El sujeto es efecto del
lenguaje, no se engendra a sí mismo. Pero esto no significa que se defina como
simple pieza de una maquinaria simbólica –la estructura- que puede cumplir
eficazmente con una función precisa dentro de ella. Por el contrario, el sujeto
es allí lo que falla, lo que no responde, lo imprevisible e incalculable. Si
del lado de la ciencia no se ha dejado de pensar en un sujeto totalmente
calculable que podría reducirse a algún coeficiente, el psicoanálisis revela la
imposibilidad de dicha reducción. En este sentido se hace eco de las palabras
que Sófocles ponía en uno de los coros de Antígona 2500 años antes de Cristo:
"Nada que sea más asombroso que el hombre"; asombro como reacción
inevitable ante el único de los seres que siempre rebasa todo cálculo y
previsión.
Daniel Gerber
No hay comentarios:
Publicar un comentario