferencia se diferencia de las neurosis narcisistas por una diversidad en la disposición. El desarrollo libidinal tiene su punto débil de una fase diversa; la fijación decisiva era la que permitía la irrupción hasta la formación de síntoma, se sitúa en otra parte, en el estadio primitivo de narcisismo. En las neurosis narcisistas la fijación de la libido se remonta a fases anteriores del desarrollo que en el caso de las neurosis de transferencia.
Neurosis narcisistas:
Posee dos clases de síntomas, los síntomas silenciosos los de la enfermedad propiamente dicha (fantasía del fin de mundo – megalomanía), y los síntomas ruidosos, son intentos de curación, de volver a colocar la libido en los objetos. (Delirios – alucinaciones). Retorno de lo reprimido: Cuando en estas neurosis la libido no puede poner la libido a la fantasía, como en las neurosis de transferencia, la libido vuelve al momento de fijación
a) El cuadro clínico de la dementia precox, es muy cambiante, no se define exclusivamente por los síntomas que nacen del esfuerzo por alejarse a la libido de los objetos y por acumularla en el interior del yo en calidad de libido narcisista. Ocupan espacio otros fenómenos que remiten al afán de la libido por alcanzar de nuevos los objetos, y que responden a un intento de curación. Estos síntomas son los más llamativos; muestran semejanza con los de la histeria o con los de la neurosis obsesiva. En la dementia precox la libido se empeña por regresar hacia los objetos, atrapara algo de ellos en su sombra, son las representaciones-palabra los que le corresponden.
b) El delirio de grandeza, es la consecuencia directa de un aumento del yo por recogimiento de las investiduras libidinosas de objeto, un narcisismo secundario como retorno del narcisismo de la primera infancia.
c) El delirio de persecución, el perseguidor era del mismo sexo que el perseguido. La persona del mismo sexo, mas amada en épocas normales se transformaba en perseguidor después de contraer la enfermedad. La persona amada es sustituida por otra, según afinidades notorias, el padre lo es por el maestro, por el jefe, etc.… El delirio de persecución es la forma en que el individuo se defiende de una moción homosexual que se ha vuelto hiperintensa. La mudanza de amor en odio, puede volverse una amenaza para la vida del objeto amado y odiado, corresponde entonces a la trasposición de mociones libidinosas en angustia, que es resultado de la represión.
d) La Melancolía, los auto reproches con que los melancólicos se martirizan están dirigidos a otra persona, a otro objeto sexual a quien han perdido o se les ha desvalorizado por culpa de ella. Retiraron su libido de objeto por un proceso llamado identificación narcisista, lo han proyectado el objeto sobre el yo. El yo propio es tratado como lo sería el objeto resignado y sufre todas las agresiones y manifestaciones de venganza que estaban destinadas a aquel. Se da una ambivalencia, sentimientos opuestos hacia un mismo objeto, sentimientos de ternura y hostilidad.
- La elección homosexual de objeto esta más cerca del narcisismo que la heterosexual. La elección de objeto, el progreso en el desarrollo libidinal que se efectúa tras el estadio narcisista, puede producirse según dos diversos tipo: i) el tipo narcisista, en que el yo propio es reemplazado por otro que se le parece ii) el tipo de apuntalamiento, en el que han adquirido valor por haber satisfecho las otras necesidades de la vida son escogidas como objetos también por la libido.
- Respuesta al tratamiento psicoanalítico: En el caso de las neurosis de transferencia, se posibilita la transferencia, la libido puede ser colocada en la persona del médico. En el caso de las neurosis narcisistas no tiene posibilidad de transferencia, tratan al médico con indiferencia, no pueden libidinzar a la persona del médico.
LA ORGANIZACIÓN GENITAL INFANTIL (UNA INTERPOLACION A LA TEORIA DE LA SEXUALIDAD) – (1923)
En la niñez se consuma la elección de objeto, como la característica de la fase de desarrollo de la pubertad. Las aspiraciones sexuales se dirigen a una única persona, y en ella quiere alcanzar su meta. Es el máximo acercamiento en la infancia a la conformación definitiva que la vida sexual presentara después de la pubertad. La diferencia respecto de esta última es la unificación de las pulsiones parciales y su subordinación a los genitales no se establece en la infancia. La instauración de ese primado al servicio de la reproducción es la última fase de la organización sexual.
En la organización genital infantil, para ambos sexos, solo desempeña un papel un genital, el masculino. No hay primado genital, sino primado del falo.
En las indagaciones el nene descubre que no todos los seres humanos son semejantes a él. Con la visión de una hermanita o compañera de juego, al principio desconocen esa falta, creen ver un pene pequeño y piensan que ya le va a crecer, llegan a la conclusión de que estuvo presente y fue removido. La falta del pene la entiende como resultado de una castración, y al niño se le plantea la tarea de habérselas con la castración de la propia persona. Solo se puede apreciar la significatividad del complejo de castración, si se tiene en cuenta su génesis en la fase del primado del falo.
Darse cuenta de la falta de pene en la mujer deriva en:
a) Horror hacia la mujer: Le resulta insoportable la idea de ser castrado, que se representa en la visión de los genitales femeninos.
b) Menosprecio hacia la mujer: Parte del temor a la propia castración, se disocia una corriente tierna y una excitación sexual. Denigra, desprecia a todas las mujeres menos a la madre porque tiene falo.
c) Tendencia hacia la homosexualidad: Si se tiene un compañero sexual que tiene pene, no tengo temor a la castración.
El nene cree que solo personas despreciables del sexo femenino están castradas, las personas respetables como su madre siguen conservando el pene. Cuando indaga en el nacimiento de los niños, se da cuenta de que solo las mujeres pueden parir un hijo, por lo que la madre perderá el pene y pensara complejas teorías, hasta equiparar el truque del pene a cambio de un hijo. Al parecer no se descubren nunca los genitales femeninos, ya que el niño vive en el vientre de la madre y es parido por el ano.
EL SEPULTAMIENTO DEL COMPLEJO DE EDIPO (1924)
El complejo de Edipo es un fenómeno central del periodo sexual de la primera infancia. Después cae sepultado, se reprime, y es seguido por el periodo de latencia. Se va a pique a raíz de las dolorosas desilusiones acontecida. La nena, que quiere ser la amada predilecta del padre, tendrá que vivencia reprimendas por parte de él, y estará desilusionada. El varón, que considera a la madre como su propiedad, ella le quita el amor y el cuidado para entregárselos a un recién nacido.
La fase fálica que es contemporánea al complejo de Edipo, el nene comienza actos masturbatorio la madre o el doctor lo amenazan con castrarlo. Entonces con la amenazada de castración, la visión de una hermana o compañera de juego y el acto masturbatorio, deviene la angustia de castración.
La masturbación es solo la descarga genital de la excitación sexual perteneciente al complejo, y a esta referencia deberá su significatividad para todas las épocas posteriores. El complejo de Edipo supone dos modos de satisfacción: i) una pasiva: identificación con la madre ii) una activa: identificación con el padre. La aceptación de la posibilidad de castración, la intelección de que la mujer es castrada, puso fin a las dos posibilidades de satisfacción derivadas del complejo de Edipo. Ambas conllevan a la pérdida del pene; la masculina, en calidad de castigo, y la otra la femenina, como premisa (PUP). Si la satisfacción amorosa en el terreno del complejo de Edipo debe costar el pene, entonces por fuerza estallara el conflicto entre el interés narcisista en esta parte del cuerpo y la investidura libidinosa de los objetos parentales. En este conflicto triunfara normalmente el primero de esos poderes: el yo del niño se extraña del complejo de Edipo.
Las investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por identificación. La autoridad del padre, o de ambos progenitores, introyecta al yo, forma ahí el núcleo del superyó, que toma prestada del padre la severidad, perpetua la prohibición del incesto y, así, asegura al yo contra el retorno de la investidura libidinosa de objeto. Las aspiraciones libidinosas pertenecientes al complejo de Edipo son en parte desexualizadas y sublimadas, lo cual acontecerá con trasposición en identificación, y en parte son inhibidas en su meta y mudadas a mociones tiernas. El proceso en su conjunto salvo una vez a los genitales, alejo de ellos el peligro de la perdida, y además los paralizo, cancelo su función. Con ese proceso se inicia el periodo de latencia, que viene a interrumpir el desarrollo sexual del niño.
Este proceso es más que una represión, equivale a una cancelación del complejo. Aquí está la barrera entre lo normal y lo patológico. Si el yo no ha logrado efectivamente mucho más que una represión del complejo, este subsistirá inconsciente en el ello y más tarde exteorizara su efecto patógeno.
El clítoris de la nena se comporta al comienzo como un pene, pero ella, por la comparación con sus compañeros de juegos, percibe que es demasiado corto, y se siente perjudicada e inferior. Al principio piensa que este le crecerá. La nena no comprende su falta, sino que lo explica como que una vez lo poseyó y despues lo perdió. La niña acepta la castración como un hecho consumado.
Excluida la angustia de castración, está ausente también un poderoso motivo para instituir el superyó e interrumpir la organización genital infantil. Mucho más que en el varón, estas alteraciones parecen ser resultado de la educación, del amedrentamiento externo, que amenaza la pérdida de ser-amado. El complejo de Edipo de la niña es mucho univoco que el del nene que posee pene; es raro que vaya mas allá de la sustitución de la madre y de la actitud femenina hacia el padre. La renuncia del pene no se soportara sin un intento de resarcimiento. La muchacha se desliza del pene al hijo, su complejo de Edipo culmina en el deseo, alimentado por mucho tiempo, de recibir como un regalo un hijo del padre, parirle un hijo. El complejo de Edipo es abandonado poco a poco porque este deseo no cumple nunca. Ambos deseo permanecen en lo inconsciente, donde se conservan con fuertes investiduras y contribuyen a preparar al ser femenino para su posterior papel sexual. La menor intensidad de la contribución sádica a la pulsión sexual, que es lícito conjugar con la mutilación del pene, facilita la mudanza de las aspiraciones directamente sexuales en aspiraciones tiernas de meta inhibida.
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