ESTE BLOG PERMITE REALIZAR RESÚMENES DE LAS OBRAS DE SIGMUND FREUD Y JACQUES LACAN, PARA INTENTAR ENTENDER DE MANERA DIDÁCTICA A ESTOS AUTORES, PUBLICAR LIBROS Y TRABAJOS PARA PODER PERMITIRNOS UN ACERCAMIENTO AL PSICOANÁLISIS. SI ALGUIEN REQUIERE DE UN PSICOANÁLISIS TANTO PRESENCIAL COMO EN LÍNEA, PODRÁ CONTACTARME POR MEDIO DE MI WHATSAPP 7351098826. MÉXICO.
viernes, 24 de septiembre de 2021
jueves, 26 de agosto de 2021
APUNTES SEMINARIOS DE LACAN
Seminario 1: “Los 2 narcisismos”.
Esquema Óptico: “Tópica de lo imaginario”.
Vemos una imagen real y una imagen virtual, que no son lo
mismo.
Espejo cóncavo: produce el fenómeno del remillete
invertido. Florero está en la caja, en su
interior, y el ramillete encima de la caja.
Florero: reproducido por el juego de reflexión de los
rayos que provienen de una imagen
real que el Ojo enfoca. Si el ojo se acomoda a nivel de
las flores verá la imagen real del
florero rodeando el remillete, dándole estilo y unidad:
reflejo de la unidad del cuerpo.
Para que la imagen tenga consistencia es necesario que
sea una imagen. A cada punto del
objeto le corresponde un punto de la imagen, y todos los
rayos que provienen de un punto
deben cruzarse en un punto único. Esto nos permite ver
las diferentes posiciones del sujeto
en relación a la realidad, que depende de la posición del
ojo. El sujeto no es un ojo pero
como estamos en el registro imaginario se aplica.
OJO: está ubicado entre el espejo cóncavo y el objeto. El
espejo plano es necesario para
que el ojo tenga la ilusión del florero invertido para
verlo en condiciones. En un punto
simétrico donde está la imagen real veré aparecer esta
imagen real como imagen virtual.
Dos Narcisismos: Se trata de la relación entre la
constitución de la realidad y la relación
entre la forma del cuerpo.
Dos Narcisismos (Mannoni): 1) Narcisismo primario en
relación a la imagen corporal.
Esta imagen es idéntica para el conjunto de mecanismos
del sujeto y confiere su forma a su
medio ambiente en tanto es hombre. Ella hace a la unidad
del sujeto, la vemos proyectarse
hasta en la fuente imaginaria del simbolismo.
Este primer narcisismo se sitúa a nivel de la imagen real
de mi esquema en tanto esta
imagen permite organizar el conjunto de la realidad. Este
funcionamiento es diferente en el
hombre y en el animal, porque este último está adaptado a
un medio ambiente uniforme,
además de ya tener un desarrollo corporal conformado y
maduro. Vemos un Yo Ideal como
producto de este narcisismo.
2) Narcisismo Secundario : su modelo es la relación con
el otro, como un semejante. El
otro tiene para el hombre un valor dada la anticipación
que representa la imagen unitaria tal
como ella es percibida en el espejo o en la realidad toda
del semejante.
La identificación narcisista, del segundo narcisismo, es
la identificación al otro que, en el
caso normal, permite al hombre situar su relación
imaginaria y libidinal con el mundo en
general. Esto le permite “ver” en su lugar y estructurar
su ser en función de ese lugar y de su mundo. Su ser libidinal. El sujeto ver
su ser en una reflexión en relación al otro, en
relación al Ideal del Yo.
Función del YO: cumple un papel en la estructuración de
la realidad. También debe pasar
el hombre por esa Alienación fundamental que constituye
la imagen reflejada de sí misma
que es el Yo originario (yo ideal), forma originaria
tanto del Ideal del Yo como de la relación
con el otro.
Seminario 1: “Ideal del Yo y Yo ideal”
La imagen: ya sea en neurosis o perversión observamos una
imagen fragmentada,
despedazada, inadaptada e inadecuada.
La imagen real sólo puede verse de manera consistente en
determinado campo del espacio
real del aparato, campo constituido por el espejo
esférico y el ramillete invertido.
El sujeto está en el borde del espejo cóncavo. Sabemos
que la visión de una imagen en el
espejo plano es equivalente, para el sujeto, a lo que
sería la imagen del objeto real para un
espectador que está más allá del espejo, en el mismo
lugar en que el sujeto ve su imagen.
El sujeto virtual, reflejo del ojo mítico, el otro que
somos, está allí donde primero vimos a
nuestro Yo: fuera de nosotros. Sólo vemos una forma
realizada de nosotros fuera de
nosotros mismos. (un espejismo de sí mismo).
Lo que el sujeto, que sí existe, ve en el espejo es una
imagen nítida o fragmentada,
inconsistente e incompleta. Esto dependerá de su posición
en relación a la imagen real. De
la inclinación del espejo depende que veamos la imagen.
La inclinación del espejo plano
está dirigida por la voz del Otro. Pero no existe esto a
nivel del estadío del espejo sino que
se ha realizado en nuestra relación con el otro en su
conjunto: la relación simbólica.
La regulación de lo imaginario depende del vínculo
simbólico entre los humanos. ¿Qué es
este vínculo simbólico? Nosotros nos definimos por
intermedio de la ley. Situamos a través
del intercambio de símbolos nuestros diferentes yo, los
unos respecto de los otros, estamos
en una relación simbólica compleja.
La relación simbólica define la posición del sujeto como
vidente. La palabra, la función
simbólica, define el grado de perfección, de completud,
de aproximación a lo imaginario. La
diferencia está entre el Yo ideal e Ideal del yo.
Ideal del Yo: dirige el juego de relaciones de las que
depende toda la relación con el otro. Y
de esta relación con el otro depende el carácter más o
menos satisfactorio de la estructura
imaginaria.
Es el Otro en tanto hablante, en tanto tiene una relación
simbólica conmigo, sublimada,
quien es a la vez semejante y diferente (si el otro no
soy yo, yo soy yo) a la libido
imaginaria.
El intercambio simbólico es lo que nos vincula entre sí,
es decir, la palabra, y en tanto tal
permite identificar al sujeto. No hay metáfora.
Seminario 3 (Psicosis): “Tú eres el que me seguirás”
El Otro (A) es el lugar donde se constituye el YO (je)
que habla con el que escucha”. Vemos
el Registro simbólico.
El otro (a) es el tú------> el que puede responder,
lugar de asimetría, completa
correspondencia. Es el hermano, el semejante. Es un
semblante humano animada por un
yo (je) reflejo del mío. Vemos Registro Imaginario.
El dominio del Yo y del Tú no se adquiere de inmediato en
el niño, adquisición que sucede
cuando puede decir yo(je) cuando le dijeron tú, cuando le
dicen y llega a comprender “tú vas
a hacer esto” y entiende “yo voy a hacer esto”. Lo hacen
en nombre de Otro que está
constituido defectuosamente.
Caso Schreber: Hay un Otro para él, un Otro absoluto,
radical, no es un lugar ni un
esquema. Un Otro de quien afirma que es un ser viviente a
su manera y que cuando se ve
amenazado es capaz de egoísmo como los demás seres vivos.
Para el Presidente Schreber hay un Otro (A) que es uno,
lo indica cuando dice que él es un
paranoico. Para él un paranoico es alguien que relaciona
todo consigo mismo, es alguien
cuyo egocentrismo es invasor, pero “yo soy diferente, es
el Otro quien relaciona todo
conmigo”. Hay un Otro que es estructurativo.
El Otro debe ser considerado como un lugar donde se
constituye la palabra. Las personas
salimos primero de modo significante, la palabra se
constituye a partir de un Yo (je) y un tú.
Son dos semejantes. La palabra los transforma, le dan una
relación justa pero una distancia
asimétrica y una relación no recíproca. El Yo nunca está
donde aparece en forma de un
Significante particular. El Yo está siempre allí a título
de presencia que sostiene un discurso
(directo o indirecto).
El Yo(je) es el yo del que pronuncia el discurso. Todo lo
que se dice tiene bajo sí un Yo que
lo pronuncia. En el interior de esa enunciación aparece
el Tú.
El tú ya está en el seno del discurso (es evidente).
Nunca hay un tú en otra parte más que
donde se dice tú.
No siempre el tú es el tú al que tanta importancia le
damos.
Tenemos 2 fórmulas para entender la función de la
palabra:
1) Tú eres mi amo
2) Tú eres mi mujer
La segunda persona de ningún modo se emplea siempre con
ese acento. “Uno puede
pasearse por ese lugar sin que lo aborden”. No se trata
de ningún tú, de ningún lo. El “Lo”
(vous) es un reflexivo del Uno (on) es su
correspondiente.
La función de la segunda persona (tú) es apuntar a lo que
no es persona alguna, a lo que
despersonaliza. Ese tú (muerto) lo conocemos por la
fenomenología de la Psicosis. Es el tú
que en nosotros dice tú, ese tú que se hace escuchar más
o menos discretamente. Ese tú
que habla por sí solo y que nos dice “eres siempre el
mismo”.
En Schreber ese tú no necesita decir tú para ser
realmente el tú que nos habla.
“No ceder a la primera incitación”. No ceder al primer
impulso, aquí se reconstruye la
tendencia homosexual del presidente Schreber. Se reconoce
al Superyó como esa instancia
psíquica freudiana que es efecto de una ley sin
dialéctica, donde lo reconocemos en el
imperativo categórico con lo cual se lo llama “saboteador
interno”.
Seminario 4: “Las 3 formas de la Falta de Objeto”
El objeto está perdido y lo estamos buscando siempre
según Freud.
Según Lacan el objeto imaginario (Falo) Fantasma tiene
relación real. ¿El objeto está
perdido?
Relación de objeto en términos de acceso a lo real
(acceso que debe conseguirse al
finalizar el Análisis).
Toda la dialéctica de un análisis gira alrededor de un
objeto principal, que es el Falo. Falo
no es pene. Debemos distinguir el pene como órgano real
con funciones definibles por
coordenadas reales del Falo como objeto en su función
imaginaria .
Lacan retoma a Winnicott en torno al Objeto Transicional,
para él todo objeto transicional
winnicottiano es un objeto imaginario. El fetiche sexual
es también un objeto transicional.
Noción de la Falta DEL Objeto: La falta del Objeto no es
algo negativo sino que es el
motor de la relación del sujeto con el mundo.
(Necesitamos no tener el objeto para
buscarlo, desearlo).
Vemos que el análisis de la Neurosis comienza con la
operación simbólica de la Castración.
Tenemos 3 conceptos que hacen referencia a la Falta del
Objeto: Castración, Frustración y
Privación.
Castración: la castración y la ley primordial de
prohibición del incesto es para Lacan una
deuda simbólica.
La castración es una operación simbólica (registro
simbólico) cuyo objeto que falta es un
objeto imaginario (Falo).
La castración lo es siempre de un objeto imaginario. Es
la falta imaginaria del objeto. El
objeto es un objeto imaginario.
Frustración : corresponde con una falta imaginaria. Es el
dominio de la reivindicación.
Corresponde a algo que deseo y no puedo tener, pero que
se desea sin referencia alguna a
la posibilidad de satisfacción.
Operación que le corresponde un daño imaginario, el
objeto de la frustración es un objeto
real por más imaginaria que sea la frustración. Eso por
lo que padecemos es siempre por un
objeto real.
Privación: corresponde a una falta real. La privación es
una falta real: un agujero.
Operación que le corresponde una falta real, un agujero o
una ausencia real. Su objeto es
siempre un objeto simbólico. Todo lo que es real está
siempre obligatoriamente en su lugar
aunque lo desordenemos.
La ausencia de algo en lo real es simbólica. Si un objeto
falta de su lugar es porque
mediante una ley (simbólica) definimos que debe estar
ahí.
Tríada Imaginaria : Vemos la relación Madre- Niño-Falo.
(Temática para relacionar con
Complejo de Edipo y Castración).
Falta de Objeto Objeto
Castración Imaginario
Frustración Real
Privación Simbólico
Seminario 4: “Del Complejo de Castración”
Agente Falta de Objeto Objeto
Padre Real Castración Imaginario
Madre Simbólica Frustración Real
Padre Imaginario Privación Simbólico
¿Qué es un padre? El Edipo está desde el origen de Freud.
En cuanto a la Castración Freud nunca precisó su sentido
(según Lacan).
¿Qué es la Castración? Para que el sujeto alcance la
madurez debe ser castrado.
Castración es el signo del drama de Edipo.
Privación: en Lacan está relacionado con la Castración
(materna en el segundo tiempo
edípico). Es también la privación de la perdiz: la mujer
no tiene pene, está privada de él.
La castración toma como base la aprehensión en lo real de
la ausencia de pene en la mujer.
Esta es la experiencia del sujeto macho, la base en la
que se apoya la privación.
Estamos castrados en nuestra subjetividad pero en lo
real, en realidad, estamos privados.
La noción de privación implica la simbolización del
objeto en lo real ya que en lo real nada
está privado de nada. Todo lo que es real se basta a sí
mismo. Si introducimos en lo real la
noción de la privación es porque ya fue previamente
simbolizada. Indicar que algo no está
es suponer su presencia, introducir en lo real, en el
orden simbólico.
El objeto aquí es el pene. Al nivel en el que hablamos de
privación, es un objeto en un
estado simbólico.
La castración, en la medida en que está presente en la
génesis de una neurosis, se refiere a
un objeto imaginario. Ninguna castración presente en la
neurosis es una castración real.
Sólo entre en juego operando en el sujeto bajo la forma
de una acción referida al objeto
imaginario.
¿Por qué se introduce la castración en el desarrollo
típico del sujeto?
Etapa preedípica: es importante para comenzar. Se empieza
para captar la necesidad del
fenómeno de la castración, que se apodera de aquel objeto
imaginario como de su
instrumento, simbolizando una deuda o castigo simbólico y
se inscribe en la cadena
simbólica (carretera principal, significante Nombre del
Padre).
Padre simbólico: es una necesidad de la construcción
simbólica. Lacan reconoce que el
padre simbólico no está representado en ninguna parte.
(Nadie es la ley, la ley es portada
por alguien pero nadie es la ley).
Padre imaginario: es el agente de la privación. A él se
refiere toda la dialéctica de
agresividad, la de identificación, la de idealización por
la que el sujeto accede a la
identificación con el padre. Este padre está integrado en
la relación imaginaria que
constituye el soporte psicológico de las relaciones con
el semejante. También es el padre
terrorífico que reconocemos en el fondo de las
experiencias neuróticas y que no tiene
relación con el padre real (biológico o no) del niño.
Vemos en los fantasmas del niño a una figura del padre y
también a una figura de la madre
que sólo tiene una relación lejana con lo que ha estado
presente en el padre real del niño,
únicamente vinculada con la función que es desempeñada
por el padre imaginario.
Padre Real: Agente de la castración. Es un padre que es
muy difícil de captar debido a la
interposición de fantasmas y la necesidad de la relación
simbólica.
La función normativa o típica que le damos al padre real
en el drama del Edipo es la función
del Complejo de Castración.
Con la castración no se trata de fantasmatizarlo todo,
como se hace con las escenas de
seducción primitivas. El padre real interviene en la
operación de la castración. Esto indica
que también puede estar marcada y desequilibrada por la
ausencia del padre real. Cuando
ocurre se exige la sustitución del padre real por alguna
otra cosa, lo que es neurotizante.
El Caso Juanito sirve para entender la significación y la
necesidad del Complejo de
Castración.
Vemos un caso de un niño de 4 años que tiene Fobia a los
caballos. Es un neurótico.
El niño no está privado ni frustrado por nada.
Sólo se le prohibió la masturbación y se lo amenazó con
que se lo iban a cortar si sigue
haciendo lo mismo (su madre se lo dijo).
La amenaza es material para construir el complejo de
castración. ¿Pero por qué?.
Complejo de Edipo: en la relación preedípica de la madre y
el niño, el objeto fálico, como
objeto imaginario tiene su lugar.
Madre: es objeto de amor y objeto deseado a la vez en
cuanto a su presencia. La presencia
se articula en el par presencia-ausencia, el juego
Fort-da.
Para el niño hay un objeto primordial que no podemos
considerarlo como constituido en
nuestras ideas.
La madre existe como objeto simbólico y como objeto de
amor. La madre es de entrada una
madre simbólica y sólo tras la crisis de la frustración
empieza a realizarse debido a la
particularidad de la relación entre ella y su niño.
La madre objeto de amor puede ser en cualquier momento la
madre real en la medida en
que frustra ese amor.
Relación madre-niño: es relación de amor que abre una
relación indiferenciada primordial.
Se trata de que el niño se incluya a sí mismo en la
relación como objeto de amor de la
madre. Se trata de que se entere de esto de que le
proporciona placer a la madre.
Esta es una de las experiencias del niño, saber si su
presencia gobierno la presencia que él
necesita. El ser amado es fundamental para el niño.
En esta relación el niño no está solo. En la relación con
su madre el niño siente el Falo
como centro de su deseo, el de ella (el Deseo es el deseo
del Otro, la madre como
representante del Otro).
Y él mismo se sitúa en distintas posiciones por las
cuales se ve llevado a mantener ese
deseo de la madre.
El niño se presenta a la madre como si él mismo le
ofreciera el falo, en posición y grados
diversos. El niño puede llegar a identificarse con la
madre, identificarse al falo, identificarse
con la madre como portadora del falo o presentarse él
mismo como portador del falo.
Vemos una relación imaginaria mediante la cual el niño le
asegura a la madre que puede
colmarla, no sólo como niño, sino también colmarla en
cuanto al deseo y también en cuanto
a lo que a ella le falta (que es el falo, es una madre
que ya pasó por la castración).
Esta situación es estructurante, en ella se articula la
relación del fetichista con su objeto.
Juanito tenía curiosidad sobre el Falo, fantasea con él,
consulta a la madre y al padre por el
falo, tanto en humanos como en animales.
El Falo es el objeto imaginario central de la
organización del mundo. En el niño ocurre que
su pene se convirtió en real, lo utiliza para masturbarse.
Angustia: surge en cada ocasión cuando el sujeto se
encuentra despegado de su
existencia, cuando se ve así mismo a punto de quedar
capturado de nuevo en algo que se
llama la imagen del Otro.
La angustia es correlativa del momento de suspensión del
sujeto en un tiempo en el que ya
no sabe dónde está, hacia un tiempo en el que va a ser
algo en lo que ya no podrá
reconocerse. (Todo depende de lo que el niño es para su
madre)
El Complejo de castración trasladada al plano imaginario
es todo lo que está en juego en
relación con el falo. Por este motivo conviene que el
pene real quede al margen.
La intervención del padre introduce el orden simbólico
con sus defensas, el reino de la
ley. El asunto está en manos del padre y no del niño y al
mismo tiempo se resuelve en otra
parte. Con el padre no hay forma de ganar, salvo que se
acepte el reparto de papeles
El orden simbólico interviene en el plano imaginario.
La Castración afecta al falo imaginario pero de alguna
manera fuera de la pareja real. Se
restablece así el orden en el interior del cual el niño
podrá esperar la evolución de los
acontecimientos.
Los objetos fóbicos tienen la función de suplir al
significante (STE) del padre simbólico.
Si la fobia se cura es porque intervino el padre real,
siendo que éste pudo intervenir porque
intervino el padre simbólico (Freud).
La solución a la fobia se vincula con la Triada de orgía
imaginaria, intervención del padre
real y la castración simbólica.
La castración pone fin a la fobia y además demuestra qué
es lo que suple.
Seminario 5: “La Forclusión del Nombre del Padre” (la
lógica de la castración).
Vemos que Lacan retoma a Gregory Bateson con la teoría
del doble vínculo para explicar la
génesis de la Psicosis.
También Lacan retoma a la Señora Pankow para hablar de
una dialéctica del doble sentido
que tiene un tercer elemento. Hay dos mensajes
simultáneos en la misma emisión de
significación lo que crea que el sujeto se encuentre en
un callejón sin salida.
Para Lacan la cuestión gira en torno a que en cuanto a la
psicosis hay que saber qué ocurre
con el proceso de comunicación cuando no llega a ser
constituyente para el sujeto. Leyendo
a Bateson nos damos cuenta que todo está centrado en el
doble mensaje, en el doble
mensaje como doble significación.
Pankow: Falta la palabra que fundaría la palabra en
cuanto acto. De entre las palabras
debe haber una que funde la palabra en cuanto acto en el
sujeto.
Doble significación genera un callejón sin salida. Falta
algo que funda la significación y que
es un significante. Se trata de algo que se plantea como
dando autoridad a la ley.
Llamamos ley a lo que se articula en el nivel del
significante.
El Significante Nombre del Padre (N. del P) es el Padre
simbólico. Autoriza el texto de la ley,
le da autoridad a la ley de la prohibición del incesto y
para hacerlo debe estar a nivel del
significante.
Este significante es un término que subsiste en el nivel
del significante, que en el Otro,
cuando es sede de la ley, representa al Otro.
N. del P: es el significante que apoya a la ley, que la
promulga (y exige que se respete). Es
el Otro en el Otro (A en A).
Edipo: asesinato del Padre. Él nos sirve más muerto que
vivo. Ocurre que para que la ley
esté fundada en el padre, es necesario asesinarlo. El
padre que promulga la ley es el padre muerto, el símbolo del padre. El padre
muerto es el significante N. del P que se constituye
como tal a partir del contenido.
En la cadena de significantes puede existir un
significante que falte. El espacio de ese
significante, el espacio del inconsciente, es efecto de
un espacio topográfico.
Es importante la falta del Ste N. del P porque funda el
hecho mismo de que haya ley,
articulación en cierto orden del Ste (C. de Edipo, ley de
Edipo o ley de prohibición de la
madre). Es el Ste que significa que dentro del Ste, el
Ste existe.
El Ste N. del P está en el interior del Otro, un Ste
esencial útil para entender la psicosis:
Aquí el sujeto trata de suplir la falta de este Ste que
es el N. del P. Todo lo que llame la
reacción en cadena, producida por la psicosis, se ordena
en torno a ésto.
El Ste llega al Otro. El deseo se expresa y pasa por el
Ste. El paso del deseo a través de la
cadena del Ste introduce un cambio en la dialéctica del
deseo. Lo propio del Ste es que es
discontinuo.
Tú----> es la palabra plena, la palabra como fundadora
en la historia del sujeto, el tú de “tú
eres mi maestro”, “tú eres mi mujer”. Este tú es el Ste
de la llamada al Otro. En estas dos
frases vemos una LLAMADA.
“tú eres quién me seguirás”----> Hay Invocación: te
otorgo ser aquel que me seguía.
“tú eres quien me seguirá”-----> Anuncio algo objetivo
y también rechazo porque ya me
cansé de que me sigas.
Invocación: ocurre que yo haga depender mi deseo de tu
ser, porque te llamo a entrar en
la vía de este deseo de forma incondicional. Aquí apelo a
la voz del Otro, al soporte de la
palabra. No a la palabra sino al sujeto en cuanto él la
sostiene (actitud personalista, el Je es
quien sostiene el discurso).
El tú es aquel a quien invocamos. Mediante la invocación
hay que pensar sobre qué es lo
que realmente está en juego. La invocación es lo que se
produce mediante una ceremonia
que los antiguos practicaban antes del combate para poner
de su parte a los Dioses
(Griegos generalmente).
La invocación guarda relación con la llamada que es
necesaria para que el deseo y la
demanda estén satisfechos.
Se trata de darle la misma voz que nosotros deseamos que
tenga, de evocar aquella voz
presente en la agudeza de su dimensión propia.
Es en el nivel de la palabra, en tanto se trata de que
ella se articule con nuestro deseo,
donde la invocación tendrá lugar.
Schreber experimenta el fenómeno de voces por sustitución
de ese defecto, de la falta del
Ste N. del P dentro de la cadena del Ste. Si el vacío de
este Ste dentro de dicha cadena
aparece es porque fue evocado al menos una vez este Ste
primordial (porque lo que fue
llamado en un momento dado en el nivel del Tú fue el Ste
N. del P, en cuando sea capaz de
admitir el mensaje y por este motivo ser garante de la
ley presentándola como autónoma).
Este es el punto que precipita al sujeto en la psicosis.
Todos los mensajes vienen del Otro porque está hecha de
una lengua que es la lengua del
Otro, incluso cuando se origina en nosotros imitando a
otros.
Otro: es el lugar de depósito, el tesoro de los Stes
(sede del código del mensaje). Supone,
para que pueda ejercer su función como tal, que también
tenga el Ste del Otro en cuanto
Otro (Ste N. del P). El otro tiene más allá de él a este
Otro capaz de dar fundamento a la
ley.
Es una dimensión que pertenece al orden simbólico de los
Stes y que se encarga en
personas que soportarán esa autoridad. Lo esencial es que
el sujeto, por el procedimiento
que sea, haya adquirido la dimensión del Nombre del
Padre.
Metáfora Paterna: Sus elementos son la madre- niño-padre.
El Ste N. del P. hay que
tenerlo y saber también servirse de él. De esto depende
el destino de todo.
Distinguir entre el padre real y el Nombre del Padre.
Se presenta el Esquema L: vemos 4 elementos S, a, a prima
y A.
Todo lo que se realiza en S (sujeto) depende de los Stes
que se colocan en A (Otro).
A , si es el tesoro de Stes, es el portador de algún
reflejo de aquel Ste esencial.
S: no posee su Ste. Está fuera de los 3 vértices del
Triángulo edípico y depende de lo que
ocurre en ese juego.
El S se representa en algo imaginario que se opone al Ste
del Edipo.
Función del Falo : el sujeto se identifica
imaginariamente con el Falo para reducirlo a la
noción de objeto parcial.
Seminario 5: “La Metáfora Paterna”
El padre tiene un rol y su función está en el corazón de
edipo.
Freud lo introduce y revela que lo que revela el ICC es
de entrada el C. de Edipo. Lo
importante de esta revelación es la amnesia infantil que
afecta a los deseos infantiles
(incestuosos) por la madre y al hecho de que tales deseos
están reprimidos. Nos olvidamos
de que estos deseos olvidos son deseos primordiales que
están todavía presentes.
Triángulo Edípico: Metáfora Paterna
Vemos 3 polos históricos:
1) ¿Hay neurosis sin edipo?: Freud tomó el Edipo como
universal que se encuentra
en el normal y en el neurótico.
Según Lacan: hay neurosis sin edipo. Esta noción tiene
relación con la existencia de un
superyó materno (Freud dice que el Superyó es paterno y
heredero del Complejo de Edipo).
Hay casos de excepción donde hay neurosis sin edipo y hay
un superyó materno tan
opresivo, devastador e insistente.
2) Campo de la realidad: perversión (como una neurosis
pervertida, lo que el neurótico
reprime, el perverso lo realiza) y psicosis. Ya sea
perversión o psicosis se trata de la función
imaginaria. Perturbación producida en el campo de la
realidad.
3) Edipo y genitalidad: la relación del Edipo con la
genitalización. Edipo tiene función
normativa, no sólo en la estructura del sujeto, sino en
la asunción de su sexo. El hombre
asume el tipo viril y la mujer el tipo femenino, es
decir, que se reconozca como mujer y que
se identifique con las funciones femeninas.
Lo genital tiene que ver con la maduración sexual
orgánica.
Virilidad y feminidad: traducen lo que es la función del
Edipo. Aquí el edipo está vinculado
con la función del Ideal del Yo (que según Freud junto
con el Superyó son herederos del
edipo, cuyo ideal son las voces y críticas de los padres
primero y después de la sociedad).
3 Polos: Edipo en relación a:
1) Superyó: paterno en Freud y materno en Lacan
2) La realidad: relación de Edipo con patologías que
tienen alterada la realidad
(psicosis y perversión).
3) Ideal del Yo: cuando se asume la genitalidad se
convierte en elemento constituyente
del Ideal. Asumir la posición sexual.
Función del edipo: repercute en el asunción del sexo y
también al complejo de castración.
¿Qué hace el padre?. ¿Puede constituirse de forma normal
un edipo si no hay padre?. El
edipo puede constituirse bien también cuando el padre no
estuvo presente.
El padre existe incluso sin estar presente. Ejemplo:
cuando el niño se queda sólo con la
madre durante mucho tiempo el edipo se constituyó
normalmente (en comparación con
respecto a casos donde el padre siempre estuvo presente).
La cuestión de la posición que ocupa el padre dentro de
la familia: hablar de la carencia del
padre en la familia no es lo mismo a que él esté ausente
en el Edipo. No es lo mismo
ausencia familiar a que no ocupe su función
normativizante dentro del edipo.
Papel del padre: 1) padre terrible interviene prohibiendo
a la madre, éste es el principio y el
fundamento del C. de Edipo, ahí el padre está vinculado
con la ley primordial de la
prohibición del incesto. El padre representa esa
prohibición. Es mediante su presencia, por
sus efectos en el ICC, como lleva a cabo la prohibición
de la madre (bajo amenaza de
castración).
La castración tiene un papel importante: el vínculo de la
castración con la ley. La relación
padre-niño está gobernada por el temor de la castración.
¿Cómo abordar ese temor? Se
aborda en la primer experiencia de Edipo, es abordado
como una represalia dentro de una
relación agresiva.
Esta agresión parte del niño porque su objeto
privilegiado le fue prohibido y se dirige al
padre por ser él el responsable de esto.
El temor al padre está centrado en el sujeto. Proyecto en
el padre imaginariamente
intenciones agresivas que parten de sus tendencias
agresivas.
La castración se manifesta en el plano imaginario. La
forma en que la neurosis encarga la
amenaza de castración está vinculada con la agresión
imaginaria. Es represalia: así como
Zeus castró a Cronos lo hizo por miedo a que el padre lo
castre a él primero.
Edipo invertido: Nunca está ausente en la función del
Edipo el componente del amor al
padre. Es el que proporciona el final del Edipo en una
dialéctica del amor y de la identificación (términos que no son lo mismo porque
uno puede identificarse con alguien sin
amarlo pero igual están vinculados y no pueden
separarse).
“Títulos en el bolsillo”: llegado el momento, si todo va
bien, en la pubertad el niño tendrá
el pene listo con su certificado (dado por el padre en el
tercer tiempo edípico). El sujeto se
identifica con el padre en la medida en que lo ama.
Cuando vemos el caso de un edipo invertido vemos que
frente a ese padre temible,
prohibido pero amable también, el sujeto se coloca en el
lugar adecuado para hacerse amar
por el padre. Para eso debe pasar a la categoría de mujer
(conservando su pequeño amor
viril). Esta posición supone el peligro de la castración,
dejándolo en una situación conflictiva.
En el edipo invertido vemos la homosexualidad
inconsciente según Freud.
¿Qué se prohíbe? ¿Por qué lo hace el padre? (vemos que la
madre también prohíbe).
Se prohíbe hacer uso del pene para la masturbación. Se
prohíbe la satisfacción de la
pulsión genital.
La castración es un acto simbólico cuyo agente es alguien
real (padre y/o madre) y cuyo
objeto es un objeto imaginario (el niño se siente cortado
porque así se lo imagina).
¿Qué prohíbe el padre?: Prohíbe a la madre. En cuanto
objeto es suya y no del niño.
Aquí vemos que la agresividad del niño y la niña contra
el padre es por el motivo de que el
padre les prohíbe a la madre. El padre frustra al niño de
su madre.
Frustración: padre interviene como provisto de un
derecho, no como un personaje real. Es
el padre en cuanto simbólico el que interviene en la
frustración, acto imaginario que
concierne un objeto real, la madre, en tanto que el niño
tiene necesidad de ella.
Privación: Aquí el padre se hace preferir (se hace ver) a
la madre. Esto conduce a la
formación del Ideal del Yo. En la medida que el padre se
convierte, de la forma que sea (por
su fuerza o debilidad), en un objeto preferible a la
madre, puede establecerse la
identificación terminal. La cuestión del edipo invertido
y de su función se establece en este
tercer nivel.
La cuestión de la diferencia del efecto del Edipo en el
niño y en la niña también la vemos
aquí: la función de la castración es disimétrica en ambos
sexos. Para ella la dificultad se
encuentra de entrada, mientras que al final la solución
se ve facilitada porque el padre no
tiene dificultad para hacerse preferir a la madre como
aquel portador del falo.
En el niño él asumirá su virilidad en la manera en que se
identifique con el padre, al finalizar
el Edipo.
Cuando el padre se convierte en el Ideal del Yo (tercer
tiempo del Edipo) se produce en la
niña algo positivo: el reconocimiento de que ella no
tiene (ni tampoco es) el falo. Para el
niño es una salida desastrosa.
En el momento de la salida normativizante del Edipo, la
niña reconoce no tener lo que no
tiene, mientras que el niño reconoce no tener lo que
tiene. Lo que ocurre en el nivel de identificación ideal, cuando el padre se
hace preferir a la madre
y el punto de salida del Edipo es la Privación.
Para la niña es admisible aunque nunca se alcanza por
completo porque siempre queda un
regusto como prueba de que eso no funciona. Queda la
envidia al pene (Ecuación simbólica
Falo=niño).
¿Qué es el Padre?: No es un objeto real (aunque
interviene como tal para efectivizar la
castración) y tampoco es un objeto ideal. El padre es el
padre simbólico.
Metáfora--------> Es un Significante que viene en
lugar de otro Ste.
El padre es un Ste que sustituye a otro Ste. Este es el
mecanismo de intervención del padre
en el Edipo.
Función del padre: el padre tiene la función de ser un
Ste (N. del P.) que sustituye al
primer Ste introducido en la simbolización, el Ste
materno llamado “Deseo de la madre”. El
padre ocupará el lugar de la madre, siendo que la madre
está vinculada con algo que es la
X, el Significado en la relación con la madre.
La madre es quién va y viene. (Fort-da). El niño-bebé es
un pequeño ser ya capturado en lo
simbólico y que aprendió a simbolizar.
El significado es X: Me encantaría ser lo que ella quiere
pero a ella le interesa otra cosa,
quiere otra cosa. A lo que le da vueltas es a la X (falo,
qué quiere el Otro, qué quiere mi
madre?, en el Grafo). El significado de sus idas y
venidas es el falo.
El bebé es el objeto parcial: es el falo, cuando él se
pregunta lo que significa que ella va y
viene.
El niño puede entrever pronto lo que es la X imaginaria y
cuando lo comprende se hace falo.
¿Cuál es la vía simbólica?: Es la metáfora que se sitúa
en el Icc. La metáfora se
produce en tanto el padre como Ste sustituye a la madre
como Ste. Toda la cuestión del sin
salida del Edipo puede resolverse planteando la
intervención del padre como la sustitución
de un Ste por otro Ste.
La metáfora paterna la podemos ver en el Tercer Tiempo
del Edipo.
Como para hacer una diferencia entre Freud y Lacan sobre
el Edipo, vemos que Freud pone
el acento en los deseos incestuosos, infantiles e
inconscientes del niño por la madre. Lacan
pone el acento en el Deseo materno.
Seminario 5: “Los 3 tiempos del Edipo”(1).
El lugar donde está la posibilidad de articular el
Complejo de Edipo y su mecanismo y el
Complejo de Castración es en la estructura de la metáfora
paterna.
La estructura dice que hay un sujeto hablante y la
cuestión de sus relaciones en tanto que
habla no puede reducida a un otro, siempre hay un tercero
que es el Otro constituyente de
la posición del sujeto como hablante, también como
analizante.
Metáfora paterna: simbolización primordial entre el niño
y la madre, poner al padre en el
lugar de la madre. Lo central es en “ el lugar de”.
Debemos admitir el triángulo edípico como una relación
simbólica.
Primera relación: madre-niño. El niño experimenta las
primeras realidades de su contacto
con el medio viviente. Si se hace entrar al padre es
porque dibujaremos objetivamente la
situación aunque para el niño todavía él no entró.
El padre es el real, sólo lo será en tanto que las
instituciones le confieren su “Nombre del
Padre”.
La posición del N. del P., la calificación del padre como
procreador, es un asunto situado en
un nivel simbólico. Puede realizarse de acuerdo con las
diversas formas culturales pero en
sí no depende de la forma cultural, es una necesidad de
la cadena del Ste. Lo importante es
que sancione en un Ste que aquel con quien se practicó el
coito.
Triángulo Simbólico: Hay una relación entre este ternario
(triángulo) simbólico y lo que se
planteó del ternario imaginario para presentar la
relación del niño con la madre, el niño
depende del deseo de la madre, de la primera
simbolización de la madre y de nada más.
Mediante esta simbolización, el niño desprende su
dependencia respecto del deseo de la
madre de la pura vivencia de dicha dependencia. Y se
instituye algo que se subjetiva en un
nivel primordial de la madre como aquel ser primordial
que puede estar o no estar.
En el deseo del niño, el de él, este ser es esencial.
¿Qué desea el sujeto?: No se trata de sus cuidados ni
contacto, tampoco de la presencia
de la madre sino de la apetición de su deseo.
De esta primera simbolización en la que el deseo del niño
se afirma se esbozan todas las
complicaciones posteriores de la simbolización, porque su
deseo es el deseo de la madre.
Se abre dimensión por la cual se inscribe lo que desea
objetivamente la propia madre en
cuanto ser que vive en el mundo del símbolo, en un mundo
parlante.
Esta simbolización le abre al niño la posibilidad de que
la madre puede desear en el plano
imaginario. Así es como el deseo de otra cosa hace su
entrada de forma confusa y virtual:
hay en ella el deseo de otra cosa distinta que satisfacer
mi propio deseo.
Esto no se efectúa sin la intervención de algo más que la
simbolización de aquella madre
que va y viene. Ese algo más que hace falta es la
existencia detrás de ella de todo el orden
simbólico del cual depende y que permite acceso al objeto
de su deseo, que es un objeto
especializado y marcado por la necesidad instaurada por
el sistema simbólico que es
impensable de otra forma sin su prevalencia. Tal objeto
es el falo y a su alrededor gira la
dialéctica de las relaciones de objeto (seminario 4).
¿Por qué es necesario este objeto fálico en ese lugar?:
Porque es privilegiado y dirige el
orden simbólico.
Hay una relación de simetría entre el Falo que está en el
vértice del Triángulo imaginario y
el padre que se encuentra en el vértice del Triángulo
simbólico. Esta no es una simetría
simple, es un vínculo de orden metafórico. ----->
Dialéctica del Edipo.
Génesis del Edipo: la posición simbólica del Ste N. del
P. es fundadora de la posición del
falo imaginario.
Tiempos Lógicos--------> Constitución del Falo
imaginario como objeto privilegiado.
Deseo del Otro (el deseo de la madre) tiene un más allá y
para alcanzarlo se necesita una
mediación y tal mediación la da la posición del padre en
el orden simbólico.
La relación del niño con el falo se establece porque el
falo es el objeto de deseo de la
madre. Este elemento fálico desempeña un papel activo en
las relaciones del niño con la
pareja parental.
El padre en tanto priva a la madre del objeto de su deseo
(falo) desempeña un papel
principal en la neurosis y en todo el curso del Edipo. El
padre priva a alguien de lo que no
tiene, es decir, priva de algo que sólo tiene existencia
porque lo hace surgir en la existencia
en cuanto símbolo.
El padre no puede castrar a la madre de algo que ella no
tiene. Pero igual es una privación
porque toda privación real requiere de la simbolización.
Es en el plano de la privación de la
madre donde, en un momento dado de la evolución del
Edipo, se plantea para el sujeto la
cuestión de aceptar de simbolizar él mismo, de convertir
en Ste, esa privación de la que la
madre es objeto. Esta privación, el sujeto infantil a
asume, la acepta o la rechaza.
Declive del Edipo: cuando el sujeto, el niño se
identifica con el padre pero hay un momento
anterior cuando el padre entra en función como privador
de la madre, se perfila detrás de la
relación de la madre con el objeto de su deseo como “el
que castra”, lo que es castrado es
la madre, no el sujeto.
Si el niño NO acepta la privación del falo en la madre,
operada por el padre, mantiene una
forma de identificación con el objeto de la madre, ese
objeto presentado como objeto rival y
esto si se trata de fobia como neurosis o perversión.
¿Por qué el niño no acepta que la madre sea privada del
falo? (por su padre). ¿Hasta
qué punto el niño mantiene su identificación con el falo?
Hay grados y esta relación no
será la misma en la neurosis, psicosis y en la
perversión. Es una configuración nodal en
todos los casos.
El niño se plantea lo siguiente: “ser o no ser el falo”
(sujeto en posición de elegir). Esta
frase fue empezada por los padres. Dicha frase debe
sostenerse mediante cierta posición
recíproca de los padres.
“Ser o no ser el falo”
“Tener o no tener el pene” Hay diferencias-----> C. de
Castración: Función: que el niño
sea hombre, que la niña sea mujer.
Tener o no tener: se soluciona por medio de la
castración, mediante intervención del padre,
vemos que el niño tiene derecho de tener pene y falo.
Para tenerlo hubo un momento en
que no lo tuvo. La posibilidad de estar castrado es
importante en la asunción de tener el
falo.
¿Acepta o no acepta la privación de la madre? Si no
acepta, sea hombre o mujer, será
el falo.
En una primera instancia, no se necesita al padre. El
sujeto se muestra completo y
omnipotente junto a la madre, se muestra a la madre y le
hace ofrecimientos, es un
momento cercano a la identificación imaginaria con el
falo.
El padre entra en el juego como portador de la ley, como
prohibidor del objeto que es la
madre. La función del padre (N. del P.) está vinculada
con la prohibición del incesto
(castración). El padre hace de obstáculo entre el niño y
la madre, es el portador de la ley
pero de derecho mientras que de hecho interviene de otra
forma y también de otra forma se
manifiesta su falta de intervención.
El padre en tanto que es culturalmente el portador de la
ley, el padre en tanto que está
investido del Ste del padre interviene en el Edipo de
forma concreta y escalonada.
Sólo después de haber atravesado el orden simbólico (ya
constituido), la intención del
sujeto, su deseo (que pasó al estado de demanda)
encuentra aquello a lo que se dirige, su
objeto primordial (madre). El deseo es algo que se articula.
El mundo donde entra y
progresa es un mundo donde reina la palabra que somete el
deseo de cada cual a la ley del
deseo del Otro.
La demanda del sujeto franquea la línea de la cadena del
Ste que está latente y
estructurante.
La primera prueba que tiene de su relación con el Otro la
tiene con el primer Otro (madre)
en tanto ya la simbolizó. Esta primera simbolización se
da en el juego de presenciaausencia
(fort-da).
Si esta intención o esa demanda puede hacerse valer ante
el objeto materno es porque
atravesó la cadena ste, el campo del Otro, el campo del
Lenguaje.
Por eso el niño que constituyó a su madre como sujeto
sobre la base de la primera
simbolización se encuentra sometido, por anticipación, a
la ley. Es una metáfora.
La ley de la madre es el hecho de que la madre es un ser
hablante y con eso basta para
legitimar la ley de la madre. Aunque esta ley es una ley
incontrolada. Reside, para el sujeto,
en el hecho de que algo de su deseo es dependiente de
otra cosa que se articula ya en
cuanto tal, que pertenece al orden de la ley pero esta
ley está entera en el sujeto que la
soporta en el buen o mal querer de la madre.
¿Qué ocurre con el niño en el comienzo de su vida?:
debemos ver al niño como un
sujeto, como aquel de quien emana la demanda, aquel donde
se forma el deseo y en
análisis de la dialéctica del deseo.
El niño comienza como súbdito porque se experimenta y se
siente de entrada sometido al
capricho de aquello de lo que depende (aunque el capricho
esté articulado).
El niño para no ser un súbdito necesita que aparezca algo
que le de miedo ( Juanito y el
caballo).
Padre y madre del niño: lo que cuenta es la función en la
que ambos intervienen. En
primer lugar el Ste N. del P., único Ste del padre. En
segundo lugar: la palabra articulada del
padre. En tercer lugar: la ley en tanto que el padre está
en una relación íntima con ella. Lo
esencial es la madre quien fundamenta al padre como
mediador de lo que está más allá de
su ley, la de ella y la de su capricho: la ley
propiamente dicha.
Se trata del padre en cuanto Ste vinculado con la
enunciación de la ley, como nos lo
anuncia y lo promueve todo el desarrollo de Freud. Es a
este respecto como es aceptado o
no aceptado por el niño como aquel que priva o no priva a
la madre del objeto de su deseo.
Tiempos del Edipo:
1) Célula narcisista madre-niño. Lo que el niño busca, en
cuánto deseo de deseo, es
poder satisfacer el deseo de su madre, es decir, “ser o
no ser” el objeto del deseo de
la madre. Así se introduce su demanda en A. Vemos la
relación del niño con el
deseo de su madre (no con la madre). Aquí el sujeto se
identifica en espejo con lo
que es el objeto de deseo de la madre (falo). Es la etapa
fálica primitiva, cuando la
metáfora paterna actúa en sí, al estar la primacía del
falo ya instaurada en el mundo
por la existencia del discurso y de la ley. El niño sólo
capta el resultado. Para
gustarle a la madre basta con ser el falo (se identifica
imaginariamente con él).
2) En el plano imaginario interviene el padre como
privador de la madre y esto significa
que la demanda dirigida al Otro si obtiene un relevo es
remitida a un tribunal
superior. Eso con lo que el sujeto interroga al Otro, al
recorrerlo todo, encuentra
siempre en él al Otro del Otro, su propia ley. Aquí se
produce lo que hace que al
niño le vuelva la ley del padre concebida imaginariamente
por el sujeto como
privador para la madre. Este es el estadío nodal y
negativo por lo cual lo que
desprende al sujeto de su identificación lo liga con la
primera aparición de la ley en
la forma de este hecho (la madre es dependiente de un
objeto que ya no es el objeto
de su deseo, sino que es un objeto que el Otro tiene o no
tiene).
3) De la segunda y de esta etapa depende la salida del
Edipo. El padre demuestra que
dará el falo sólo en la medida en que es portador de la
ley. De él depende la
posesión o no por parte del sujeto materno de dicho Falo.
Si la segunda etapa fue
atravesada, en el tercer tiempo necesitamos un padre que
mantenga la promesa.
Puede dar o negar el falo porque él lo tiene pero debe
dar una prueba. El padre
interviene como el que tiene el falo y no como el que es,
y por eso se produce el giro
que instaura la instancia del falo como objeto deseado
por la madre.
El padre todopoderoso es quien priva a alguien de algún
objeto. Este es el padre en el
segundo tiempo. La castración ejercida era la privación
de la madre y no del niño.
Tercer tiempo: el padre puede darle a la madre lo que
ella viene deseando y se lo puede
dar porque él lo tiene. Aquí interviene el hecho de la
potencia en el sentido genital de la
palabra (el padre es un padre potente). Por eso la
relación de la madre con el padre vuelve
al plano real.
Primer tiempo: el padre interviene de una forma velada.
Esto no impide que el padre exista
en la materialidad en el mundo, debido a que en este
reina la ley del símbolo. Por eso la
cuestión del falo ya está planteada en algún lugar en la
madre, donde el niño ha de
encontrarla.
Segundo tiempo: el padre se afirma en su presencia
privadora, sólo si es quien soporta la
ley. Esto ya no lo hace de forma velada sino que proviene
de una forma mediada por la
madre, que es quien lo establece como quien dicta la ley.
Le da permiso de intervenir.
Tercer tiempo: el padre se revela en cuanto a lo que él
tiene (y no es)---->el Falo. Es la
salida del Edipo. Dicha salida es favorable si la
identificación con el padre se produce en
este tercer tiempo, en el que interviene como quien tiene
el falo. Esta identificación se llama
Ideal del Yo. Se inscribe en el triángulo simbólico en el
polo donde está el niño, en el polo
materno se constituye la realidad y en el polo paterno se
constituye el Superyó.
Aquí el padre interviene como real y potente. Este tiempo
viene después de la privación o
castración que afecta a la madre (la madre imaginada) por
el sujeto, en su posición
imaginaria, la de ella, de dependencia.
Si el padre es interiorizado en el sujeto como Ideal del
Yo y el Edipo declina es en la medida
en que el padre interviene como quien tiene el falo.
El niño tendrá en reserva todos los títulos en el
bolsillo para usarlos en el futuro. El papel
que tiene la metáfora es de tener algo en reserva para
usarlo después, su significación
viene después. El niño tiene el título para ser un
hombre, el título de la virilidad.
Edipo-Castración en Niña: ésta tercera etapa según Freud
es diferente al varón porque
ella ya sabe dónde está eso que desea, el falo, y sabe
también quién lo tiene y dónde debe
buscarlo, en el padre, de modo que se dirige a él. Ella
no se identifica con su padre ni tiene
que conservar ningún título de virilidad.
Seminario 5: “Los 3 tiempos del Edipo” (2).
Metáfora paterna------>C. de castración
Primer tiempo: relación del niño con el deseo de la
madre. Es el deseo de deseo. No es lo
mismo desear algo que desear el deseo de un sujeto. Este
deseo de deseo implica estar en
relación con el objeto primordial que es la madre y
haberla constituido como tal que su
deseo pueda ser deseado por otro deseo particularmente el
del niño.
Aquí el niño está aislado y desprovisto de todo lo que no
sea el deseo de aquel Otro
(materno) que él ya constituyó como el Otro que puede
estar presente o ausente.
El falo es el objeto que está en el centro de esta
dialéctica subjetiva. Se trata del falo en
cuanto deseado por la madre. Este objeto desempeña un
papel en la estructura subjetiva de
la madre. El Falo es un objeto Metonímico.
En el Ste debemos conformarnos de situarlo como un objeto
metonímico. Debido a la
existencia de la cadena de Stes el falo circulará por
todas partes en el significado (y es acá
donde resulta la existencia del Ste).
La experiencia enseña que este Ste adquiere, para el
sujeto, un papel universal: es un
objeto universal.
Segundo tiempo: padre interviene en calidad de mensaje
para la madre. Él tiene la palabra
y lo que enuncia es una prohibición, un NO que se
transmite allí donde el niño recibe el
mensaje esperado de la madre.
Este mensaje no es únicamente el “no te acostarás con tu
madre”, dirigido al niño, sino que
también es “no reintegraras tu producto”, dirigido a la
madre.
Esta prohibición llega hasta el Otro donde el padre se
manifiesta en cuanto Otro. El niño
resulta cuestionado en su posición de Súbdito.
Tercer tiempo: padre interviene en tanto él tiene el
falo. Interviene para da lo que está en
juego en la privación fálica. Se manifiesta en el acto
del DON. El mensaje del padre se
convierte en el mensaje de la madre en tanto que ahora
permite y autoriza. Por mediación
del don o del permiso de la madre, el niño obtiene esto:
se le permite tener un pene para
más adelante (en la pubertad). Aquí está la fase del
declive del Edipo: el título en el bolsillo,
donar el Ste N. del P. tener una carretera principal. El
ser alguien idéntico al padre.
El falo en la madre no es únicamente un objeto
imaginario, es también un “inyecto” (cuando
a ella le introducen dentro de su cuerpo el falo).
“Adyecto” (cuando se desea algo que le
falta, el falo. No porque ella lo tenga o no en el plano
imaginario).
El falo interviene como falta, como el objeto del que
está privada.
Intervención del Padre en la dialéctica del Edipo en la
Psicosis:
En la psicosis, el Ste N. del P., el padre en cuanto
función simbólica está forcluido. Aquí el
padre no interviene en cuanto portador de la ley. Está la
intervención en bruto del mensaje
no sobre el mensaje de la madre al niño.
El presidente Schreber en un momento donde debe hacer
responder este Ste N. del P., en
su lugar, allí donde no puede responder (porque nunca
llegó a estar) ocurre que surge en su
lugar, la estructura psicótica.
Dicha estructura se realiza mediante la intervención
masiva, real, del padre más allá de la
madre, al no apoyarse está en él como un promotor de la
ley.
Seminario 8: La Transferencia: “La Metáfora del Amor”.
Posición de Erastés (amante) y Erómenos (amado), vemos la
dialéctica de “El banquete” de
Platón que permite introducir la noción del problema del
amor. Este problema nos interesa
para comprender qué es lo que ocurre en el fenómeno de la
transferencia.
Metáfora del Banquete: vemos una imagen que representa un
sátiro que en su interior
contenía otra cosa, una cosa preciosa que no sabemos y
deseamos.
Alcibiades compara a Sócrates con esos pequeños objetos.
El seminario apunta a saber
que hay de esos objetos preciosos en el análisis.
Hay que abordar el problema del amor entre el analizante
y el analista, manifestado
mediante el fenómeno de la transferencia. Todo analista
lo conoce y se intenta abstraer de
él, evitandolo. Lo mejor que podemos hacer es partir de
una interrogación acerca de aquello
que el fenómeno de la transferencia imita al máximo hasta
confundirse con el amor.
“Amor de Transferencia” de Freud, aquí se sitúa la
transferencia respecto a eso con lo que
está relacionado. Siempre hay algo de suspenso en el tema
del amor.
“Sujeto Supuesto Saber”: el paciente viene a vernos por
el principio de que supone que
no sabe lo que tiene (aquí se ve la implicación del ICC,
el “no saber”). Es así cómo se
establece el punto que puede vincular nuestra ciencia a
la tradición del “conócete a tí
mismo” de Sócrates. Hay una diferencia y el acento está
puesto en ese “no saber”.
Freud y la finalización del análisis: lo que se encuentra
al final quien sigue el camino del
análisis es una falta. A esta falta la llamamos
Castración, esto es un signo, una metáfora.
El desarrollo, entre el inicio y la finalización del
análisis, es la revelación del Otro ICC. Todo
esto puede ser escuchado como un enigma (pero no lo es).
Erastés (amante) lo que le caracteriza es lo que le
falta, aunque no sabe qué es lo que
le falta por la implicación del ICC y sus efectos.
Erómenos (amado): es el objeto amado. Él no sabe lo que
tiene, lo que tiene
escondido y que es valioso. Lo que tiene es aquello que,
en la relación del amo, es
llamado a Revelarse, a hacerse presente. El amado no sabe
lo que tiene, mientras que al
amante le falta algo pero no sabe qué es lo que le falta,
es un enigma.
Entre amado y amante no hay coincidencia. Lo que le falta
al amante no está escondido en
el otro, el amado. Ahí está el problema del amor: no hay
complementación de uno con el
otro.
Metáfora del amor: el amor como significante es una
metáfora, es decir, habrá una
sustitución de un ste por otro ste.
La Significación del amor se produce cuando la función
del amante como sujeto de la falta,
es sustituida por la función del amado, ocupando su lugar
(Amante sustituido por el amado).
Seminario 8: La transferencia: “La Ágalma”.
Ágalma: se entiende como un adorno como algo brillante,
precioso y atrayente. Algo
deseado por otros.
“Lo importante es lo que hay en el interior”. Ágalma
puede significar una joya. La cosa
mágica y deseada, debe despertar en todo analista el
registro de la temática del falo porque
su fantasma, encontrado en el objeto infantil, se
encuentra en el horizonte.
Lo que se destaca es la función fetiche del objeto. No se
enseña la función del fetiche pero
sí se mostrará la función que esto ocupa en su lugar.
Ágalma está relacionada con imágenes importantes: Caballo
de Troya por ejemplo.
Ágalma es algo que se usa en los sacrificios para los
dioses y a ellos eso les gusta. Es un
objeto que está en el centro, es un objeto parcial .
¿Cuál es su función?
El sujeto con quien tenemos el vínculo de amor es también
el objeto de nuestro deseo:
¿Que deseamos de él? algo deseamos del objeto. Deseamos
la Ágalma. Si este objeto
nos apasiona es porque dentro de él, oculto en él, se
encuentra el objeto del deseo: la
agalmata.
La Ágalma está presente como objeto de deseo desde el
principio de todo desarrollo de la
dialéctica del amor, ya presente como objeto de deseo.
Seminario 8: La transferencia: “Entre Sócrates y Alcibíades”.
En Sócrates encontramos Agalmata y ésto es lo que provoca
el amor de Alcibíades. Este
último produce un discurso dirigido a Sócrates y él lo
interpreta. Interviene interpretando, tal
como lo hace un Analista a Analizante.
Elogiar uno al otro tiene una función metafórica,
simbólica. (Entre el que habla y aquel de
quien se habla hay una función de metáfora amorosa).
A Sócrates hay que abrirlo para ver en su interior la
agalmata. Cuando habla él todos
quedamos poseídos, es el efecto que nos provoca las
palabras del analista. Por este motivo
en él se encuentra, en su interior, aquel tesoro, aquel
objeto indefinible y precioso que tras
desencadenar su deseo fija su determinación.
Basta con que Sócrates se declare a Alcibíades para que
este último pudiera conseguir de
él lo que está en juego, lo que él mismo define como todo
aquello que Sócrates sabe.
Alcibíades desarrolla su discurso como un arte, busca
seducir a Sócrates, su amado.
El hecho de que Sócrates se niegue a entrar en el juego
del amor con Alcibíades está ligado
a que él sabe, sabe qué es lo que está en juego en las
cosas del amor, incluso es lo único
que sabe. Si Sócrates no ama es porque sabe.
Sócrates a Alcibíades : “Allí donde tú ves algo, yo no
soy nada”. Analizante quiere ser
poseído por el analista pero éste último no tiene el
poder para hacer eso. Sócrates rehúsa
mostrarse a Alcibíades la metáfora del amor. La metáfora
del amor en tanto Sócrates
admite ser el amado inconscientemente. Pero Sócrates
sabe, rechaza haber sido el amado,
el deseable. Él se niega porque considera que no hay nada
en él que puede ser amado. Su
esencia es un vacío. “Él no sabe nada en cuestiones sobre
el amor”.
Se plantea ante Alcibíades que no puede mostrarle los
signos de su deseo porque rehúsa
haber sido él mismo un objeto del deseo de Alcibíades.
Sócrates se comporta como lo haría un analista.
Alcibíades termina su discurso y espera
una devolución de parte de Sócrates. Alcibíades quiere,
desea la Ágalma que está dentro
de Sócrates.
Alcibíades revela la función central en la articulación
de la relación de amor. Por eso
Sócrates se niega a responderle y le dice “hablamos otro
día” como lo hace un analista.
Lo que desea Alcibíades es aquel objeto único que vio en
Sócrates y que éste le aparta
porque sabe que él no lo tiene. Aún así Alcibíades sigue
deseando lo mismo. Busca la
agalmata. Sócrates sustituye lo que se llama el “señuelo”
de los dioses por su propio
señuelo.
Ser amado significa entrar en la escala de lo deseable.
Alcibíades muestra la presencia del
amor sólo en la medida que sabe que Sócrates puede
equivocarse.
Seminario 11: “La presencia del Analista”
(El arte de escuchar)
Transferencia: representada como un afecto positivo o
negativo (contratransferencia).
Positiva es amor. Transferencia negativa no es odio.
Transferencia positiva es cuando nos
miran con buenos ojos, confianza, etc.
La transferencia estructura todas las relaciones con ese
otro que es el analista. Concepto
determinado por la función que tiene en la praxis
analítica.
Con ella regimos la manera de tratar a los pacientes. Es
un producto de la situación
analítica pero no significa que sea exclusiva de la
práctica analista ni tampoco del analista.
El concepto del Inconsciente, dice Lacan, no puede
separarse de la presencia del analista.
Lo presencia del analista es una manifestación del
inconsciente. Esto brinda un acceso
rápido a la formulación que se destaca: la del movimiento
del sujeto que se abre para luego
cerrarse en pulsación temporal.
Es necesario ver el inconsciente como los efectos de la
palabra sobre el sujeto. Aquí se le
devuelve su lugar al Icc freudiano.
El ICC es la suma de los efectos de la palabra sobre un
sujeto, en el nivel en que el sujeto
se constituye por los efectos del Ste.
La presencia del analista debe incluirse en el concepto
del ICC. Ella justifica el
mantenimiento dentro del análisis, de la posición
conflictiva necesaria para la existencia
misma del análisis. Se descansa en un conflicto
fundamental.
La causa del ICC debe concebirse como una causa perdida.
El concepto de repetición hace tropezar con el dilema
entre asumir nuestra implicación
como analistas. “lo que no puede ser recordado se repite
en la conducta”. Esta conducta se
ofrece a la reconstrucción del analista.
El Otro es el lugar de la palabra, el lugar de la verdad.
El Otro está presente desde antes en
la revelación subjetiva. Está presente cuando comienza a
asomarse algo del ICC.
La interpretación del analista recubre el hecho de que ya
el ICC (sueños, lapsus, chistes o
síntomas) proceden mediante la interpretación. El Otro
está presente cada vez que el ICC
se abre.
El analista debe esperar la transferencia para empezar a
dar la interpretación. Ésta es
la línea divisoria entre la buena y mala manera de
concebir la transferencia
Nudo gordiano: permite el cierre del ICC.
Cierre de la Transferencia: es causada por el Objeto a.
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